Donde más duele
Suspensiones de AUH en el ANSES
¿Cómo le digo a mi marido que no cobré? Va a pensar que me gasté toda la plata. Yolanda es una de las mujeres de una barriada pobre de Solano con documento de identidad terminado en cero. El 12 de agosto, tan sólo un día después de las primarias, cuando el dolar escalaba los 60 pesos, debía haber cobrado por sus dos hijos 3.000 pesos de la Asignación Universal por Hijo (AUH), descuento incluido por un crédito. Está separada por violencia de género, luego de un juicio en el que pidió restricción perimetral de quien todavía menciona como su marido. Sus hijos decidieron quedarse con él. Ella no tiene la tenencia. Pero esos 3.000 pesos debe pasárselos a él para pagarles la olla. El dinero no estaba depositado en el banco. No fue el único caso.
En paralelo a los anuncios en modo campaña del Presidente Mauricio Macri con promesas de dos mil pesos de ingresos para el bolsillo de la clase media que lo abandonó en las primarias, salía ese mismo monto de ingresos desde distintas ventanillas destinadas a la población más vulnerable del país. Cuestión de prioridades.
Según el calendario de los últimos meses, el ANSES debía haber comenzado a pagar el lunes pasado las asignaciones de la AUH destinadas a 2.200.000 personas. Los pagos siempre son iguales: primero cobran los beneficiarios de los documentos terminados en cero, al día siguiente los terminados en uno, y así sucesivamente. Yolanda sabía desde el mes pasado que este mes iba a cobrar el día 12, tal como sucede en este caso:
El problema no sólo es que no cobró. Sino que ella que es habitante de un mundo de necesidades de a pesos y urgentes, le dijeron que debía esperar hasta el martes 20, una semana más.
Idénticas situaciones se produjeron en Berazategui, Avellaneda y Quilmes, Santiago del Estero, Entre Ríos, Formosa y Córdoba. Noemí Viera del barrio de Itatí en Quilmes recibió la primera llamada de parte de su hermana Elizabeth. Embarazada, también con documento terminado en cero, debía cobrar la asignación de dos hijos también el lunes 12. Cuando llamó al banco le dijeron que el ANSES no había depositado la plata. Cuando llamó a ANSES le dijeron que el depósito iba a estar el martes 20. Una semana después.
"No es un dinero que acá la gente usa para irse de viaje o comprar dólares", dice Noemí. "La gente necesita ese dinero y no le da lo mismo cobrar el 12, 20 o el 23. Lo que nosotros vemos es que le sacan la plata a los de menos recursos porque están seguros de que no llama o llama y le dan explicaciones que no se entienden, pero saben que no van a ir y organizarse para hacer una manifestación en Plaza de Mayo".
El volumen total de afectados aún es un número ciego. Pero los delegados de ANSES explicaron que durante la semana los teléfonos ardieron por el mismo tipo de consultas. Diego García es delegado general de ATE-ANSES. "La problemática se extiende en todo el país y al pago de todo tipo de asignaciones", dice. "Las suspensiones de pago son masivas, la atención telefónica y presencial en ANSES está desbordada por este problema y la situación social de las familias que dejaron de percibir es crítica."
El número de afectados aún no se conoce, pero sólo una regional calculó una interrupción del pago para sus beneficiarios de 160.000 personas. Si cada AUH es de 2.200 pesos, la suma es de 48 millones de pesos. Una de las sospechas de los beneficiarios es que ese dinero que no les llegó haya alimentado un juego del Estado con la bicicleta financiera. Pero la explicación es distinta.
El ANSES está implementando un nuevo sistema de unificación de las asignaciones familiares que concentra los datos de los beneficiarios de la AUH y el Sistema Único de Asignaciones Familiares (SUAF), destinado a empleados y empleadas registradas. El nuevo sistema se llama CUNA, Cobertura Universal de Niñez y Adolescencia. Lo que acaba de pasar es que por la implementación del CUNA ocurrió un corrimiento de las fechas de pago. El problema no es ese, entonces, porque el dinero llegará. Si no que no fue preanunciado: la gente fue al banco y encontró que no cobró. Y eso multiplicado por miles de beneficiarios parece dejar de ser un problema de comunicación, para trasformarse en una activa política del a mí qué me importa.
"El problema se corrige con la modificación del calendario de pago —sigue García—, pero esa información no está comunicada claramente ni hacia adentro (a los empleados), ni hacia afuera por parte de las autoridades de ANSES". Dice y explica que habla en función de un reclamo generalizado que crece entre los trabajadores por las pésimas condiciones de trabajo en las que deben atender estas situaciones sin saber qué decirle a las titulares de la AUH. Eso lo percibe la gente.
Una mujer con los hijos internados en el Garrahan esperaba el dinero para pagar el alquiler. No le llegó. Valeria del barrio de Plátanos en Berazategui esperaba el dinero para pagar las cuotas de deudas. No llegó. Soledad tiene el número de documento terminado en tres, debía cobrar el jueves 15 en el Superville. A ella le pasó lo mismo que a Elizabeth, cuando logró hacerse el tiempo para salir del trabajo e ir a preguntar al banco, le dijeron que el dinero no estaba. Tiene dos cuñados con AUH, uno cobró, el otro no. Ese mismo jueves 15 llamó a ANSES. Le dijeron que se estaba implementado el CUNA y que estaban atrasados. El 15 ya había usado el dinero que tenía para pagar servicios y esperaba la AUH para pagar la comida de tres hijos de 18, 16 y 9 años de edad. Su AUH es de 4.400 pesos porque le pagan por dos de los tres. Sólo la carne para hacer milanesas de ese día le costó 300 pesos, sin contar pan rallado, huevos, algo para acompañarlas y el jugo porque gaseosa no toman más.
El estado de alarma que despertó esta noticia en los barrios es explicado por otro antecedente. Cada mes, el ANSES suspende un promedio de 80.000 AUH porque los beneficiarios cambian a otros programas. En mayo, la suspensión escaló a 171.000 beneficiarios: un recorte de más de 376 millones de pesos. Como siempre, hubo dos tipos de razones. Una técnica, explicada también a los trabajadores que esa vez sí pudieron contar con argumentos para responder. Y una política.
La explicación técnica fue la implementación por primera vez de un cruce de datos a partir del cual ahora el ANSES sacó la asignación a familias que presuntamente contaban con diversos tipos de ingresos que les permitían superar el salario mínimo, vital y móvil. Y la palabra clave es presunto. En paralelo emitió un formulario con un detalle de los tipos de presunciones que justificaban sacarles el AUH. Quienes perdían el beneficio, debían ir al ANSES a llenar el formulario a modo de declaración jurada para exigir que se les devuelva la asignación. Aquí las cinco presunciones en vigencia desde mayo:
Y además:
"No puede ser que por una presunción hayan dejado a miles de pibes afuera de la asignación", dice García. Y como siempre, la razón política parece escondida detrás de la técnica. En este caso, la presunción de pobreza otra vez.
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