AHORA O NUNCA

El futuro de la Procuración

 

Elisa Carrió abrió el juego para que el Senado pueda comenzar a tratar finalmente el pliego de Daniel Rafecas al cargo de Procurador General de la Nación. Consiguió apoyo del bloque blando de Cambiemos. Rafecas lo celebra. Se rehúsa a ser aceptado por un proyecto que promueve un cambio en la mayoría especial de dos tercios por mayoría absoluta del Senado porque nadie le consultó. Pero acepta asumir y juramentar que se someterá a las nuevas condiciones que promueva la nueva ley de reforma judicial que contempla un cambio del cargo vitalicio a un mandato reducido de cuatro a seis años, aún en discusión. Aún quienes impulsan esa modificación tienen dudas: temen que un Procurador con fecha de vencimiento se convierta en un pato rengo ante sus subordinados con mandato vitalicio. La pelota quedó ahora del lado del Frente de Todos. Los senadores y senadoras deben decidir si aceptan jugar o no jugar el pliego del candidato del Presidente Alberto Fernández que contó un aval de 700 adhesiones, entre ellos los organismos defensores de derechos humanos.

 

Semana de señales

Elisa Carrió usó el plató de LN+ para bendecir a Daniel Rafecas al cargo de Procurador. Sabe de derecho, dijo, lo respaldan los fiscales más serios y evitamos que Madura tome el poder. Puede ser, agregó, la última salvación de la República. El viernes, Mauricio Macri dijo vía Twitter que estaba dispuesto a sentarse a una mesa de consenso con el gobierno, pero si no tocan ni la Justicia ni al Procurador. Minutos más tarde, el espacio liderado por Horacio Rodríguez Larreta sepultó la voz del ex Presidente, y respaldó a Carrió.

Comparto la posición de Elisa Carrió, dijo Diego Santilli. Y un artículo del diario Clarín recuperó un diálogo de Cristian Ritondo con Luis Novaresio en el que recordaba su buena relación con el juez mientras tuvo cargo de ministro: “En mi experiencia de haber trabajado con él como ministro de Seguridad —dijo—, es un excelente profesional”.

El artículo circuló por WhatsApp a la velocidad de un rayo, como respuesta a quienes buscaban saber si esa posición era colectiva. Y a la tarde de este mismo viernes llegaba el mismo mensaje estampado en un retrato de familia de la cúpula renovadora de la coalición, con barbijos y distancia social, en la chacra de la jefa espiritual de los radicales.

 

 

Apoyo a Rafecas, dijeron.

 

 

El alineamiento dejó aislado a Macri, a quien la propia Carrió estos días dio por fenecido. Pero también fue una señal para el radicalismo que le había reclamado que ella no tenía senadores. También fue un giro de posición sobre el candidato. Hasta ahora, el espacio sostenía una pública defensa del jefe interino de los fiscales Eduardo Casal, convencidos de que era el último dique de contención de lo que miran como el avance judicial contra el antiguo gobierno, acentuado por el proyecto de reforma y el apalancamiento del nuevo sistema acusatorio. Pero hubo un movimiento en las últimas semanas en la agenda del Senado que aceleró el cambio de posición.

La Comisión de Justicia comenzó a estudiar hace poco más de una semana dos proyectos de modificación de la Ley de la Procuración General de Martín Lousteau (UCR-Evolución) y Lucila Crexell (Movimiento Popular Neuquino). Los proyectos proponían reducir el cargo vitalicio a 5 y 6 años de mandato y el oficialismo también estudiaba proyectos anteriores que proponían una reducción del régimen de aprobación del candidato: de mayoría especial de dos tercios a mayoría absoluta, de la mitad más uno. El oficialismo que tiene mayoría en la Cámara pero no alcanzó los dos tercios del consenso, sostiene que ese requisito es una trampa que torna imposible aprobar a un candidato. Le ocurrió a Macri con Inés Mónica Weinberg de Roca. “Con los salvadores de la República llegamos a media República, porque quedamos con un procurador interino”, dijo Oscar Parrilli el jueves en el Senado.

 

 

Parrilli.

 

 

La propuesta no es la única que da vueltas. Los mismos cambios analiza la Comisión de expertos que trabaja en el diseño de propuestas complementarias para la Reforma Judicial. La Comisión que se prepara a entregar el informe final el 18 de noviembre tiene un capítulo destinado al sistema acusatorio, aprobado por ley, pero sin implementar. Rafecas ya dijo, y sigue diciendo, que no quiere asumir la Procuración con mayoría absoluta porque necesita mayor fortaleza. Pero también porque nadie lo consultó. En ese sentido, tanto la alternativa que baraja la Comisión de Justicia del Senado como el Comité de expertos podría dejarlo fuera de juego.

Este es el dilema de Carrió. Y también de Rafecas. Las propuestas que avanzan no necesitan un jurista de renombre que garantice consensos, sino de un hombre o una mujer capaz de jugar los juegos de la política. En los pasillos virtuales del Congreso en pandemia vienen sonando otros nombres. La santiagueña fiscala Indiana Garzón y la sanjuanina Graciana Peñafort que se encargó de decir esta semana que quiere al todavía candidato Rafecas.

 

 

Una conocida.

 

 

 

Anonanada

Rafecas estos días respondió una y otra vez la misma pregunta. ¿De dónde y por qué Carrió salió a respaldarlo? Carrió es una de las personas que impulsó el juicio político en su contra en 2015 por desestimar la denuncia de Alberto Nisman por el Memorándum con Irán. El 8 de septiembre de 2016, fue la primera firma que apareció en una solicitada publicada en el diario La Nación en compañía de Waldo Wolff y de Graciela Fernández Meijide entre otros. Pedían el juicio político por encubrimiento al atentado de la AMIA, debido a su intervención en la misma causa. La solicitada estremeció a Rafecas, cuyo nombre generó ese mismo día un enorme movimiento solidario que escribió un borrador para una contra-solicitada, que reunió miles de firmas y denunció “la persecución a un juez independiente a través de esta inusitada práctica, cuya intención, a no dudar, es disciplinar a todos los operadores judiciales, que en caso de tolerarse, afectará gravemente al Estado de Derecho y a las instituciones de la República”.

Rafecas se encaminaba al proceso de enjuiciamiento en el Consejo de la Magistratura que no terminó hasta marzo de 2018. Pero en 2017, intervino en dos causas con Elisa Carrió como acusada. Una de ellas era una denuncia por enriquecimiento ilícito con costura de los servicios de inteligencia. Llegó por sorteo. Era la época del enfrentamiento de ella con Ricardo Lorenzetti. Rafecas citó a declarar a quien había hecho la denuncia. El denunciante no se presentó. La fiscalía hizo requerimiento. Él consideró que la causa debía cerrarse. Pero la decisión fue revocada desde la Cámara por Martín Irurzun. Rafecas se encontró con un dilema: resistirse y obtener un nuevo motivo de mal desempeño o avanzar contra lo que no creía. En ese contexto, ordenó directamente detener al denunciante y obligarlo a comparecer. Era una persona que vivía en Florencio Varela. Y la época en la que la Agencia Federal de Inteligencia extendía sus bases del Proyecto AMBA en la provincia de Buenos Aires. Cuando el hombre declaró dijo que le habían pagado por la denuncia, 1.500 pesos, y que luego lo habían dejado tirado en Retiro. El juez cerró la causa y promovió una investigación que quedó en el juzgado de Claudio Bonadío donde nunca se investigó. Un mes más tarde, el diputado Juan Manuel López pasó por el despacho a agradecerle el resultado de una causa que había dejado a Lilita completamente anonadada.

Tan anonadada como antes se había anonadado Cristina, dicen alrededor del magistrado, cuyo único mérito en ambos casos fue haber hecho justicia.

En septiembre de 2017 procesó a quien había sido jefe interino de la Dirección Regional Centro de la AFIP luego de una larga causa judicial iniciada con una nota del grupo de Szpolski. La publicación de 2013 mostraba la chacra de Elisa Carrió en Capilla del Señor y la construcción de una casa que supuestamente no correspondía con los ingresos de la diputada. Tras una intervención de un juzgado penal económico, Rafecas procesó a Germán Bravo de la AFIP por "abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público". Y en mayo de 2019, a otros tres funcionarios.

Entre uno y otro momento, Carrió trabajó discretamente para desactivar el jury contra Rafecas que ella misma había motorizado. Eso explica de alguna manera la reconstrucción del vínculo entre ambos. Pero el presente de Elisa Carrió en las causas de espionaje también alienta sospechas de que ella puede buscar un paraguas.

El juzgado de Dolores, la fiscalía federal de Lomas de Zamora y la muy activa Comisión Bicameral Permanente de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia comenzaron a trabajar en la reconstrucción de los mecanismos de escuchas ilegales de la Agencia Federal de Inteligencia, y empezaron a nombrarla entre los consumidores. Uno de los casos es la Operación Puf. Y en los tres escenarios aparece ella, y dos integrantes de su espacio. Mariana Zuvic y Paula Oliveto. Las escuchas fueron señaladas en un dictamen fiscal de la semana pasada como “ilegales” , que tuvieron como objetivo activar una operación de prensa y política para detener la investigación que se iniciaba en Dolores contra el espía Marcelo D'Alessio.

Quienes trabajan en las causas sostienen que esta es en realidad la verdadera preocupación de Carrió, por ella misma pero también por sus dos diputadas. En esa línea esta semana salió a defender también a Daniel Pedro Santoro, a quien buscó bendecir a través del emparentamiento de Marcelo D'Alessio con su tío el juez del Juicio a las Juntas Andres D'Alessio.

 

 

 

 

Por estas razones, dicen que Elisa Carrió acudió a ver a María Servini, de quien es amiga, para conseguir a su vez un puente con el magistrado. El puente más parecido a un péndulo de tachuelas es una de las razones que explica el fastidio de un sector del Frente de Todos con el candidato. La lista incluye otros fastidios. Reprochan el gesto de solidaridad a Eduardo Casal y no haber hecho lo mismo con la fiscala Gabriela Boquín, perseguida por el jefe interino a partir de su intervención en la causa del Correo Argentino a través del mecanismo de sumarios disciplinarios. Y también lo critican por rehusarse a asumir con lo que hasta ahora podía sumar el oficialismo en términos de acuerdos, que era la mitad más uno de los votos.

Desde el entorno del magistrado, hay respuestas para esto. Ni Carrió, ni nadie de su espacio salió con esto de los frentes judiciales de ella. "Al contrario, dijeron lo mismo que sostienen públicamente: ella le dijo que tenía que ser ´el procurador de todos´, o sea, alguien independiente".

 

Lo que no

El jueves hubo sesión en el Senado. Lousteau y Crexell pidieron quitar estado parlamentario a sus proyectos. Ya se habían quejado en la reunión de Comisión. La Comisión había pasado a un cuarto intermedio hasta mañana lunes. Pero en el camino estuvo el debate. La votación terminó con 47 votos afirmativos contra del retiro de los proyectos y 27 negativos. La oposición perdió. En la audiencia habló Oscar Parrilli. El cordobés juecista Ernesto Martínez lo hizo con dardos a la interna de la Unión Cívica Radical. Y en tercer y último lugar, Martín Doñate, presidente de la Bicameral de Seguimiento al Ministerio Público Fiscal. Habló de las urgencias. Pero también dijo que senadores y senadoras escuchan a juristas pero no están dispuestos a ser condicionados ni por ellos ni por el candidato de un pliego o postulación. No mencionó a Rafecas. No hacía falta.

“Los senadores y senadoras no aceptamos condicionamientos ni de asesores, ni de jueces, ni de postulantes que se rebelan y se ausentan de las audiencias, que nos atacan con cautelares y amparos para no cumplir con la ley, ni tampoco de aquellos que pretendan condicionar su pliego o su postulación a la confección o tratamiento de determinada ley. O que quieran imponer condiciones a las senadoras y senadores”.

 

 

 

 

 

El vaso lleno

Hoy el pliego de Rafecas es el único que aún existe en la Comisión de Acuerdos. No tuvo movimiento desde marzo, pero está. Rafecas mantiene diálogo con el Presidente. Y Cristina conoce todo el capítulo de anonadamientos. Sabe lo que pasó. No le gustó su posición sobre mayoría simple o especial. Él dijo loque viene diciendo: que nadie le preguntó.

Alberto Fernández tuvo una reunión con Martín Lousteau y otra con Alfredo Víctor Cornejo en los últimos tiempos en búsqueda de grandes consensos, e incluyó la agenda de la Reforma Judicial y el nombramiento de su candidato.

Rafecas cree que el tiempo empieza a agotarse. Un cambio en el planteo de mayorías puede dejarlo fuera de juego. Carrió puso en marcha el reloj. Ahora le toca jugar al gobierno. ¿Conviene avanzar con la designación para un cargo vitalicio que puede ser reformado? Algunos dicen que sí. Otros dicen que puede traer un problema. En tanto, hay dos datos que celebrar. Uno muestra que el tiempo de Casal parece vencido. Y otro que la oposición finalmente discute un nombre que es parte de la agenda de gobierno.

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