Del pacto al impacto
El discurso de Milei y el contraste con la realidad
Mientras el Presidente en el acto oficial del jueves en Rosario, a 204 años de la muerte de Manuel Belgrano, dijo que su gobierno está trabajando en el nuevo orden económico para que la Argentina vuelva a ser una potencia mundial, la realidad muestra un progresivo freno de la producción del acero que ejecuta la multinacional Acindar ArcelorMittal en su planta Villa Constitución, debido a las políticas anti-industriales que lleva adelante el actual gobierno. Milei recordó y valoró las acciones de Belgrano, pero sus políticas económicas van a contramano de las del prócer, partidario de un Estado intervencionista que desarrollara industrias.
En El Cohete contamos que la empresa del grupo multinacional Acindar ArcelorMittal —que tiene una de sus plantas principales en Villa Constitución, provincia de Santa Fe— llevará adelante suspensiones acordadas con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) durante todo el año, debido a la contracción de su nivel de actividad industrial. La parálisis en sus operaciones comenzó el viernes 14 de junio como consecuencia de que su producción está destinada al mercado interno de la construcción, que se derrumbó por las políticas de ajuste y recesión que aplicó Javier Milei desde el 10 de diciembre frenando la obra pública, jactándose de ello por considerarla foco de corrupción.
“Desde el viernes (14 de junio) tuvimos un parate de la planta de reducción directa, que procesa el mineral de hierro de Acindar, que es una de las dos materias primas que tiene la fabricación de acero. Una es esa —el mineral de hierro— y la otra es la chatarra”, explica en diálogo con El Cohete Pablo González, secretario general de la UOM Villa Constitución. El haber parado la planta de reducción directa responde a que “de una producción promedio anual de 900.000 toneladas bajó a 390.000 toneladas. Por lo cual le quedan dos meses de producción en los últimos seis meses del año”, precisa. A eso se le suma que la semana entrante pararía la acería, que venía trabajando a la mitad, para compensar stock porque no hay ventas.
La empresa denuncia que solamente están colocando sus productos en el mercado regional. Difícil que el Pacto de Mayo que pretende firmar el 9 de julio en Tucumán Milei, supuestamente para colocar a la Argentina como potencia, encuentre alguna prueba en los hechos. La realidad se lleva a las patadas con lo que Milei lee o propone. Lo que sucede es totalmente lo contrario si la industria está herida de muerte por las políticas económicas que ejecuta su gobierno. “Acindar ArcelorMittal vende a Chile, Bolivia, Paraguay, sur de Brasil y Uruguay, pero esto no alcanza a sostener la productividad que debe tener la empresa”, sostiene el secretario general de la UOM Villa Constitución.
En el acto oficial del jueves, recordando al creador de nuestra bandera, el Presidente fue elogioso de sus acciones, aunque su gobierno no tienda ni siquiera a imitarlo. Ya en 1802, Belgrano se pronunciaba en defensa del proteccionismo económico y de la necesidad de no exportar cueros sin elaborarlos. Recomendaba desarrollar una industria que le otorgue valor agregado a la materia prima. Con Milei el valor es desintegrado. El topo hace su tarea: la de destruir el Estado. Por eso destruyó toda continuidad de obra pública. Y ese corte comienza a percibirse en el daño ocasionado, que es difícil de cuantificar hasta dónde llegará. La parálisis lesiona a las y los trabajadores, al mercado interno que notará esa recesión y, como efecto dominó, impactará en la caída de venta de comercios. Toda esa destrucción es en nombre de la libertad. Curiosa forma de proponer un pacto, cuando la realidad encuentra un país que se va desintegrando.
En Rosario, el jueves, el Presidente realizó la convocatoria “a todas las autoridades políticas, los gobernadores de las provincias, los dirigentes de los principales partidos políticos, los ex Presidentes de la Nación, los miembros de la Honorable Corte Suprema de Justicia, los empresarios, los trabajadores y a toda la ciudadanía argentina” a encontrarse la noche del próximo 9 de julio en Tucumán para firmar el Pacto de Mayo para “dar vuelta la página de nuestra historia”. Su deseo —según manifestó— es para que este año sea recordado “como el punto de inflexión en el que volvimos a empezar a ser grandes”. Pero lo grande, para la industria y demás rubros de la economía, es la caída de la actividad. Será difícil que su convocatoria esté acompañada de trabajadores, de obreros, que ven que la realidad los golpea.
También, “ya está parada la planta de alambre de Villa Constitución”, dice Pablo González. Esa planta fabrica alambre para la construcción y el agro. “Y va a parar la planta de perfilado de barras, que es la que confecciona un acero especial para el mercado automotor”. El secretario general de la UOM Villa Constitución señala que hay tres trenes laminadores en la planta de Villa Constitución que van a parar a partir del 24 de junio de manera rotativa para que la suspensión de los trabajadores no sea total y a la vez se vaya dosificando la producción. Ese freno a la fabricación afectará a 3.000 obreros que trabajan directamente y otros 1.000 indirectos que trabajan en talleres que proveen a la siderúrgica Acindar ArcelorMittal.
También en Rosario, el mismo jueves 20 de junio, se llevó adelante el Segundo Encuentro Federal por la Soberanía, del que participaron referentes académicos, sindicales, políticos y sociales de todo el país. El secretario general de la UOM Villa Constitución estuvo presente. Dijo que los dirigentes del movimiento obrero debían “tomar la posta”. Expresó que debían hacerlo por lo sucedido con la cacería desplegada por el gobierno de Milei el miércoles 12 de junio, cuando intentó con detenciones injustificadas abolir la protesta social. Habló de que existieron infiltrados para organizar los desmanes y así justificar esas detenciones y expresó la necesidad de pasar de la resistencia al contra-ataque. “Tenemos que prepararnos para esa sesión en Diputados, donde todos tenemos que estar en la calle”, indicó.
El dirigente sindical explicó: “La simbiosis que tiene Milei en realidad es una simbiosis con los poderes fácticos de la República Argentina. Con los poderes hegemónicos. Con los articuladores que siempre manejaron la economía y que siguen estando y están en su gobierno, como Paolo Rocca, dueño del acero, que se quiere quedar con el negocio del petróleo. Puso al director de YPF que era director de una de sus empresas y esto es lo que hay que denunciar. Esta es la batalla cultural que tenemos que seguir dando”. Pablo González también expresó: “Los votantes de Milei se dejaron seducir con muchas mentiras. Y esa batalla cultural —que perdimos en algún momento en las elecciones— todavía no está perdida del todo”.
En ese sentido, finalizó su discurso valorando el tipo de encuentros como el realizado en Rosario, que a su entender debía extenderse a todas las provincias. Recordó a los dirigentes de la UOM Villa Constitución que dieron batalla en momentos aún más difíciles como Alberto Piccinini y Victorio Paulón, “que dejaron un legado en la historia”. Finalmente, llamó a “confrontar con este modelo que nos va a destruir a todos”.
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