El lunes pasado Morales anunció que los jujeños que vuelvan a la provincia podrían regresar a sus casas pero las viviendas iban a ser marcadas con una faja. La presencia de los recién llegados iba a ser comunicada a los vecinos de la cuadra y también a los vecinos de la manzana, que a partir de entonces iban a saber que esa familia, la familia Pérez, García, Morales o lo que fuera, dijo, estaba en cuarentena. La propuesta se escuchó como eco de las marcaciones que los nazis trazaron a partir de 1933 en las tiendas judías de Alemania, primero con pancartas y luego con la estrella de color amarillo.
“La opción de ir a tu casa la vamos a hacer cuando lleguen los test rápidos. Porque cuando (esa persona) llegue a su casa, le hacemos un test rápido y, a los 7 días, le hacemos un nuevo test. Si en los dos test da negativo, te levanto la cuarentena. Mientras tanto, van a estar en cuarentena todos (los miembros de la familia). Y les vamos a poner una faja en la casa. Y le vamos a decir a los vecinos de la cuadra y de la manzana que esa familia, la familia Pérez, García, Morales o la que fuera, está en cuarentena. Y que, si sale, puede contagiar a alguien. Va a haber un control social”.
Las imágenes con las instrucciones de Morales no tardaron en viralizarse ese mismo día. La revista Noticias publicó la primera nota con un anclaje: Fachovirus. Con esa misma clave la replicaron los medios locales y la prensa nacional. Y las redes le respondieron con memes que volvieron a compararlo con el nazismo.
Gerardo Morales finalmente hizo un mea culpa, dos días más tarde. A través de un Twitt dijo que la expresión poner una faja en una casa fue exagerada.
En Jujuy se dice que Morales usa ahora el virus como una de las formas de agitar el miedo como antes lo hizo con Milagro Sala. La pandemia ocupó ese lugar para sostener aquel slogan de paz con el que busca mantener libres las veredas. Ordenó cierre de escuelas antes que en Nación, mandó a todo el mundo a su casa, echó a un convoy con extranjeros varados en la frontera y desde hace semanas ruega a los jujeños que están afuera que no vuelvan. Que no lo hagan, porque cuando obliga a la provincia a alojarlos en hoteles que a esta altura tienen las camas saturadas. En el medio, genera programas del tipo Utilísima con el slogan Quedate en tu casa. Los tutoriales replicados por los diarios locales enseñan hasta a hacer origamis.
Uno de los tutoriales más impactantes es uno en el que es el actor. Él mismo aparece, hilo y aguja en las manos, indicando cómo coser tapabocas. Una obra maestra del kitsch andino.
Entre las últimas noticias de ese país está también aquella en la que se lo escuchó pronunciar la palabra Túpac sin ponerse rabioso. La fábrica textil de la organización social, mejor dicho, lo que quedó de esa fábrica después de la persecución de Morales, produce 3.500 barbijos por día contra reloj, con 35 costureras del plantel original de 140 personas, a las que la provincia paga 5 pesos la unidad. Cobran por día y en negro. En las últimas horas, el gobierno supremo también ajusta las arcas. Hace un mes advirtió a los intendentes que iba a pagar los sueldos de abril pero no podía asegurar qué iba a pasar en mayo. Los gremios estatales esta semana empezaron a saberlo. Se les anunció un recorte de 20 por ciento del salario. Finalmente, el Ministro de Trabajo aclaró que no sacarán dinero del bolsillo sino del futuro: la provincia dejará de pagar el aporte jubilatorio de los empleados públicos mientras dure la emergencia.
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