“Tanto María Eugenia como yo hemos tenido, no sólo ahora, sino a lo largo de estos años, una responsabilidad muy grande en la creación, desarrollo y crecimiento del PRO y de Cambiemos. Somos lo mismo, después uno puede tener matices diferentes en lo que piensa, y eso está muy bien, es válido. Pero no siento que nosotros seamos más progresistas o no que Mauricio. Somos lo mismo”.
Horacio Rodríguez Larreta, en entrevista con Jorge Fontevecchia, 5-11-2017
Malos aires para la salud
El poder dominante de Cambiemos se concentra en el gobierno nacional y los gobiernos de la ciudad y la provincia de Buenos Aires. Siendo así, para definir con claridad y precisión el significado de la política de Cambiemos, hay que dar cuenta simultáneamente de los actos de Macri, Vidal y Rodríguez Larreta. Así lo definió este último: “Somos lo mismo”. Y ahora, Marcos Peña precisó: “Pienso que la diferencia de la provincia (de Buenos Aires) con el resto es que por su propio sistema no tiene un sistema de comunicación aislado de lo nacional, por lo tanto la provincia es nacional por definición”.
Que Vidal use para la campaña, en modo indigno, la tasa de mortalidad infantil, anunciando una baja en su provincia que atribuye a “las políticas sostenidas e integradas de su gobierno”, cuando es un índice que se mantiene en descenso constante desde hace al menos treinta años; o que Rodríguez Larreta en modo desarrollista presente como logro mayor el Paseo del Bajo en una ciudad que ha multiplicado hasta la vergüenza la pobreza y la indigencia, es parte de una misma política.
Una política que Macri redujo a la esencia de una imagen al fotografiarse con un fiscal en rebeldía de explicar las graves acusaciones de coacción, espionaje ilegal, extorsión e intimidación que tiene; con el Secretario de Seguridad; y con el traficante de productos y servicios militares, de seguridad y vigilancia Mario Montoto, sospechado de integrar una asociación ilícita con el agente de inteligencia maliciosa Marcelo D’Alessio, que lo nombrara “hermano de Stornelli” y jefe suyo. Una muestra de fuerza, impunidad y amenaza, en el contexto del día del Ejército, para hacer ver a quienes quieran profundizar una causa que escala en responsabilidades, que los de la foto “están con él”, así como se ve, pero que él controla la información, la Justicia y el monopolio de la violencia, por si lo olvidaron.
Esa política que es una, aunque sea ejecutada por tres personas, alcanza a la salud. Por eso es que el cambio de la situación sanitaria en la Argentina durante los tres años y medio del gobierno tripartito de Cambiemos –dejando de lado, claro está, satrapías como las del gobernador Morales y otros feudos—, puede explicarse al considerar los hechos más relevantes generados en esas tres jurisdicciones. En esta primera nota vamos a presentar un listado incompleto de esos hechos, para intentar comprender “el cambio” de Cambiemos para la salud pública. No incluyo aquí el estado de un tema tan relevante como el proyecto de una ley de Interrupción Legal del Embarazo porque el resultado de esa iniciativa atraviesa y hace responsables a todas las representaciones políticas.
La salud no es para todos
- Aumento de la pobreza y la indigencia
Este fue un efecto de la devaluación inmediata que impuso Cambiemos y que siguió creciendo por la eliminación de las restricciones cambiarias. Los estudios sobre pobreza y condiciones de salud son contundentes respecto a la relación directa que hay entre esos dos factores en cuanto al aumento de las enfermedades, el malestar y la muerte. La pobreza y la indigencia sumadas, en el segundo semestre de los años 2016, 2017, y 2018, según el INDEC, fueron respectivamente de 30.3%, 25.7% y 32% (según el Observatorio de la UCA esta cifra era de 33.6%). El mayor aumento se registraba en el conurbano de la provincia administrada por María Eugenia Vidal, alcanzando al 43.4% de la población en el tercer trimestre de 2018 según la UCA. Los datos indicaban que en 2018 el 52% de los de 0-12 años era pobre, aunque en el conurbano de Vidal era de 63.6% y en la CABA de Larreta era de 22.1%. El 35% de los niños iba a comedores.
- Aumento del desempleo y disminución del poder adquisitivo
La recesión que llevó a la pérdida de puestos de trabajo y la inflación con paritarias a la baja, causaron esta situación que tuvo como consecuencia directa la dificultad en el acceso a la atención y cobertura de la salud por caída en obras sociales y prepagas, y a que al menos el 30% de esa atención y cobertura corresponden al gasto de bolsillo de los pacientes.
- Aumento de los precios de la canasta básica
La buena alimentación es la piedra fundamental de la salud, pero el hambre y la malnutrición comenzaron a crecer rápidamente durante el gobierno de Cambiemos. La multiplicación de comedores populares que había descendido notablemente durante el gobierno anterior, casi hasta desaparecer, se volvió una emergencia no reconocida políticamente. En 2018, el 35% de los niños y adolescentes asistían a esos comedores. En diciembre de 2015 el kilo de pan costaba 25 pesos y en junio de 2019, más de 100.
- Reducción y sub-ejecución del presupuesto en salud
El gobierno anterior había dispuesto un 2.3% del presupuesto nacional para la salud en 2016, pero en 2017 pasó a ser del 2% y continuó a la baja en los presupuestos siguientes. Un ejemplo vergonzante de los alcances de esos recortes, según se señaló, fue la reducción en la compra de leche fortificada para menores de 6 años. Fue por las críticas a esas políticas que terminó renunciando el ministro Lemus.
Por su lado, Vidal bajó el presupuesto de 6.3% proyectado por el gobierno anterior para 2016, a 5.67% en 2017, y lo volvió a 6.3% en 2018. Esta política dio lugar al ajuste que se expresa en varios de los apartados de esta nota. La Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia (CICOP), afirmó: "El presupuesto 2019 es el más bajo de la historia de la provincia”. En 1994 el presupuesto de salud era del 10% y hoy es del 5.3%", dijo Jorge Yabkowski, de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la Argentina (FESPROSA).
A la vez, la falta de insumos en programas de prevención y control de enfermedades infecciosas y HIV-Sida, la falta de medicamentos y el deterioro edilicio, fueron una constante en los gobiernos de Cambiemos por la sub-ejecución de presupuestos ya ajustados. En 2017 la gobernadora Vidal sólo ejecutó 12.000 de los 30.000 millones asignados, y así creció el deterioro de los hospitales públicos bonaerenses como el Hospital-Escuela San Martín de La Plata o el Hospital Rossi de la misma ciudad.
- Reducción o eliminación de programas sanitarios
El Ministerio de Salud dejó de lado el Programa Funciones Esenciales de Salud Pública, que en orden a fortalecer la capacidad de los servicios en las provincias se dedicaba a diagnosticar la situación de salud en cada jurisdicción, fundamento básico para haber podido implementar seriamente su Cobertura Universal de Salud. También afectó a las provincias el ajuste del programa SUMAR que les proveía fondos e insumos, y la conversión del programa de Enfermedades Crónicas no Transmisibles en el programa Proteger que redujo los fondos para los programas provinciales en esa materia. En ese marco no llegaron a las provincias los fondos destinados a la prevención del dengue, la enfermedad de Chagas, el hantavirus y otras enfermedades. De igual modo se ajustaron los programas Incluir Salud, Atención de la Madre y el Niño, Atención Sanitaria en el Territorio, Médicos Comunitarios, y Desarrollo de Estrategias en Salud Familiar y Comunitaria, todos ellos de especial impacto en la atención y el tratamiento de personas en situación de pobreza.
Se ajustaron y achicaron asimismo el Plan Nacional de Medicina Nuclear-Nucleovida, el Instituto Nacional de Medicina Tropical, el ANLIS-Instituto Malbrán (afectando entre otros al control del hantavirus), y el Banco Nacional de Drogas Oncológicas, y desaparecieron las consejerías de salud sexual y reproductiva del programa porteño Chautabú. Cayeron los presupuestos de control y prevención epidemiológica en enfermedades endémicas y agudas, y en 2019 el presupuesto de la dirección de Sida, Hepatitis, Tuberculosis y Enfermedades de Transmisión Sexual se redujo en un 50%.
Pero quizá los más destacados de esos ajustes y usos políticos de la vida y la salud de la población hayan sido el cierre impiadoso del Plan Qunitas y el ajuste del Programa Nacional de Inmunizaciones que llevó a la falta de vacunas, según denunciaran los jefes de las áreas de inmunizaciones de 23 jurisdicciones provinciales con la excepción de la provincia de Buenos Aires. La suspensión de la inmunización contra el meningococo para niños y niñas de 11 años fue la mayor expresión de ese ajuste. La Justicia tuvo que intervenir para ordenar el restablecimiento de esa vacuna.
- Abandono del hospital público
Cambiemos puso especial empeño en ahogar al Hospital Alejandro Posadas, insignia sobreviviente del desguace de la salud pública nacional, con despidos, reducción del presupuesto, vaciamiento, precarización, privatizaciones y un permanente hostigamiento incluyendo la invasión de 250 gendarmes, que ya tenía en la gestión de Macri, Vidal y Larreta, el antecedente del ataque al hospital Borda con cientos de policías en abril de 2013. También se redujo el presupuesto del Hospital Garrahan y se despidió a los directivos que se oponían al ajuste. Y a la vez se redujo el presupuesto para el funcionamiento de los hospitales de alta complejidad construidos por el gobierno anterior, llevándolos al cierre o a unas prestaciones limitadas. Así pasó con 13 hospitales y entre ellos los hospitales del Bicentenario de Esteban Echeverría, Ituzaingó, Escobar –en la provincia de Buenos Aires–, y de Paraná, Entre Ríos. Así también con los hospitales Samic (Servicio de Atención Médica Integral para la Comunidad) de Cañuelas, Gregorio de Laferrere y Rafael Castillo. Y del mismo modo se redujo el presupuesto del Hospital El Cruce de Alta Complejidad en Florencio Varela, que había pasado a ser el número uno entre los hospitales públicos de la Argentina.
La gobernadora Vidal que había hecho campaña en 2015, criticando el estado de 53 de los 80 hospitales provinciales, poco y nada hizo por cambiar esa situación, y tres años y medio después de asumir y haber endeudado a la provincia del mismo modo que Macri lo hizo con la Nación, y a tono con la irresponsabilidad identitaria de Cambiemos, se exculpaba diciendo que “en 4 años no se puede recuperar lo que no se hizo en 28”. Quizá eso explicara el cierre de la terapia intensiva del Hospital Cetrángolo en Vicente López, el estado calamitoso del Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata, la falta de profesionales por los bajos salarios en los hospitales de la provincia o la denuncia del CELS y la intervención judicial para que se cerraran las secciones de agudos del Hospital Melchor Romero de La Plata por sus deplorables condiciones y por ser inadecuadas para albergar a seres humanos, entre tantos ejemplos del desastre sanitario generalizado en la provincia de Buenos Aires. Y quizá por esa pesada herencia de 28 años había tenido que priorizar, abandonando la alta complejidad, para (sólo) concentrarse en 43 servicios de guardia en mal estado. Toda una idea de la función del Estado en salud pública: sólo atender la urgencia, el lugar inocultable, y abandonar la atención primaria de salud, con la promoción, prevención, atención de primer nivel y la atención de alta complejidad; y forzar al hospital público a competir con los privados.
El modelo de ese abandono del hospital público a nivel nacional y provincial, ya se había puesto en marcha en la ciudad de Buenos Aires desde 2007, reduciendo los presupuestos en salud y el número de camas, y achicando los hospitales que según Jorge Lemus, entonces ministro en la Ciudad y luego en Nación, sobraban. Así fue que se proyectó la concentración de los hospitales Udaondo, Ferrer, IREP y Marie Curie en el Hospital Muñiz, en un Complejo Hospitalario Sur que los propiciaba por Decreto y no por Ley, en lo que se interpretó como la conjugación de achique de la salud pública y aumento desarrollista de los emprendimientos inmobiliarios privados con un proyecto de 160 millones de dólares. Y sin embargo, a mediados de 2017, la ciudad desarrollista de Cambiemos ya tenía, según un relevamiento realizado por más de 40 organizaciones sociales, a 25.872 personas “en riesgo de situación de calle”.
Pero ese abandono sanitario hizo que la justicia tuviera que intervenir para por ejemplo intimar al gobierno porteño a reparar la grave situación de los hogares de ancianos Guillermo Rawson y Alejandro Raimondi. Y en marzo de 2018, para condenar al gobierno de la ciudad de Buenos Aires a indemnizar a la familia de un niño en situación de calle muerto de neumonía en el invierno de 2010, cuando Macri era jefe de gobierno y Vidal ministra de Desarrollo Social, quedando acreditado que aunque el gobierno sabía de la situación crítica de la familia, nada había hecho para remediarlo.
Eran lo mismo.
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