"Desahogo sexual" y hartazgo

La abogada feminista Sabrina Cartabia analiza el uso del concepto "desahogo sexual" en el ámbito judicial

 

Soy abogada feminista1 porque estudié derecho y porque observo que existe una desigualdad estructural entre varones y mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binarias que impacta en forma negativa sobre nosotras restringiendo nuestras potencias y dificultando nuestras vidas. A su vez decidí usar mi herramienta, el derecho, para intentar cambiar esta realidad. En ese intento de cambiar la realidad, las feministas ya sabemos que el derecho es un campo de lucha donde el patriarcado domina. Cuando iniciamos procesos judiciales reclamando tutela de nuestros derechos por cuestiones vinculadas a la violencia por razones de género, sabemos que tendremos que lidiar con el violento, pero también con su cómplice, encubridor y partícipe necesario fundamental: el sistema judicial. Tenemos mucha experiencia respecto de cómo las intervenciones que el Poder Judicial realiza son muchas veces ineficaces y otras tantas revictimizantes. Entonces, el uso de determinadas expresiones, como “desahogo sexual” para referirse a una violación, es algo que nos genera hartazgo más que sorpresa.

El derecho opera a través del lenguaje, la palabra oral y escrita es su combustible. Por eso, el uso de determinadas fórmulas debe ser repensado. Porque el lenguaje refleja realidades, pero también las genera. Por otra parte, aplicar la perspectiva de género es un mandato constitucional y de derechos humanos que el Estado debe llevar adelante en forma activa. El Poder Judicial debería conocerla y ponerla en práctica en todas sus acciones. A su vez, considero que es necesario destacar que el repudio en ninguna medida debe darse respecto de la decisión de llevar adelante un juicio abreviado, que ha sido definida junto con la denunciante en defensa de sus intereses y derechos.

Considero relevante realizar una reflexión sobre el comunicado que emitió el Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Chubut (máximo organismo provincial con la función de promover la actuación de la justicia penal por medio del trabajo de los fiscales). Esta institución, lejos de reconocer que el uso de la expresión fue errónea, sostuvo: “El abuso sexual es justamente un conducta que busca el desahogo sexual del autor sabiendo que lo hace sin el consentimiento de la víctima”, explicando además que buscaban “aclarar los términos legales para que se comprendan por quienes no son abogados”. Como si el problema del uso de la expresión fuera que las personas no legas no comprendieron lo que se estaba diciendo, cuando en realidad el repudio social surgió porque los operadores del derecho —faltos de perspectiva de género— no comprenden el impacto del uso del lenguaje.

Sí bien los tratados y manuales de Derecho Penal con los que estudiamos y usamos para fundar nuestras argumentaciones usan estas expresiones, es importante hacer lecturas acordes a los Derechos Humanos y al momento histórico, político y social en el que vivimos. Las mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binarias hemos alzado nuestra voz para que nuestras experiencias sean tenidas en cuenta, y esto incluye el necesario respeto por parte de las instituciones para referirse a ellas. Pero, sobre todas las cosas el uso de esas palabras nos pone en alerta porque al pensar la violencia sexual desde esta óptica se hace un recorte estereotipado. Se engloba a los varones como personas con deseos sexuales imposibles de controlar y se invisibiliza la matriz de poder que permite, avala y deja impune estos hechos. No es “desahogo sexual” porque eso no es sexo, es violencia que utiliza al sexo como un vehículo para manifestarse, nada tiene que ver con la satisfacción de una necesidad. La expresión nos revela bajo que paradigma estereotipado está pensando el Ministerio Público Fiscal sus intervenciones.

En la semana de Ni Una Menos, mientras los femicidios siguen ocurriendo y el Poder Judicial responde con fórmulas sobre el “desahogo sexual”, se da la pregunta: ¿Para qué sirvió movilizarnos? Sirvió para que la sociedad esté alerta. Sirvió para que pensemos la realidad con perspectiva de género y le pongamos límites a la discriminación reconociendo y desnaturalizando aquello que ya no es tolerable. Sirvió porque observamos que existe una desigualdad estructural entre varones y mujeres que impacta en forma negativa sobre estas últimas a través de las violencias, y hemos decidido usar nuestras herramientas para intentar cambiar esta realidad.

 

 

1 Me identifico como tal utilizando la definición que nos da Diana Maffia sobre qué es ser feminista.

 

Foto: Sol Avena
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