Crisis y mito del dólar

Hoy la crisis es de tal magnitud que para solucionarla hay que patear el tablero

 

Los vaivenes del dólar atropellan la vida cotidiana de los argentinos. A pesar de ello, la mayoría de la población desconoce el origen de las turbulencias que mueven a esta moneda. Las mismas se han naturalizado e inspiran un asombro y un temor semejante al que sacude a los humanos ante un descalabro climático. El dólar es, sin embargo, un simple papelito. Su fragilidad constitutiva contrasta paradójicamente con su capacidad para arrasar o construir fortunas. Su poder parece originarse en el mas allá.

La experiencia de décadas vividas al influjo de sus turbulencias nos ha enseñado a esperar que cuando el dólar sube, automáticamente sube el precio de los bienes que se producen en el país. Esto parece algo natural. Este gobierno ha impuesto, además, una regla de oro: la suba del dólar es inmediatamente seguida por el tarifazo y la suba de los precios de los alimentos. Así, los movimientos del dólar se asocian ahora cada vez mas explícitamente con la incapacidad que tienen vastos sectores de la población de llegar con sus magros ingresos al final del mes. Se asocia también con la creciente desnutrición y hambre de los sectores sociales más vulnerables. En el país que produce alimentos para 400 millones de personas, la mitad de los argentinos vive endeudada (diariolatercera.com.ar 21 3 2019) y uno de cada tres adultos es pobre. De este modo, y a pesar de los globos amarillos que todos los días lanza el gobierno con el objetivo de ocultar la realidad, la danza del dólar irradia luz sobre la usura, el eje de las políticas impuestas por el FMI. La volatilidad del dólar descarna el disciplinamiento social de la usura, una política de endeudamiento permanente y sin límites que busca destruir al tejido social para imponer la paz de los cementerios en el país.

Esta semana hemos visto cómo nuevos aumentos de las tasas de interés y nuevas medidas adoptadas por el BCRA —entre otras: una mayor restricción de la base monetaria y la autorización de vender 60 millones de dólares diarios— no alcanzaron a detener el ímpetu alcista del dólar, que el viernes 22 llegaba a $43, pese a que la tasa de interés apuntaba al 67%. Un incremento del 3.4% (64.5% interanual) de la inflación mayorista en febrero, conjuntamente con la grave crisis institucional desatada por la investigación del juez Alejo Ramos Padilla, la caída de la popularidad de Macri y la decisión de las entidades empresarias del campo de no liquidar sus cosechas al ritmo esperado por el gobierno, aguijonearon la demanda de dólares por parte de los sectores mas poderosos de la economía, liderados por el propio sector financiero, el que más ha ganado con este gobierno. Ante el deterioro político del gobierno y el aumento de la protesta social en las calles, se huele en el ambiente la inminencia de una corrida cambiaria.

 

 

Hay, sin embargo, algo más. Una bruma espesa se esparce sobre el escenario político ocultando la gravedad de la crisis que espera al próximo gobierno. Este tendrá que enfrentar una economía en recesión, hacerse cargo del ajuste del FMI y de los abultados vencimientos de los 150.000 millones de dólares de deuda externa contraída. ¿De dónde saldrán los dólares para reactivar la producción y pagar los vencimientos de la deuda externa, cómo se recuperará la soberanía cedida al FMI en el manejo de la política económica, qué medidas se adoptarán para reactivar la economía y sacar al país de la crisis actual? Estas son algunas de las preguntas que no se formulan. Esto no parece casual.

 

Un baile global

La danza del dólar no se limita a alterar el día a día de los argentinos. Este baile tiene por escenario al mundo entero y apunta a una realidad que, si bien nos incluye, también nos trasciende. Este papelito mágico que todo lo puede es la fachada de una compleja estructura de relaciones de poder mundial y el instrumento disciplinador del mundo que hoy conocemos. Emitido por un país, los Estados Unidos, impone al resto de los países —independientemente de sus regímenes económicos, políticos o ideológicos— la hegemonía global de un modo de acumulación del capital que monopoliza todas las áreas de la vida social, desde lo económico y político a lo simbólico y lo cultural. Así, el dólar ha adquirido un rol crucial en la evolución de los conflictos que azotan al mundo. Sin embargo, este rol es invisible. Otra pirueta mágica del dólar ha logrado ocultar las raíces de su hegemonía mundial, e imponerse como un fenómeno natural: su poder surge del más allá y existirá para siempre.

En este contexto, pareciera que la posibilidad de desarrollo de un país depende de su capacidad de atesorar dólares. La acumulación de deuda en dólares deviene en un dato natural y universal. Esto oscurece un hecho por demás significativo: solo un país en el mundo puede imprimir dólares. La dependencia estructural que subyace al dolar desaparece tras un derecho que se presenta como incuestionable, adquirido desde siempre. Esto contrasta con las enormes dificultades que enfrentan los países que acumulan deuda en dólares y tienen que pagarla con el producto de exportaciones, cuyos precios dependen de la evolución de los términos del intercambio y de la dinámica de una dependencia tecnológica y financiera en la cual están inmersos hasta las orejas.

 

 

Todos estos fenómenos han contribuido a endiosar al dólar, un mito que en nuestro país ha borrado la importancia de los recursos propios: la fuerza de trabajo, el mercado interno, la riqueza acumulada, los recursos naturales. Este endiosamiento del dolar impide ver que, como decía Aldo Ferrer, es posible vivir con lo nuestro. Hoy la crisis es de tal magnitud que para solucionarla hay que “patear el tablero” y adoptar medidas drásticas tendientes a cambiar la relación de fuerzas que caracteriza a la estructura de poder local. Esto implica poner fin al mito del dolar.

 

Moneda de reserva de las transacciones internacionales

El dólar es hoy la moneda de anclaje para cerca del 65% de los países, que responden por aproximadamente 75% del producto bruto global. Asimismo, responde por un 88% del volumen de las transacciones financieras y de por lo menos 40% de las importaciones (excluidas las de Estados Unidos). Cerca de la mitad de los 1.6 billones de dólares (trillions) y documentos financieros que circulan, lo hacen fuera de Estados Unidos (zerohedge.com 12.2 2019).

La importancia mundial del dólar quedó expuesta durante la crisis financiera internacional de 2008. Por ese entonces, el pasivo en moneda extranjera de los bancos no norteamericanos equivalía a 27 billones de dólares (trillions), 18 billones (trillions) de los mismos eran dólares. En consecuencia, la Reserva Federal tuvo que girar rápidamente dólares para que estos bancos pudiesen hacer frente a sus pagos. A partir de esta crisis, la Reserva Federal adoptó una política de facilitación monetaria a tasas de interés cercanas a cero (QE) e inundó al mundo de dólares baratos. Esto derivó en un enorme crecimiento de la deuda global en dólares, tanto de los gobiernos como del sector privado. Por cada dólar producido en el periodo se tomaron 3 dólares de endeudamiento. Hacia fines del 2017, Alemania, Francia e Inglaterra tenían más pasivos en dólares que en su propia moneda.

 

 

Esta política monetaria tuvo también un enorme impacto sobre la deuda norteamericana. Su crecimiento exponencial hoy supera al crecimiento del producto bruto norteamericano. Esta dinámica de la deuda es similar en el mundo entero, incluida China, hoy sacudida por un enorme crecimiento de su deuda en un contexto de estancamiento de la producción.

 

Origen del rol del dólar en la economía mundial

En 1944 la conferencia monetaria de Naciones Unidas en Bretton Woods acordó sustituir al oro como patrón de las transacciones mundiales por el dólar respaldado por las tenencias de oro de la Reserva Federal, por ese entonces las mayores del mundo. Hacia principios de los '70 la crisis de Medio Oriente y la disparada de los precios del petróleo derivó en la eliminación de la convertibilidad del dólar al oro y en un acuerdo secreto entre el Presidente Nixon y el rey Faisal de Arabia Saudita por el cual este último se comprometía a realizar en dólares todas las transacciones de petróleo y derivados a cambio de la protección militar norteamericana ante un posible golpe interno o invasión externa. En 1975 este acuerdo se hizo extensivo a los países de la OPEP.

Los países importadores de petróleo ahorraron sus excedentes en dólares con el fin de poder pagarlo. La alta demanda fortaleció al dólar norteamericano. Asimismo, Arabia Saudita y otros países exportadores de petróleo invirtieron sus excedentes de dólares en Letras del Tesoro norteamericano, es decir en bonos de la deuda. Esto le dio a los Estados Unidos una fuente permanente de financiación de sus gastos, pudiendo imprimir dólares sin respaldo en oro e intercambiarlos por bienes reales. Al mismo tiempo se creó una creciente demanda internacional de dólares y de deuda publica norteamericana, mientras los Estados Unidos obtenían petróleo barato, denominado en una moneda que controlaba e imprimía.

El continuo uso del dólar como medio de pago en la mayoría de las transacciones, conjuntamente con la capacidad casi infinita del gobierno norteamericano de emitir dólares y letras del Tesoro, ha hecho del dólar el refugio principal para países, organizaciones e individuos, y ha legitimado su rol en el sistema financiero internacional.

 

Rol del dólar y estado de guerra permanente

El rol jugado por el dólar a nivel internacional facilitó la expansión global del capitalismo monopólico global y la integración de la producción y el sistema financiero mundial a niveles inéditos en la historia de la humanidad. Al mismo tiempo, la expansión de la acumulación de capital en cadenas de valor global lideradas por corporaciones multinacionales con control monopólico de la tecnología tuvo como contrapartida el desarrollo en los Estados Unidos de una industria de guerra basada en la alta tecnología y la creciente concentración del capital. (MPR IADE, 2017).  No puede extrañar que la creciente hegemonía del dólar respaldado por el petróleo tuviese como contrapartida el desarrollo de un estado permanente de guerras localizadas en el mundo, y muy especialmente en las regiones con las mayores reservas de petróleo y gas. (senator Ron Paul “The end of dollar hegemony” 15,2, 2006, www.informationclearinghouse.info/article11946.htm)

El predomino geopolítico de los Estados Unidos se hizo más evidente a partir de la desintegración de la Unión Soviética, a principios de los '90. Esto, conjuntamente con los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono en 2001, impulsó un cambio en la definición del enemigo por parte del gobierno norteamericano. Surgió así un estado de seguridad nacional, cada vez mas basado en el espionaje, la guerra y las intrigas políticas de un Estado en las Sombras que hunde sus tentáculos en la sociedad civil y en las instituciones norteamericanas e incide cada vez mas en la política diaria del país, y del mundo entero. A partir de entonces los cambios de régimen (regime changes) pasaron a ser el norte de la geopolítica norteamericana.

 

Erosión de la hegemonía del dólar en la economía mundial

En este contexto, el desafío de Sadam Hussein a la hegemonía del dólar y su realización de transacciones petroleras en euros derivó en la invasión de Irak y el posterior asesinato de Hussein. Esta intervención directa fue seguida por la desestabilización de otros países petroleros que intentaron desafiar la hegemonía del dólar. En este sentido se destacan la invasión del Líbano y el asesinato de Gadafi, el golpe militar contra Chávez en Venezuela y la sistemática desestabilización de este país que ha culminado en la actual amenaza de invasión militar y en el bloqueo total a sus exportaciones de petróleo. Asimismo, Irán ha estado desde un inicio en el centro de la ofensiva norteamericana y el gobierno de Trump ha bloqueado nuevamente sus exportaciones de petróleo.

 

 

La militarización de la política económica del gobierno de Trump amenaza ahora a países aliados que de algún modo desafían la política norteamericana en relación al dólar y al petróleo. Un caso notorio ha sido el intento norteamericano de bloquear la construcción de un gasoducto que abastecerá de gas ruso a Alemania y a una parte importante de Europa (gazprom2, zerohege.com, 12 1 2019; 23, 2 2019, entre otros). Otro ejemplo destacado lo constituye las sanciones económicas impuestas a Alemania, Francia y a corporaciones internacionales por su facilitación de las exportaciones de petróleo iraní en una moneda y en una red de financiamiento alternativa al dólar y al sistema SWIFT dominado por el dólar. (entre otros zerohedge.com 26 2 2019).

Pero esta ofensiva del gobierno norteamericano ha contribuido al progresivo cuestionamiento del rol del dólar como moneda de reserva internacional. Desde 2009, China, Rusia y diversos países africanos, europeos y asiáticos han expresado con acciones concretas este cuestionamiento. En los últimos tiempos, las dudas sobre la vigencia de la hegemonía mundial del dólar han empezado a ser expresadas por altos directivos de los fondos de inversión mas grandes del mundo —R Dalio y L Finck de Bridgewater y Blackrock respectivamente, (zerohedge.com 19 11 2018, 11 7 2018)— y por representantes de las finanzas y del gobierno norteamericano.

La preocupación se centra en el desfasaje entre el crecimiento exponencial de la deuda norteamericana y el lento crecimiento de la economía, y en el impacto que estos fenómenos inevitablemente tendrán sobre el déficit. Un déficit que, al decir de R Dalio, “es financiado en un 40% por factores externos… ningún país tiene eso hoy en día”. Así, este desfasaje desalentará el atesoramiento de dólares por parte de otros países. Esto a su vez, impactará sobre el valor del dolar y su rol de reserva internacional. Esta es, según R. Dalio, la “peor pesadilla” para los Estados Unidos, una pesadilla que, si bien no ocurrirá en lo inmediato, explica que el “dólar tenga los días contados” como moneda de reserva internacional (zerohedge.com 19 11 2018).

Este temor también sobrevuela sobre las recomendaciones recientes del Comité de Asesoramiento del Tesoro (TBAC, Treasury Borrowing Advisory Committe) el grupo financiero privado más poderoso de los Estados Unidos que, periódicamente y en secreto, asesora al Tesoro norteamericano y a la Reserva Federal. En su última reunión este Comité ha alertado sobre la necesidad imperiosa de buscar financiamiento interno para el déficit y la deuda norteamericana debido a la venta creciente de las Letras del Tesoro norteamericanas atesoradas por países extranjeros (zerohedge.com 12 2 2019). Exponentes de la Reserva Federal han expresado esta misma preocupación y la posibilidad de que el dólar pueda eventualmente perder su status de reserva internacional (zerohedge.com 12 2 2019).

 

Desmistificar al dólar y salir de la crisis

La Argentina enfrenta hoy una crisis de consecuencias imprevisibles que interpela a la unidad nacional de todos los sectores sociales perjudicados por las políticas del FMI.

 

 

La crisis económica está recorrida por una crisis de legitimidad política e institucional de dimensiones únicas. No hay salida de esta crisis si no se desmitifica la magia del dólar y se impulsa un proyecto de desarrollo nacional que, basado en los recursos propios, sea capaz de integrar el crecimiento industrial con el agropecuario e incluir social y políticamente al conjunto de la población.

 

 

 

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