A caballo desbocado

Alimentos y energía en el desborde de la inflación

 

En un contexto de escasez de dólares, ausencia de créditos externos e inflación alocada de precios, la estructura social, económica y cultural de la Argentina en un símil en vivo de un sistema biológico y social de alta complejidad e incertidumbres.

Es un país donde no se logra disminuir drásticamente y por plazos largos la tasa de inflación. Tiene dificultades operativas y estratégicas para lograr un crecimiento con ingresos laborales sustentables. Sobre llovido, mojado: padece una situación de reclamos de pago de deudas del FMI asfixiantes. Todo ello determina una persistente escasez de divisas para la actividad productiva, un gasto público de emergencia en sueldos y una alta restricción en obras públicas. Se van desplazando obras imprescindibles como por ejemplo la extensión del gasoducto Néstor Kirchner desde Saliqueló hasta San Jerónimo.

En los últimos meses el país transitó por banquinas con peligrosos vuelcos que fueron superados por la hábil gestión del ministro de Economía. Ello lleva a considerar que también en este caso es posible superar los mismos con un despliegue extraordinario de mejoras de ingresos. A los interrogantes sobre si el candidato va a asumir solo la campaña cediendo la gestión, Sergio Massa ha respondido de manera impecable asumiendo la síntesis de campaña y gestión con medidas también notables, no solo alivios temporales sino modificaciones estructurales como la quita del impuesto a las ganancias y del IVA en alimentos. Estos actos de gran importancia para la población también aportan posibilidades ciertas para no sufrir una derrota electoral el 22 de octubre próximo.

A principios de año, sobre una matriz de variables, el gobierno explicitó una meta de inflación del 60% anual, es decir una media del 3 al 4% mensual. Sin embargo, en los primeros dos trimestres la media se mantuvo dramáticamente por encima del 6% mensual. En el tercero, agotadas las posibles asistencias financieras (se pasó la aspiradora de fondos por doquier), las estructuras productivas de alimentos y de energía produjeron –por la actuación irresponsable de los grandes grupos más la devaluación del FMI– una cuasi hiperinflación: la economía como un caballo desbocado. Lograr en este escenario recuperar el poder adquisitivo de los salarios y mantener la industria y las obras de infraestructura es un desafío fenomenal.

La pregunta es si el Poder Ejecutivo, es decir Sergio Massa, sin ingresos importantes, todavía es capaz de contener los precios de alimentos. Ha logrado la contención parcial de los energéticos y, a pesar de no contar con el visto bueno del FMI, ha podido obtener el dinero impreso para los sueldos como sostén de emergencia a la población, y mantener su capacidad de consumo.

Tener acotados los precios y la disminución de los consumos energéticos importados (GNL principalmente) también podría ser posible con una disminución del uso del gas, la electricidad y los combustibles (gas oíl que se importa). Pero cabe preguntarse si la población asumiría entre otras acciones usar estufas al mínimo, establecer horarios de trabajo público y privado a la luz diurna, fomentar el transporte público, un uso acotado de los aires acondicionados, disminuir el uso de microondas y artefactos de alto consumo eléctrico, usar menos el auto, etcétera. Son acciones sencillas de ejecutar, aunque en un contexto de “mala onda” son también una alternativa difícil, no imposible. Si se pudiera realizar tales ahorros disminuirán las facturas.

Vaca Muerta es el gran recurso que posibilitará obtener grandes beneficios de exportación. En agosto y setiembre se dispuso de 11 millones de m3/d, que posibilitó el gasoducto Néstor Kirchner. El pico invernal de gas, sin embargo, llegó a unos 50 millones de m3 por día, por lo que aún se tuvieron que importar docenas de barcos de GNL dramáticamente costosos. El año que viene se producirá más gas y se sustituirán una veintena de barcos de GNL. Igual, a pesar del volumen que posibilitará Vaca Muerta, aún falta emprender la construcción de plantas de almacenaje con licuefacción, o el alquiler de un buque FLNG, que licúa gas a bordo. Ello posibilitaría durante el verano, por ejemplo en Bahía Blanca, licuarlo a GNL, y volcarlo en invierno al sistema de gasoductos re-gasificado. Así mismo para el GNL exportado es muy importante que el Congreso nacional legisle los derechos de exportación desde el inicio, para que el Estado nacional recoja una parte de los beneficios de Vaca Muerta a fin de utilizarlo para mejoras sociales en el territorio de las obras y para la infraestructura necesaria.

El panorama es optimista a mediano plazo, pero en 2024 y 2025 nos espera una tarea clave: realizar obras que terminen de sustituir el GNL importado y comenzar a remitir también en verano GNL por barco a destinos varios.

Si el país decide seguir con el FMI sería más que conveniente obtener al menos tres años de gracia del repago de la espeluznante deuda externa contraída por el gobierno de Mauricio Macri de una manera irresponsable. Ello impuso de hecho un alevoso golpe estructural en contra de los intereses nacionales de desarrollo soberano. En este sentido se debería lograr la incidencia de los grandes lineamientos del peronismo emprendedor y de las pymes para sostener un periodo de obras en zonas de producción (Vaca Muerta y Palermo Aike), la reversión del gasoducto norte y el transporte por el mismo a Brasil (vía Bolivia), el GNL para el almacenaje y la exportación sobrante. En paralelo desarrollar una clara convocatoria para dar trabajo a los jóvenes en emprendimientos variados, controlar los precios de los alimentos y los objetos de consumo masivo. Una clara opción, sentida por la gente, es limitar los gastos del sector judicial y de las empresas financieras, que han ganado fortunas.

Es una humilde reflexión de la militancia del campo nacional y popular. En esa dirección resulta posible, entre otra decena de medidas, consolidar políticas explicitadas en la consigna levantada por la organizaciones sociales, para que superada la distribución de tierras (RUS) se conformen miles de pymes, para conformar en forma amplia y comunitaria el techo y el trabajo productivo.

 

 

 

* El autor es miembro del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz (IESO), del Grupo Bolívar y de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN).

 

 

 

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