Más presente que nunca
El testimonio de Jorge Julio López se proyectará en el inicio del juicio Arana II
A casi quince años de su segunda desaparición, aún impune, Jorge Julio López vuelve a ser protagonista en un juicio de lesa humanidad. Mañana, lunes 30 de agosto, empieza el debate oral y público de la causa conocida como “Arana II”, en la que están imputados el represor Miguel Etchecolatz y el ex policía bonaerense Julio César Garachico, uno de los “picaneadores” de La Plata reconocidos ante la Justicia por López poco antes de desaparecer en 2006. El testimonio judicial de López, prueba que originó la investigación que ahora llega a juicio, será proyectado en video durante las audiencias ante el Tribunal Oral Federal 1 platense.
La causa “Arana II” es un desprendimiento del histórico juicio “Circuito Camps”, concluido en 2013, e incluye los casos de siete víctimas, entre ellas López, que pasaron por el centro clandestino de detención conocido como “Pozo de Arana” en el suroeste de La Plata durante 1976. Garachico, ex jefe de calle de la Unidad Regional de La Plata, será juzgado por los secuestros y torturas de los militantes peronistas Patricia Dell’Orto, Ambrosio de Marco, Norberto Rodas, Alejandro Sánchez, Francisco López Muntaner, Guillermo Cano y Jorge Julio López, y por los asesinatos de los tres primeros.
Etchecolatz, ex director de Investigaciones de la Policía bonaerense y mano derecha del general Ramón Camps, ya condenado por los casos de López, Dell’Orto y De Marco en 2006, ahora está acusado como coautor mediato por los secuestros, torturas y asesinatos de Rodas y Sánchez.
El debate transcurrirá cada lunes bajo la modalidad semi-presencial. La fiscalía solicitó especialmente que todas las partes se identifiquen con claridad al ingresar a la sala virtual. Con dos imputados y 22 testigos, se espera un juicio corto. En la audiencia de mañana habrá lugar para los planteos preliminares de las partes y luego es posible que el tribunal indague a los acusados. Aunque el multicondenado Etchecolatz suele ser verborrágico, esta vez hay dudas acerca de si va a declarar o no, según la estrategia que asuma la defensa.
Una vez superada esa etapa, la fiscalía y las querellas solicitaron que el debate comience con la proyección del testimonio de López en el juicio a Etchecolatz, en cuya etapa final desapareció. También se transmitirán las declaraciones de 2006 de Nilda Eloy y Cristina Gioglio. Los casos de las siete víctimas de esta causa ocurrieron entre octubre y noviembre de 1976 y la prueba radica fundamentalmente en las cuatro declaraciones judiciales que prestó López antes de su segunda desaparición el 18 de septiembre de 2006, el día previo a la condena a Etchecolatz.
La secta de la picana
Los jueces del TOF-1 tendrán oportunidad de valorar la contundencia del testimonio de López contra la banda liderada por Etchecolatz. López desapareció por primera vez el 27 de octubre de 1976 cuando lo secuestraron en su casa de La Plata. En 2006 reconoció entre sus secuestradores al propio Etchecolatz y a su chofer Hugo Alberto Guallama. Dijo además que en el auto también pudo ver a otro secuestrado, Norberto Rodas, aparentemente caído un rato antes.
López relató que recibió las primeras sesiones de tortura junto a Rodas y Alejandro Sánchez, otro militante de la unidad básica de Los Hornos, en el oeste platense, donde solían acudir él y otras de las víctimas. Agregó que el 1º de noviembre, en el Pozo de Arana, “nos saca Etchecolatz con el grupo de picaneadores, grupo en el que reconozco a algunos, como Garachico, (Manuel) Aguiar y (Carlos) Urcola”. Ese día los volvieron a torturar.
“El señalamiento a Garachico aparece a partir de lo que dice López −dice a El Cohete a la Luna la auxiliar fiscal Ana Oberlin−. Está acusado por un grupo de casos ocurridos en la misma época y también vinculados a lo que declaró López en 2006. Su testimonio es central para la acusación, porque identifica directamente a Garachico por su apellido, que no es un apellido común. En ese momento Garachico era oficial principal de la Policía y tenía un cargo importante en la Unidad Regional de La Plata. Estaba en funciones en el momento en el que ocurrieron los hechos. Y López lo identificó sin dudas. Es una prueba con mucha fuerza”.
En su testimonio, López también declaró que, unos días después de su secuestro, llegó a Arana la pareja Patricia Dell’Orto y Ambrosio de Marco, de 23 y 24 años, ambos conocidos suyos de la militancia en Los Hornos. López dijo que los dos fueron torturados y asesinados por los mismos represores que lo habían torturado a él. Contó que el 8 ó 9 de noviembre pudo ver por la mirilla de la puerta cómo ejecutaban de un disparo en la cabeza a cada uno. Y que “después lo mataron al paraguayo [Rodas] y al Pato [Sánchez]”. El cuerpo de Sánchez apareció en el cementerio de Vicente López en 1984 y fue identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense recién en 2008. Estaba casado y tenía tres hijos.
La causa también incluye el caso del desaparecido “Panchito” López Muntaner, quien era un estudiante de 15 años cuando lo secuestraron el 16 de septiembre de 1976 durante la Noche de los Lápices. López lo mencionó en sus testimonios como “el chico de los boletos” y recordó que lo vio “muy lastimado” en el Pozo de Arana. En diciembre de ese mismo año, López Muntaner fue visto por otro sobreviviente en el Pozo de Banfield.
La séptima víctima es Guillermo Cano, un joven de 19 años que vivía en Los Hornos cuando lo secuestró la banda de Etchecolatz y que fue torturado junto a López. Permaneció en Arana mientras ocurrieron los asesinatos del resto del grupo y logró sobrevivir al centro clandestino.
Prontuarios
Etchecolatz, de 92 años y preso en el penal de Campo de Mayo, acumula ocho condenas por delitos de lesa humanidad. La última vez que habló ante un tribunal fue a fines del año pasado, cuando se negó a declarar en el juicio unificado por los crímenes cometidos en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Infierno. “Yo no maté, yo batí en combate que es distinto”, dijo antes de rehusarse a responder preguntas.
Uno de los juicios en los que fue condenado Etchecolatz es el de La Cacha, en 2014, en el que Garachico también recibió prisión perpetua por los asesinatos de dos militantes de Montoneros, Marcelo Bettini y Luis Sixto Beraiz, el 9 de noviembre de 1976.
La investigación judicial mostró que, en el momento de los hechos, Garachico no sólo era policía bonaerense y jefe del servicio de calle de la Unidad Regional de La Plata sino que además trabajaba en comisión para el Destacamento 101 de Inteligencia del Ejército, el organismo desde donde se fijaban los objetivos de la represión ilegal en la zona. En 1981 ingresó a la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA) con el cargo de subcomisario.
Después de la dictadura, Garachico se instaló en Puerto Madryn, donde gerenció por años el casino Punto y Banca. Después de que López lo señalara en su testimonio de 2006, algunos vecinos lo reconocieron y se mudó a Mar del Plata, donde vivió sin preocupaciones judiciales hasta 2012 cuando fue detenido con prisión preventiva por los crímenes de Bettini y Beraiz. Ahora el picaneador enfrentará el juicio “Arana II” desde su arresto domiciliario.
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