La semana pasada debutó en Bebop un dúo insólito: el guitarrista Juan Falú, con Mariano Loiácono en trompeta y flugelhorn. Aunque era sábado, que es mi noche más cargada de trabajo, adelanté todo lo que pude para escaparme un rato, porque no quería perderme ese encuentro del folklore con el jazz. Valió la pena.
A ellos mismos se los veían algo desconcertados. Hasta que se metieron de lleno y, tema por tema, fue fluyendo un relato musical virtuoso. Se notaba mucho el respeto y la admiración recíprocos entre el tucumano y el cordobés.
Falú parecía el más cómodo, porque hacía lo suyo catequizando a un nuevo compañero. En cambio Loiácono sabía que se estaba aventurando en un territorio desconocido, a puro riesgo. Creo que salió maravillosamente bien parado. Su música fue más íntrospectiva o más íntima que de costumbre. Le dejaba marcar el camino a Falú y construía a partir de lo que armaba su compinche, copa de vino en mano y plena disposición para hablar con quienes escuchábamos.
Lo único disponible son las versiones de cada uno por separado, antes del jubiloso encuentro, para que los vayas conociendo, porque sospecho que la aventura se va a repetir. A Falú podés escucharlo solo, en dos chacareras preciosas.
Mariano, en cambio, grabó este dúo con Adrián Iaies (tambien aparece un bajo), que a pesar de su jazzismo me parece un antecedente de lo que ahora está haciendo con Falú. Y después con su quinteto, donde lo acompaña en el saxo, el fenómeno de su hermano, Sebastián.
Pero después me tiré el lance y le pregunté a Mariano si tenían algún registro casero durante los ensayos. Imaginé que Marcelo podría hacérselo llegar a su Aborigen, porque sospecho que le puede gustar.
Creí que me había salido redondo. Por suerte registraron esta primera presentación, que el flyer de Bebop presentó como un concierto, no como un show ni un recital. Mariano iba a revisar la grabación y seleccionar algunos temas, para que puedas darte una idea de la exquisitez que tuve el privilegio de compartir. Pero anoche todavía no habían encontrado la cinta y hubo que conformarse con estos fragmentos de videos, que hoy navegan en este cohete en dirección a la luna, para que todo el universo atisbe la calidad del arte y la cultura que se produce en medio de las ruinas de nuestro querido país.
Espero que haya más.
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