Aguafuertes de la violencia
La libertad para agredir
Alelí, de 38 años, tomó a su hija pequeña y salió a protestar con cacerolas tras escuchar el DNU de Javier Milei. Iba junto a un grupo de vecinos y vecinas del barrio porteño de Villa Urquiza, cuando se retrasó unos 40 pasos detrás de la columna de manifestantes. De pronto, una mujer de cabello negro y fuerte contextura física, cuyo primer nombre empieza con L., la atacó de un puñetazo en la cara al grito de: 'Negra peroncha, no podés tener a esa criatura en la calle, me la voy a llevar'. (…). Me quedé totalmente en shock, mareada por el golpe, fue como una pesadilla. Esta mujer salió de la nada y tenía una fuerza fuera de lo normal. Me agarró del cabello y se quería llevar a mi hija del cochecito. Me aferré con todas mis fuerzas a mi nena y pedí auxilio, pero los vecinos no podían escuchar lo que estaba pasando, hasta que los empleados de un comercio de la avenida Triunvirato intercedieron y entre seis lograron apartarla de nosotras. Pero ella volvió corriendo furiosa a pegarme de nuevo y a tomarme de los cabellos, totalmente fuera de sí”, cuenta la víctima.
Algo peligroso que se está transformando en una situación habitual durante estos días de desguace de derechos humanos, sociales y laborales, suba del precio de los alimentos, con una devaluación del valor del peso de 118 % en poco más de una semana, aumento de los alquileres en dólares y euros, alza del 40 % de la medicina prepaga, represión de la protesta social y despidos en empresas medianas y pequeñas.
El ataque que padeció Alelí está judicializado en el ámbito de la Justicia ordinaria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la agresora tiene impuesta una restricción perimetral. No fue la primera vez que tomó a golpes a otro ser humano. Posee antecedentes por tomarse a los puñetazos, incluso con hombres, a quienes les grita siempre lo mismo: “Basuras, los voy a matar. ¡Viva Milei!”
“Perdón por el otro día, mi hermana estaba poseída”, se excusó ante los empleados de un local comercial una familiar de la agresora.
Desde 2020 hasta aquí se han producido unos 249 episodios como el que sufrió Alelí en Villa Urquiza. Se trata de ataques contra la integridad física o la vida, hostigamiento e intimidación, y violación de símbolos y lugares vinculados a la defensa de los derechos humanos y la memoria de los 30.000 detenidos desaparecidos en la dictadura.
Una página de Internet consigna en detalle cada uno de los sucesos y los lugares del país donde se realizaron las denuncias.
La normalización de la crueldad y la deshumanización se inicia en el discurso del Presidente. Milei le dio un like al ideólogo Nicolás Marquez, quien postuló el uso de napalm para reprimir marchas de opositores, y sus asesores en comunicación legitiman la represión contra jóvenes y jubilados indefensos, como sucedió en la provincia de Córdoba.
Esta narrativa que cancela al otro como sujeto de derecho y busca la supresión a base de la instalación del pánico tiene antecedentes.
Uno de los primeros hechos fue el ataque a tiros contra un grupo de militantes de Nuevo Encuentro y La Cámpora en Villa Crespo, la noche del 5 de marzo de 2016, bajo el gobierno de Mauricio Macri.
Florencia Girotti resultó herida de un balazo de plomo en su antebrazo izquierdo y una de sus compañeras, Daiana Soto, también fue herida sobre la vereda. Una bala quedó enlazada en su campera. Los disparos provenían de un edificio donde vivían Alejandro Fabián Sidero y su hijo Ignacio, por entonces menor de edad. ¿Qué sucedió?
El padre acusó a su propio hijo de ser el supuesto autor material del intento de homicidio, pese a que durante la reconstrucción de los hechos en el debate oral, el joven no logró accionar el arma ni la reconoció. Su progenitor la guardaba bajo llave con una licencia a su nombre. Sidero aportó dinero para la campaña de Macri en 2015 y quedó impune en la causa penal por el ataque a balazos contra mujeres militantes.
Luego de siete años de dilaciones y chicanas jurídicas, los jueces del Tribunal Oral, Matías Ariel Buenaventura, Walter José Candela y José Pérez Arias, absolvieron a Alejandro Fabián Sidero, quien fue acusado por testigos y víctimas de disparar un arma de fuego tres veces a quemarropa contra personas en la calle.
“Ese hecho me atravesó de violencia política y fue sólo uno de los primeros de la era Macri —recuerda con dolor y angustia Florencia Girotti—, hasta que se realizó el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner. Aun teniendo un hijo sé que si me tienen que matar será por luchar y no por agachar la cabeza frente a los poderosos”.
El tribunal del caso Girotti no evaluó la prueba fáctica y consideró acreditado que el autor de los disparos fue el hijo Ignacio Sidero, en la actualidad un adulto joven. Ignacio nunca logró explicar dónde estaba y qué hizo aquella noche de marzo de 2016.
“Son un bochorno estos fallos y van legitimando acciones violentas en un momento preocupante para nuestro país”, dice el abogado Mariano Przybyski.
En la mañana del viernes 22 a dos días de la Navidad, el vocero presidencial, Manuel Adorni, mencionó a 14 organizaciones sociales que según él habrían participado en la marcha del 20 de diciembre en la Plaza de Mayo y aseguró que el gobierno les iba a cobrar 60 millones de pesos por los gastos de seguridad.
Adorni acusó a dirigentes sociales por los presuntos delitos de “extorsión y defraudación al Estado por el manejo de planes sociales”.
Cuando la periodista Cecilia Camarano preguntó sobre quién paga el alojamiento de Milei en el Hotel Libertador y las reformas en la quinta presidencial de Olivos para “sus hijos de cuatro patas”, el vocero no logró articular una respuesta coherente.
Hoy le pregunté a Adorni quién paga el alojamiento del Presidente en el Hotel Libertador y cuál es el costo de las reformas que están haciendo en la Quinta de Olivos para mudarse “con sus hijos de cuatro patas”. Su respuesta 👇🏾 https://t.co/JwJDYdDdvf
— Cecilia Camarano (@cecamarano) December 22, 2023
La suite del Presidente cuesta 322 dólares por día. Lleva un gasto de 20 mil dólares solo de hotelería.
El hotel donde se aloja Milei pertenece al empresario Eduardo Elsztain, que viajó con el Presidente a Nueva York y lo acompaño a homenajear a un rabino.
Durante su encuentro con el ex Presidente, Alberto Fernández, Milei quiso saber si en Olivos estaban las condiciones para que vivan sus “hijitos de cuatro patas”.
Al asumir su presidencia inició la construcción de caniles especiales para sus perros que estarán rodeados de árboles añosos con parque cerca del río y en habitaciones separadas.
Para eso hay plata.
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