SUEÑOS DEL PERONISMO DOMESTICADO

Desde las alturas, Diego Genoud esboza dos décadas de rosca contra lo que hoy es el Frente de Todos.

 

Entre todos los cimientos de la generosa lengua castellana, el caso genitivo aplicado por lo general a los sustantivos, es herencia directa del dos veces milenario latín. Suele indicar una relación de pertenencia, materia o posesión y a menudo se verifica con la preposición de. El ejemplo convencional  proviene de la cursilería patriarcal: “amor de mujer” (cuando puede ser “de varón” y funciona igual), capaz de ser leído como referido a una mujer que ama, tanto como a una mujer que es amada. Avenida gramatical de doble mano, esta lectura impone una ambigüedad que demanda ser esclarecida mediante contexto, desarrollo, ratificación; o no. Picardía juguetona que otorga tanto prisma como marco a cada una de las casi trescientas treinta páginas de El peronismo de Cristina con las que Diego Genoud (Baradero, 1975) procura articular historia y dirección de la línea ideológico-política de la actual Vicepresidenta y del movimiento popular que lidera.

 

El autor, Diego Genoud.

 

Menuda tarea para este periodista hoy afincado en soportes digitales, que en su momento incursionó en medios gráficos de amplio espectro —de la revista Crisis a suplementos de La Nación—, se destaca como entrevistador y, en consecuencia, en la construcción de perfiles. Reconoce una formación política bajo los sones de la agrupación HIJOS en tiempos de escraches, cultiva una prosa de laboriosa prolijidad de la que se desprende un lugar de enunciación “progresista” con reserva de apuesta. El que hoy nos ocupa, su último libro, mereció un inusual espacio televisivo en el programa de Carlos Pagni. En la línea de tiempo, Genoud trabaja a distintos ritmos desde antes de la derrota de Daniel Scioli en 2015 hasta ayer nomás, el fin del verano último. Estructura un texto con tres fuentes principales: los acontecimientos generales de dominio público que reflejan los medios, hegemónicos y no tanto; incomprobables voces en off que circundan a importantérrimas figuras de la corporación politica, y entrevistas detalladas a otros tantos personajes que el cronista considera relevantes en cada oportunidad, aludidos en artículos autorreferentes. Por ejemplo, para acceder a una definición del peronismo, acude al juez de la Corte Suprema Horacio Rosatti, el mismo que junto con Carlos Rosenkrantz el ex Presidente Mauricio Macri intentó colar por la ventana en diciembre de 2015, fuera repudidado por una multitud y lograra acuerdo del Senado en 2016.

“El Frente de Todos, entre la dolorosa unidad, la escasez y la guerra interminable con el establishment”, constituye un subtítulo de tapa que amplía con mayor precisión los contenidos de El peronismo de Cristina para alejarlo del tufillo biográfico y aproximarlo al amague de análisis político. De paso, instala la coalición en el gobierno dentro de un espacio doliente, donde con otra ambigüedad dirige el aludido padecer hacia el oficialismo, cuando en la práctica efectiva se verifica en la oposición. Vuelta al recurso amboceptor mediante la inscripción bélica (la presunta “guerra”), por cierto constatada cotidianamente, pero—otra ve— en los voceros farandulescos de ese establishment, en el afán de opacar las iniciativas del gobierno. Como se sabe, las tapas de los libros de ensayo están destinadas a instalar una clave de lectura para quienes se conforman con los titulares de los diarios y los zócalos de los magazines televisivos.

 

 

Trazos gruesos desbordantes de cazuela burocrática donde bulle la rosca política en un caldo reduccionista, el afán didáctico de Genoud encuadra el éxito político del Frente de Todos dentro de lo que denomina “panperonismo” o “postkirchnerismo”, según la ocasión y con apenas matices. En consonancia a cómo saltea que la recuperación del gobierno en diciembre de 2019 fue incentivada por una movida que comprendió libro de tapas azules, video en mayo postulando a Alberto, tour bonaerense de un joven economista en auto baqueteado y cientos, miles de actos territoriales de movilización popular, el autor recluye al peronismo en la formal herramienta electoral del PJ. Probablemente porque el Partido talla en las internas a través de la confección de listas y en la consiguiente repartija de cargos, la perspectiva partidocrática liberal obvia la raigambre territorial que da cuerpo y razón al peronismo original tanto como al actual, aún en sus interregnos. Se entiende, desde ya, que desde fuera de la experiencia movilizante peronista o perspectiva histórica, resulte farragoso aprehender tamaña originalidad de la construcción política argentina. Salvable circunstancia que, de todos modos, no quita la posibilidad de una lectura del ameno lenguaje y las atractivas instancias intestinas de las superpuestas roscas, chismes y panquequeadas atinentes al muchas veces decisorio dispositivo institucional.

Caracteriza entonces al actual movimiento fundado por Perón como “un significante que no conforma a las familias del establishment y sus apéndices en la formación de opinión”. Las mismas que amasan “un sueño que no se concreta, tal como ellos lo diseñan desde su gabinete en las sombras”: un peronismo dispuesto “a ejecutar un programa de las élites empresarias desde la identidad del PJ”. En términos actuales, que “tenga los votos de las víctimas y el chip de los victimarios”. Una vez afuera del pozo económico cavado por los cuatro años macristas y aguzado en la pandemia, esa faena le “guste más o menos, Alberto Fernández es quien tiene ahora esa responsabilidad”, que a su hora “el Frente para la Victoria cumplió por momentos”. Hipotética superación del “deplorable cristinismo final”, propio de “años de equivocaciones en la Rosada”, la “iglesia kirchnerista” –señala Genoud— ensaya “el cristinismo de la conciliación” con “el experimento del Frente de Todos”, ya liberado de “esa centroizquierda palermitana, elitista y prepotente, que vociferaba en nombre de los pobres”.

 

 

Con un pormenorizado recorrido por los tan diversos como homogéneos andariveles de la corporación partidocrática, el autor compone un exhaustivo, ilustrativo panorama del antiperonismo presente alrededor y dentro de los poderes del Estado, principalmente judicial y legislativo. Se vale de un seguimiento histórico, matizado por sendas semblanzas y entrevistas a figuras que considera representativas, o bien idóneas para dar cuenta del desenvolvimiento político próximo o pasado. Pichetto, Grosso, Manzano, Bergoglio, Bonadío, Rosatti, Monzó, son algunos de los eslabones de esta cadena de albedríos para la locuacidad que tan grata les resulta a tales personajes en cuanta oportunidad se les presenta.

Para el capítulo final, El peronismo de Cristina reserva el ineludible protagonismo de Máximo Kirchner y la pregnancia de la agrupación La Cámpora, difícil de minimizar por su inserción territorial y trabajo en el campo popular. Organización que “hacia afuera, puede ser vista como un monasterio donde solo ingresan los creyentes capaces de hacer su voto de silencio”, a la que el autor reconoce como usina formadora de cuadros, con cerca de cuarenta mil militantes, y sostén de una dirigencia encaramada como funcionarios gubernamentales. Duplica hacia el epílogo la fantasía de la reyerta constante entre CFK y Alberto Fernández, en una nueva fábula: la competencia entre un Máximo Kirchner atribulado por los celos con Axel Kiciloff, en las preferencias de la Vicepresidenta. Sainete enmarcado por la presencia del Presidente “gobernado por las restricciones que —por limitaciones propias o condicionamientos ajenos— hace política sin horizonte, se distrae muchas veces en cuestiones secundarias y corre el riesgo de ver consumida su cuota de poder”.

Diego Genoud despliega un sistema de historización política vastamente probado desde el siglo XVII y en la Argentina llevado al climax por Bartolomé Mitre, mas esta vez despojado del panegírico clasista. Es la Historia realizada por los Grandes Hombres, a fuerza de individualidades a la vez poderosas y contradictorias, siempre tan dispuestas a asumir el poder formal como desfasadas del accionar popular, cuya presencia se restringe a la condición de objeto al momento del sufragio. Aún así, El peronismo de Cristina refleja la parcialidad de los acontecimientos en lo que va del siglo, destaca secuencias, consigna transformaciones, en fin, ratifica a su pesar, el accionar de un peronismo vigente por sobre la fugacidad de las dirigencias.

 

 

 

FICHA TÉCNICA

El peronismo de Cristina

Diego Genoud

 

 

 

 

 

 

 

Buenos Aires, 2021

338 páginas

 

 

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