Una prueba de amor
Causa Traficante. Episodio 10. Audiencias 15 y 16 (28 de junio y 5 de julio de 2021)
Una carpeta con la leyenda “Mi música” se despliega en la pantalla de la audiencia número 15 del juicio a Marcelo D’Alessio. Lo que comienza a sonar no son canciones guardadas por el secretario del juzgado, sino un diálogo telefónico entre D’Alessio y Gabriel Traficante grabado por este último a fines de 2016.
—Gabi, no creo que no tengan un porongo con vos… Creo que lo que no tienen, lo van a inventar. Me parece que independientemente de la realidad hay que ver la percepción de la realidad.
—¿Por qué me metieron en este quilombo a mí?
—Yo qué carajo sé. Alguien te metió en un bondi. Estás metido en una interna que vos no tenés un porongo que ver. ¿Por qué te ponen como cabeza? No sé. ¿A quién enojaste? No sé. Esto es una caza de brujas. Y yo lo puedo parar. Hasta hoy lo puedo parar. Después demandarás a quien se te cante el orto. Yo esperaría un tiempo y le meto una demanda civil, más para limpiar el buen nombre de honor, porque al Grupo Clarín le debe chupar la pija y la desmentida la sacan en Turf, la sacan en la página 74.
—¿Cuál es el número, Marcelo? Hay cosas que no puedo pagar.
—Vos me das tu palabra de honor y ya está, Gabi. No te vas a escapar, Gabi.
—No te puedo dar una palabra de honor si no sé cuánto es.
—Todo… seis gambas.
Las seis gambas a las que refiere D’Alessio para limpiar a Traficante de la causa por la mafia de los contenedores son, técnicamente, 600.000 dólares. Una suma importante, mucho más teniendo en cuenta que Traficante no estaba siendo investigado en esa. “Si algo ocurre es porque yo lo hice; si algo no ocurre es porque yo lo evité”. Esa es la máxima que parece regir el accionar de D’Alessio durante toda la charla:
—Llegar libre al juicio oral te sale 800.000 dólares. Vos me decís “no tengo nada que ver”. Vos sabrás, si hiciste algún día algo que estaba bien o que no estaba bien, no lo sé, no te cuento las costillas. Si dejaste enojado a alguien no lo sé ni tampoco te quiero preguntar. Es un problema tuyo. Es mucho mejor ahora que cuando estés en Marcos Paz. Ahí te metés en el orto los títulos de todos los abogados. Acá lo que importa es sacarte de los testigos reservados. Punto. Sacarte de cualquier tipo de denuncia de (Elisa) Carrió, decirle a (Daniel) Santoro que es pescado podrido, desinflar todo y que te vayas de vacaciones. Me estoy jugando que no grabes la conversación, imaginate.
La extensa y variada exposición de D’Alessio podría no parecer otra cosa que alguien con poder intentando darle una mano a un amigo en problemas. Pero el contexto era otro. El doctor Luis Charró, abogado de Gabriel Traficante, dedica unos minutos a explicar lo que ocurría durante esos meses en el país: en 2016 la investigación de la mafia de los contenedores había adquirido un relevante papel en los medios de comunicación, algo de lo que se hablaba cotidianamente. D’Alessio lo expone en el mismo audio. Su antena parece haber captado ya a finales de 2016, y mucho antes que otros tantos analistas, cómo usar ese escenario a su favor:
—Acá no estamos hablando de delito, acá estamos viendo un linchamiento sin mucho sustento de alguien que no corresponde. ¿Querés que te haga mierda Santoro en Clarín y te haga el informe completo el domingo (Luis) Majul? ¿Lo puedo parar? Lo puedo parar. Privilegiá la tranquilidad de la familia. Lo resuelvo en una hora y cuarto.
La reconstrucción de los hechos realizada por Charró coincide en gran parte con la que más adelante presentarán el fiscal Diego Luciani y la fiscal auxiliar María de las Mercedes Galli:
- Durante noviembre y diciembre de 2016, D’Alessio se contacta con Traficante a través de un amigo en común. En el living de su propia casa, D’Alessio le informa a Traficante que tanto él como su esposa están involucrados en la causa, que van a terminar presos, pero que él puede detener la investigación. La charla entre ambos escala y queda interrumpida.
- Al día siguiente se vuelven a encontrar. D’Alessio lo cita en un bar frente a la central de la policía (parte de la mise en scène creada por D’Alessio, a la que aludirá Luciani en su exposición). En ese encuentro, D’Alessio le cuenta a Traficante que se están preparando notas sobre sus empresas, y que él las puede frenar. Le dice, también, que “Rolo de la SIDE” puede solucionarle todo.
- Luego del encuentro, como prueba de que todo lo que le está advirtiendo es cierto, D’Alessio le envía a Traficante impresiones de pantalla con ingresos y salidas de llamadas haciéndole creer que ese registro había sido pedido por el juez de la causa. “Una prueba de amor”, la llama D’Alessio. Lo cierto es que esos registros habían sido solicitados por el fiscal Juan Ignacio Bidone… respondiendo a un pedido del propio D’Alessio.
- Aconsejado por su entorno, Traficante no le responde más el celular. A mediados de noviembre, D’Alessio convoca a dos amigos de Traficante y los cita en su oficina. En las reuniones, ambos ven armas y se sienten coaccionados por el falso abogado y su entorno. En uno de los encuentros, D’Alessio les avisa que en unos pocos días saldrán todos en el diario Clarín. Algo que finalmente ocurre.
- El 26 de noviembre, la nota sale publicada. “Aduana: investigan si un millonario es el jefe de la banda del cuñado de De Vido. Dos imputados por el juez Aguinsky apuntaron contra el ex despachante de aduana Gabriel Traficante”, es la bajada del título de una de las noticias del día.
- Unos días más tarde, D’Alessio y los amigos de Traficante se vuelven a reunir. Según cuentan los testigos, el tono amable de D’Alessio ha cambiado. “Si Traficante no paga, van a ir presos él y la mujer”.
- Finalmente, D’Alessio llama a Traficante desde otro teléfono y le expresa con gran amabilidad su necesidad de ayudarlo. Es la llamada que Traficante graba y con la que lo lleva a juicio.
Pero la cuestión no termina ahí, y el espíritu de la época sigue tiñendo la realidad. Durante los primeros días de diciembre, Traficante vuelve a ser vinculado, en el diario Clarín, con la mafia de los contenedores. Es decir: la investigación se inicia por las publicaciones, publicaciones que se habían iniciado por las falsas filtraciones de D’Alessio. Una rueda alimentada a puro pescado podrido.
Actividades lícitas
“Al día de hoy se desconoce qué actividad lícita realizaba el señor D’Alessio”. Así comienza su exposición el fiscal Luciani. “Un particular que no revestía la calidad de abogado ni tampoco agente de la DEA ni de la AFI ni de ninguna fuerza de seguridad. Dos agentes de inteligencia –uno en actividad y otro retirado– y un fiscal provincial que, como ya no tenía investigación en curso, utilizó un legajo fiscal contradiciendo la conducta que se le exige como fiscal”.
Mientras se desarrolla el alegato, en uno de los tantos cuadraditos del Zoom de la audiencia se puede ver al fiscal Bidone: está sentado en la izquierda del cuadro; del otro lado, colgado de un armario, a una altura poco común, se puede ver un crucifijo con un Cristo agonizando. No parece estar en cámara de manera casual, sino como una cábala o un registro de la fe del fiscal.
“Llevo 30 años en la Justicia, y nunca vi algo así”, dice el fiscal Luciani refiriéndose a su colega Juan Ignacio Bidone. “Mientras se estaba llevando adelante esta extorsión, Bidone pedía informes a migraciones. Pedía los informes y se los entregaba a D’Alessio. Un año después, en 2017, vuelve a hacer lo mismo. Son legajos plagados de irregularidades”. Entre los términos que el fiscal Luciani elige para describir la conducta de Bidone se destaca uno, que repite muchas veces: oscurantismo. Advierte que, luego de la denuncia contra D’Alessio, en 2017, la Justicia le pide explicaciones a Bidone, y Bidone tiene la posibilidad de blanquear su vínculo. Pero no lo hace. Por el contrario, cree en la explicación de D’Alessio (“Soy víctima de una caza de brujas”) y continua recibiendo y firmando cada uno de sus informes.
¿Cuál fue el móvil de Bidone para arriesgar su trabajo y su buen nombre? Luciani se plantea dos hipótesis: “Un móvil interesado para lograr un crecimiento o un ascenso en su carrera, o un móvil económico. Se ha comprobado un móvil económico. Nos encontramos con una cuestión: en 2017 D’Alessio le compró a Bidone pasajes para que viajara a Cancún con su esposa. A pocos meses de colaborar con D’Alessio, D’Alessio le paga un viaje”.
Las conclusiones
“Su forma de proceder pulverizó la confianza de la sociedad hacia los fiscales”, concluye Diego Luciani, para solicitar luego que se condene a Juan Ignacio Bidone como partícipe necesario y por abuso de autoridad a cuatro años y ocho meses de prisión e inhabilitación por el doble de tiempo.
Respecto a Claudio Álvarez, Luciani advierte que el agente de AFI brindó el informe que dio una justificación, el fundamento que Bidone necesitaba para que continuara la investigación. Por la clandestinidad de la maniobra de Álvarez, los medios empleados, y por desbaratar la confianza de la sociedad como agente de la AFI, el fiscal solicita una condena de tres años y nueve meses como partícipe necesario. Para Hugo Rolando Barreiro, por trabajar “activamente para ejercer intimidación al señor Traficante”, Luciani solicita cuatro años y seis meses de prisión.
Para Marcelo D’Alessio, señalado por el fiscal como el autor no partícipe de toda la maniobra, la pena solicitada es un poco mayor. “Con el fin de intimidar a su víctima, se compadece con una situación que él mismo genera, mientras menta a periodistas y políticos con los que, en los hechos, tiene un vínculo probado. (…) Era una persona que tenía poder. No queda ningún margen de duda de la finalidad de su acción, en la que se valió del aporte de los otros imputados”. El fiscal Luciani solicita que se condene a Marcelo D’Alessio a cinco años de prisión por extorsión en grado de tentativa.
En las próximas semanas llegarán los alegatos de las defensas. Luego de observar el rearmado de la trama y de todos los personajes que han sido nombradas en ella, quizás lo único que no puede decirse de D’Alessio es que no haya tenido una lectura acertada del espíritu de la época. En el zeitgeist del periodo 2015-2019, la línea divisoria que debía separar el trabajo de los servicios de inteligencia, el periodismo y la Justicia se volvió invisible, casi transparente; las aguas de esos compartimentos estancos se contaminaron entre sí. Y fue precisamente en esas aguas donde D’Alessio salió a pescar.
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D’Alessio descascarado. Causa Traficante. Episodio 1
D’Alessio: esperando conexión. Causa Traficante. Episodio 2.
D’Alessio, el cazador. Causa Traficante. Episodio 3.
D’Alessio de ronda. Causa Traficante. Episodio 4.
Perdigonada al aire. Causa Traficante. Episodio 5.
D’Alessio súper show. Causa Traficante. Episodio 6.
El diario del lunes. Causa Traficante. Episodio 7.
D’Alessio en la nube de confusión. Causa Traficante. Episodio 8. D’Alessio dubitable. Causa Traficante. Episodio 9.
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