Defender la esperanza
Aunque falta mucho por hacer, al menos se ha frenado la caída de los haberes de los jubilados
A comienzo de semana viví una experiencia que me hizo reflexionar, inspirando esta nota. En la mañana de ese día, presto a encarar una tramitación en la zona de tribunales, tomé un taxi y al momento de abonar entregué el dinero justo, de manera de hacer más rápido el proceso de pago. Ya me disponía a bajar del auto cuando, sorprendentemente, el taxista me pidió si le podía cambiar el billete de $100 que le había dado. Le pregunte la razón del pedido y la respuesta me dejó atónito: me dijo que no estaba sellado y con cara de sabio me preguntó si sabía dónde me lo habían dado. Como no tenía mucho tiempo que perder, recogí el billete de $100 y le di uno de $500 que él acomodó en el asiento delantero a la vez que levantaba un billete de $50 y me preguntaba cómo me cobraba. Ante esa situación mi reacción fue airada y rápida, por lo que el taxista, con rapidez y sin decir nada, me devolvió el billete de $500 y me pidió el de $100 anterior. Me bajé del auto un poco ofuscado todavía y el taxi, raudamente, se marchó. Esta es una de las tantas “picardías” que a diario vivimos los porteños, pero lo que me interesa remarcar es que esas “picardías” algunos taxistas se las hacen a los turistas y a los viejos. A los turistas porque están desprevenidos, y a los viejos porque creen que somos tontos y fáciles de engañar.
Este inescrupuloso taxista no hace más que reflejar una visión cultural muy arraigada en la sociedad argentina: los viejos son tontos, olvidadizos y fáciles de engañar. Incluso dentro de algunas familias se da este fenómeno, un ejemplo de ello es el intento de declarar insano a Franco Macri por parte de su hijo Mauricio con el objeto de quedarse con su fortuna.
Algunos medios de comunicación, sin tomar en cuenta el daño que producen, hacen algo parecido y cada vez que se parodia un viejo se lo muestra decrépito y medio tonto. La televisión, el teatro e incluso el cine cómico han hecho gala del viejo o la vieja torpe, distraída, casi tarambana.
Esta misma manera de entender a la vejez es la que lleva a personajes de la política a decir cosas que saben perfectamente que no se van a cumplir, ¡total los viejos se creen todo! Todavía resuenan en mis oídos cuando se derogó la ley de movilidad ideada por Amado Boudou y puesta en práctica por Cristina Fernández de Kirchner en diciembre de 2017, decir a coro por los que hoy forman Juntos por el Cambio que con esa fórmula los beneficiarios le iban a ganar a la inflación. En particular recuerdo a Carrió, quien se ofreció como garante del éxito de la nueva fórmula, y del Presidente Macri, que decía con desmesura que las jubilaciones crecerían el 4% ese año, el siguiente y así sucesivamente. Esto era técnicamente imposible que ocurriera, pero lo repetían como un mantra. Digo que es técnicamente imposible porque para que la formula macrista arrojara un índice de actualización del 4% por encima de la inflación, los salarios registrados debían aumentar el 13,33% por sobre la inflación, lo que obviamente jamás ocurrió en su mandato, y por otra parte es bastante difícil que pueda darse en la realidad económica de un país. Sin embargo, resultaba pasmoso ver al mismísimo Presidente decir a voz en cuello: “Nosotros hicimos una nueva fórmula… y el año que viene van a cobrar más, van a cobrar entre cuatro y seis por ciento más que la inflación y el otro año de vuelta”. Y a estas palabras, el Ministro de Economía Dujovne le agregaba: “Preservar el valor real de las jubilaciones es nuestro objetivo”, para que Elisa Carrió rematara: “Con esta (fórmula) vas a estas siempre, por lo menos, 3 puntos por sobre la inflación, te lo digo yo que hice planillas”. Esta serie de intencionales mentiras se repetían con impunidad porque hay una subestimación intelectual de las personas mayores. Pero eso pasó como un tsunami y la realidad le puso coto a tanta mentira, ya que un año después, sólo a lo largo del año 2018, las prestaciones la seguridad social perdieron contra la inflación el 18%.
Después de haber vivido esos días, resulta absurdo ver cómo vuelven hoy a insistir con la necesidad de tener una fórmula de actualización previsional atada a la inflación. Lo curioso es que esa fórmula es apoyada por el Banco Mundial (así lo informó Clarín el 14 de noviembre). El mayor promotor del ajuste en materia de seguridad social está a favor de mantener la fórmula macrista. Pero estos grandes mentirosos no harían daño si no fuera por la amplificación que producen los grandes medios, en particular los grupos de La Nación y Clarín que ponen con título catástrofe que los jubilados se verán perjudicados y que el gobierno, con la nueva fórmula, cumple un mandato del FMI. Aquí, de manera similar al relato de mi experiencia con el taxista esta semana, comparten la idea de que los beneficiarios de la seguridad social son tontos manipulables. Me gustaría recordarles que cuando vino la primera misión del FMI durante el gobierno de Macri, su recomendación fue la derogación, o al menos la modificación de la fórmula de movilidad hasta ese momento vigente porque “aumentaba el gasto social”, por lo que resulta extraño que ahora constituya un pedido expreso implementar lo que pidió derogar tres años antes. En verdad es poco serio ese argumento, máxime si la opinión de los defensores de la fórmula macrista cuenta con el respaldo del Banco Mundial, que son los principales ideólogos del ajuste en seguridad social
La realidad respecto de la fórmula de movilidad es otra, como puede demostrarse en el cuadro con la articulación de tres escenarios:
. Escenario 1: lo que en realidad ocurrió con la movilidad jubilatoria, hasta alcanzar los $18.029 actuales a lo que podría sumársele los bonos que a lo largo del año significaron $13.000, por lo que dividida esa suma por 13 (doce meses y aguinaldo) daría $1.000 más, por lo que la mínima a septiembre de 2020 alcanzaría los $19.029;
. Escenario 2: que hubiera ocurrido con la mínima si se hubiera aplicado siempre la fórmula de Cristina Fernández de Kirchner, en este caso la mínima debería ser $20.880,04;
. Escenario 3: que hubiera pasado con la mínima si siempre se hubiera aplicado la fórmula macrista: el resultado es catastrófico, apenas $15.756,20.
Año | Jublicacion Mínima - Movilidad ANSES con cambio de Fórmula | Jubilacion Minima Fórmula K | Jubilación Mínima IPC | ||
2009 | $ 827,20 | $ 827,20 | $ 827,20 | ||
2010 | $ 1.046,40 | $ 1.046,40 | $ 981,15 | ||
2011 | $ 1.434,30 | $ 1.434,30 | $ 1.199,30 | ||
2012 | $ 1.897,70 | $ 1.897,70 | $ 1.487,20 | ||
2013 | $ 2.477,00 | $ 2.477,00 | $ 1.864,90 | ||
2014 | $ 3.231,60 | $ 3.231,60 | $ 2.582,90 | ||
2015 | $ 4.299,10 | $ 4.299,10 | $ 3.228,70 | ||
2016 | $ 5.661,20 | $ 5.665,80 | $ 4.545,60 | ||
2017 | $ 7.246,60 | $ 7.252,20 | $ 5.672,70 | ||
2018 | $ 9.309,10 | $ 9.049,80 | $ 8.376,60 | ||
2019 | $ 14.067,60 | $ 14.357,80 | $ 12.883,20 | ||
sep-20 | $ 18.029,00 | $ 20.880,04 | $ 15.756,20 |
Los datos de 2018-20, son sobre recaudación proyectada. Para el IPC se toma INDEC, CABA y consultoras especializada.
Cualquiera que analice el cuadro anterior comprenderá la razón de la insistencia de la derecha, el Banco Mundial y los adalides del neoliberalismo en la defensa vehemente de la fórmula macrista: sencillamente porque es un ajuste indirecto.
El último aumento por decreto
El miércoles 18 de noviembre se anunció el incremento de la movilidad jubilatoria, que por última vez sería por decreto, debido a que a partir de marzo entrará en vigencia la nueva ley de movilidad jubilatoria. El aumento anunciado será del 5% y regirá a partir de diciembre de este año.
Año | Movilidad | IPC | Diferencia |
2015 | 33,03% | 28,80% | 4,23 |
2016 | 31,68% | 40,80% | -9,12 |
2017 | 28,00% | 26,90% | 1,10 |
2018 | 28,80% | 47,60% | -18,80 |
2019 | 51,09% | 53,80% | -2,71 |
2020 | 35,35% | 34,62% | 0,73 |
2020B | 42,42% | 34,62% | 7,80 |
En itálicas el año 2020, donde el primero no se computan los bonos, mientras que en segundo sí se hace. En negritas se estiman los meses de noviembre y diciembre a razón de un 3% mensual de inflación.
En el cuadro puede verse qué pasó con los aumentos de las movilidades. En los últimos 6 años:
- En el último año del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner la movilidad superó a la inflación en un 4,23%.
- Durante el gobierno de Macri la movilidad fue inferior a la inflación en un 27,41%.
- En el año de gobierno que lleva Alberto Fernández se dan dos circunstancias:
- Sin considerar los bonos y estimando una inflación del 3% en noviembre y otro 3% en diciembre, la movilidad supera a la inflación en un 0,73%
- Considerando los bonos y estimando la misma inflación que en el caso anterior, la movilidad supera a la inflación en un 7,8%
En conclusión, tanto en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como en el año de gestión de Alberto Fernández, los índices de actualización previsional le ganan a la inflación, mientras que durante el gobierno de Macri la pérdida contra la inflación es escandalosa. Tres cuestiones ocurridas durante el actual gobierno ayudan a entender bien la situación:
- La primera de ellas es la implementación de una medida revolucionaria como es la entrega de medicamentos gratuitos a todos los afiliados de PAMI, que este año recibieron, en forma ágil y gratuita, más de 2,3 millones de personas, lo que les representó un ahorro promedio de $3.200 mensuales, el cual debería computarse como un ingreso indirecto.
- La segunda cuestión es que están congelados los aumentos de las tarifas públicas, situación que, según se ha anunciado, se mantendría hasta marzo del 2021.
- La tercera cuestión es la suspensión del cobro de los créditos ANSES otorgados durante la gestión macrista, que recién empezarían a cobrarse también en los primeros meses del 2021.
En definitiva, es claro que la manera de ver la seguridad social del gobierno de Alberto Fernández es diametralmente opuesta a la del macrismo, y esto me permite soñar con un futuro mejor.
Es cierto que toda esta explicación se derrumba cuando una persona jubilada o pensionada, o titular de una PUAM o de una pensión no contributiva por invalidez, o los titulares de AUH o de las asignaciones familiares, oye que el aumento será del 5% mientras convive a diario con su exasperante estado de necesidad. A esas personas no hay fórmula que las consuele porque sus necesidades son para hoy, y es sabido que con el estomago vacío no hay explicación que valga.
A pesar de lo dicho los quiero invitar a reflexionar sobre qué hubiera pasado con los beneficiarios de la seguridad social, incluidos aquellos que hoy padecen necesidades impostergables, si en vez de que hubiera ganado Juntos por el Cambio las elecciones de 2015 hubieran seguido el círculo virtuoso que significó la conjunción del plan económico y la movilidad jubilatoria implementada por el kirchnerismo. Por ello creo que hay que ser conscientes respecto de que poner un Macri en el gobierno, y con él la implementación de un plan neoliberal, no resulta gratis, sino que tiene un costo verdaderamente oneroso.
No alcanza con decir yo no lo voté porque ciertamente todos fuimos responsables, por acción o por omisión, de que ello ocurriera. Por eso tenemos que hacernos cargo de ello como sociedad, para estar alerta y no dejar que nos cambien la figurita y volvamos a tener un gobierno neoliberal. Lo único que salva o hunde a los pueblos es la política, por eso hay que entender que aunque falta mucho por hacer, al menos ha cambiado la tendencia, se ha frenado la caída. Hoy no estamos perdiendo poder adquisitivo sino recuperando de a poco la capacidad de compra y el reconocimiento de derechos conculcados en los últimos años. Tenemos un gran trabajo por hacer, y por disfrutar, la recuperación nos esta esperando y debemos ir hacia ella, no solo por nosotros sino por nuestros hijos y nietos.
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