DISPAREN SOBRE LOS JUECES
La embestida de Trump contra la justicia supera la agresividad de otros gobiernos autocráticos
El creciente enfrentamiento del Presidente Donald Trump con los tribunales federales en Estados Unidos supera en agresividad a los casos comparables observados en países con tendencias autocráticas, sostiene Amanda Taub en el New York Times. Taub es una abogada con especialidad en derechos humanos, que desde Londres escribe para el NYT la columna The Interpreter. Según entiende, a diferencia de líderes que alteraron o reestructuraron los tribunales, Trump actúa como si los jueces fueran ya demasiado débiles para limitar su poder.
En una entrevista con Steven Levitsky, politólogo de Harvard y coautor de Cómo mueren las democracias, se subraya la excepcionalidad de la situación. Levitsky afirma que "sinceramente, nunca he visto nada igual" y que "estos dos primeros meses han sido mucho más agresivamente autoritarios que casi cualquier otro caso comparable que yo conozca de retroceso democrático".
Taub destaca que, si bien hay muchos ejemplos de dirigentes autocráticos que limitan el Poder Judicial llenando los tribunales de jueces obedientes o cambiando las leyes que les dan autoridad, es extremadamente raro que se adjudiquen el poder de ignorar o anular directamente las órdenes judiciales, sobre todo inmediatamente después de asumir el cargo.
La autora compara la situación en Estados Unidos con los casos de Turquía y Hungría. En Turquía, el Presidente Recep Tayyip Erdogan ha purgado a miles de jueces como parte de un esfuerzo por consolidar el poder, pero esto requirió décadas de esfuerzo y múltiples cambios constitucionales. En Hungría, el primer ministro Viktor Orbán llenó los tribunales constitucionales de jueces amigos y obligó a cientos de otros a jubilarse, pero lo hizo a lo largo de varios años, utilizando enmiendas constitucionales y cambios administrativos.
Taub señala que, durante el pasado fin de semana, el gobierno de Trump hizo caso omiso de la orden de un juez federal de no deportar a un grupo de hombres venezolanos, y posteriormente intentó justificar sus acciones con argumentos que los expertos jurídicos han calificado de "frivolidad".L os defensores de las políticas del gobierno de Trump afirman que los jueces tienen demasiado poder sobre el Poder Ejecutivo, afirma.
Taub destaca que Trump subió aún más la apuesta al pedir públicamente la destitución del juez que había emitido la orden, lo que provocó una rara reprimenda del presidente de la corte, John Roberts, quien recordó que "la destitución no es una respuesta adecuada al desacuerdo sobre una decisión judicial".
Levitsky, en la entrevista con Taub, afirma que le cuesta encontrar un precedente para lo que está haciendo el gobierno de Trump. "El fervor con el que estos tipos están adoptando un comportamiento cada vez más abierto y autoritario no se parece en casi nada a lo que he visto. Erdogan, Chávez, Orbán, lo ocultaron", dijo Levitsky.
Taub explica que el conflicto entre el gobierno de Trump y el juez James Boasberg se refiere nominalmente a la deportación, pero los expertos jurídicos dicen que se ha convertido en un enfrentamiento sobre si los jueces deberían poder limitar en absoluto al Poder Ejecutivo. Trump calificó al juez Boasberg de "lunático radical" y pidió su destitución en las redes sociales.
La autora cita declaraciones del Vicepresidente JD Vance y del zar de fronteras de Trump, Tom Homan, quienes cuestionan la autoridad de los jueces para controlar el Poder Ejecutivo.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que "un solo juez" no puede ordenar los movimientos de un avión cargado de personas "que fueron expulsadas físicamente de suelo estadounidense".
La táctica del gobierno de Trump es muy poco habitual, según Andrew O'Donohue, académico no residente de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, quien habló con Taub. Normalmente, las batallas sobre el poder de los tribunales han tendido a ser extensiones de las divisiones políticas.
La autora compara la situación en Estados Unidos con los casos de Israel y Turquía, donde los tribunales estaban asociados a ideologías políticas opuestas a los gobiernos de turno.
Taub destaca que Trump y los tribunales federales no son enemigos ideológicos del mismo modo, ya que el Poder Judicial se ha vuelto más conservador en las últimas décadas. Normalmente, los dirigentes suelen obedecer las órdenes judiciales debido a los costos políticos que conlleva desobedecerlas, agrega. Este cálculo podría no aplicarse a Trump, quien ha basado su atractivo político en burlarse de las normas establecidas.
Los Presidentes anteriores, añade, se vieron más limitados por las élites del poder político, pero esta limitación ha desaparecido en la actualidad. Taub explica que los guardianes tradicionales son mucho más débiles, sobre todo cuando líderes como Trump sacan provecho político peleándose con la clase dirigente.
Al explorar las formas en que los tribunales pueden defender su autoridad frente a los ataques del Poder ejecutivo, menciona el apoyo de otros funcionarios gubernamentales y la presión política como mecanismos eficaces. Cuando el ex Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, trató de desafiar las decisiones judiciales durante la pandemia, los alcaldes y gobernadores locales acataron las sentencias judiciales. Esta táctica puede ser más difícil de utilizar cuando la orden afecta directamente a una agencia federal.
Taub menciona que la presión política para proteger el poder de los tribunales también puede ser eficaz, incluso en los casos en que los propios electores de un dirigente presionen en sentido contrario. En Israel, ejemplifica, la movilización masiva de la población obligó al primer ministro Benjamín Netanyahu a suspender una reforma judicial que limitaba el poder de los tribunales. Pero los movimientos de protesta de masas son difíciles de formar y mantener, y hasta ahora hay pocos indicios de que se esté formando un movimiento similar en Estados Unidos.
La presión política también podría proceder del interior de la coalición política de Trump, pero esto requeriría que al menos una decena de republicanos del Congreso se enfrentaran al Presidente. Taub concluye con una nota de preocupación, citando a Levitsky: "Estamos en una mala situación".
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