Arenas movedizas

La elección no fue tan mala para Biden pero tambalea la institucionalidad de Estados Unidos

 

Los resultados disponibles de las elecciones de medio término realizadas el martes en Estados Unidos nos permiten inferir dos hechos importantes: primero, la gestión de Joe Biden no ha sido reprobada en los términos que anticipaban las encuestas y, consecuentemente, Donald Trump ha disminuido su caudal político.

Todo indica que la Cámara de Representantes, cuyos 435 miembros fueron renovados, será controlada por el Partido Republicano, pero por un margen muy estrecho ya que no se produjo la esperada “marea roja”. La historia muestra que las elecciones de medio término han sido usualmente ganadas por el partido opositor al gobierno, generalmente con márgenes mayores al que obtendrá el Partido Republicano esta vez. El Senado, que renovó a 35 de sus 100 miembros, se encuentra en el final de un reñido conteo que habría quedado bajo el control del Partido Demócrata al conocerse anoche que ganaron el Estado de Nevada, logrando así alcanzar los 50 votos necesarios. Además, se ha elegido a 36 gobernadores de un total de 50, pero tampoco se ha finalizado el conteo. Hasta el momento el Partido Demócrata cuenta con 23 y el Partido Republicano con 24 gobernadores.

 

 

No tan mal

Si bien el nivel de aprobación de Biden (41%) es bajo en términos de Estados Unidos, la votación no le ha sido del todo desfavorable. El Presidente inició su gobierno al final de la pandemia, cuando la disponibilidad de las vacunas permitió retomar la vuelta a la normalidad. Pero tuvo que afrontar los problemas derivados de ella. La interrupción de las cadenas de suministros limitó la oferta frente a una demanda desbocada después de largos meses de parálisis y de recursos disponibles por los programas de ayuda durante la pandemia. Ambos factores fueron las raíces de la inflación mundial, que la guerra entre Rusia y Ucrania-OTAN ha acelerado.

No le ha ido del todo mal, a pesar del cruento impacto de la inflación para los sectores con menores recursos. El recurrente incremento de las tasas de interés en este año, para frenarla, ha perjudicado los emprendimientos y las hipotecas locales, pero miles de millones de dólares han fugado desde América Latina y Europa hacia Estados Unidos, lo que ha fortalecido al dólar. Además, con la excepción reciente de las compañías tecnológicas, los empleos en ese país no se han visto fuertemente afectados como ha ocurrido en otras plazas del mundo.

Estados Unidos es, en Occidente, el gran ganador de la guerra entre Rusia y Ucrania-OTAN. En esta guerra en la que ucranianos y rusos ponen la sangre, las empresas petroleras estadounidenses han hecho el negocio de su vida al lograr lo que los lobbies de esta industria buscaban en el Congreso: que se frene la construcción del gasoducto Nord Stream II para evitar que Rusia transporte gas natural a través del Mar Báltico hasta Alemania y que desde allí se distribuya a Europa.

Durante el gobierno de Trump, las empresas europeas que participaban de la construcción de dicho gasoducto fueron sancionadas, con lo cual su construcción no solo se prolongó, sino que resultó más costosa. Aun así, se terminó de construir en septiembre del año pasado y solo faltaban definir los protocolos para su funcionamiento cuando estalló la guerra en febrero. Para suplir el gas ruso las empresas estadounidenses exportan gas natural licuado a Europa, producido con técnicas degradantes (fracking) que transportan en sus enormes buques tanque, también contaminantes. Para ello se están construyendo a toda velocidad plantas de licuefacción en la costa atlántica europea. Como el suministro no es suficiente, los europeos compran el gas ruso a India y China, que obtienen de los rusos con descuento por no plegarse a las sanciones impuestas a Rusia.

Al complejo industrial-militar también le va de maravilla y sus acciones en la bolsa no han parado de subir. El gobierno de Biden ha destinado miles de millones de dólares en asistencia militar a Ucrania, y lo propio han hecho los principales países europeos.

 

 

¿Un rival de Trump?

En este contexto han tenido lugar las elecciones de medio término en Estados Unidos. Estas no solo han sido una suerte de referéndum de la primera etapa de la gestión de Biden, sino también de la legitimidad que tiene Donald Trump como líder del Partido Republicano. El ex Presidente ha respaldado a candidatos republicanos, varios de los cuales han sido electos.

Al respecto, las elecciones han mostrado a un político que podría tener la posibilidad de reemplazar a Trump como candidato del Partido Republicano: el reelecto gobernador de La Florida, Ron DeSantis. Respaldado fuertemente por Trump, ganó la gobernación de ese Estado en las elecciones de 2018 por una fracción mínima. Pero esta vez DeSantis desarrolló un juego propio y le ganó a su rival demócrata, Charlie Christ, con casi 60% de los votos frente a un 40%.

A su triunfo ha contribuido la población de origen latino. Varias encuestas a boca de urna señalan que el 57% de los votos de dicho origen se dirigió al Partido Republicano. El gran porcentaje de cubanos, venezolanos y nicaragüenses que residen allá rechaza el trato menos agresivo, y a veces dialogante, que tienen los demócratas con quienes gobiernan esos países. Eso explica en parte el arrollador triunfo de DeSantis, un líder mesiánico de ultraderecha, no muy distinto de Trump. Como muestra de quién es este personaje, uno de sus anuncios de campaña decía que, en el octavo día de la creación, Dios creó a un guerrero que tomaría las flechas para defender a la población. Por eso, Trump ha calificado a su potencial rival como “Ron DeSanctimonious” (Ron el Santurrón).

El mismo día de las elecciones Trump pronunció un discurso en el que dijo que el martes 15 haría un importante anuncio—muchos especulan que anunciará su precandidatura presidencial para 2024— y criticó a los demócratas por la situación en que se encuentra Estados Unidos actualmente, a la que calificó como “comienzo del comunismo”. En realidad, puede decir cualquier cosa, pero lo interesante es su capacidad de convertirse en foco de atención.

Además, Trump le envió un mensaje a DeSantis: no te postules, ¡o ya verás! Ante el entrevistador de Fox News Digital afirmó: “Te diría cosas sobre él que no serán muy halagadoras, sé más sobre él que nadie, aparte de, quizás, su esposa”. El ex Presidente dice que sería imprudente que se postulara en su contra pues “lo barrería y le ganaría como a todos los demás”. En la primera democracia del mundo… es inconcebible que alguien con juicios en curso por múltiples delitos como el frustrado intento de dar un golpe de Estado, tratar de revertir los resultados presidenciales en el Estado de Georgia y llevarse documentos secretos a su domicilio, pueda ser parte del juego político y tener un enorme respaldo popular.

El ex Presidente ha logrado hacer creer al 70% de los miembros del Partido Republicano que las elecciones presidenciales fueron fraudulentas, lo cual le otorga un grado de fragilidad tercermundista a la institucionalidad de su país. En Estados Unidos, donde adquirir un arma es casi como comprar un par de zapatillas, muchos de sus seguidores están dispuestos a empuñarlas si no triunfan en las próximas elecciones. Esto probablemente merecería un análisis psiquiátrico, antropológico o teológico.

 

 

 

Mal con Biden, peor con Trump

Para América Latina el gobierno de Biden ha sido un mal menor, contrariamente a lo que ha significado para Europa, que le ha seguido su política de seguridad nacional a pie juntillas a un costo enorme para su población. Nuestra región, en cambio, ha podido mantenerse al margen.

Ni Biden ni Trump tienen una estrategia inclusiva o de cooperación para tratar alguno de los problemas que agobian a nuestra región. La Cumbre de las Américas ya no es tomada en serio y los otrora aplicados alumnos se revelan en clase y reclaman, como ocurrió en la de junio en Los Ángeles. Algunos Presidentes no asistieron en señal de desacuerdo mientras que la mayoría de los que fueron protestaron por dejar de lado a Cuba, Nicaragua y Venezuela, al aludir que los problemas deben abordarse en esos foros y no en rancho aparte y mediante sanciones.

La “Alianza para la prosperidad económica de las Américas” que propone Biden es un mamarracho muy similar a la de Trump, “América Crece”. El principal objetivo de ambas es que la región no sea receptiva a las inversiones chinas. Pero no proponen nada coherente para que ello pueda justificarse, tarea que además no le corresponde a Estados Unidos ni a nadie salvo a los gobiernos democráticamente electos.

Durante el gobierno de Trump se impulsó la creación del Grupo de Lima bajo la batuta de su consejero de Seguridad Nacional, John Bolton; se envió a Venezuela al representante especial de Trump, Elliot Abrams, quien en una interpelación en el Senado reconoció haber participado en acciones golpistas para desestabilizar el régimen de Nicolás Maduro; se organizó la fallida operación Gedeón con el mismo fin; se ovacionó a Juan Guaidó en el Congreso estadounidense durante el informe sobre el estado de la Unión en 2020; se le otorgaron millones de dólares para que nombrara representaciones diplomáticas en 54 naciones del mundo y en organismos internacionales como la OEA y el BID, entre otros.

Además, en 2020 impuso a su asesor principal para Asuntos Hemisféricos del Consejo Nacional de Seguridad, Mauricio Claver-Carone, como presidente del BID; se encargó a Iván Duque y Sebastián Piñera terminar con la UNASUR –que ciertamente atravesaba una crisis al no haber nombrado a su secretario general– y reemplazarla por un anodino organismo denominado PROSUR, creado en Santiago en 2019; y ese mismo año la OEA tuvo un rol intrusivo en las elecciones de Bolivia, que causó el quiebre institucional de ese país y más de 30 muertes.

Bajo el gobierno de Biden, Claver-Carone ha salido del BID por conductas inapropiadas (vínculos con una funcionaria de esa institución), el Grupo de Lima es un cadáver, y Guaidó es un cuadro guardado en una baulera, con el que no saben qué hacer. Salvo Ecuador, donde funcionó la injerencia externa en parte del movimiento indígena que no respaldó en la segunda vuelta electoral de abril de 2021 al candidato de Rafael Correa, Andrés Arauz –que le había ganado al actual Presidente Guillermo Lasso en la primera vuelta por 32,7% contra 19.7% de los votos– los candidatos contrarios al alineamiento automático con Estados Unidos vienen ganando las elecciones sucesivamente desde entonces.

A la luz de los hechos la política exterior de Biden es menos injerencista en la región, probablemente porque el foco está centrado en la guerra entre Rusia y Ucrania-OTAN y su rivalidad con China. En cualquier caso, el contexto es favorable para explorar espacios de cooperación y coordinación en la región en algunos temas clave como seguridad alimentaria, sanitaria, energética, nuevas formas de lucha contra el narcotráfico, cambio climático, entre otros. Pero un triunfo de Trump o DeSantis sería nefasto para ello pues un gobierno de esas características, agobiado por detener su pérdida de hegemonía, aumentaría la presión sobre la región.

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí