Denuncias y silencios

Las (escasas) voces de condena a Venezuela en la Asamblea General de la ONU

 

El 79º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha concluido ayer con el eje central de atención puesto en el escalamiento de los conflictos bélicos en el Cercano Oriente y el de Rusia y la OTAN en territorio ucraniano. Desde su creación hace casi 80 años, el mundo nunca estuvo tan cerca de una confrontación mundial, con la amenaza de ser nuclear. En 2023 tuvo lugar el mayor número de conflictos desde la Segunda Guerra Mundial.

El penúltimo día de la Asamblea General, el ejército israelí continúo con su labor de exterminio al bombardear edificios civiles, esta vez en Beirut, con el argumento de que en sus cimientos se encontraba la principal sede de Hezbolláh, donde murió su líder, Hassan Nasrallah. Ello ocurrió cuando el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu pronunciaba su discurso en el que enfatizaba que no frenaría sus ataques hasta terminar con ese grupo terrorista.

La mayoría de los gobiernos consideran que debe haber dos Estados con los límites anteriores a 1967. Pero como dijo el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, una minoría de jefes de Estado que podría detener el bombardeo no escucha a la mayoría que vota para que se detenga el genocidio en Gaza. Ello se explica, según Petro, en que el poder de un país en el mundo ya no se ejerce por el tipo de sistema económico o político o de ideas que irradie, sino por la cantidad de dólares que tenga en su presupuesto, por la cantidad de aviones de guerra y, en el fondo, por la capacidad de destrucción sobre la humanidad.

 

 

Por otro lado, lo que se inició como una guerra puntual entre Rusia y Ucrania está al borde de convertirse en una guerra abierta y generalizada entre la OTAN y Rusia, con la amenaza del uso de armas nucleares. La mayoría de los mandatarios, en línea con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, es partidaria de que la Unión Europea sostenga a Ucrania (léase, envíe armamentos) el tiempo que sea necesario. Las excepciones son los jefes de Estado de Hungría y Eslovaquia, quienes explícitamente señalan que a pesar de que Occidente ha entregado miles de millones de dólares a Ucrania para su defensa (y el enriquecimiento de la industria armamentista) la paz está cada vez más lejos, por lo que la única solución es un alto al fuego inmediato.

 

Son pocos, pero son

En este contexto bélico, sumado a otras problemáticas centrales mencionadas por la mayoría de países (cambio climático, reestructuración de la institucionalidad de las Naciones Unidas, en particular del Consejo de Seguridad; necesidad de una nueva arquitectura internacional; desafíos de la inteligencia artificial; y conflictos internos graves como en Sudán, Yemen, el Sahel, entre otros), algunos países latinoamericanos y un número menor de europeos han denunciado al gobierno de Venezuela.

La Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay presentaron el tema de las elecciones presidenciales del 28 de julio en la Asamblea General. Ecuador no lo hizo porque el Presidente Daniel Noboa tuvo que regresar a su país por los incendios y cortes eléctricos ocasionada por una grave sequía. Son los mismos países que, después de que el Consejo Nacional Electoral anunciara el triunfo de Maduro con 80% de votos escrutados en un primer boletín, el día de la elección, emitieron un comunicado conjunto en el que manifestaron su preocupación por el desarrollo de las elecciones presidenciales en Venezuela y exigieron la revisión completa de los resultados con la presencia de observadores electorales independientes. En dicho comunicado anunciaron una reunión urgente del Consejo Permanente de la OEA.

Como se recordará, el canciller de Venezuela, Yván Gil, respondió con otro comunicado en el que anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con esos gobiernos. A continuación, sus referencias.

Argentina: el Presidente Javier Milei, el más agresivo, dijo que “en esta misma casa que dice defender los derechos humanos, han permitido el ingreso al Consejo de Derechos Humanos a dictaduras sangrientas como las de Cuba y Venezuela, sin el más mínimo reproche. En esta misma casa que dice defender los derechos de las mujeres, permiten el ingreso, al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, a países que castigan a sus mujeres por mostrar la piel”.

Chile: Gabriel Boric, en tono purista, dijo que, como Presidente joven, latinoamericano y de izquierda, “nos rebelamos contra el doble estándar en materia de derechos humanos (…) Los derechos humanos se deben respetar siempre y en todo lugar, y debemos exigir este respeto sin importar el color político que tenga el gobierno de turno que los vulnere. Por eso me niego a elegir entre el terrorismo de Hamas o el genocidio que está llevando a cabo el Israel de Netanyahu. No tenemos por qué elegir entre barbaries”.

En referencia a Venezuela, señaló que “estamos frente a una dictadura que pretende robarse una elección, persigue a sus opositores y es indiferente al exilio no de miles, sino de millones de sus ciudadanos. Se requiere una salida política a esta crisis que reconozca el triunfo de la oposición en las últimas elecciones y lleve adelante una transición pacífica a una democracia en forma”. Reconoció que las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos agravan la solución del conflicto pues afectan a los más humildes y que la crisis política y económica ha empujado a más de 7 millones de venezolanos al exilio, de los cuales 800.000 están en Chile, y que su país no está en condiciones de recibir más migrantes venezolanos.

 

 

Costa Rica: el Presidente Rodrigo Chaves dijo que Venezuela no puede considerarse una democracia porque una democracia no expulsa a ocho millones (le subió un millón) de sus ciudadanos, ni provoca una crisis migratoria sin precedentes cuyas repercusiones se sienten en todo el hemisferio occidental. Una democracia tampoco persigue ni intimida; no encarcela ni tortura por razones políticas. Una democracia no niega el acceso al conteo de votos a los representantes de los partidos de oposición, ni se declara –sin prueba o evidencia alguna– ganadora de los comicios. Costa Rica condena la manipulación de los resultados, y continúa exigiendo una verificación imparcial, transparente e independiente”.

Panamá: el Presidente José Mulino dijo que Venezuela es un ejemplo concreto de la existencia de casos graves de crisis institucional a lo largo del tiempo que tienen como consecuencia inmediata la deserción de sus ciudadanos. Adjudicarse un triunfo sin mostrar las actas es como querer ganar un juicio sin presentar pruebas. Es más que evidente que el actual régimen no dejará el poder ni reconocerá su derrota. Dijo que traía el tema Venezuela porque “se me hace muy difícil hablar de salud y medioambiente cuando 8 millones de nuestros vecinos se vieron obligados a salir de su territorio, huyéndole a la miseria que vive un país que debería ser una potencia económica. Los que atraviesan el Darién dejan una estela de destrucción y desolación que a los panameños nos toca recoger, reparar y costear". Pidió a los países miembros establecer mecanismos precisos para revertir ese daño y las causas que lo originan, como el autoproclamado triunfo del actual régimen en Venezuela.

Paraguay: el Presidente Santiago Peña Palacios dijo al final de su intervención que “la democracia es simplemente innegociable. Por eso, debo condenar hoy, alto y fuerte, lo que está sucediendo con nuestros hermanos venezolanos. Vengo a reiterar la postura del Paraguay sobre el desarrollo del proceso electoral en la República Bolivariana de Venezuela, el cual culminó el pasado 28 de julio. Este proceso ignoró la voluntad del pueblo venezolano, y se caracterizó por graves actos del régimen, que resultaron en persecuciones a los principales actores de la oposición y en detenciones arbitrarias”.

Perú: el ministro de relaciones exteriores, Elmer Schialer, expresó su preocupación por la situación en Venezuela desde el proceso electoral, pues los resultados proclamados oficialmente no han cumplido con la obligación legal de mostrar con transparencia e imparcialidad las actas originales del escrutinio y, por tanto, no reflejan legítimamente la voluntad popular de la ciudadanía venezolana. Ello impide que el Perú reconozca tales resultados oficiales.

República Dominicana: el Presidente Luis Abinader mencionó la persecución a la oposición y la censura a los medios de comunicación. Sin la debida transparencia que requiere cualquier proceso electoral y sin sustento documental alguno, la crisis no hará más que agravarse. Dijo que insistirán en la publicación de todas las actas electorales, su verificación por instituciones imparciales y el respeto al resultado emanado de la voluntad del pueblo venezolano. Sin esta publicación no puede declararse un ganador legítimo.

Uruguay: el Presidente Luis Lacalle Pou también se pronunció sobre Venezuela, asegurando que “por suerte” su país siempre estuvo lejos de ese régimen autoritario e intolerante, que ha atentado contra la libertad y contra el bien común. Expresó su condena al régimen por un proceso electoral viciado, al igual que por la persecución política con violación de derechos humanos y prisión arbitraria.

El resto de países latinoamericanos no mencionó el tema, como tampoco lo hicieron los Presidentes de Brasil, Colombia y México. El Presidente Biden lo mencionó tangencialmente al final de su discurso: “Ese anhelo universal de derechos y libertad lo vimos en Venezuela, donde millones votaron por el cambio. No se ha reconocido, pero no se puede negar.  El mundo sabe la verdad”.

En Europa, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, no abordó el tema explícitamente. Sólo fue mencionado muy brevemente por el Presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, quien dijo que tras las elecciones del 28 de julio la situación es enormemente preocupante en Venezuela. Reiteró el compromiso inquebrantable de España con la democracia y la defensa de los derechos humanos en ese país, y la condena de cualquier detención o amenaza contra los líderes políticos. Con una vara menor a la de los gobiernos latinoamericanos señalados, dijo que era imperativo el respeto de la voluntad del pueblo venezolano, con un recuento de los votos en condiciones de total transparencia.

Asimismo, el Primer Ministro de Holanda, Dick Schoof, dijo que hay muchísimos países donde la democracia y los derechos humanos están bajo presión y puso como ejemplo a Venezuela, donde la gente exige que se escuche su voz. “A ellos les digo: os escuchamos. Escuchamos su llamado a una transición democrática”.

La Presidenta de Italia, Georgia Meloni, señaló que en América Latina, entre otras varias regiones del mundo, “las aspiraciones legítimas de libertad y democracia de decenas de millones de personas siguen sin cumplirse. Pienso en particular en el pueblo venezolano, al que va toda nuestra solidaridad y apoyo. La comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados mientras, casi dos meses después de las elecciones del 28 de julio, el resultado electoral todavía no ha sido reconocido, pero mientras tanto se ha producido una represión brutal, que se ha saldado con la muerte de decenas de manifestantes, arrestos de miles de opositores políticos, acusación y exilio del candidato presidencial de la oposición democrática. Es nuestro deber alzar la voz”.

El secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, expresó que las recientes elecciones presidenciales en Venezuela han demostrado que el pueblo continúa depositando su confianza en los valores democráticos consagrados en la Constitución. En la grave crisis que siguió al anuncio de los resultados, con varias muertes, numerosas detenciones –también de menores– y el uso de la violencia, el cardenal realizó un justo llamado “a las autoridades del país y a todos aquellos que tienen alguna responsabilidad por lo ocurrido, de respetar y proteger la vida, la dignidad, los derechos humanos y las libertades fundamentales de sus ciudadanos”. Además, les instó a buscar formas de resolver la situación actual, incluso con la asistencia de miembros de la comunidad internacional que han declarado estar dispuestos a ayudar, de manera flexible y razonable.

Las pocas voces pronunciadas en torno a las elecciones en Venezuela expresan la  dimensión y percepción real que tiene la mayoría de los países sobre el probable fraude electoral y violación de los derechos humanos en ese país, a pesar de su difusión masiva y muchas veces distorsionada en los medios. Llama la atención la brevísima referencia que hizo el Presidente Biden. Probablemente se piense en operaciones como la abortada “Ya casi Venezuela”, con la participación de Erik Prince, el multimillonario estadounidense fundador de la controvertida Blackwater, una de las mayores empresas militares privadas del mundo, juntamente con el magnate sudafricano Elon Musk, con miras a incursionar militarmente en el país, tal como lo intentó su antecesor.

 

 

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