PELÍCULAS ESCONDIDAS (18)
Un corto animado anticomunista de los '60, con animalitos al mejor estilo Disney
En el cine de Estados Unidos hay anticomunismo desde que existe el comunismo pero su apogeo tuvo lugar desde el fin de la Segunda Guerra, cuando los comunistas reemplazaron a los nazis en el elenco de la villanía cinematográfica. Así se produjeron verdaderas obras cumbres del cine paranoide como El milagro de Marte (Red Planet Mars, Harry Horner-1952), Yo fui un comunista para el FBI (I Was a Communist for the FBI, Gordon Douglas-1951) o Me casé con un comunista (I Married a Communist, Robert Stevenson-1950). Ese fenómeno coincidió con la caza de brujas en todos los ambientes culturales, el apogeo de las audiencias del Comité de Actividades Antinorteamericanas y las boutades de políticos oportunistas como Joseph McCarthy, cuyo apellido se volvió desde entonces sinónimo de la persecución ideológica. Su propia caída en desgracia y su muerte en 1957 señalan también la progresiva distensión de ese período vergonzoso, que en estos tiempos terraplanistas encontró también sus negadores a pesar de la abrumadora documentación probatoria, la cantidad de personas enviadas a la cárcel por el Comité, las prohibiciones arbitrarias que terminaron carreras y vidas, los numerosos exilios.
El tema del anticomunismo llegó al cine argentino con una década de atraso aunque, como en Estados Unidos, en la práctica existía desde mucho antes. Su manifestación más notoria fue el largometraje Detrás de la mentira (Emilio Vieyra, 1962), sobre guión de Abel Santa Cruz, en la que un joven obrero se volvía comunista y terminaba asesinando a su propio padre en un atentado organizado por el PC. En su retórica, sus desbordes melodramáticos y hasta en su lograda estética noir, resulta evidente la influencia de la citada Me casé con un comunista. También en la caracterización de algunos personajes, como el sinuoso jefe político o la joven y seductora militante, dispuesta a entregar su cuerpo por los ideales marxistas. Fuera de este caso extremo, entre 1962 y 1964 se pueden encontrar expresiones anticomunistas directas o indirectas en otros films de apariencia más inocente, como Rebelde con causa (Antonio Cunill, hijo, 1963), sobre guión de Hugo Moser e Isaac Aisemberg, en la que el cómico José Marrone descubría un infiltrado comunista en la Marina, nada menos.
Más difíciles de encontrar —pero también más elocuentes— son films como Mañas y patrañas de gente extraña, un dibujo animado producido por encargo del Estado para pasar como complemento en los cines comerciales. Lo hizo el estudio de animación de José y Alfredo Zalnero (en realidad, Zalnerovich), que se dedicaba, desde su fundación en 1955, a la realización de publicidad y de films institucionales. Entre sus dibujantes figura Raúl Ávila, cuyo currículum indica que su paso por el estudio de los Zalnero fue entre 1963 y 1965. Ese dato sirve para fechar aproximadamente el corto en 1963, durante el gobierno de facto de José María Guido y en pleno apogeo del anticomunismo vernáculo.
El film se presenta como una fábula, protagonizada por animales antropomorfos a la usanza de Walt Disney y, de hecho, hay patos, ratones y tres chanchitos. De un lado del mundo la gente vive en orden y tranquilidad, “trabajaban con entusiasmo, producían en abundancia y progresaban comerciando honestamente”, según explica el narrador. Desde otro lado, muy lejano y soviético, un oso vestido con un abrigo rojo manda a un zorro con pasaporte diplomático al pueblo feliz. Una vez allí, el zorro despliega una actividad policlasista: imprime volantes, inventa rumores, pronuncia discursos y planifica oscuros atentados. En pocos minutos logra como resultado el caos, la inflación y el desabastecimiento. El corto termina con la expulsión del zorro y un texto dicho en versos alegremente paranoides:
“Y otra vez, sin creer en más patrañas,
siguió en paz y progreso su destino
sin detenerse nunca en el camino
a escuchar a quien trae ideas extrañas.
Recordemos todos bien el cuento,
que esto puede pasar en cualquier momento”.
Ficha técnica
Mañas y patrañas de gente extraña (Argentina-1963?) dirección: José Zalnero. Argumento: Luis Giani. Montaje: Tito Grippo. Sonido: Tito Yanel. Dibujantes: Raúl Ávila, Nora Ferrari, Carlos Dobkevicius, Roberto Guevara, Amalia Tulio, Margarita Diego. dirección de producción: Alfredo Zalnero. Duración: 8’.
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