Ni falsa prudencia ni término medio

El legado del Obispo Jorge Novak, a 18 años de su muerte.

 

Emilio Mignone, que con otros padres de detenidos desaparecidos fundó en 1979 el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), menciona en su irreemplazable libro Iglesia y dictadura a la Iglesia de Quilmes, describiéndola con unas sentidas palabras: “En estos tres obispados (Neuquén, Viedma y Quilmes) se vive, a mi juicio, el cristianismo más auténtico de la Iglesia argentina, con participación de la comunidad, apertura teológica, pobreza evangélica y profunda fe. En ellos encontraron las familias de los detenidos desaparecidos, asesinados y torturados, el consuelo y el apoyo que se les niega en otras jurisdicciones”. Esta mención deja ver entre líneas, su reconocimiento al compromiso de Jorge Novak con los derechos humanos y las víctimas de la dictadura. Supo ubicarse desde una postura cristiana auténtica frente a la dictadura militar y el plan económico neoliberal de hambre, miseria y especulación financiera, sabiendo que muchas veces el respetable “término medio” no es otra cosa que una falsa búsqueda de seguridades y una elegante evasión del compromiso con el Evangelio y los pobres. A fines de 2017 se dio comienzo a la causa de beatificación y canonización de Novak y actualmente sigue en curso.

 

Amigo de los pobres, defensor de los derechos humanos

Sacerdote religioso de la Congregación del Verbo Divino, Novak fue ordenado obispo el 19 de septiembre de 1976 y nombrado al frente de la nueva diócesis de Quilmes, creada con tres partidos del conurbano sur: Berazategui, Quilmes y Florencio Varela. El escenario de su ministerio, además de la contención de los familiares de los desaparecidos, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, fueron las masas pobres del conurbano bonaerense, víctimas del impacto de las políticas de corte neoliberal de la dictadura cívico-militar. Novak fue crítico de aquellas políticas económicas y asumió con valentía la denuncia pública del hambre y la miseria, a su parecer enfrentadas al espíritu cristiano, tanto en la opinión pública como delante de sus colegas obispos. Asumió con decisión en su postura, la herencia del Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín, plasmada en la opción preferencial por los pobres. En el seno de la Conferencia Episcopal Argentina, propuso que los obispos fijaran posición sobre los derechos humanos y crearan un grupo para supervisar el proceso de los desaparecidos, quienes fueron detenidos por las fuerzas de seguridad y de los cuales no se volvió a saber nada. Él mismo escribió, con cierta ironía, sobre el resultado de su propuesta: “Fue sometida a votación. Y tuve el triunfo más rotundo de mi vida: tres votamos a favor. Todos los demás, en contra”. Sin duda Novak no gozaba del apoyo corporativo del episcopado de aquel momento.

La 34ª Asamblea Plenaria del Episcopado en la semana del 25 al 30 de octubre de 1976 con la presencia de 58 obispos de todo el país, fue la primera a la que concurrió. En ese contexto, el martes 26 de octubre se hizo presente en San Miguel, lugar de las deliberaciones, el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz que, por el lapso de dos horas, expuso ante los obispos el plan económico y se sometió a un cuestionario de preguntas una vez finalizada la exposición. El despacho de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA) refiere que los obispos le manifestaron sus inquietudes sobre la situación económica de las familias pobres, “que en estos momentos está llevando el peso del sacrificio pedido al país para superar la crisis económica”.

El ministro expuso los proyectos que el gobierno estudiaba aplicar argumentando que buscarían una solución “sin afectar el plan económico, ya que eso sería no ayudarlos ni contribuir a que su situación mejore” dando a entender —sin hacer mucha reflexión— que el plan económico era el fin y resolver la pobreza, algo deseado pero accesorio. El despacho de AICA describe la reunión diciendo que el “debate fue muy intenso, pero en un marco de gran cordialidad”, que el ministro respondió todas las preguntas y que todos los obispos quedaron satisfechos. “Le auguraron al ministro que pueda llevar a cabo esos planes para resolver con eficacia la encrucijada que vive el país en este aspecto”. Sin duda que la referencia informativa de AICA describe de manera superficial lo ocurrido, desde una posición ideológica favorable al gobierno de facto, naturalizando en su redacción situaciones no claramente comprobables tales como quelos obispos quedaron todos satisfechos con su exposición”; “el plan económico debía llevarse a cabo”; “las soluciones para el hambre debían buscarse sin alterar dicho plan, que en sí contendría el germen de la solución para el hambre y la pobreza”.

Para Novak muy probablemente esta reunión no fue ni tan cordial ni tan natural. Él mismo relata en una serie de entrevistas sus sensaciones y posiciones: “Martínez de Hoz nos habló dos horas largas. Y cenó con nosotros, y estuvo disponible para algunas consultas después de la cena. Entonces, prácticamente mi primera intervención, fue al día siguiente, pedí la palabra y dije que nos habíamos declarado como cuerpo a favor del gobierno (...) entonces pedía que también pudieran acceder los de la vereda de enfrente del ministro: los obreros, la gente (...) Después vinieron los generales Jáuregui y Martínez, lo mismo, toda una sesión, comieron con nosotros (...). Son pruebas contundentes (...) de que el Episcopado como colegio estaba afectivamente con los militares”.

 

 

Entrevista al obispo Jorge Novak con motivo de los 25 años del comienzo de la dictadura cívico-militar, 23 de marzo de 2001.

 

 

 

El liberalismo económico “enemigo de Dios y de la persona humana”

“El sesgo impuesto a la economía nacional en abril de 1976 dio luego sus frutos negativos para la industria nacional” (23/5/1990), afirmaba Novak expresando su desacuerdo con el proyecto económico. En las zonas de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela (que constituían la diócesis de Quilmes) se fue advirtiendo el deterioro de manera más visible y apremiante en 1979. Las consecuencias del plan económico de Martínez de Hoz en la zona fueron elocuentes: suspensiones, despidos, cierres de fábricas, inactividad sindical e incluso delegados de fábricas desaparecidos. Recordaba Novak que “en un viaje que emprendí a Europa a comienzos de 1981, los delegados regionales de la C.U.T.A. (Conducción Única de los Trabajadores Argentinos) me entregaron una carpeta con material informativo sobre el grave deterioro social de los trabajadores, para ponerla en manos del Papa”. Novak percibía una virtual disolución del mundo del trabajo. Desocupación, bajos salarios, trabajo por agencia, trabajo industrial doméstico cumplido en humildes hogares con pobres sueldos que apenas bastaban para pagar el consumo de energía, el asalto a las cajas jubilatorias, etc., son las postales diocesanas de los efectos de la economía de libre mercado. También percibía, con sentido autocrítico, que había faltado en la pastoral “una bajada de línea” que advirtiera del peligro del liberalismo económico, igualmente enemigo de Dios y de la persona humana”. La situación de déficit habitacional, infraestructura y equipamiento necesario para una existencia individual y social digna fue la característica que se profundizó empeorando con el paso del tiempo, en especial a partir de 1976, cuando se aplicaron las políticas de liberalización de la economía que se acentuaron luego en la década del '90, generando en el territorio quilmeño aún más desempleo, cierre de fábricas y profundización de la pobreza y la exclusión.

Un despacho de noticias del 28 de agosto de 1981, emanado de las principales agencias informativas y recogido por un diario mexicano que sirvió de conexión con la realidad para los exiliados políticos argentinos en México, daba cuenta de que la Policía había prohibido la realización de la “marcha del hambre”, manifestación pública organizada por la diócesis de Quilmes para el domingo 30. El objetivo era expresar la acuciante necesidad de las barriadas de las zonas abarcadas por la diócesis en un contexto religioso. El mismo despacho refiere que el obispo de Quilmes expresó al respecto que “la opresión que se sufre en este momento no se aguanta más”.

No obstante la prohibición, a instancias de los presbíteros de la diócesis, el obispo Novak decidió realizar el domingo 30 una misa en la Parroquia San Cayetano de Quilmes que supliera la manifestación proyectada, donde leyó el mismo mensaje que tenía pensado para la marcha, dirigido no sólo a la feligresía sino también a “todos los hombres de buena voluntad que sienten como suya la situación de desamparo de sus semejantes”. Describía con dureza las consecuencias de cinco años de políticas económicas liberales aplicadas por Martínez de Hoz, patentes en la situación que se vivía concretamente en su diócesis y centrada en dos elementos, el pan y el trabajo, cuya ausencia generaba dos grandes desgracias, el hambre y la desocupación. “Cunde el desaliento, cunde la tristeza ante el avance del hambre, con su secuela de enfermedades y muertes. ¿Podrá alguien escandalizarse de que se hable de hambre entre nosotros? ¿Osaremos nosotros temer la denuncia de este flagelo social que ya penetra en muchos hogares de la diócesis y está golpeando a la puerta de muchos más? Hermanos, hay hambre. Hay familias que deben bastarse con la yerba mate, un poco de pan y galletitas. Los periódicos de la zona nos informan acerca del elevado porcentaje de la mortalidad infantil y de los precarios recursos con que se cuenta para salir al encuentro de los problemas de salud”.

 

 

 

 * Grupo de Curas en Opción por los Pobres
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