Béliz, el radiactivo
La punta de lanza de Estados Unidos contra el plan nuclear argentino: el reactor chino y el CAREM nacional
El gobierno de los Estados Unidos presiona a la Argentina para que no avance en la adquisición de una central nuclear de potencia a China, y al mismo tiempo se propone desplazar del mercado mundial al reactor nuclear de baja potencia, CAREM, que la Argentina comenzaría a exportar a partir de 2026. Entre el martes y el viernes de la última semana se realizó en la Argentina la reunión anual del Comité Permanente Conjunto de Cooperación en Energía Nuclear entre la República Argentina y los Estados Unidos de América (JSCNEC, por su sigla en inglés), luego de dos años de suspensión por la pandemia. La Comisión Nacional de Energía Atómica pidió que la reunión se realizara en octubre, como era costumbre desde que comenzó el mecanismo, en 2003, alternando un año en cada país, pero el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, se impuso al ministro de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, y consiguió que prevaleciera el adelantamiento impuesto por Estados Unidos. Tanto funcionarios políticos como científicos nucleares sólo aceptan hablar del tema bajo condición de anonimato. Pero al autor le consta la ubicación privilegiada que ocupan y la solidez de sus conocimientos, por lo que no tiene inconveniente en hacer propios sus conceptos.
El encuentro, organizado por la Dirección de Seguridad Internacional, Asuntos Nucleares y Espaciales de la Cancillería (DIGAN) comprendió dos días de reuniones y dos de visitas. La parte norteamericana no ocultó su interés en el reactor modular pequeño a uranio enriquecido, CAREM 25, un proyecto con tecnología de punta 100% nacional. Por eso pidió una visita a la ciudad bonaerense de Lima, donde avanza la obra civil del prototipo del CAREM y otra a IMPSA, Mendoza, donde se fabrica el recipiente de presión.
El CAREM compite, entre otros, con el "reactor modular pequeño" que desarrolla Estados Unidos, para el que está patentando componentes en la Argentina. La Secretaría de Energía de Estados Unidos (DOE, en inglés) difundió el año pasado un documento de Estrategia de su oficina de energía nuclear, dirigido a “desarrollar un mercado global para la tecnología nuclear estadounidense, mantener el liderazgo y aumentar el acceso a energía limpia, no carbónica”.
La hoja de ruta que consta en la página 4 del documento anuncia que antes de 2029 entraría en operaciones el primer reactor modular pequeño de Estados Unidos, que disputaría el mercado global con el CAREM. Es ostensible el interés en retrasar el prototipo argentino, pionero en el mundo.
El apuro estadounidense también se explica por el propósito de impedir que se concrete el contrato entre la empresa argentina Nucleoeléctrica y la empresa China CNNC, por la compra de la cuarta central nuclear de potencia, lo que será Atucha III. La Subsecretaria de Política de No Proliferación del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Ann Ganzer, quien encabezó la delegación visitante, fue recibida por Béliz en la Casa Rosada. También mantuvo reuniones con los ministros Juan Manzur, Jorge Taiana y Daniel Filmus, con la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Adriana Serquis, con Nucleoeléctrica; con el presidente de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y con INVAP. En todas esas ocasiones, Ganzer advirtió contra China: que los chinos nos van a robar el negocio de exportación de radioisótopos si INVAP le vende un reactor de investigación; que los combustibles para Atucha III son deficientes y que podrían provocar un accidente nuclear. Pero los científicos que trabajan en Nucleoeléctrica le explicaron que la central china Hualong, cuya adquisición negocia la Argentina, ya pasó la Revisión Genérica de Seguridad del Organismo Internacional de Energía Atómica, el primer estadio de licenciamiento en el Reino Unido de Gran Bretaña, y la primera evaluación de la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE.
Un informe sin firma que está circulando dentro del sector nuclear, sostiene que Béliz y su equipo de trabajo “han sido consistentemente esquivos a darle la celeridad que requiere la negociación financiera asociada al contrato comercial por Atucha III con el consorcio de bancos liderados por el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC)”. Hace un mes que Béliz no responde a un pedido de audiencia presentado por el Presidente del Directorio de Nucleoeléctrica Argentina S.A. Tampoco asistió a la Quinta Reunión del Mecanismo de Diálogo Estratégico para la Cooperación y la Coordinación Económica (DECCE) desarrollada de forma virtual el 27 de enero de 2022, “en donde la Cancillería argentina acordó con la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma china el listado de los 10 proyectos prioritarios a incluir en el Plan Quinquenal de Infraestructura, entre los que se encuentra el proyecto Atucha III”. La contraparte china ha solicitado sin éxito que se formalice la solicitud del 100% del financiamiento del proyecto Atucha III, para poder comenzar con las negociaciones correspondientes.
El viaje presidencial a China para la apertura de los juegos olímpicos de invierno fue una oportunidad perdida para avanzar en el proyecto.
Un informe sobre los riesgos de inestabilidad en la región realizado para el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos por Juan Pablo Medina Bickel e Irene Mia coloca a la Argentina en el tercer lugar, sólo por detrás de Venezuela y Bolivia en cuanto a lo que define como Amenazas Geopolíticas. La evaluación se basa en tres cuestiones: apoyo financiero militar chino, vulnerabilidad al cambio climático e Inversiones chinas en infraestructura. En las dos primeras, la Argentina rankea muy bajo, con puntuaciones de 0 y 0,35. Pero en la última, encabeza la lista junto con Brasil, con 1 punto. La publicación del informe está ilustrada con una imagen ominosa: una marcha en Buenos Aires contra el acuerdo con el FMI.
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