El delito económico de lesa humanidad cometido por La Forestal y su principal socio, el Estado inglés, sigue vigente en el norte de la provincia de Santa Fe en los departamentos en que se extendió el latifundio durante ochenta años. Son las cinco regiones con mayor número de necesidades básicas insatisfechas y los más altos índices de analfabetismo.
A cien años de la revuelta de los obreros del tanino, una hermosa escultura en madera recuerda al secretario general de aquel gremio, Teófilo Lafuente y sus descendientes que poco sabían de la epopeya protagonizada por su abuelo y sus compañeros, quinientos de los cuales fueron masacrados por la gendarmería volante, antecedente de la Triple A, agradecieron a los jóvenes historiadores. Esa escultura estará presente en Villa Guillermina como sinónimo de la recuperación de la dignidad a través del trabajo colectivo que parió una imprescindible identidad. No se puede defender lo que no se quiere, no se puede querer lo que no se sabe. De ahora en más, la pelea empuja por un presente mejor, donde se recuperen los bienes comunes y se democratice el trabajo y la riqueza, al mismo tiempo que se exija a los gobiernos locales que también jueguen a favor de los que son más en estos atribulados arrabales del mundo.
Un siglo después, las nuevas forestales están vigentes en distintos puntos del mapa argentino. Pero la verdadera novedad es que en Villa Guillermina, corazón de quebracho, la memoria busca transformar el presente desde el protagonismo de la muchachada, en definitiva, el verdadero y siempre presente motor de la historia.
* Periodista y diputado provincial FSP de Santa Fe.
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