Esta semana se dieron a conocer los resultados provisionales del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022.
En este primer avance se adelantó información con relación a la población del país y las provincias y la cantidad de viviendas particulares y colectivas.
Si bien no se cuenta aún con datos de otras variables censadas que permitan un análisis profundo de la situación social y económica del país, con los datos brindados se pueden realizar algunos someros análisis de la cuestión habitacional.
Nos enfocaremos en los resultados de la Ciudad de Buenos Aires advirtiendo que la realización del censo tuvo sus cuestionamientos y que, cuando se pueda acceder a la información en su totalidad, se podrá corroborar qué tan fiables son estos resultados.
Del censo se desprende que la población argentina es de 46.044.703, con un crecimiento del 14,77 % en relación con 2010, que había resultado ser de 40.117.096 habitantes.
En la Ciudad de Buenos Aires la población se incrementó en un 7,97 %, equivalente a 230.461 habitantes desde el censo del 2010. Actualmente, somos 2.890.151 habitantes.
Es la jurisdicción que menos habitantes incorporó a su territorio con una tasa alrededor de un 50 % inferior a la nacional. Las provincias que más habitantes en porcentaje sumaron son Tierra del Fuego (49,9 %), Neuquén (31,8 %), San Luis (25,1 %) y Santa Cruz (21,7 %).
Del censo 2001 al censo del 2010, la población de la ciudad creció un 4,1 %. Es decir, en esta última década casi se duplicó la tasa de crecimiento poblacional.
Las comunas que más crecieron en población con relación al censo de 2010 son la 12 (18 %), la 6 (15,7 %), la 13 (14,6 %), la 14 (10,1 %) y la 8 (9,4 %).
La población según el censo de 1947 para la Ciudad de Buenos Aires fue de 2.982.580 habitantes. Ahora hay 138.032 habitantes más.
Datos para analizar la crisis habitacional
En el país se contabilizaron 17.780.210 viviendas particulares y 25.501 viviendas colectivas. En la Ciudad de Buenos Aires existen 1.640.710 viviendas particulares y 1.946 viviendas colectivas. Según el censo, las viviendas colectivas son espacios destinados al alojamiento de personas que viven bajo un régimen institucional (no familiar) y están regulados por normas de convivencia de carácter administrativo, militar, religioso, de salud, de educación, entre otras.
Esto implica que en la ciudad existe una vivienda particular cada 1,88 habitantes.
En la comuna 8 existe una vivienda cada 2,87 habitantes.
En la comuna 4 existe una vivienda cada 2,25 habitantes.
En la comuna 2 existe una vivienda cada 1,43 habitantes.
En la comuna 14 existe una vivienda cada 1,6 habitantes.
Con este indicador se observa la desigualdad de oferta de viviendas existentes con relación a la población entre el norte y el sur de la ciudad. Se debe, además, contemplar que en la comuna 4 y 8 se encuentran la mayoría de las villas y barrios populares.
Desde la perspectiva habitacional, el censo también nos permite otras líneas de reflexión.
- Se contabilizaron 903 personas en situación de calle, un número aproximado al correspondiente a toda la provincia de Buenos Aires (961) y equivalente al 30,4 % de todo el país (2.962). Se informó que a estos números se van a incorporar los datos de personas que se encontraron en paradores o albergues porque “el censo se realizó el 16 de mayo 2022 (dos días antes del censo general), un día frío y la mayor cantidad de gente se había movilizado a paradores, y esa gente está contabilizada en viviendas colectivas". Las comunas con más personas en situación de calle son la Comuna 1 y 3. Estos números fueron cuestionados por organizaciones que luchan por los derechos de las personas en situación de calle. En el año 2019, un “censo popular” de personas en situación de calle había dado que eran 5.412, sin contar a las que se encontraban en paradores. Aun así, estas cifras son un indicador de que la crisis habitacional tiene una mayor intensidad en la ciudad.
- Podemos evaluar si la cantidad de metros cuadrados construidos fue suficiente para cubrir el incremento de la población. En esta línea, en estos últimos 12 años la población creció en 138.032 habitantes. Entre los primeros trimestres de 2011 y 2021 (luego se discontinuó esta información) se construyeron efectivamente 10 millones de metros cuadrados (10.206.635). Considerando una distribución igualitaria de la propiedad de lo construido habría correspondido una vivienda de 44 m2 para cada nuevo habitante. Aun no conocemos los datos con relación a la cantidad de hogares con inquilinos y propietarios pero de acuerdo a lo que sabemos hasta ahora (en la Ciudad de Buenos Aires, en el censo de 2001, el porcentaje de hogares inquilinos era del 22 %; el censo del año 2010 indicó el 30 %; de acuerdo a la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC), en 2017 el porcentaje de inquilinos subió al 38 %; y la Dirección de Estadística y Censo de la Ciudad informa que en 2019 era del 35,2 %) podemos afirmar que la distribución de viviendas en propiedad no se está realizando de forma igualitaria, sino que se está concentrando cada vez en menos manos. En 2003, los propietarios alcanzaban el 64,4 % y en 2019 el 53,6 %. Los inquilinos pasaron en el mismo período del 23,9 % al 35,2 %. Está por ver si el proceso de inquilinización de la ciudad continuó incrementándose hacia el 40 %, se frenó o retrocedió.
- La población total del censo de 1947 para la Ciudad de Buenos Aires fue de 2.982.580 habitantes. Ahora hay 138.032 habitantes más.
En este lapso se otorgaron permisos para construir 154 millones de metros cuadrados. Se calcula que se construyeron efectivamente alrededor de 75 millones de m2. Esto, en un reparto igualitario, hubiera implicado otorgar una vivienda de 543 m2 a cada habitante.
Como esto evidentemente no pasó (ya que en la ciudad una de cada 6 personas padece déficit habitacional, 400.000 personas viven en villas y casi el 40 % alquila), en un pensamiento lineal se podría afirmar que se construye para que no viva gente. Esto en parte es cierto y en parte no.
Uno de los factores que explica por qué Buenos Aires crece poco en población, pero mucho en m2, es que el tamaño medio del hogar es cada vez más chico. Antes, una familia tipo estaba integrada por los padres y dos hijos y hoy, por una pareja con un hijo. Además, hay una presencia cada vez mayor de hogares unipersonales. Entre 1980 y 2008, los hogares unipersonales aumentaron del 16 % al 32 %. Es decir que, en Buenos Aires, una de cada tres viviendas está ocupada por una sola persona. Además, los hogares pasaron de tener un promedio de 4,6 integrantes a 2,8.
También se debe considerar que desde la década del '50 algunas viviendas empezaron a utilizarse para usos profesionales o comercios minoristas o para abastecer el incremento del mercado de turismo.
Estos fenómenos de cambio de uso de las viviendas y de constitución de hogares con menos integrantes explican la ocupación de una parte de los millones de m2 construidos. En la otra cara de la moneda, nos encontramos con que existen aproximadamente 160.000 viviendas en venta y alrededor de 150.000 inmuebles ociosos en la ciudad.
En un sistema inmobiliario con casi nulo acceso al crédito para la compra de vivienda desde los años '90, fue adquiriendo mayor peso la construcción de edificios para reserva de valor, como activos financieros inmobiliarios y como modo de dolarizar pesos o blanquear capital.
En una reciente nota, desarrolladores sostienen que “con una economía que en 2022 terminó con casi un 100 % de inflación anual, el real estate aparece como una alternativa noble de resguardo de valor en la que mucha gente defiende así sus ahorros; ni hablar si los tienen en pesos. Uno de los pocos activos dolarizados que se pueden comprar son ladrillos. ¿Y si tienen dólares? Se dan cuenta de que el mundo está experimentando una gran inflación (altísima, el 8 % anual de los Estados Unidos), al margen de que otras inversiones, como las financieras, no están funcionando bien este año y las criptomonedas están congeladas. Entonces, muchos inversores han decidido resguardar ahorros en el mercado inmobiliario”.
Los resultados del censo corroboran que el crecimiento de la construcción no está siendo orientado a mitigar la crisis habitacional. El impulso de la sobre construcción por parte del GCBA en los últimos años (excepciones inmobiliarias a través de “interpretaciones”, Código Urbanístico, convenios urbanísticos, legalización de construcciones ilegales, etc.) no está siendo beneficiosa por sí misma para la ciudad y la población. La planificación debe orientarse a la igualdad espacial y habitacional, donde cada hogar pueda ser propietario de su vivienda sin estar hacinados y con acceso formalizado a la infraestructura de servicios públicos.
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