Ahí vienen los chinos

La larga marcha de un desarrollo planificado desde el Estado

 

A principios de la última década del pasado siglo, Francis Fukuyama señalaba con motivo de la caída de uno de los símbolos más potentes de la Guerra Fría —el muro de Berlín— que estábamos asistiendo al “(…) punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia liberal occidental como forma definitiva del gobierno humano” [2]. Si entonces gran parte de la elite política y de la doxa académica internacional encomiaba “el total agotamiento de sistemáticas alternativas viables al liberalismo occidental” [3], las décadas venideras demostrarían que, en los hechos, “era posible separar el liberalismo del capitalismo y adoptar ciertos elementos del libre mercado sin tener que aceptar la democracia liberal[4].

El capitalismo de Estado chino emergió en los últimos años de manera audaz, echando por tierra la afirmación de que solo la democracia liberal suministraría el contexto ideal para el surgimiento del capitalismo. Hace algo más de cuatro décadas, el dragón oriental inició —bajo inspiración de Deng Xiaoping— un exitoso proceso de reforma a partir del cual dio rudimento a una extraordinaria revolución económica y social basada en la apertura hacia el sector privado y al mercado, al mismo tiempo que rompía el cerco externo y abría su actividad económica al exterior.

A partir de políticas de incentivos específicas y focalizadas, China alcanzó espectaculares tasas de crecimiento económico lo cual la ubica al tope de la economía mundial, por encima incluso de buena parte de las economías desarrolladas: desde inicios de los años '80 y hasta inicios de la presente década, la tasa de crecimiento del PBI se situó, la mayoría de los años, cercana al 10% [5].

 

 

El éxito de la apertura comercial china fue coronado por su posterior ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en septiembre de 2001, tras largos quince años de negociaciones, permitiendo que aquella economía se integrase de manera plena en el concierto económico mundial. Las siguientes reformas dispuestas por el país asiático no hicieron otra cosa que profundizar la orientación impuesta originalmente por Deng. Pero fue esencialmente a partir de la inserción de las empresas chinas dentro de las cadenas globales de valor (CGV) que la economía de aquel país dio un vuelco cualitativo al volverse vendedora de productos más sofisticados, con la resultante evolución en la composición del valor incorporado en los productos.

En 2012, el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) imprimió un nuevo rumbo a la senda del desarrollo económico chino al estimular la inversión en Ciencia y Tecnología. Bajo la presidencia de Xi Jinping, el Consejo de Estado aprobó el programa “Made in China 2025”, enfocado básicamente en la protección de algunas industrias definidas como estratégicas (energías renovables, tecnologías de la información, biotecnología, etc.).

Más recientemente, la élite política china tomó nota de la importancia adquirida por el campo de la inteligencia artificial y la tecnología 5G, claves para conquistar la soberanía digital. El 5G promete cambios sustantivos en la industria de las telecomunicaciones, al punto que hay quienes ya hablan de una nueva “Revolución Industrial” [6]. La tecnología 5G podrá aplicarse en todos los sectores: desde la Internet de las cosas, pasando por los vehículos autónomos, las ciudades inteligentes, la industria del entretenimiento online, el campo de la salud y la industria en general, por citar algunos ejemplos.

El gigante tecnológico chino Huawei está actualmente uno o dos años por delante de la competencia en el desarrollo del 5G, lo cual explica la reacción del ministerio de Defensa de los Estados Unidos que prohibió el uso de sus dispositivos y servicios en las instituciones militares y gubernamentales estadounidenses, aduciendo que la empresa podría estar vinculada con la inteligencia china [7].

Mientras los Estados Unidos tensa el conflicto comercial con China —a esta altura queda claro que las sanciones impuestas por el país del norte al dragón asiático comportan como trasfondo algo más que una mera controversia sobre asuntos comerciales—[8], el primer ministro inglés Boris Johnson se dispone a permitir que Huawei participe en futuros desarrollos de 5G en las islas británicas, a pesar de las presiones en contrario [9]. Cabe destacar que Huawei ya está trabajando con los cuatro operadores del Reino Unido en servicios 5G (Vodafone, EE, O2 y Three)[10].

Estados Unidos ha boicoteado el 5G chino con misiones a los países que vienen negociando la implementación de su infraestructura de Internet con Huawei, ya que ambiciona quedarse con el monopolio de esta tecnología (teniendo como estandarte a empresas como AT&T) y entretanto transferir el costo de su atraso tecnológico y su falta de competitividad al resto del planeta.

En el futuro continuaremos presenciando la cruenta competencia que se desarrolla entre el hegemón que da señales de agotamiento en su desempeño global y la economía emergente por ver quién toma el control de la iniciativa por la primacía tecnológica y comercial. Previsiblemente, Estados Unidos continuará asediando a la economía china y en particular seguirá perseverando en su guerra estratégica contra Huawei, imponiendo a sus aliados el veto a la empresa china.

Por su parte, China continuará enfocándose en ciertos proyectos que le permitan mejorar su situación en los mercados internacionales y paralelamente apuntar a la disputa tecnológica. El país asiático no debe perder de vista los objetivos fijados en el XVIII Congreso del Partido de construir una sociedad moderadamente próspera y convertirse, a la vez, en un país socialista moderno, desarrollado, fuerte y armonioso. La cautela exhibida en las negociaciones por los líderes chinos tiende a evitar cualquier acción que provoque un daño o una pérdida que los desvíe de los objetivos fijados por el Partido, bajo el riesgo de que se produzca una alteración del statu quo político [11].

Si bien China posee un elevado PBI, es luego de la India la economía que más pobres tiene. Aun así, un dato destacable es que entre 1978 y 2018, el país sacó de la pobreza extrema a alrededor de 800 millones de chinos. De acuerdo a diversas fuentes consultadas, en 1978 el 80 por ciento de la población china se encontraba por debajo de la línea de pobreza. El gráfico 3 refleja la reducción de la pobreza entre 2010 y 2017 [12].

 

 

Bajo el liderazgo de Xi Jinping, China busca vías para administrar los riesgos y mitigar los desequilibrios que las trabas comerciales impuestas por Estados Unidos puedan acarrear a su economía (y a su política doméstica). Lucy Hornby subraya que China aplica “un  inusual enfoque en lo que se refiere a su respuesta frente a la creciente batalla comercial con Estados Unidos” [13]. Si en anteriores disputas comerciales China tuvo una actitud hostil y uso el boicot comercial hacia otros países, ante los Estados Unidos tuvo en cambio una respuesta tranquila y no sobreactuó el impacto de los aranceles en su economía. Ante la imposición de nuevos aranceles, Beijing solicitó volver a la mesa de negociaciones para cerrar un acuerdo. La respuesta oriental debe pensarse como parte de una estrategia envolvente [14] dirigida a encontrar potenciales aliados dentro del equipo de negociadores estadounidenses, a la vez que ofrece mejores ventajas a transnacionales europeas, japonesas y coreanas para acceder a su inmenso mercado interno.

 

 

¿Por qué China?

A partir del próximo 10 de diciembre la Argentina comenzará a transitar una nueva etapa, en la que será fundamental potenciar las relaciones con la República Popular China. Nuestro país no puede perder la oportunidad de consolidar la búsqueda de una nueva relación bilateral con aquel país debido a la creciente relevancia que China ha adquirido como jugador global en los últimos 40 años. Un buen modo de lograr dicho propósito sería retomar el diálogo para la firma del postergado memorándum de adhesión a la emblemática Nueva Ruta de la Seda.

La ambiciosa iniciativa lanzada en 2013 por el Presidente chino Xi Jinping ha sumado, a la fecha, a más de un centenar de países a nivel global. En nuestra región adhirieron Chile, Bolivia, Uruguay y Ecuador, por citar algunos casos. Ser parte de la Franja y la Ruta puede ampliar nuestras posibilidades de financiamiento e inversión en algunos vectores importantes para el desarrollo nacional, en particular en el sector pymes. China —la segunda economía mundial por detrás de los Estados Unidos— es en la actualidad uno nuestros mayores socios comerciales. A este respecto, será clave que el marco descripto anteriormente sea utilizado para promover la transferencia de conocimiento y tecnología entre los sectores científico y productivo de ambos países.

Argentina necesita recuperar la senda de desarrollo nacional volviendo a poner sobre la mesa al crecimiento económico, la creación de empleo, la inclusión social, el desarrollo científico-tecnológico y el progreso federal. Para esta matriz, la política exterior debe ocupar un rol de suma relevancia. En primer lugar, porque la definición de un modelo propio de desarrollo nacional no puede desentenderse de la necesidad de promover una estrategia continental que permita acentuar los términos en que se llevarán a cabo los procesos de negociaciones con el actor oriental. La relación entre China y América Latina se ha basado hasta el presente en el modelo de las commodities, lo cual —debido a la heterogeneidad de las materias primas comercializadas por cada país— no facilita la verdadera asociación intrabloque [15].

América Latina debe asociarse para aprovechar la nueva estrategia global china y así dinamizar el comercio regional a través de la infraestructura que China ofrece. Esta relación debe establecerse desde una perspectiva continental, a través del establecimiento de políticas adecuadas y coordinadas en el plano regional [16]. Methol Ferré sostenía que el único camino posible de desarrollo económico y social para la región es conformar un estado continental industrial (ECI) moderno [17].

Si bien ese es un escenario deseable, la región no tuvo hasta ahora una iniciativa clara en relación al tema y ha carecido de tal perspectiva: América Latina no publicó hasta ahora un “Libro Blanco” sobre su política hacia China, como sí lo hizo el socio oriental para América Latina [18]. Por escala y desarrollo, los países de la región deben adoptar una estrategia articulada de políticas para posicionarse frente a China. Las iniciativas individuales por sí solas no alcanzan para obtener un beneficio de la relación con el país asiático, como sí sucede con otras economías.

Tomemos como ejemplo el caso de Rusia: un estado continental industrial que explora, junto a China, la apertura de nuevas vías polares a través de la “Ruta de la Seda Polar”. Estos nuevos caminos permiten la exploración y explotación de recursos hasta ahora inaccesibles. Recientemente, Rusia empezó a suministrar gas natural licuado a China desde la península de Yamal [19]. Los buques gaseros que normalmente hubiesen tardado 35 días en llegar desde Rusia a China tomando la ruta por el canal de Suez, demoran la mitad de ese tiempo a través de la ruta ártica.

 

 

Retomando lo dicho, la región debe adoptar una visión compartida acerca de las posibilidades que brinda la profundización de las relaciones con la China. Este enfoque debe concretarse en una serie de objetivos referidos al aumento de la productividad, y a la vez con aquellas mejoras que ayuden a optimizar la calidad de la infraestructura física, el transporte y la logística. (Inversiones en puertos, puentes, carreteras y ferrocarriles, servicios de comunicaciones, centrales eléctricas, oleoductos, etc.)

Un proyecto estratégico que una vez concluido podrá beneficiar a varios países de la región es el corredor bioceánico. En tanto área estratégica de comercio e integración productiva, su concreción permitirá a Argentina y Brasil exportar sus productos agropecuarios vía el Pacífico acortando y abaratando los fletes para llegar al mercado asiático. También Paraguay, Bolivia y Uruguay se verán favorecidos con dicho emprendimiento.

No quedan dudas acerca del rol que tiene la planificación en la magnitud del avance chino. En 2013, cuando aún era director general de Relaciones Internacionales del Senado de la Nación y en el marco de una visita oficial a la República Popular China, un funcionario de la cancillería china me señaló que, para el centenario de la creación del PCCh en 2021, la Nación del Centro planeaba enviar una misión tripulada a la Luna. Me pareció de ciencia ficción no solo por la jerarquía que le daban al festejo, si no porque 8 años antes me contaban sobre algo que seguramente venían planificando hace bastante más. Tras el alunizaje el pasado mes de enero del módulo espacial Chang'e-4 en la cara oculta de la luna —hecho en el que tuvo rol destacado la base para la exploración del espacio profundo montada por aquel país en nuestro suelo patagónico—, aquello que en su momento creí una exageración se materializaba según lo programado. Ya en 2019, años después de aquel encuentro, no me quedan dudas que en 2021 China logrará otro hito de la humanidad dando los primeros pasos en el lado oscuro de la Luna en el marco de la conmemoración del Partido que lidera la conducción de la República Popular China.

 

 

[1]. Director del Programa de Cooperación y Vinculación Sino-Argentino dependiente del Departamento de Planificación y Políticas Públicas de la UNLa.
[2] Fukuyama, F. (1994). El fin de la historia y el último hombre. Buenos Aires: Planeta.
[3] Ibíd.
[4] Wang, J. (8 de julio de 2019). The end of the liberal world as we know it? Eurozine. Recuperado de https://www.eurozine.com/the-end-of-the-liberal-world-as-we-know-it/
[5] Como refleja el gráfico 2, el crecimiento del PBI chino se situó sólo algunos años por debajo del 7% (en 1981, 1989 y 1990), no ubicándose en ninguno de los casos por debajo del 3% (Fuente: Banco Mundial).
[6] BBVA (27 de agosto de 2019). Redes 5G: ¿cuáles son sus ventajas sobre el 4G? Recuperado de https://www.bbva.com/es/redes-5g-cuales-son-sus-ventajas-sobre-el-4g/
[7] Al respecto, la administración estadounidense da por un hecho los vínculos de estas empresas con el Ejército Popular chino y, en el caso de Huawei, de que ésta ha realizado espionaje industrial y cometido fraude bancario en perjuicio de los Estados Unidos.
[8] Si bien la administración Trump necesita equilibrar la balanza comercial con China —en 2018 tuvo un déficit cercano a los USD 443 miles de millones, de acuerdo a datos extraídos de UN Comtrade— el hecho de que el gigante oriental esté tomando la delantera tecnológica, primordialmente en sus núcleos más dinámicos, ha provocado esta fuerte reacción estadounidense.
[9] Tomás, J. (29 de octubre de 2019). UK government set to allow Huawei to take part in 5G deployments: report. RCR Wireless News. Recuperado de https://www.rcrwireless.com/20191029/5g/uk-government-set-allow-huawei-take-part-5g-deployments-report
[10] Para el exjefe de la agencia de inteligencia de señales del Reino Unido (Government Communications Headquarters, GCHQ) Robert Hannigan: "no se ha encontrado evidencia de actividad cibernética maliciosa del Estado chino a través de Huawei". A la vez agrega que: "afirmar que cualquier tecnología china en cualquier parte de un la red 5G representa un riesgo inaceptable, es una tontería" (Tomás, J., op.cit.)
[11] Los riesgos internos cubren un amplio y variado espectro, que va desde el desigual desarrollo entre regiones, a los conflictos étnicos, la escasez de recursos, etc. (Golden, S., 2010. “La percepción del riesgo. Una visión desde China”, en CIDOB d´Afers Internacionals, núm. 89-90)
[12] El DataBank del Banco Mundial solo posee registros para los años referenciados.
[13] Hornby, L. (16 de julio de 2018). China cambia de estrategia para lidiar con la guerra comercial. El Cronista. Recuperado de https://www.cronista.com/financialtimes/China-cambia-de-estrategia-para-lidiar-con-la-guerra-comercial-20180716-0006.html
[14] Hace más de dos mil años, Aníbal utilizaba esta estrategia en las guerras púnicas. La estrategia consiste en rodear sigilosamente al enemigo en tanto se le presenta en el frente de batalla una fácil victoria, incluso haciendo retroceder las fuerzas centrales, para que al final aquél quede rodeado en un círculo perfecto.
[15] Bordazar, L. y otros (2019). China: una nueva estrategia geopolítica global. La iniciativa la Franja y la Ruta. La Plata: Universidad Nacional de La Plata.
[16] Alvisa, M. (2018). El poder blando chino en América Latina, su impacto en el marco del proyecto de la Ruta de la Seda del siglo XXI. En Vaca Narvaja, S., China, América Latina y la geopolítica de la Nueva Ruta de la Seda. R. de Escalada: Edunla.
[17] Methol Ferré, A. (2006). La América Latina del Siglo XXI. Buenos Aires: Edhasa.
[18] El Libro Blanco sobre América Latina es un documento oficial del gobierno chino en donde consigna su política oficial hacia la región. Publicado originalmente en 2008, fue actualizado en 2016.
[19] Situada al noroeste de Siberia, es una de las mayores reservas de gas natural de Rusia y del planeta.
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