A los saltos hacia el abismo

La soberbia de la ignorancia impide mantener una política y los cambios son cada vez más rápidos

 

Macri confió áreas sensibles del Estado a CEOs y altos ejecutivos de los sectores bancarios,  con quienes pensaba hacer el “mejor equipo de los últimos 50 años” para "volver al mundo".

Alfonso Prat-Gay del JP Morgan  fue reemplazado por Nicolás Dujovne del Banco Galicia y Luis Caputo del JP Morgan;  el Secretario de Finanzas  Santiago Bausili trabajó en el Deutsche Bank del que incluso percibió un incentivo diferido de 100.000 euros  cuando ya era funcionario de Macri;  el vicepresidente del BCRA , Gustavo Cañonero, también trabajó para el Deutsche Bank y era (o es) socio del Fondo Franklin Templeton [1]. Antes pasaron por el BCRA Federico Sturzenegger, Lucas Llach, y Horacio Tomás Liendo, hijos y nietos de conspicuos funcionarios del liberalismo argentino, junto a  Demian Reidel del JP Morgan y el Sub Gerente General de operaciones del BCRA sigue siendo Agustín Collazo, del Morgan Stanley. Un hombre del FMI, Mariano Federici preside la UIF —Unidad de Información Financiera— y María Eugenia Talerico, abogada patrocinante del Banco HBSC, es la Vicepresidenta de ese organismo encargado de fiscalizar a las entidades del sistema financiero argentino.

Hábiles operadores de grandes bancos locales y extranjeros,  se jactaban cada vez de las medidas que tomaban y que obsecuentes medios de comunicación aceptaban sin crítica alguna, como si fueran la verdad revelada. Pero nada funcionó, todas las previsiones fallaron y luego de echarle la culpa al pasado, comenzaron a apuntarle al futuro. El problema fue la herencia de CFK y hoy es su posible futuro retorno al gobierno. Del presente, nada que criticar.

Prat Gay levantó lo que denominaban el “cepo cambiario”, el 16 de diciembre de 2015, alegando que no habría consecuencias inflacionarias porque  los productores y comerciantes ya tenían incorporado el valor del dólar negro. El efecto real, desmintiendo sus aseveraciones, fue un brutal incremento de los precios siguiendo a la devaluación, que fue de 9,70 a $ 13,50. Esa desinteligencia hizo que en febrero 2016 el valor de la unidad de la divisa estadounidense pasara la barrera de los $ 15 y en marzo 2016 alcanzó la suma de $ 16, con una corrida cambiaria que hubiera sido letal para cualquier otra administración, pero como fue en beneficio de los grandes financistas y exportadores, protegido por los medios y,  al perjudicar a la población asalariada y de ingresos fijos (jubilados, pensionados, etc.), no tuvo mayor repercusión.

El gobierno también sostuvo que se produciría una “lluvia de inversiones” si se eliminaba el encaje de 120 –ciento veinte— días a los capitales entrantes; se permitía un blanqueo en el que bastara con declarar los activos ocultos sin necesidad de ingresarlos al país; se extendía a diez años el  plazo para liquidar las exportaciones; se eliminaba el “Programa de Consulta de Operaciones Cambiarias” de la AFIP y se elevaba el monto máximo de compra  de activos externos a dos millones de dólares por persona y por mes, que luego se elevó a cinco millones y por último se suprimió todo límite. Una vez que lo hicieron el movimiento fue el inverso al esperado: en vez de entrar capitales, salían, como siempre que se relajan los controles.

Por su parte, el BCRA que fijaba una tasa de referencia de interés, para luego pasar a colocar LEBAC (Letras del BCRA), ambas con tasas sumamente positivas, superiores al incremento de los precios y a la depreciación cambiaria después de la devaluación. En marzo de 2016,  el precio del dólar estuvo en torno a los $ 16 y el  rendimiento de las LEBAC era del  38% anual.

Dada la inflación de los años 2016 y 2017 esto generó una apreciación cambiaria que se sostendría hasta fines de abril de 2018 en que, gran parte de los capitales especulativos que ingresaron al país y que colocaron los títulos de deuda argentino en el mundo durante la gestión de Mauricio Macri (JP Morgan, Deutsche Bank, Merril Lynch, HSBC, Stanley Morgan, entre otros), decidieron que era momento de irse de la Argentina. Para irse, fueron los principales adquirentes de los dólares baratos que el Banco Central les vendió al tipo de cambio oficial, por ejemplo, el miércoles 25 de abril de 2018, 1.472 millones de dólares a $ 20,20.- la unidad de la divisa norteamericana).

Pero antes ganaron fortunas con al carry trade, por ejemplo, el dólar del 16/06/2016 cotizaba en el MULC (Mercado Único y Libre de Cambio) a $ 14,22 la unidad, un año más tarde su valor era de $ 16,13, con lo que se apreció en un 13,5% anual, y la tasa que pagaban en ese lapso las LEBAC fue del 38% anual, generándoles una ganancia neta en dólares  del 24%.

A fines 2017, Sturzenegger aseguraba que la inflación del año 2018 iba a estar entre el 8 y el 12% y que, en  2019, sería de un dígito. Después de ganar las elecciones y hacer aprobar la vergonzosa ley de reforma previsional, para el día de los inocentes, el 28 de diciembre, Marcos Peña, Nicolás Dujovne, Luis Caputo y el mismo Sturzenegger, decidieron "recalibrar" las metas de inflación y pronosticaron que en 2018 sería del 15% y alcanzaría un dígito en 2020. La de 2018 fue del 47,6%, medida por el Indec, la más alta en los últimos 27 años. Y la de este mes, anualizada, pasa del 54%. 

 

Llega el 7° regimiento

Tocando la corneta salvadora, a los 28 meses del gobierno de Macri, el FMI llegó al galope de sus caballos como el 7° regimiento de Hollywood. En la superficie, su plan es que no se dispare el dólar, reduciendo el gasto público y la oferta de dinero e incrementando  la tasa de interés en pesos.  Pero el trasfondo procura que en la Argentina no se produzca un alfiler, que solo elaboremos con bajo valor agregado, lo que obtenemos por arriba y por debajo de  nuestro suelo, razón por la cual los acuerdos firmados atan y limitan el accionar no de este gobierno de inútiles, sino y fundamentalmente condicionan al que venga.

Mientras, la producción y el comercio sufren confiscatorias tasas de interés, con un mercado que se achica a paso agigantado, con el consabido efecto dominó de la rotura de las cadenas de pago, suspensión de tareas, cierre de establecimientos, suspensión y despido de personal, deudas impagables e incremento de la mora bancaria.

 

Ingeniería financiera

Para alimentar el carry trade se emitieron Letras del BCRA (LEBAC) sin límite, sin orden y sin control, para evitar que el dólar suba y garantizar siderales ganancias en pesos. El Estado pagó tasas desproporcionadas de interés en nuestra moneda y al 12 de agosto de 2018 el stock global de esas letras (LEBAC) pasó del billón de pesos, superando incluso a la Base Monetaria.

El 13 de agosto de 2018,  para desarmar las LEBAC (que eran en pesos y configuran deuda del BCRA), el Gobierno de Cambiemos  hizo que el Tesoro de la Nación emitiera Letras del Tesoro Nacional (LETES, deuda del Estado Nacional)  que se pueden constituir en pesos pero se pagan en dólares. La corrida de la última semana de abril  de 2019 fue desatada por las ventas de la LETES del día 22, con un vencimiento de 1.250 millones de dólares de los cuales se renovaron por 750 millones de dólares. Pero en los vencimientos había 207 millones de dólares que estaban en poder del sector público, por ende, los privados renovaron 540 millones que es el 51,8% del total (540 millones / 1.043 millones). Esto demostraba que una parte del sector privado prefería vender la posición y comprar dólares. De acuerdo al cronograma publicado por el Ministerio de Hacienda, los próximos vencimientos de Letras del Tesoro tendrán lugar el 10 de mayo por 1.016 millones de dólares y el 24 de mayo por 731 millones de dólares, y así en dos veces al mes, totalizando 8.473 millones para lo que resta del año 2019, con lo que la historia volverá a repetirse, seguramente con menor renovación y más compra de divisas. a lo que se sumaron los bonos dual, que pueden pagarse en pesos o en dólares según quiera su poseedor.  Y por su parte el BCRA puso en funcionamiento las LELIQs (Letras de Liquidez del BCRA) en pesos a 7 días de plazo, que habían sido creadas antes, por Resolución A 6426 del BCRA del 10 de enero de 2018 y que es la forma en que les permiten  constituir encaje a los bancos. Hubo medidas para limitar su constitución, pero ante la persistente suba del dólar, les permitieron a los bancos utilizar al 100% del encaje en LELIQs. El martes 30 de abril de 2019 el BCRA  pagó tasas en torno al 73,93% anual y el stock alcanzó a los $ 942.815 millones, equivalentes a 21.354,8 millones de dólares.

El 26 de septiembre de 2018 llega Guido Sandleris al BCRA en lugar del mago de las finanzas Caputo y acuerda con el FMI una banda de flotación, con un piso y un techo inicial de $ 34 y $ 44, que se ajustaría al 3% mensual, lo que generaba un valor techo del dólar de $ 48,07 para fin de ese año.  Ante la aparente calma, los medios oficialistas  ponderaron como un joven graduado del Instituto Di Tella y  allí, alumno aventajado de Federico Sturzenegger, lograba frenar la suba del dólar,  pero nada decían con respecto al costo: una sideral suba de la tasa de interés de todo el sistema, reflejada en la tasa de las LELIQ del 65% anual a 7 días.

El Comité de Política Monetaria (Copom) que asesora al Directorio del BCRA [12],  que fue tratando de ajustar la banda cambiaria a una tasa menor y acercar el piso y el techo. A mediados de abril cambiaron la tasa de ajuste de la banda de flotación sosteniendo que el techo alcanzado de $ 51,45 se iba a mantener hasta fin de año y que, superado ese techo, el BCRA podría vender 150 millones de dólares por día hábil.  Esto se complementa con la venta de dólares en subasta pública,  por parte del Tesoro de la Nación, por hasta 60 millones de dólares por día hábil.

Pero apenas dos semanas después, el 29 de abril  acuerdan con el FMI que, si el tipo de cambio se ubicara por encima de $ 51,448, el BCRA incrementaría de 150 a  250 millones de dólares el monto de la venta diaria e incluso, de no superar el techo de la banda, si el Copom lo decide, se venderían hasta 150 millones de dólares por día hábil. Paralelamente con ese comunicado, se informa que el BCRA no publicará en el balance diario el total de las Reservas Internacionales, obviamente  para no mostrar el nivel de compra de dólares y disminución de las reservas brutas, que el día 30 de abril totalizaban 71.744 millones, cuando al día 9 de abril de 2019 ascendía a 77.401 millones. La banda de no intervención ha dejado de existir, y en el mismo camino van las reservas, como si la experiencia de Caputo no hubiera enseñado nada.

 

Idas y vueltas

Las idas y vueltas de funcionarios que no saben qué camino seguir, en un marco recesivo generalizado que se profundiza y nos advierte de un clima enrarecido por la marginalidad y la exclusión,  con remuneraciones de trabajadores, jubilados y pensionados que están por debajo de la línea de pobreza, por un lado,  y, por otra parte, con capitales especulativos que esperan cualquier oportunidad para salir de activos públicos y privados del país y una burguesía que preetende estabilizar un modelo con salarios bajos y fuerte desocupación estructural (que se retroalimentan como un ejército de mano de obra de reserva que presiona a la baja a la remuneración del trabajo). Sin más apoyo que el del FMI, consciente de la ineptitud del gobierno de Cambiemos, todas las medidas son estériles y presagian una corrida bancaria y cambiaria de proporciones este año y secuelas irreversibles en el corto plazo.

 

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