COMPRE ARGENTINO

¿Qué ley necesitamos y cuál tendríamos?

 

Alberto Fernández y Matías Kulfas presentaron el lunes 13 de septiembre, el Proyecto: “Ley de Compre Argentino, Desarrollo de Proveedores y Compras para la Innovación”. Suena lindo, pero quien presta atención, sospecha: la ley tiene casi el mismo nombre de la  impuesta por Macri. Y cuando la leemos, notamos que su contenido es muy parecido.

Ahora bien, ¿por qué Macri querría una ley de Compre Argentino? Sencillo: durante dos años y medio no pudo instalar la “lluvia de inversiones” porque estaban vigentes las leyes de Compre Argentino 5340/63 y Contrate Nacional 18.875/71 así como una posterior, Compre Trabajo Argentino, Ley 25.551/01, no relevante para el análisis actual.

Es necesario destacar que las dos primeras leyes, sus decretos reglamentarios y sus procedimientos de acciones obligatorias fueron la base sobre la cual se desarrolló la poderosa industria electromecánica y metalmecánica, lo que dio como resultado que en ese período la Argentina fuera el país industrial más poderoso de Sudamérica. Muy por delante de Brasil. Nuestro país industrial, que el programa económico de la dictadura civico-militar del 76-83 y luego, los gobiernos radicales y menemistas, se esmeraron en destruir.

La versión macrista de la ley, en cambio, es producto de una reformulación elaborada por expertos estudios de abogados que, conservando el nombre pero modificando los procedimientos de selección, transformando derechos en opciones discrecionales a consideración de las burocracias gubernamentales elementos decisivos en el otorgamiento de las compras y relajando hasta la intrascendencia los controles de las compras de los servicios públicos concesionados, desactivaron el poder de las primitivas leyes de Compre Argentino en cuanto a obligar al Estado y su Poder de Compra integral a privilegiar a los proveedores de capital Interno que cumplieran con tres requisitos básicos reconocidos desde la Primera Junta: costo, calidad y plazo de entrega, sin otra condición. Bien dijo el economista Aldo Ferrer: “La Globalización está presente en todo el mundo, pero cada país tiene la que se merece”.

 

 

Aldo Ferrer, cada país tiene la globalización que se merece.

 

 

Macri no pudo desarrollar su idea de la “Lluvia de Inversiones” porque el régimen legal del Compre Argentino estaba vigente (e ignorado para facilitar la fuga de divisas). El procedimiento y organización empleada lo hemos bautizado “O.N.C.A.” que significa Oligarquía Negociadora Cipaya Argentina. Tomamos el nombre Oligarquía de nuestra historia argentina, pero a diferencia de la terrateniente, ésta sólo se dedica a hacer negocios con renta en divisas, para eso es “Negociadora” acá y afuera, para armar la fuga, que la debe hacer con extranjeros de modo de justificar sus gastos en divisas de lo que “en la Argentina no se puede hacer”, por eso es Cipaya y aclaro que es argentina, porque, según observamos Alejandro Romero y yo, autores del trabajo sobre la ONCA presentado en la Asociación de Filosofía Latinoamericana y Ciencias Sociales en 2018, en todas las ex colonias iberoamericanas la matriz de negocios coloniales dejó una marca cultural que promueve este comportamiento; que, a posteriori, el neoliberalismo vernáculo adoptó y aprovechó para sus negocios privados, sin que se hayan desarrollado defensas internas contra este virus financiero que ataca todos los órganos económicos democráticos argentinos.

Macri puso en funciones un fuerte equipo jurídico para derogar la ley de Compre Argentino (5340) que le trababa esos negocios pensados por Cambiemos. Estos lograron imponer, contra los intereses de los industriales, de los trabajadores y del producto bruto industrial un régimen de “Desarrollo de Proveedores” que no tuviese las cláusulas detalladas del Compre Argentino que le impedían implementar el sistema de PPP.

Lo logró en el tercer año de su mandato. Los contratos que llegó a firmar no entraron en vigencia y pudieron ser anulados. De haber sido válidos a tiempo, hubiesen representado un saqueo más para la Argentina por al menos 30 años luego de terminadas las inversiones comprometidas que resultaban ser la reinversión local de lo obtenido en las fugas iniciales para renta abusiva posterior. La existencia de la Ley les trababa su realización porque en tiempos futuros podían ser impugnados con el riesgo de ser declarados nulos los contratos y entonces perder esas inversiones, ruinosamente. Recién pudo enfocar “la lluvia de inversiones” el último año. Esta “lluvia” era algo ruinoso para el país donde el estado se comprometía a pagar por 30 años el canon estipulado, que claramente sería mayor de lo necesario. En eso consistía el negocio. O sea esa ley de Compre Argentino, que para los liberales trababa del desarrollo, nos salvó de un mucho mayor endeudamiento. No es poco mérito para solo un “recuerdo” de juridicidad virtuosa. Los contratos que logró hacer Cambiemos, no se habían comenzado al asumir el gobierno de Alberto y pudieron ser anulados. (Creo que esto es lo que lo tuvo mal a Macri cuando inesperadamente perdió las votaciones preliminares y explica la ultra actividad proselitista que tuvo para ver si recuperaba terreno y plata a ganar.)

 

 

Francisco Cabrera, por suerte llegaron tarde.

 

 

 

 

Descripción funcional

El Régimen Tuitivo (que tutela) del Compre Argentino era un sistema de leyes, decretos, reglamentaciones, o sea un instrumento complejo y poderoso, que consistía en darle derechos (no solo posibilidades) a los empresarios argentinos de capital interno. Las ofertas en licitaciones públicas se debían emitir con el sistema de doble sobre. El sobre 1 incluía las prestaciones de la oferta, o sea la calidad y el plazo de entrega. Los oferentes que hubiesen aprobado el sobre 1, en una selección que era pública, pasaban al sobre 2, que incluía el precio y ganaba el más bajo entre los calificados. Este procedimiento era lo básico y obligatorio y la ley le otorgaba al ganador el derecho a ser adjudicatario, sin más trámites. Si el comprador no cumplía y no le adjudicaba al vendedor, este se presentaba en la justicia, la cual ordenaba la adjudicación. Este procedimiento fue muy potente, tanto que el progreso técnico de esa época se lo adjudicamos básicamente a esas leyes y su aplicación, que funcionaba muy bien a los fines del crecimiento de la Argentina industrial y del trabajo argentino. Crecían las industrias, los proveedores de las industrias, el sector obrero y la clase media.  Nada de esto puede pasar con el proyecto de ley actual, que hace lo de Macri, transforma derechos en opciones del gobierno.

¿Están sobrando todas las facultades de ingeniería de la Argentina? ¿Las de química? La industria argentina de capital interno, cuando existía era el mayor empleador de profesionales de las ciencias duras.

 

 

Lo estratégico

Menciona la presentación actual del Ministerio de Producción que la ley de la era Macri carece de promoción de sectores estratégicos. Es así, pero se nos propone que esos sectores se satisfagan con una promoción de un 10% de sobreprecio. En mi opinión resulta escandalosa la sola propuesta de esta solución mercantil. Lo estratégico está vinculado con lo soberano. ¿Piensa el ministro que la soberanía se puede medir en pesos? En todo país desarrollado este concepto es legislado como prohibición de contratar en el exterior, inclusive limitan el realizar acuerdos comerciales con empresas extranjeras, salvo autorización especial y para avanzar en negociaciones.

 

 

Matías Kulfas: no más del 10% de sobreprecio.

 

 

Poder de compra del Estado

La ley presentada pretende garantizar mucho más, ya que implica el control de los gastos de los concesionarios de los SSPP. El gobierno defiende a las empresas concesionarias de los servicios públicos. ¿Pero quién defiende al público? El público es la gallina de los huevos de oro, todos se lo apropian, sin límites. Es algo para cambiar, los gastos de más, generados para justificar tarifas cada vez más altas y licuar utilidades, implican una certeza de colusión entre el poder público y las empresas concesionadas, ya que nunca hemos escuchado de conflictos debidos a la verificación de costos abultados y que los hay, seguro, abundan en todos los SSPP concesionados. La vigencia del Compre Argentino solo ponía controles para el desarrollo. El poder económico hizo todo para minimizarlo, desaparecerlo para fugar por medio de compras sin control industrial. Su contrapartida es el avance continuo de la pobreza desde 1982 a un promedio del 7% anual acumulativo.

El actual proyecto de ley de Compre Argentino no contribuirá a revertir esa situación si se aprueba tal como está redactado, ya que:

  • no recompone los derechos de las empresas argentinas de capital interno,
  • no garantiza el desarrollo de industrias nacionales de capital interno para atender sectores estratégicos, y
  • no vuelve a establecer que las empresas argentinas de capital interno que cumplan con las tres condiciones de calidad, plazos de entrega y mejor precio adquieren con ello automáticamente el derecho inalienable y judicialmente exigible de ser el proveedor del Estado en el área y por el bien concursados.

Se trata, una vez más, de una legislación laxa, de fuerte aroma neoliberal, que deja abierta la puerta a una multitud de discrecionalidades y arbitrariedades, apta para que su aplicación resulte menoscabada y aun anulada por los lobbys y las presiones empresariales o políticas.

La ley aún no se aprobó. Vale la pena instalar la discusión de su contenido e incorporar en su redacción final las adquisiciones de una legislación nacional anterior que ha demostrado, en cambio, ser capaz de promover real y efectivamente el desarrollo y la integración nacionales, en beneficio de la industria, el trabajo y la innovación argentinos.

 

 

 

 

* Integrante del Grupo Bolivar y del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz
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