CODICIA VS SOLIDARIDAD

Desde fines de febrero, tres de cada cuatro acciones del S&P 500 perdieron más del 10% de su valor

 

La incertidumbre y el miedo recorren el mundo al compás del avance arrollador de un virus, cuyo origen, duración, capacidad de mutación, y cura, son desconocidos. Convertido en pandemia por la Organización Mundial de la Salud, el coronavirus (Covid-19) ha entrado en el panteón de las plagas que azotaron a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Su galope retumba por todas partes, trasciende la vida humana y penetra los confines del orden social establecido. Así, el virus arremete contra los pilares que sostienen la estructura económica y financiera mundial y penetra en los territorios mas alejados. Nos precipita hacia un caos, cuya duración y fin desconocemos. Sin embargo, no todo es oscuridad.

El tumulto que levanta el virus permite que la codicia sistémica del capitalismo global monopólico se descarne en el escenario internacional y en nuestro propio país. El dinero se esfuma como cenizas al viento y el ciudadano de a pie tiene oportunidad de cuestionar el sentido ultimo de una vida atropellada por relatos interesados y plagados de signos y valores efímeros, huecos, donde los sound bytes sustituyen a las palabras y estas al pensamiento. Ante sus ojos se abre el contraste de una vida navegada bajo la ignorancia y la impotencia y una realidad salvaje impuesta por la voluntad y el cinismo de unos pocos. La avaricia infinita de un Minotauro que todo lo devora pierde ahora, por un fugaz instante, su índole natural, invisible y eterna. El laberinto se llena de grietas y la posibilidad de orientar el camino hacia la prevalencia del bien común revela una posible salida. Mientras unos pocos se apresuran a pescar en el rio revuelto para hacer ganancias, los que son más pueden empezar a vislumbrar el porqué de tantas injusticias.

 

 

Coronavirus en el sistema financiero internacional

Este virus salvaje no cayó sobre un mundo apacible. Sin embargo, parece haber dinamitado la pestilencia de la impunidad financiera en un mundo altamente integrado en lo económico.

La brecha creciente entre el endeudamiento y la producción generó en las últimas décadas burbujas de precios en los mercados financieros. Desde la crisis de 2008, la Reserva Federal y los bancos centrales de los países más desarrollados contribuyeron a impulsar este fenómeno con políticas de flexibilidad monetaria y tasas de interés cercanas a cero. Así, el endeudamiento creciente y la especulación financiera se desparramaron desde el centro hacia la periferia del mundo. El acceso de Trump a la Presidencia de los Estados Unidos en 2016 habría de dar mayor dinamismo a estas políticas.

Trump hizo del auge especulativo de acciones y bonos y de la militarización de la política financiera el eje de la estrategia norteamericana para dominar el mundo. Desde un inicio fue acosado por un golpe blando liderado por facciones del Estado en las Sombras, que buscaban destituirlo acusándolo de connivencia con Rusia para ganar las elecciones. En esas circunstancias, Trump fugó hacia adelante dando fuerte impulso a la inversión en la industria de guerra y al desarrollo del mercado financiero. Fuertes incentivos impositivos permitieron a las grandes corporaciones sustituir la inversión productiva por la compra masiva de sus propias acciones (buybacks) y hacer ganancias extraordinarias en el mercado financiero. El auge de la especulación financiera pretendió concretar la promesa electoral de restituir la grandeza norteamericana (Make America Great Again, cuya sigla suena muy graciosa en castellano, MAGA). Los síntomas de la recesión, sin embargo, se agolpaban en el horizonte y hoy atropellan nuestro presente.

Los primeros síntomas de una incipiente crisis de liquidez del sistema financiero aparecen a fines de 2018 y se consolidan desde septiembre de 2019 en el mercado de pases interbancarios (repos). Sin embargo, el derrumbe del mercado financiero salió a plena luz del día entre fines de febrero y la primera semana de este mes. Por ese entonces, la constatación del impacto económico global del coronavirus detonó la venta masiva de acciones y bonos y la consiguiente destrucción de 2 billones (trillions) de dólares. En ese breve lapso, tres de cada cuatro acciones del índice S&P 500 perdieron más del 10% de su valor (nytimes.com 7 3 2020). Esto fue el comienzo de un drama que continua escalando en intensidad.

 

 

Petróleo y crisis financiera

El sábado 7 de marzo, la negativa de Rusia a recortar la producción de petróleo propuesta por Arabia Saudita para capear la caída de la demanda provocada por el impacto del coronavirus sobre la producción mundial, intensificó la crisis financiera.

En los últimos años los países productores de petróleo reunidos en la OPEP ampliada, buscaron estabilizar sus precios recortando la producción. En ese mismo lapso, Estados Unidos impulsó la producción de petróleo y gas no convencionales. Ganando mercados a sus competidores se convirtió en el primer exportador mundial de petróleo. Desde esta posición, impuso sanciones a empresas rusas y de otros países que participaban en la comercialización del petróleo iraní y venezolano. En enero impuso nuevas y severas sanciones financieras a empresas rusas y europeas bloqueando la construcción del proyecto Nord Stream2 que pretende abastecer de gas ruso a Alemania, y por esta vía a Europa (Forbes.com 6 8 2019; zerohedge.com 13 3 2019; 17 2 2020).

Rusia aprovechó la debacle ocasionada por el coronavirus para profundizar la crisis que aqueja actualmente a la producción de petróleo norteamericano no convencional. Su negativa a plegarse al recorte de producción propuesto por Arabia Saudita llevó a este país a desatar una guerra de precios anunciando el aumento sin límites de su producción petrolera, bajando sus precios y afectando inmediatamente al precio del barril. A diferencia de Arabia Saudita, Rusia puede aguantar esta guerra de precios por diez años mas (zerohedge.com 7 3 2020. oilprice.com 9 3 2020, fortune.com 12 3 2020).

La depreciación del petróleo repercutió inmediatamente sobre el mercado financiero, amenazando a las empresas energéticas y especialmente a las vinculadas a la producción de petróleo y gas no convencional (zerohedge.com 11 3 2020). En su mayoría estas empresas están al borde de la quiebra, altamente endeudadas y afectadas por la acelerada disminución de la productividad de los pozos de petróleo no convencional. Constituyen un sector importante dentro del universo de deuda corporativa que hoy asciende a 10,5 billones de dólares (trillions), y con 1,5 billones considerada deuda basura (junk) constituye uno de los puntos mas débiles del sistema financiero norteamericano (zerohedge.com 9 3 2020).

 

 

Crisis de liquidez y emergencia sanitaria

El impacto de la caída de los precios del petróleo trascendió rápidamente al mundo de las corporaciones energéticas, golpeando sobre un amplio espectro de artefactos financieros que incluyen activos vinculados al petróleo. Estos están dispersos entre distintas entidades financieras y especialmente entre algunos de los principales fondos de inversión (zerohedge.com. 11 3 2020). Las ventas masivas también erosionaron los precios de las acciones vinculadas a los viajes y al turismo afectadas por la explosión del coronavirus, y a los bancos y entidades financieras vinculadas con deuda corporativa en general, y especialmente con las empresas dedicadas a la producción de petróleo no convencional. (zerohedge.com.9 3 2020). Asimismo, y como ocurriera en otras ocasiones, el uso de algoritmos en las transacciones financieras amplificó el impacto negativo de las ventas masivas. El algoritmo es una especie que se desplaza en manada.

A lo largo de la semana recrudeció la crisis de liquidez en el mercado de pases interbancarios (repos). A esto se sumo la creciente avidez de grandes corporaciones que, como Boeing, Carlyle y BlackStone, se abastecieron de dinero en efectivo acudiendo a líneas de crédito secundarias (revolver credit), pasibles de ser utilizadas en caso de crisis. Este fenómeno, reminiscente de la crisis financiera de 2008, amenaza a la estabilidad de los bancos y puede desembocar en una corrida bancaria (zerohedge.com 11 3 2020).

El miércoles Trump suspendió por 30 días todos los vuelos desde y hacia Europa, con excepción del Reino Unido, reconociendo así por primera vez la gravedad de una situación que al principio intentó minimizar. Asimismo, la Reserva Federal descargó en un día 1,5 billones (trillions) de dólares en una inyección sin precedentes de liquidez en el mercado financiero (zerohedge.com 12 3 2020). Aún así, no pudo contener las ventas masivas de activos y hacia el jueves los mercados financieros del mundo volvían a caer con  estrépito. El valor de los bonos del Tesoro norteamericano se evaporaba rápidamente, el S&P 500 perdía 9,51% de su valor y el Dow Jones se precipitaba en la peor caída desde 1987. Mientras tanto, el precio del petróleo se licuaba rápidamente, llegando a representar la mitad del valor que tenía a principios de año.

Paralelamente con estos desarrollos, distintos estados proclamaban la emergencia sanitaria en sus respectivos territorios, el CDC estadounidense (Center for Disease Control) alertaba sobre la incapacidad del sistema hospitalario para enfrentar la vertiginosa propagación del virus y cundían los cuestionamientos sobre la escasa cantidad de kits utilizados hasta el momento para detectarlo.

El coronavirus expuso la desarticulación de un sistema de salud fuertemente privatizado. Los Estados Unidos tienen hoy 2,8 camas de hospital por cada 1,000 habitantes. Es decir, menos camas disponibles que en Italia (3,2), China (4,3) y Corea del Sur (12,3). Asimismo, el sistema hospitalario solo cuenta con 45.000 camas para terapia intensiva cuando, según estimaciones médicas, se necesitan 200.000 para enfrentar un desarrollo moderado del virus en una cantidad de población semejante a la norteamericana (nytimes.com 12 3 2020).

El país más poderoso del mundo, con mayor inversión militar del planeta, carece de las máscaras y otros recursos necesarios para proteger a sus habitantes de una pandemia como la actual. Asimismo, su población carece de los recursos financieros necesarios para enfrentar una enfermedad o una cuarentena. Hay más de 27,5 millones de personas sin seguro médico, cerca del 78% de la población vive al día, sin posibilidad de ahorrar para enfrentar una crisis como esta, y el endeudamiento por todo concepto de los individuos, asciende a los 13,5 billones (trillions) de dólares (Forbes.com 11. 1 2017; bloomberg.quint.com 5 3 2019).

 

 

Paro agropecuario y coronavirus

Esta semana culminó el paro agropecuario impulsado por el macrismo y productores autoconvocados en contra de la propuesta oficial de aumentar 3 puntos porcentuales las retenciones a las exportaciones de soja. Esta medida solo afecta a un 26% del total de los productores sojeros, es decir a la minoría empresaria con mayor poder económico. Los resultados del paro fueron deslucidos. Si bien se produjo una disminución drástica del comercio de la carne, la comercialización de granos no fue afectada en la medida que se esperaba. El paro contribuyó además a mostrar las disidencias internas del “campo” y las limitaciones del modelo agropecuario basado en los agro negocios.

Lejos de ser un todo homogéneo, el “campo” está compuesto por múltiples actores con intereses divergentes. El lockout patronal permitió que la disidencia entre afiliados a la Federación Agraria y su conducción saliese a la luz del día. Asimismo, mostró la falta de conexión entre las organizaciones empresariales del sector y sus representados, y la falta de representatividad gremial de los productores autoconvocados que, fogoneados por dirigentes del macrismo, alientan desde el mes diciembre la protesta contra el gobierno.

Por otra parte, el lockout patronal permitió visibilizar las falencias de un modelo de desarrollo agropecuario centrado en el monopolio del acceso a las tierras mas fértiles y basado en el desarrollo de agro negocios y pools de siembra con fuerte dependencia de tecnología importada y control de las exportaciones por parte de monopolios extranjeros.

Este modelo agropecuario multiplica la contaminación ambiental y la degradación de las tierras, ha sido incapaz de generar empleo, reproduce la inseguridad alimentaria, aumenta la dependencia tecnológica, la concentración económica y la capacidad política que tiene un reducido sector empresarial para imponer sus intereses inmediatos sobre el conjunto de la sociedad. Este grupo hoy jaquea a la política oficial en materia de precios y de tipo de cambio y se suma a los que, abusando de su posición dominante en sectores clave de la economía, buscan formar precios de acuerdo con sus expectativas sobre la evolución del tipo de cambio.

Este modelo de agronegocios que impera desde hace décadas, se presenta como algo natural. La desmesura de las demandas de los que se benefician con este tipo de desarrollo agropecuario en condiciones en que la pobreza aqueja a un 40% de la población, hay emergencia alimentaria y sanitaria y el Estado carece de los recursos necesarios para enfrentarlas, contribuye a erosionar el carácter natural del modelo. Permite plantear la necesidad de desarrollar políticas tendientes a impulsar un desarrollo agropecuario sostenible que impulse la inclusión social y ponga fin al hambre y la desnutrición. La agricultura familiar y el desarrollo de cooperativas y de pequeñas y medianas empresas con fuerte apoyo tecnológico pueden conducir hacia un modelo que, como en el caso holandés, asegure la multiplicación de la productividad en pequeñas superficies de tierra, independientemente de la fertilidad de los suelos y con un uso racional de agua y nutrientes. La belicosidad de los sectores más concentrados del campo ha abierto la puerta a una toma de conciencia social sobre la necesidad de impulsar otras formas de desarrollo agropecuario.

 

 

Impacto de la crisis financiera y reactivación económica

Esta semana se empezó a correr el velo que ha ocultado el impacto que puede tener la crisis económica global detonada por el coronavirus sobre la economía del país.

La caída de los precios del petróleo destruyó la fantasía de ciertos sectores políticos de saldar la deuda externa con los recursos de Vaca Muerta. A esto se sumó la caída de los precios de nuestras exportaciones, agravando la dificultad ya existente para generar los dólares necesarios para saldar los vencimientos e intereses de la deuda externa. En un mundo que se precipita hacia un caos económico y financiero de duración y gravedad todavía desconocidos, la reestructuración de la deuda externa se torna en un ejercicio cada vez más difícil de concretar. En este nuevo contexto, la emergencia alimentaria y sanitaria obliga a dar prioridad al escenario local adoptando todos los recursos que sean necesarios para proteger a la población poniendo dinero en los bolsillos tanto de los sectores más vulnerables como también de vastos sectores medios. Hoy la necesidad de desdolarizar a la economía y de proteger al mercado interno constituyen elementos centrales de la escena política.

En este contexto, el gobierno deberá recurrir a todos los recursos disponibles para impedir el desabastecimiento, el descontrol de la inflación y la crisis cambiaria con las secuelas que hemos conocido en el pasado. El Presidente comprende la gravedad del momento y así lo ha hecho saber cuando, preguntado sobre lo que hará si el campo se niega al dialogo y vuelve a parar, contesto que él es un hombre de dialogo, pero también tiene el poder y lo va a ejercer porque conoce muy bien a los intereses que representa (perfil.com 12 3 2020).

La reconstrucción del tejido social y la solidaridad social están hoy estrechamente ligadas a la reactivación de la economía. De ahí la necesidad de sumar a los que más tienen a este esfuerzo impulsando la constitución de un Fondo Patriótico con aportes voluntarios de estos sectores. Esto permitirá visibilizar lo que cada uno defiende y está dispuesto a dar en este entrevero. Asimismo, será necesario aumentar el control de cambios y gravar las actividades que generan rentas de diversa índole, incluida la financiera. La presión sobre el tipo de cambio oficial obligó esta semana al BCRA a vender cantidades importantes de dólares para contenerlo, algo que en el futuro será cada vez mas difícil.

Otros factores no directamente económicos determinan la crisis que padecemos. Entre ellos se destaca el relato impulsado por los medios de comunicación más concentrados. El mismo busca vaciar a las palabras de contenido, confundir, neutralizar la capacidad critica y polarizar despertando el pánico a las demandas de los “de abajo”. Frente a esto cunde la necesidad de llenar a las palabras de contenido y promover la participación de todos los sectores de la sociedad en el análisis crítico de nuestro presente.

 

 

 

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