La frase con la que elegí titular la nota ("Bienvenida esperanza, te estábamos esperando") se la oí alguna vez a Víctor Hugo Morales, y me parece que refleja con elocuencia lo que ocurre en estos tiempos en la Argentina. Cuando parecía que todo se ensombrecía, que los devaluadores seriales ganarían la pulseada, el gobierno revirtió con habilidad y fortaleza una situación que el mercado daba por hecha. Las buenas nuevas han sido variadas y en distintos frentes. Escuchamos, de boca del Ministro de Economía Guzmán, que el año que viene las medidas del gobierno apostarán por un crecimiento sostenido de los salarios. En el marco externo, ¡hasta perdió Trump! Y además, Bolivia volvió a la democracia con el caluroso apoyo de Alberto Fernández y de los sectores populares de nuestro país. Por otro lado, el Presidente anunció que para diciembre tendremos vacuna contra el Covid-19. El lunes 9 se informó que el gran debate por el aborto ingresará al Parlamento en este mes de noviembre. Para completar el cuadro, el martes 10 por fin se conoció la propuesta para la formula de movilidad jubilatoria.
En otras palabras:
- El gobierno retomó las riendas de la economía.
- Los trabajadores tendrán por fin el reconocimiento tan merecido.
- La relación con la primera potencia mundial será, al menos, racional, ya que se apresta a dejar el gobierno el personaje oscuro y retrógrado que tanto daño hizo al mundo en los últimos cuatro años.
- Bolivia, México y Argentina conforman un buen cimiento para empezar a reconstruir la Patria Grande con que soñó Nestor Kirchner, donde Alberto demostró que es un muy buen discípulo.
- Por fin podremos ver un atisbo de resolución respecto de la pandemia de Covid-19 que tanto dolor e incertidumbre nos ha deparado en estos meses. El debate sobre si la vacuna rusa es buena o mala dejémosla en manos de la derecha xenófoba, nosotros hinchémonos el pecho de felicidad sintiendo que podemos terminar con el flagelo del virus.
- En pocos días tendremos proyecto de ley sobre el aborto legal, seguro y gratuito. Imagino la alegría de las mujeres –entre ellas mis nietas– por semejante noticia. Tanto esfuerzo y tanta lucha tendrá su premio y al fin, será Ley.
- Los beneficiarios de la seguridad social saben hoy que el próximo marzo se aplicará una nueva fórmula de movilidad, y sobre esta cuestión me ocuparé en esta nota.
De este listado de cuestiones, posiblemente inconcluso, que genera esperanza de un futuro mejor, lo primero que quiero resaltar es la forma en que se da el debate, de cara a la sociedad, de frente y con honestidad intelectual. Esta es quizás la mejor novedad de estos últimos tiempos. Recordemos que en mayo de 2018, Macri se plantó ante las cámaras de televisión e informó a todos los argentinos su decisión personal de pedir ayuda al FMI y acordar los términos en que impusieran, mientras que en esta semana que pasó escuchamos al ministro de Economía Guzmán contarnos cada paso que da en la búsqueda de un acuerdo con ese mismo organismo que no limite nuestra soberanía política ni económica, ya que en primer lugar —aclara— ese acuerdo se someterá a un debate parlamentario.
Estas cuestiones muestran claramente que la iniciativa está en manos del gobierno. Pueden existir cosas que nos gusten más o menos, matices que preferimos o preferiríamos descartar, pero se siente palpablemente que nadie nos impondrá una visión o una decisión. Se terminó el oscurantismo macrista, y eso ya es una gran noticia.
La nueva fórmula de movilidad
Esta fórmula no afecta solo a los jubilados, ya que el mismo índice se aplica a las pensiones por discapacidad, a la AUH y a la PUAM, es decir, a todas las prestaciones dinerarias de la seguridad social a cargo del gobierno. La primera ley exitosa en esta materia fue diseñada por Amado Boudou durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Fue tan exitosa que la primera misión del FMI durante el mandato de Macri, ocurrida en noviembre de 2016, en la que entregó las consabidas recomendaciones del artículo cuarto, indicó que se debía anular, o al menos modificar, la fórmula de movilidad. Siguiendo esta recomendación, en diciembre de 2017, el gobierno de Macri envió un proyecto de modificación que se transformó en ley a los empujones mientras miles de personas eran apaleadas por la policía con ferocidad, se valló el Parlamento y se agredió a Diputados que osaron intentar defender a la gente. La fórmula macrista se salteó la actualización de un período entero, y generó un ajuste de tal magnitud que la pérdida de poder adquisitivo de las prestaciones, al cabo de dos años, alcanzó más del 20%.
Como contracara de ese proceder, el gobierno de Alberto Fernández propuso un gran debate sobre este tema creándose a tal efecto la “Comisión Especial Mixta para la elaboración de un proyecto de ley de movilidad de los haberes previsionales y revisión de la sustentabilidad económica, financiera y actuarial de la movilidad o actualización de los regímenes especiales. Artículos. 55 y 56 de la ley 27541”. Allí se abrió una gran discusión con personas de distintas procedencias políticas y técnicas, las cuales expusieron con total libertad sus ideas. Lo digo con conocimiento de causa, ya que tuve el privilegio de expresar mis opiniones al respecto. Finalmente, coordinados por el Ministro de Economía, se reunieron los principales referentes del gobierno y emitieron una conclusión que será la postura del oficialismo en el debate parlamentario.
Dicha conclusión consiste en una formula casi idéntica a la que funcionó entre 2009 y 2017, que fuera ideada por el entonces Director Ejecutivo de ANSeS, Amado Boudou, y puesta en marcha por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Aquella fórmula fue muy exitosa y algunos números así lo reflejan: en el período enero 2009 a diciembre de 2015, las jubilaciones y pensiones se incrementaron en términos reales un 32,45%, mientras que, si tomamos toda la vigencia de la norma, es decir hasta diciembre de 2017 –incluyendo dos años de macrismo—, el incremento en términos reales alcanza el 25,48%. Fue tan exitosa y beneficiosa para la gente, que fue el primer lugar donde el FMI puso su ojo ajustador, pidiendo como ya se mencionó en esta nota, su derogación o modificación, cosa que obedientemente el gobierno de Macri acató.
A partir del cambió de formula, la situación de los beneficiarios de la seguridad social se volvió dramática. En 2018 perdieron el 19% de poder adquisitivo, y en 2019 el 1,3%. Es decir, en tan sólo dos años, la caída del poder de compra alcanzó un impactante 20,55%.
La fórmula de movilidad propuesta ahora por el oficialismo se funda en una ecuación que tiene dos componentes: el 50% se mide por el crecimiento de los salarios y el otro 50% por el incremento de la recaudación impositiva. Para determinar el incremento salarial de un período se usa el RIPTE, que es un índice que elabora el Ministerio de Trabajo en base a los salarios de trabajadores formales, mientras que el incremento del aporte impositivo lo determina el Ministerio de Economía. Este incremento no puede superar el 1,03% del total de la recaudación con destino a ANSeS, lo que incluye los aportes y contribuciones y todo incremento de ingresos de cualquier fuente que sea. Hasta aquí, esa es la letra fría de la norma. Ahora bien, esta es una fórmula de las llamadas pro-cíclicas, es decir, sigue el ciclo económico, lo que implica que si la economía es próspera la formula garantiza equidad en la distribución de esa prosperidad. Pero si hay una crisis económica profunda, la formula también sigue la crisis. Por lo tanto, ni esta formula ni ninguna otra salvará a los beneficiarios de un plan de ajuste al estilo neoliberal. En definitiva, no es una fórmula mágica que resuelve todos los problemas, solo garantiza que, si al país la va bien, los más vulnerables sean parte del banquete, a diferencia de lo que ocurrió durante el macrismo, donde los pobres se hacían cargo de las pérdidas, mientras que las ganancias se las llevaban los más poderosos. Hay una cosa que es necesario que quede bien en claro, porque los medios meten todo en una misma bolsa: no hay jubilados ricos en una sociedad pobre, pero puede haber jubilados pobres en una sociedad rica; la fórmula que propone el gobierno aboga por una sociedad próspera que incluya a los que mas necesitan.
Cuando tuve oportunidad de exponer ante la comisión propuse que, para evitar la volatilidad que trae aparejada una fórmula pro-cíclica, se creara un fondo anti-cíclico con el FGS. No pierdo la esperanza de que en algún momento ello ocurra, y que el FGS sea finalmente de utilidad para los propios beneficiarios de la seguridad social.
Por otro lado, la fórmula propuesta por la comisión tiene, en mi opinión, un sutil defecto respecto de la que funcionó durante el kirchnerismo: aquella formula preveía que para medir el crecimiento salarial se usara el RIPTE o el que mide el INDEC, el que diera más alto, pero la propuesta actual, sugerida por la comisión, decidió que se usara solo el RIPTE. La diferencia la expliqué hace unos días, en la nota del 25 de octubre de El Cohete a la Luna titulada: La movilidad jubilatoria un desafío, a la cual remito para aquel que quiera interiorizarse. Tengo la ilusión de que una diferencia tan pequeña, que a la larga se hace importante, pueda ser incorporada en el debate parlamentario, y pienso que ello seria muy saludable para la sociedad en su conjunto.
La fórmula prevé que se aplique la actualización dos veces en el año: marzo y septiembre. Es decir, hay un cambio sustancial respecto de las cuatro actualizaciones macristas. En verdad me parece que, si logramos tener una economía racional, es decir con una inflación controlable, está bien que sea dos veces en el año ya que de esta forma los beneficiarios tendrían un incremento de alguna significación 4 veces al año: en junio y diciembre por el pago de aguinaldo, y en marzo y septiembre por la movilidad. Si la inflación se dispara y la economía no funciona, como dije más arriba, no hay formula que salve a los jubilados ni al resto de los ciudadanos.
A pesar de estas pequeñas cuestiones planteadas, considero que la propuesta es un gran avance y hay que recibirla con entusiasmo y esperanza. Puede que no sea perfecta, pero es una buena propuesta, muy superadora de la implementada por el macrismo.
Hay algo que me sorprendió sobremanera, y es que el conjunto de los neoliberales, y hasta los representantes del BM, salieron a coro a cuestionar la fórmula propuesta, argumentando que debía incluirse la inflación. Como de ellos nunca espero nada que no sea interesado, amañado y de utilidad para planificar el ajuste que viene, mi sorpresa duró poco ya que enseguida comprendí que el objeto era ponerle un techo a los beneficiarios, porque si la economía crece el año que viene la inflación actuará como techo del incremento, pero si el siguiente a ese año de prosperidad se presenta otra crisis, podrán decir que no se puede pagar la inflación por la crisis económica y eso los habilitará a ajustar. En definitiva, siempre quieren lo mismo: que sus socios en las pérdidas sean los pobres, mientras que las ganancias las disfrutan solos.
La Real Academia Española define la esperanza como «Estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea» y lo que deseamos es construir un país con igualdad, solidaridad y amor. Podemos hacerlo.
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