La intimidad
Tensiones, negociaciones y la trastienda en la Casa Rosada
En la Casa Rosada la figura del partido fue Claudia Villafañe. En su rol de mamá, productora, ex mujer del ídolo y articuladora fue quien entabló conversaciones con el gobierno y gestionó los ingresos de quienes asistieron al velorio de Diego Armando Maradona. En ningún momento Claudia descuidó a Dalma y Gianinna quienes encarnaban los motivos de sus decisiones.
El subsecretario de la Presidencia, Miguel Cuberos, fue el encargado de mantener el diálogo con Claudia y quien estaba tras la organización del evento que se esquematizó en una instancia privada y en la ceremonia abierta al público. La primera fue en la madrugada del jueves para la realización de una despedida íntima. Para ingresar a la casa de gobierno la familia confeccionó una listado con las personas autorizadas. Por allí pasaron los ex futbolistas Oscar Ruggeri, Nery Pumpido, Ricardo Giusti, Oscar Garré, Sergio Goycochea, Javier Mascherano, Carlos Tévez, Ramón Ávila y Rolando Schiavi, entre otras personalidades.
Rocío Oliva, ex pareja del 10, arribó a la despedida a las cuatro de la mañana. Sin embargo, fue sorprendida al enterarse que no se encontraba autorizada por la familia para participar de la despedida íntima. Matías Morla, abogado de Maradona y con quien en varias oportunidades las hijas marcaron diferencias graves, tampoco pudo participar de la ceremonia.
A las seis de la mañana el cajón se cerró y por la Casa Rosada comenzó el desfile de miles de personas que en un escenario similar al montado en el velorio de Néstor Kirchner despedían al máximo ídolo. De un lado los fanáticos, del otro la familia, funcionarios del gobierno y allegados se reunían alrededor del féretro. Hasta pasado el mediodía la imagen era tan desgarradora como amorosa. Giannina vestida con un buzo de la selección argentina contenía de manera incesante a su hermana mayor que acurrucada en sus pies lloraba a su padre. Claudia, en su mejor versión de mamá leona se focalizaba en los saludos, los protocolos, la entrada y la salida de los participantes.
En la capilla ardiente se montaron distintas ofrendas florales. Entre ellas se destacaban las coronas enviadas por Alberto Fernández, Alejandro Sánz, Diego Simeone, el Fútbol Club Barcelona, la Asociación de Árbitros, entre otros. Durante la mañana el Turco García y el Polaco, compañeros del reality MasterChef estuvieron presentes para acompañar a Claudia.
En un día donde sin lugar para las rivalidades también se vio al Director Técnico de River, Marcelo Gallardo y a Enzo Francescoli. El plantel de Gimnasia, último equipo dirigido por Maradona, se reunió en su totalidad alrededor del cajón y desplegaron una bandera en el piso que decía “somos el pueblo”.
La presencia de Ministros y funcionarios del oficialismo se hizo notar durante todo el transcurso de la jornada. Entre ellos estuvo presente el Ministro de Salud, Ginés González García, el Canciller Felipe Solá, el Ministro de Producción Matías Kulfas, el Ministro de Economía Martín Guzmán, la Ministra de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, entre otros funcionarios de primera línea. De la oposición sólo se vio al operador Carlos “Coti” Nosiglia de la UCR.
A las once y media el desfile de hinchas se detuvo para que ingrese el Presidente Alberto Fernández junto con su pareja, Fabiola Yáñez. El mandatario afligido saludó a la familia y puso sobre el cajón una bandera del club Argentinos Juniors, un pañuelo de Madres de Plaza de Mayo y otro de Abuelas. Desde ese momento comenzaron las conversaciones para la extensión del horario de finalización del evento.
Dalma y Giannina estaban firmes en que el evento terminara a las cuatro de la tarde ese mismo día. Sin embargo, con las calles colmadas de gente el gobierno insistía en que estirar el cierre sería la mejor opción. La posición de Claudia era invariable: si las hijas no querían, no se prolongaría la ceremonia.
Cristina Fernández de Kirchner ingresó a la casa de gobierno pasado el mediodía. Se presentó a la capilla ardiente y allí saludó —con distancia— a Dalma y Giannina. Sobre Diego depositó un rosario y luego se quedó a un costado acompañando a los familiares.
Al mismo tiempo ingresó nuevamente el Presidente de la Nación. Esta vez acompañado del gobernador Axel Kicillof, Eduardo “Wado” de Pedro, Andrés “El Cuervo” Larroque y Horacio Pietragalla. El reloj marcaba las catorce y treinta. El tiempo de descuento para el cierre de las puertas era de una hora y media. Afuera las filas ya alcanzaban más de veinte cuadras con admiradores que deseaban entrar a la Rosada. Sin éxito todos los funcionarios, el Presidente y la Vicepresidenta volvieron a negociar con Dalma, Giannina, Jana y Claudia.
En los pasillos del palacio se escuchaban críticas. Las más resonantes apuntaban a que si el gobierno había puesto a disposición el lugar debería haber fijado, a diferencia de lo que sucedió, la extensión del evento. En este punto, cabe recordar que las disposiciones de ingresos y tiempos estaban en manos de la familia. Claudia fue quien de acuerdo al pedido de sus hijas estableció que el velatorio no se extienda más de lo pautado. La pregunta entonces era: ¿fue un error hacerlo en la Casa Rosada? Alberto Fernández justificó su decisión. En diálogo con Radio Continental dijo: "Si no hubiéramos organizado esto, todo hubiese sido peor".
La Vicepresidenta se quedó en la capilla mientras que Fernández y los funcionarios salieron al balcón para analizar la situación.
La escena de la Plaza de Mayo que se había visto por la mañana ya no era la misma. En 9 de Julio y Avenida de Mayo comenzaron los incidentes cuando las fuerzas de seguridad comenzaron a cerrar las filas. En pocos minutos esta situación se replicó en distintos puntos del camino que desembocaba en la Casa Rosada.
En paralelo, se confirmó que la ceremonia se extendía tres horas más. Es decir hasta las siete de la tarde. Esta decisión llegó tarde. Para entonces una multitud de personas que chocaban contra el portón intentaban ingresar a la Casa Rosada, algunas incluso colgadas y trepando por las rejas. El portón se rompió y los efectivos de la Casa Militar optaron por abrir las puertas al observar que había niños que podían quedar atrapados entre las rejas y la muchedumbre. El gas pimienta tampoco tardó en ingresar.
Un comunicado de Presidencia explicó: “Cuando el horario de finalización se acercaba, varias personas que estaban en la fila comenzaron a saltar las rejas para ingresar de manera irregular. Ante esa situación, se suspendió por unos minutos el ingreso. Cuando se volvió a habilitar algunas personas ingresaron rápidamente, sin cumplir las indicaciones del personal a cargo”.
En cuestión de segundos, un sinnúmero de personas desembocaron en la capilla y quedaron a metros del féretro. Las vallas que los separaban estaban contenidas por efectivos de seguridad y otras personas que en ese momento se encontraban en la ceremonia. Ante esta situación, Giannina abrazaba al cajón desconsolada mientras que su hermana, su mamá y el resto de los familiares se dirigían hacia el Salón de los Pueblos Originarios, donde luego fue trasladado el cajón.
La Casa Militar habilitó un conducto de salida por el Patio de las Palmeras y este quedó invadido por un grupo de hinchas. En las fuentes algunos se refrescaban, mientras agitaban y cantaban “olé, olé, olé Diego Diego”. La seguridad que había sido desbordada minutos antes en el ingreso de Balcarce, ahora cercaba a los fanáticos en el patio. En poco tiempo, los efectivos lograron que se retiraran por la explanada por el Salón de los Bustos Presidenciales.
Cristina Kirchner se encontraba en el despacho de Wado de Pedro al momento que él mismo tuiteó: “Le exigimos a @horaciorlarreta y @diegosantilli que frenen ya esta locura que lleva adelante la Policía de la Ciudad. Este homenaje popular no puede terminar en represión y corridas a quienes vienen a despedir a Maradona”.
El Ministerio de Seguridad de la Nación dijo que ni ellos ni “ninguna de las fuerzas a su cargo, ha dado ni recibido orden alguna de ejercer violencia sobre las personas que se encontraban en Casa Rosada ni en sus inmediaciones” y tildó de falso “que las fuerzas federales hayan recibido la orden de reprimir o participar de la represión desatada en la zona de la Av. 9 de Julio” por ser jurisdicción de la Policía de la Ciudad.
El cuerpo de Maradona finalmente fue trasladado al salón donde se encontraba su familia. Para el momento había tres opciones: retomar la ceremonia hasta las siete de la tarde, realizar un encuentro íntimo por el tiempo que restaba o comenzar el operativo hacia el cementerio. Para esto último el gobierno ofreció el traslado en helicóptero, pero la familia se negó.
Todo estaba finalizado. La familia decidió que controlada la situación en la Casa Rosada se dé inicio a la caravana hacia el Cementerio de Bella Vista. La capilla por donde todo el día retumbaron los cánticos quedó colmada de camisetas de fútbol, de pelotas, flores, banderas y coronas. El silencio del miércoles al mediodía volvió a escucharse.
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