Carta Abierta al presidente

Nos volcamos a las calles, como usted indicó que hiciéramos si sentíamos que se había desviado del camino.

 

Señor presidente, antes de comenzar a exponer los motivos que me impulsan a escribirle estas palabras, lo saludo y felicito por su elección como presidente, en elecciones limpias y democráticas, por su brillante discurso ante la Asamblea Legislativa y por la conformación de lo que considero un muy buen gabinete y aquí si comienzo a entrar en el tema, a excepción de las áreas de minería y ambiente. Con todo el respeto que me merece Juan Cabandié y con todas las causas que siento que nos unen, no veo que exprese de parte de su gobierno la mayor preocupación hacia el área ambiental. Por lo menos en base a sus antecedentes, de los cuales desconozco los asuntos ambientales. Ojalá me equivoque y me demuestre lo contrario. Pero claramente no expresa una experiencia y un conocimiento en la materia como si la expresan el Ministro de Salud, la Ministra de Seguridad o el Ministro de Cultura, por poner solo tres ejemplos.

 

Disculpe, aún no me presento. Soy Juan Lucangioli, tengo cuarenta y un años, soy padre de tres hijos, músico y escritor, nacido en la ciudad de Buenos Aires y radicado en la Provincia de Mendoza, a la cual hace muchos años siento como mi lugar en el mundo. He votado por usted, con total convencimiento y esperanza, y no es que haya perdido la esperanza pero si le confieso, que tanto a mi como a miles de mendocinos y mendocinas, la alegría nos ha durado poco.

 

Hoy nos estamos volcando masivamente a las calles, tal como usted indicó que hiciéramos si sentíamos que se había desviado del camino.

Imagino que, a esta altura, ya está claro que me estoy refiriendo a la modificación de la Ley 7722 que realizaron mayormente Cambiemos y el Frente de Todos (gobernador y legisladores) como un acuerdo de cúpulas, alejado del pueblo de Mendoza y votaron, evitando prácticamente el debate, en menos de diez horas ambas cámaras, en una legislatura vallada y vigilada que me recordó las peores leyes a nivel nacional del gobierno de Macri. Legisladores que se alejan de sus pueblos y requieren para sesionar vallas y guardia de infantería.

Ahora bien, es cierto, que yo no lo he votado específicamente por su posición acerca de la minería, y sé el rol importante que en el armado político del Frente de Todos ocupan José Luis Gioja y Sergio Uñac, y tampoco me voy en este caso a meter a opinar o juzgar lo que escapa completamente a mi capacidad de análisis.

 

Pero si le quiero mencionar algunos aspectos importantes en donde me siento defraudado y siento el deber de salir a la calle y escribirle estas palabras: uno de ellos es su constante mención y ponderación del diálogo como forma de gestión y de relación entre los actores de la realidad argentina. Ahora bien ¿usted piensa que la modificación a una ley extremadamente sensible a la población de Mendoza se puede o se debe hacer en diez horas?

¿El diálogo al que usted hace mención sólo compromete a cúpulas políticas? ¿O ese diálogo involucra a la sociedad y sus inquietudes, al pueblo y sus organizaciones?

Estoy seguro de que usted está de acuerdo con esta última opción y esa escucha debe estar también orientada a la sociedad, más aún cuando es una sociedad movilizada como es la sociedad de Mendoza (o un gran sector de la misma) en este momento.

También permítame señalarle el error cometido al haber anunciado que se levantaban en Mendoza las restricciones a la minería antes de que las reformas a la Ley 7722 fueran realmente efectivas. Esto vuelve a poner sobre la mesa lo anteriormente mencionado: acuerdos de cúpulas, y debates que ya están “cocinados” antes de cortar los ingredientes. Sospechas. Sombras del todo innecesarias.

Creo que esas palabras suyas celebrando esa apertura de Mendoza a la minería no han sido positivas para nuestra democracia y han sido como un balde de agua fría para miles y miles de mendocinos y mendocinas que le hemos dado nuestro voto y, con él, nuestra confianza. Realmente nos han dolido Señor Presidente. Nos han dolido mucho.

 

Como a muchos votantes de Cambiemos les habrá dolido la iniciativa del Gobernador de modificar esta Ley ¿Pero sabe una cosa?

En esta inmensa movilización que ha despertado en Mendoza, no hay grieta Señor Presidente, hemos superado esa enfermedad de la sociedad argentina. Aquí estamos todos y todas juntos, de distintos partidos políticos, de distintas opiniones, de distintas clases sociales, de las asambleas por el agua, las universidades, la ciencia, el arte, familias enteras; cuánto me gustaría que pudiera sentir lo que estamos viviendo al pie de nuestra amada cordillera. Estoy seguro que le haría pensar y, sobre todo, sentir las cosas de otra manera.

 

Y creo también, que está muy mal asesorado en este momento por los legisladores del peronismo mendocino, que menosprecian y desoyen nuestras movilizaciones y hasta han llegado a llamarnos “una barrita” o “solo gente de clase media” o que “movilizan menos que el sindicato más pequeño” ( lo cual es, además, del todo mentira, ya que somos una multitud).

Si Presidente, así de soberbios y despectivos están siendo quienes representan a su fuerza política en nuestra provincia. No nos ven. No nos escuchan. Y ¿sabe una cosa? Por lo que estoy observando, la mayoría de quienes estamos movilizados lo hemos votado a usted.

Y, como si el peronismo de Mendoza tuviera pocos problemas, muchos de nosotros quisiéramos poder pedirle a estos legisladores provinciales y nacionales que nos devuelvan nuestro voto.

Nos sentimos estafados. Por ellos, aclaro, no por usted, hasta aquí; por lo menos en mi caso.

 

Hay excepciones, por supuesto, y no sabe cuánto las agradezco, me refiero a los legisladores y legisladoras de su espacio político que no han convalidado este atropello.

 

Yo sé Señor Presidente, que nos faltan dólares, y sé muy bien, si me permite la metáfora con ese deporte que tanto amamos usted y yo, que usted está agarrando en este momento la dirección de un equipo que viene perdiendo por goleada y encima tiene un penal en contra.

Pero, en ese marco me permito reflexionar: mientras hay gente, funcionarios, como el gran Daniel Arroyo, o el señor Martín Guzman (todo mi respeto para ambos) que se dedican, inevitablemente a solucionar lo urgente ¿alguien piensa en lo importante? Porque solo atajando penales no vamos a sacar este partido adelante. Siempre lo urgente, creo, debe estar inserto en el marco de lo importante. ¿no es el medio ambiente importante? ¿no es una sociedad que se moviliza importante? ¿no es el agua importante? Más en una provincia que atraviesa una crisis hídrica de diez años.

 

Disculpe, Señor Presidente, este último párrafo no quiero que suene ni arrogante ni tampoco irónico. Asumo que yo no podría llevar adelante la titánica empresa que usted comanda en este momento, lo único que puedo hacer mejor que usted es tocar blackbird en la guitarra.

 

Pero si necesito expresarle los sentires que aquí se viven en estas horas y que son muy difíciles de comprender en otro contexto que no sea el de Mendoza. Yo mismo no entendía del todo estas luchas cuando llegué desde Buenos Aires. Por eso insisto en que alguien le está pintando mal la imagen de esta provincia.

 

Y le cuento algo, yo he sido algún tiempo militante político, hace muchos años, y he compartido calles y plazas con gente hoy muy cercana a usted y a la vicepresidenta. Cuando no había cargos, ni sueldos, ni nada, solo amor y compromiso en movimiento. Y cuando llegué a Mendoza, sentí que en las asambleas en defensa del agua podía respirar algo de ese aire de compromiso sin pedir nada a cambio, puras convicciones y conciencia.

 

Y sentí también que lo más sano de nuestra juventud se volcaba a esas causas. Lo he intentado transmitir a legisladores y actores políticos con los que he sentido alguna cercanía pero no he encontrado respuestas. Parece que la política fuera la rosca, los cargos, etc. Y ahí es donde comienza a alejarse de la gente de a pie. Hay algo que me preocupa mucho: esa sensación que aquí crece de que “son todos lo mismo”. Yo no pienso eso, pero aquí su fuerza política ha actuado muy mal y debe recoger este guante y salir a demostrar lo contrario. Hasta aquí, permítame decirle, que en la legislatura provincial se ve todo muy parecido. Todo muy gris.

 

También creo que se ha desviado de su camino, basándome en su cita a la encíclica Laudato Si, de nuestro querido Papa Francisco y a su expresión a favor de “una política ambiental activa que promueva una transición hacia un modelo de desarrollo sustentable” (son sus palabras).

Este modelo de desarrollo sustentable nunca ha estado ni estará representado por la mega minería a cielo abierto. Podemos citar muchos desastres ambientales, contaminación de ríos, tierras devastadas y “sacrificadas”, pero ciertamente no nos sirve como esa transición hacia un desarrollo sustentable. Le pido, en ese sentido, que revise el nombramiento y la trayectoria de Alberto Hensel, sobre quien pesan demasiados mantos de sospecha en torno al lobby de las empresas mineras (más precisamente Barrick Gold). Yo no tengo certezas al respecto, por eso le pido que lo revise. Porque así como los operadores judiciales contaminan la justicia, los operadores y lobbystas de las grandes empresas contaminan, muchas veces la gestión política.

 

Y ¿no cree usted que la empresa Barrick Gold ha gozado en la provincia de San Juan de una impunidad poco sana?

 

Con esto entramos en el tema minero, tema muy controversial, sobre todo por las condiciones en las que esta actividad se ha venido desarrollando en la Argentina. No olvide, Señor Presidente, que la ley minera, financiada por el Banco Mundial es hija del neoliberalismo, modelo político económico contra el que votamos el último 27 de octubre.

 

Le pido, que abramos un debate serio sobre la materia, tanto por su impacto ambiental como también por el modelo de minería de país subdesarrollado que posee hoy la Argentina.

 

Por este medio reafirmo mi compromiso hacia la ley 7722, mi defensa inclaudicable hacia el agua de Mendoza, mi alegría por estar junto al pueblo en la calle y no adentro de una legislatura o una gobernación vallada y vigilada.

 

Le reitero mi confianza y le escribo con la esperanza de que esto sea un aporte. Soy músico, no tan famoso como Patti Smith, pero igualmente le pido que afiance su compromiso con nuestro único hogar, con esta tierra maravillosa que nos fue dada como un paraíso y tantas veces hemos convertido en un infierno.

 

Usted utilizó mucho las palabras innovación y creatividad en su discurso y eso me da esperanza, porque las necesitaremos para encontrar los caminos más efectivos, pero también más nobles para llevar adelante el sueño de poner a esta Argentina de pie.

 

En ese camino Mendoza dice: debemos ponernos de pie pero sin llevarnos el planeta por delante, sin envenenar al agua, cuidando nuestra tierra, nuestro aire y nuestros glaciares.

 

Le pido mis más sinceras disculpas si en algo me excedí o en algo le he faltado el respeto. No ha sido esa mi intención en ningún momento.

 

Mis saludos cordiales y mis bendiciones.

PS. Esta carta fue escrita horas después del voto de la Legislatura. El Cohete la publica como testimonio del clima social que vive Mendoza y que consiguió torcer la voluntad del gobierno radical y de sus aliados Todistas, de modo que primero anunció la suspensión de la vigencia de la ley para abrir una mesa de diálogo, y luego su lisa y llana derogación ante la ostensible falta de licencia social para el uso de tóxicos capaces de envenenar la cultura del agua sobre la que Mendoza basa su existencia.

 

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