DISCRIMINACION SOCIAL
Para el vicepresidente de la UIA, “tener 200 millones de pesos es tener un poco más que el promedio"
Desde los orígenes del tiempo la tensión dramática entre la reflexión y la implosión emotiva provocada por el vendaval del miedo definen a la vida humana. Los seres humanos se adaptaron a un mundo hostil, reflexionando sobre las causas de los males que los aquejaban y articulando las acciones y relaciones sociales indispensables para superarlas. La vida social transcurrió así, inmersa en una progresiva división del trabajo y en el desarrollo de relaciones cada vez más asimétricas en cuanto al control y distribución de los afectos, los símbolos, los bienes materiales y el dinero. La vida en sociedad estuvo pues marcada desde un inicio por una compleja trama de relaciones de cooperación y conflicto, de solidaridad y dominación, de inclusión y exclusión. La visibilidad y la funcionalidad de los estereotipos, de las divisiones y de los mecanismos de contención de los conflictos sociales han variado a lo largo del tiempo y de las culturas. Sin embargo, su rol en la reproducción de una grieta discriminatoria inicial ha permanecido inalterable.
En la Grecia antigua, cuna de la civilización occidental, se pensaba que la democracia ateniense expresaba la perfección de un régimen de gobierno basado en la deliberación y la participación ciudadana en la cosa pública. Alejandro Magno proclamaba al régimen político griego como “aquel donde los mejores gobiernan, con leyes comunes a todos y sin distinciones raciales… no me interesa el origen o la raza de los ciudadanos. Solo los distingo en base a su virtud” (juramento de fraternidad en Opis, Babilonia, 324 a.c.). Tras la luminosidad de estas palabras yacía la oscuridad de una estructura de poder que impedía a las mujeres, a los esclavos y a los extranjeros todo acceso a la ciudadanía. Tiempo después, Plutarco habría de arrojar mas luz sobre esta estructura de poder, advirtiendo a sus compatriotas griegos que la desigualdad entre ricos y pobres era la enfermedad más antigua y letal que había aquejado a las repúblicas. Apuntaba así a la concentración del poder económico como una fuente básica de discriminación social.
Con el correr del tiempo, las divisiones y la discriminación social fueron naturalizándose y las palabras y los símbolos se transformaron en un instrumento de importancia crucial para anular la reflexión. Desatando subliminalmente a los miedos atávicos, permitieron ocultar la creciente concentración del poder. A mediados del siglo pasado y en el contexto de una brutal crisis económica, el fascismo y el nazismo hicieron estallar a la luz del día la incompatibilidad explosiva entre el poder económico de los monopolios y la legitimidad de las instituciones políticas de los Estados nacionales. Estos movimientos políticos convirtieron al miedo y al odio racial en el eje de un mecanismo infernal de propaganda estatal, que buscaba anular la reflexión y la capacidad de disenso imponiendo la obediencia compulsiva a un régimen político basado en una feroz concentración del poder político y económico.
Tiempo después, la expansión mundial del capitalismo monopólico y la concentración del poder en todos los niveles de la vida social detonaron globalmente una crisis de legitimidad institucional que hoy busca resolverse, utilizando buena parte de los mecanismos de aquella propaganda fascista. A través del miedo y del odio se busca imponer la primacía de una brutal discriminación social. Hoy las palabras y los signos son armas de guerra que buscan falsear la realidad, confundir y detonar subliminalmente miedos atávicos, destinados a precipitar un comportamiento de rebaño que anule la reflexión y vuelva posible la manipulación de vastos estratos de la población. En el centro de esta maraña están las corporaciones que controlan los medios de comunicación y las redes sociales. Ellas se han convertido en el cuarto Poder que garantiza el status quo. Hoy todo vale con tal de inyectar en los ciudadanos de a pie la urgencia del “sálvese quien pueda”, alentada por la desconfianza y el miedo al otro que, por su mera existencia, compite sin piedad por los afectos, los consumos, y el territorio.
La pandemia ha agudizado los conflictos existentes y la discriminación social brota por los poros de las élites, que navegan los conflictos sociales arropadas hasta la medula con distintos colgajos autoritarios. La información, las ideas y las opiniones son controladas y censuradas abierta y subrepticiamente mientras se machacan subliminalmente los detonantes del comportamientos de rebaño. El miedo de los despojados lo transforman en odio superlativo contra aquellos que, teniendo aún menos, exponen la profundidad del abismo de la exclusión social. Este tumulto de negatividad se empieza a superar cuando se iluminan las raíces estructurales de la discriminación social, se desatan los nudos de la concentración económica y se siembran relaciones sociales y formas de organización basadas en la solidaridad y el control colectivo de las decisiones.
Crisis económica, elecciones y racismo
La masiva intervención de la Reserva Federal en los mercados financieros, a fin de enfrentar la crisis desatada por el cierre de la economía mundial en marzo de este año, ha resultado en un desacople creciente entre las finanzas y una economía real que, cada vez mas endeudada, no logra despegar. Entre enero y fines de mayo el endeudamiento privado paso de representar 150% a 160% del PBI. A su vez el endeudamiento publico pasó de representar 106% a 135% del PBI (nakedcapitalism.com 18 9 2020).
A pesar de ello los estímulos destinados a la reactivación económica se agotaron y la negociación entre demócratas y republicanos para renovarlos se encuentra bloqueada en el Congreso. En este contexto, la presidenta de la Reserva Federal de Cleveland anticipó que “se ha propuesto legislación para que cada norteamericano tenga una cuenta en la Fed en la que esta depositaría dólares digitales, que podrían ser utilizados por los consumidores en caso de una emergencia” (clevelandfed.org 23 9 2020, zerohedge.com 3 8 2020 bloomberg.com. 1 8 2020). Las ventajas y desventajas asociadas a este nuevo mecanismo están siendo estudiadas por las Reservas Federales de las distintas regiones, conjuntamente con el BIS (Bank of International Settlements).
Así, la máxima autoridad financiera está considerando una drástica transformación de las reglas del juego del sistema bancario. Sus transferencias directas de dólares digitales a las cuentas de los consumidores desplazarían a la intermediación de la banca comercial, volviendo obsoleto el sistema bancario tradicional y el rol de la moneda fiduciaria. Si estas medidas se concretan, un puñado de funcionarios de la Reserva, no electos por el pueblo, lograría independizarse completamente del control del Poder Legislativo adoptando por su cuenta estímulos y políticas especificas. Pareciera entonces que la inminencia de un mayor deterioro económico en un contexto político candente ha brindado el espacio necesario para que un reducido grupo de intereses intente profundizar su control sobre los mecanismos de decisión económica.
La muerte de Ruth Bader Ginsburg, jueza de la Corte Suprema de Justicia, ha intensificado el drama político rompiendo el equilibrio entre republicanos y demócratas en este organismo. Trump se apresta a nombrar inmediatamente una reemplazante. Como consecuencia de la decisión demócrata de impulsar el voto por Correo, y de las limitaciones técnicas de este organismo, Trump denuncia un fraude electoral y se niega a una transferencia pacífica del mando si el resultado le es adverso. Así, la Corte Suprema con mayoría republicana tendrá un rol decisivo en la elección del futuro Presidente (bbc.com 24 9 2020, cnn 24 9 2020).
Los principales dirigentes demócratas aseguran que si Trump se rehúsa a entregar el mando será sacado por las Fuerzas Armadas como manda la Constitución, y anuncian crecientes disturbios sociales y raciales durante todo el periodo electoral. La cuestión racial ocupa pues, el centro de la escena política. Sin embargo, la protesta contra la discriminación racial y la represión policial desencadenada desde el mes de mayo ha tenido por epicentro a las ciudades y distritos gobernadxs desde hace décadas por una dirigencia demócrata que no cumplió con sus promesas electorales de inclusión racial y social. Esto último explica el rol del ala progresista de los demócratas en los movimientos de protesta y su avance en las elecciones primarias.
Trump también ha acicateado a sus votantes aludiendo constantemente a la violencia racial y asociándola al partido demócrata y su supuesta ineficiencia para reprimir. Esta semana dio un nuevo paso firmando por decreto (executive order) la prohibición dentro de la administración federal, las Fuerzas Armadas y los contratistas del Estado de todo tipo de entrenamiento que promocione “ideologías y estereotipos raciales que presentan a los Estados Unidos como irremediablemente racista y sexista” (zerohedge.com 2 9 2020).
La “patria de los IFEs” y la desestabilización institucional
Datos recientes del INDEC muestran que en el segundo trimestre del año el PBI cayo un 19.1%, al mismo tiempo que la brecha entre los que tienen mayores ingresos y los que tienen menos creció un 19.1%. Esta desigualdad de los ingresos creció tres veces en un año, al mismo tiempo que los salarios corrieron detrás de la inflación, aumentando respectivamente 36.4% y 42.1%
La pandemia configuró así una verdadera emergencia nacional, donde la multiplicación de contagios y muertes fue acompañada por un mayor empobrecimiento de los asalariados en general, y especialmente de los más vulnerables. Las medidas dispuestas por el gobierno nacional para paliar este impacto no alcanzaron a impedir el grave deterioro económico y social. Entre estas medidas se cuenta el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), un beneficio mensual de $10.000 asignado a 8.9 millones de personas en la informalidad y con escaso o ningún recurso. Esta semana la presidenta del PRO volvió a atacar al Presidente Fernandez, acusándolo de cercenar las libertades y convertir al país en una “patria del IFE” (ámbito.com 23 9 2020). Una vez más el macrismo se niega a visibilizar la pobreza y la estigmatiza apelando a calificativos que despiertan el terror de las clases medias. En esta “patria del IFE” las tomas de tierra son comparables a las tomas de rehenes y hay que desactivarlas rápidamente cortando los víveres, la electricidad y el agua. Este es un delito inaceptable cuando "hay mucha gente de clase media, que trabaja se rompe el alma y tampoco tiene casa” (canal 9, Nada personal, 23 9 2020).
Los grandes empresarios también invisibilizan la pobreza y cierran filas contra el “aporte solidario por una única vez”, algo que para el presidente de la Coordinadora de Productos Alimenticios y vicepresidente de la UIA no sirve, porque “tener 200 millones de pesos es tener un poco más que el promedio… Están estigmatizando a ese sector que llaman ricos, pero que no lo son” (bae.com 23 9 2020). Al mismo tiempo que este poderoso empresario se queja por la caída de la producción, su sector desabastece con el objetivo de hacer estallar a los precios. Esta maniobra fue denunciada por entidades representativas de más de 150.000 comercios de consumo masivo en todo el país. Advierten sobre inminentes cierres masivos y “pérdidas de miles de fuentes de trabajo” y reclaman la intervención del gobierno (infobae.com 25 9 2020). A su vez, la organización de Industriales Pymes Argentinos denunció esta semana subas de entre 10 y 50 % en dólares en el precio de sus materias primas y responsabilizan a la situación mundial “y a la especulación” por estos aumentos (ídem).
Por último, un tufillo estigmatizador parece desprenderse de algunas medidas restrictivas del cepo cambiario centradas en los beneficiarios del IFE y otros subsidios. Difícilmente estos puedan mover el amperímetro del mercado cambiario o del chiquitaje que mensualmente ahorra en dólares. En cambio seria importante conocer los movimientos cambiarios de las grandes empresas vinculadas a las importaciones y exportaciones, punto neurálgico de la restricción externa.
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