Con la gente afuera

Ventajas para el sector exportador, mientras las mayorías apenas sobreviven

 

El modelo económico vigente en la Argentina se basa en el extractivismo y en la venta de productos primarios (esencialmente como forraje), incluso con algún grado de industrialización, como puede ser en pellets, harinas, aceite, y hasta biocombustible. En manufacturas de origen industrial (MOI), la recuperación de la industria automotriz proviene del repunte de la demanda brasileña y la diferencia cambiaria a favor de la Argentina, lo que permitió que las exportaciones de automóviles crecieran sostenidamente.

De las 42 millones de hectáreas cultivables en nuestro país, en 14 millones se siembra soja. El arrendamiento de las tierras en gran parte se ajusta por el precio de esa oleaginosa, cuyo valor en el mercado de Chicago fue de 600 dólares la tonelada en diciembre de 2022, precio que se incrementó con la pandemia y después por la guerra Rusia-Ucrania, con un valor récord de 652 dólares la tonelada el 8 de junio del año pasado. Aproximadamente el 50% de todas las hectáreas trabajadas en la Argentina (todas las actividades, incluida la frutihorticultura) se hacen sobre arrendamiento y un altísimo porcentaje a valor soja.

Incluso se les premia con precios diferenciales a costa del Presupuesto Nacional y de la deuda del Tesoro de la Nación, que le subsidiaba, en septiembre de 2002, $50 por cada dólar que decidieron liquidar de soja. En ese mes lo hicieron por 8.143 millones de la divisa norteamericana (por los que la deuda del Tesoro fue de 407.150 millones de pesos en una letra intransferible que se colocó en el BCRA), y de $60 por dólar desde el 28 de noviembre hasta el último día hábil de diciembre de 2022, cuando liquidaron 3.500 millones de dólares. Esto implicó una nueva deuda del Tesoro de la Nación por unos 210.000 millones y significó, en conjunto, 0,6% del PIB para beneficiar a 55.000 productores y sobre todo a nueve grandes acopiadores y comercializadores de granos (ADM, Bunge, Cargill, Cofco, Glencore-Viterra, Louis Dreyfus, ACA, Aceitera General Deheza y Molinos Agro-Pérez Companc), a la par que todos los planes sociales (criticados en forma manifiesta por los grandes medios), que son paupérrimos en cuanto a su monto, alcanzan a 12.345.000 compatriotas y representan apenas el 2,15% del PBI, además de ser fruto del mismo modelo extractivista y primario que se propicia y apuntala [1].

La desocupación es fruto del modelo económico. Preguntémonos cuántas horas de trabajo lleva una tonelada de soja, o de oro, o de litio, o cuánta mano de obra insume la producción de un barril de 161 litros de petróleo crudo. Por otra parte, con el déficit habitacional que tenemos, no se desarrollan actividades como la construcción de viviendas, para la que no necesitamos importar absolutamente nada, ya que todos los materiales se producen en el país. Sería una fuerte demandante de mano de obra, pero no se lleva adelante para que la población consuma menos alimentos y menos energía y de esa manera se pueda exportar más.

Las actividades mineras e hidrocarburíferas tienen nombre y apellido. Por ejemplo, el grupo Techint, a través de Tecpetrol extrae petróleo y gas, la licitación de obras las hace por medio de Techint, la licitación de caños sin costuras para oleoductos y gasoductos a través de SIAT y Tenaris y la producción de laminados la realizan Ternium y Usiminas [2].

La apuesta de Vaca Muerta se hizo consensuada con los Estados Unidos a través del acuerdo YPF-Chevron, al que se suman ExxonMobil, Pan American Energy, Petronas, Pluspetrol, Shell, Tecpetrol y Wintershall, entre otras compañías. En todos los casos, se trata de una inserción exportadora concentrada en pocos rubros de la actividad económica, pero también en un número reducido de grandes corporaciones: alrededor de 70% de las ventas externas totales es controlado por las 200 empresas más grandes del país.

 

 

 

Crecimiento del comercio exterior

Durante el gobierno de Cambiemos y en los tres años de la actual administración nacional, el comercio exterior creció, pero hay que saber distinguir entre los méritos propios y los ajenos. En 2022, las exportaciones se incrementaron más por los precios internacionales de los commodities alimentarios y energéticos que por el aumento de las cantidades y la diversificación de la estructura exportadora.

Las MOI (Manufacturas de Origen Industrial), que son las que generan trabajo y de calidad, alcanzaron al 25,4% de las ventas externas durante el año pasado, por las ya dichas mayores ventas de material de transporte terrestre; seguidas por productos químicos y conexos; metales comunes y sus manufacturas; y piedras, metales preciosos y sus manufacturas. También registraron crecimiento máquinas y aparatos, material eléctrico y materias plásticas y sus manufacturas, entre otras, lo que logró atenuar la fuerte primarización de nuestras exportaciones.

 

Comercio exterior argentino, 2020-2022

 

Las exportaciones de combustible y energía aumentaron básicamente por el crecimiento observado en las ventas de petróleo crudo y, en menor medida, de carburantes. En cambio, gas de petróleo, otros hidrocarburos gaseosos y energía eléctrica registraron cierta baja.

La venta de productos primarios por las mayores ventas de semillas y frutos oleaginosos, esencialmente la soja y también las exportaciones de maíz y las exportaciones de MOA (Manufacturas de Origen Agropecuario), impulsadas por las ventas de harinas y pellets, representan el 67% de las exportaciones. En ambos rubros juega el factor de la suba de los precios en los mercados internacionales, por la pandemia primero y a causa del conflicto Rusia-Ucrania después. También se deben considerar las ventas de carnes y sus preparados, seguidos por grasas y aceites, residuos y desperdicios de la industria alimenticia, y productos lácteos.

 

 

Exportaciones en porcentajes

 

 

El cuadro demuestra la disminución de las MOI y de combustible y energía en el total exportado en el período 2003-2015 y, en contraposición, el incremento de las exportaciones de los productos primarios y las MOA.

Según publican la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y el Centro de Exportadores de Cereales  (CIARA-CEC), en 2022 las exportaciones del sector (productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, incluyendo al biodiésel y sus derivados) fueron récord. Alcanzaron los 40.438,2 millones de dólares, incrementándose con respecto a 2021 en un 23,3% en dólares (en 2021 declararon exportar por 32.807,9 millones de dólares).

Las importaciones también fueron récord, por un total de 81.523 millones de dólares. Superaron holgadamente años anteriores, incluso 2013 con el récord de 74.002 millones de dólares. En todos los usos económicos se registraron alzas. Se destacó combustible, más por precio que por cantidad, por mayores compras de gasoil, gas natural licuado, gas natural en estado gaseoso, gasolinas excluidas de aviación y fueloil. Le siguieron en importancia los bienes intermedios, debido a suministros industriales elaborados y, en menor medida, a alimentos y bebidas elaborados, fundamentalmente para la industria.

También se registraron mayores compras de piezas y accesorios para equipos de transporte y hubo un aumento de las compras en piezas y accesorios para bienes de capital y de partes y piezas para computadoras y teléfonos. En bienes de capital, excluidos equipos de transporte, aumentaron sus importaciones y los equipos de transporte industriales.

Hay que tener en cuenta que entre los bienes intermedios, los insumos difundidos industriales como el mineral de hierro y el aluminio tuvieron un incremento de sus valores internacionales en términos interanuales del 60%. Esto valores cotizados principalmente en las bolsas de Chicago (mineral de hierro) y Londres (aluminio en bruto) también presionaron sobre toda la cadena de valor internacional de productos intermedios fabricados con este mineral, como también en la formación de los precios internos de los insumos difundidos que fabrican las empresas metalúrgicas del país, como Techint y Aluar entre otras. El aumento exponencial de los precios internacionales de estos insumos difundidos se da principalmente por el aumento de la demanda china de mineral de hierro y de aluminio en bruto, principalmente de Brasil, Australia y Canadá.

Sin embargo, la fuerte suba de las importaciones de 2022 se explica más por aprovisionamiento ante la prevención de la posible depreciación de nuestra moneda para 2023 que por el nivel de actividad que, con toda la furia, alcanzará al 5% del PIB en 2022.

 

 

 

Dos países

En el trabajo de FUNDUS, publicado por este medio el 11 de diciembre de 2022, titulado “Exportaciones vs. Consumo”, en referencia al récord de exportaciones de carne vacuna y de leche de vaca, se dice que ese récord se da paralelamente con “los niveles de consumo interno de carne bovina y leche que se encuentran en sus pisos históricos”. Esto quiere decir que a causa de la reducción de ingresos, y sobre todo en el caso de las familias que menores ingresos tienen y que conforman el 40% de pobres del país, no pueden comprar la cantidad suficiente de leche y de carne.

Paralelamente, el 21 de diciembre pasado, los trabajadores aceiteros y de biocombustibles llegaron a un acuerdo con los representantes patronales de las cámaras CIARA, CIAVEC (Cámara Industrial de Aceites Vegetales de Córdoba) y CARBIO (Cámara Argentina de Biocombustibles), que eleva el salario básico mensual inicial a $319.185 a partir del 1° de enero de 2023, cuando el salario promedio del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación dice que en noviembre de 2022 era de $184.210,25. El Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM) es de $61.953 pesos mensuales en diciembre de 2022 y de $65.427 en enero de 2023, y el plan Potenciar Trabajo es la mitad del SMVyM.

En síntesis, en la Argentina confluyen dos países. El sector que está directa o indirectamente ligado a las exportaciones puede vivir holgadamente, el resto apenas sobrevive. El problema es que más del 70% de la economía y de los trabajadores, aún después de Mauricio Macri y de Alberto Fernández, está vinculada al sector interno. Dado el modelo extractivista, agropecuario y financiero exportador imperante y que se propicia, no tiene ningún interés en generar trabajo.

 

 

 

[1] La Administración Nacional asistió en 2022 a 1.113.899 personas discapacitadas para trabajar; 281.656 madres de 7 hijos o más; 28.739 ex combatientes o ex presos políticos; 4.383.520 que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH); 103.498 destinatarias de la Asignación por Embarazo; 3.677.148 de la Ayuda Escolar AUH; a 1.276.000 trabajadores que percibieron la mitad del salario mínimo vital y móvil por el Plan Potenciar Trabajo; más políticas alimentarias y becas Progresar, que en conjunto significaron un gasto total de $1.652.300 millones (el 2,15% del PIB).
[2] Usimina era una empresa siderúrgica estatal de Brasil. En la hora privatizadora de Fernando Henrique Cardoso fue vendida a la empresa japonesa Nippon Steel y esta, a su vez, vendió la mitad de sus acciones al Grupo Techint. El gasoducto para llevar el gas de Vaca Muerta al puerto de Punta Colorada, que recorre 700 kilómetros en el norte de Río Negro, fue ganado por Techint, para lo cual ofertó su producción en la planta de Usiminas, que tiene en Brasil y cuya realización requería de una financiación previa por más de U$S200 millones por parte del Estado argentino. La crítica central fue porque no lo hizo la ex Somisa, comprada a precio vil por Techint y rebautizada primero Siderar y ahora Ternium, generando trabajo en el país.
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