La designación de un nuevo ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, el anuncio de una nueva fórmula de aumento jubilatorio, la contención de la escalada del dólar paralelo, el tratamiento en el Congreso de la contribución extraordinaria sobre las grandes fortunas y la puesta en caja de un grupo de conspiradores militares muestran un gobierno en medio de grandes dificultades pero a la iniciativa, cuando se aproxima el primer aniversario de su instalación. La carta de CFK del 27 de octubre obró como un re ordenador, tanto dentro de la coalición gobernante como fuera de ella. El Presidente y su Vice podrían reunirse para trazar una primera memoria y balance de lo actuado y de lo pendiente, en la semana del 23 de noviembre, cuando Cristina regrese de su primer viaje a Calafate en plan de abuela desde que comenzó la pandemia.
Con el método Kosminski, vamos por partes.
El recambio ministerial
La renuncia al ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat fue acordada por María Eugenia Bielsa con el Presidente Alberto Fernández antes del 27 de octubre, pero su anuncio se postergó dos semanas para distanciarla de la carta de la Vicepresidenta CFK. La agrupación de la arquitecta rosarina lo atribuyó a necesidades políticas del gobierno, en una declaración en la que describe una hiperactividad ministerial que no es evidente.
La pretensión del Grupo Clarín de que la salida se debió a un video en el que Bielsa afirma que durante el gobierno de Cristina hubo quienes robaron ya era conocido cuando el Presidente propuso y la Vicepresidenta aceptó su designación. Pero en el mismo minuto ella niega que esa fuera la causa de su rechazo a la candidatura santafesina de 2015, cuando agrega que el ofrecimiento vino condicionado a que el vicegobernador lo designara Cristina y la lista de diputados la confeccionara La Cámpora, de modo que ella sería “un florero”. Es decir, razones políticas, vinculadas con la construcción de poder y no con la ética.
El propio Alberto Fernández y el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa dijeron cosas mucho peores de Cristina, que la oposición se encarga de refrescar con publicaciones vintage. La Vicepresidenta no las olvida y la militancia tampoco. Pero, como sincera su último texto, privilegió la construcción de un gran frente político y social que impidiera un nuevo término del macrismo. Eso no ha cambiado en los once meses transcurridos desde la transferencia del mando, y es improbable que cambie en lo que resta, mal que les pese a quienes ven en esa hipótesis la única chance para evitar una nueva derrota dentro de nueve meses. Que la Vicepresidenta haya recibido a Martín Redrado es una prueba adicional de su actitud.
La carta también es genérica en su referencia gelmaniana a funcionarios que no funcionan, pero Alberto ya había escuchado de cerca las objeciones, no a la persona sino a la gestión de la ministra, y estaba de acuerdo. Para el Presidente, Bielsa tiene un sólido background académico pero poca práctica y su gestión careció del dinamismo imprescindible en un contexto dramático, sobre todo en comparación con la del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. Aquel texto también recuerda que en el régimen constitucional vigente quien toma las decisiones es el Presidente. En ejercicio de esas facultades, Fernández le dijo a Bielsa que su tiempo se había agotado, y esta semana dispuso que la reemplazara el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi. Como ya es habitual, la trifecta mediática lo interpretó como un avance de una ambiciosa Vicepresidenta sobre un débil mandatario. Así será siempre, porque una de las características de la época es el divorcio entre las imágenes y los hechos, con la aspiración de que unas substituyan a los otros y generen consecuencias como si fueran verdaderas.
La elección de Ferraresi, vicepresidente del Instituto Patria, es una obvia deferencia a Cristina, como es lógico dentro de un frente electoral en el que aporta el grueso de los votos. Pero no fue consultada con ella y tiene otros componentes que no conviene ignorar. “Cuando fue el cierre del barrio Villa Azul al comenzar la pandemia pude ver cómo trabaja Ferraresi. La diferencia entre lo que se había hecho del lado de Quilmes y del de Avellaneda era impresionante”, dice el Presidente. El lado de Quilmes se refiere al intendente showman Martiniano Molina.
Hijo del histórico dirigente farmacéutico y de la CGT de los Argentinos, Alfredo Ferraresi, Jorge fue secretario de Obras Públicas de Avellaneda desde 2003 e intendente a partir de 2009. Es ingeniero por la Universidad Tecnológica y construyó cinco barrios en Avellaneda con fondos nacionales, que administra en forma rigurosa. Tiene además una relación estrecha con la ministra bonaerense Teresa García, quien quedó a cargo de la coordinación interministerial en materia de tierra y vivienda a partir de la ocupación de Guernica, lo que facilita una sinergia conveniente. Su presupuesto no es deslumbrante, y su primera tarea será concluir obras avanzadas que el macrismo dejó inconclusas.
La Secretaría de Integración Socio Urbana, que Bielsa debió ceder a Desarrollo Social, no volverá a su anterior ubicación. En el Ministerio de Daniel Arroyo se encarga de encuadrarla Emilio Pérsico, insensible al chantaje emocional que aterra a personas menos curtidas.
La fórmula previsional
Una interpretación que instaló la oposición política de derecha e izquierda y que comparten algunos sectores ansiosos del Frente oficialista es que la nueva fórmula previsional que el gobierno enviará al Congreso es un ajuste ofrendado por el gobierno al Fondo Monetario Internacional. Esto es falso y, por parte de quienes militan el ajuste con fervor, malintencionado. Este debate ya se dio en 2008, cuando los senadores Gerardo Morales y Ernesto Sanz sostuvieron que la reforma, propuesta por un gobierno que emergía golpeado del conflicto con el agronegocio, haría perder a lxs jubiladxs y que en la práctica no habría aumentos. Aquella fórmula, consideraba en partes iguales
- la variación de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables que compila el Ministerio de Trabajo –RIPTE— o el índice salarial del INDEC, el que sea mayor, y
- la variación de los recursos tributarios en beneficio de la Anses.
Se aplicó dos veces por año entre septiembre de 2008 y agosto de 2017, lapso en que las jubilaciones crecieron en términos reales.
Este gráfico muestra que en esos nueve años hubo 18 actualizaciones, de las cuales sólo cuatro estuvieron por debajo de la respectiva inflación, y tres de ellas ocurrieron en 2016/17, durante la recesión macrista. Ese sistema indexatorio es cíclico: cuando la economía crece, las jubilaciones reciben sensibles incrementos, y cuando cae el PBI, retroceden. Si se considera la evolución de la jubilación mínima en términos reales, por cada 100 pesos de septiembre de 2008, los jubilados percibieron 137 en septiembre de 2015 e incluso a finales de la serie, en septiembre de 2017, sumaban 127. Pero, aun así, en 2009 y 2012 las jubilaciones crecieron en términos reales, porque el gobierno incrementó las remuneraciones pese a la retracción del PBI. Esto ratifica que el nivel de los salarios es una decisión política, basada en las relaciones de fuerza entre clases sociales y sus representaciones institucionales.
Valido del buen desempeño en las elecciones legislativas de octubre de 2017, Maurizio Macrì avanzó sobre los jubilados, con la llamada Reparación Histórica, una ley trampa que incluyó una moratoria y un blanqueo para los poderosos, entre ellos su hermano y su socio, y un mazazo a los más vulnerables. Al establecer un coeficiente de actualización compuesto en un 70% por la variación del IPC oficial y en un 30% por la variación de los salarios y pasar de dos a cuatro actualizaciones anuales, puso a correr las jubilaciones por detrás de la inflación, lo cual consolidó la pérdida de su poder adquisitivo ocurrido en los dos primeros años de Cambiemos. La actualización trimestral parecía más conveniente, pero antes de comenzar a aplicarla se dejó pasar un semestre sin aumentos. También eliminó la moratoria, que devolvió al sistema a más de tres millones de personas excluidas durante el reinado de las AFJP en la década menemista y la reemplazó por la llamada “prestación universal para adultos mayores” (PUAN), que implicó para la mitad de los trabajadores bajar el piso de comienzo.
La característica central de la fórmula macrista y su principal inconveniente es que por definición es imposible alcanzar los niveles jubilatorios de finales de 2017, ya que a lo sumo se incrementarían tanto como los precios, y con un desfasaje de 6 meses (si bien la actualización es trimestral, toma datos de seis meses antes). Sólo podría mejorar el poder adquisitivo de las jubilaciones si los salarios tuvieran una performance muy por encima de la inflación. Pero ocurrió lo contrario, cuando dejaron de hacerte creer que con tu salario podías comprarte algunas cosas que hicieran tu vida más placentera. El sensible incremento de la inflación (el macrismo consiguió la más alta en tres décadas) hizo perder un 13% del poder adquisitivo de las jubilaciones desde que se aplicó la nueva fórmula, a los que se sumaron los cerca de 7 puntos perdidos previamente, de modo que en apenas cuatro años las jubilaciones perdieron 19,5% en términos reales, consolidando un nuevo piso.
En cambio, los aumentos por decreto dispuestos por el actual gobierno a partir de diciembre de 2019 permitieron una recomposición de los haberes previsionales del 5% a pesar de la caída brutal del PBI, debida tanto al catastrófico final del macrismo como al parate de la pandemia.
Luego de un largo proceso de consulta al que se refiere en esta edición el especialista Miguel Fernández Pastor, el Poder Ejecutivo decidió regresar al esquema de 2008-2017. (Con una pequeña variación: en el nuevo proyecto la mitad del aumento se regiría sólo por el RIPTE. La ventaja de este indicador es que refleja el salario de los trabajadores formales registrados, que tiende a ser mayor que el de los informales.)
Esta fórmula busca que las jubilaciones no se separen del crecimiento de los salarios (que el gobierno desea incrementar como estímulo al consumo, que es el 70% de la demanda agregada y aceleraría la recuperación) y que participen del crecimiento del país vía aumentos de recaudación, que ya comenzaron en los últimos dos meses. También esta segunda parte captura el efecto inflacionario ya que los recursos tributarios de ANSES están determinados principalmente por el IVA, con lo que la crítica por no contemplar la inflación es ignorancia o mala intención, sobre todo si proviene de los sectores de la CGT que convalidaron todos los ajustes de Macri, el crecimiento nominal de salarios y jubilaciones muy por debajo de la inflación, aumentos de tarifas, quita de prestaciones (como en el caso de los remedios), suba astronómica de tasas de interés delirantes, etc. Su dirigencia cuestionó la nueva fórmula de actualización previsional y anunció que está trabajando con el gremio patronal AEA una declaración sobre la reforma tributaria, a contramano de la progresividad que procura el gobierno. Es previsible que Rocca o Pagani quieran pagar menos, pero no es fácil imaginar buenas razones por las que Daer o Gerardo Martínez deberían apoyarlos en esa aventura.
“En octubre de 2018 Macri dio una compensación extraordinaria a las empresas de gas para que no sufrieran el efecto de la devaluación. Más lógico sería aplicar ese criterio a lxs jubiladxs. Las empresas no sufren, las personas sí”, opina el ex responsable de la ANSES, Amado Boudou, uno de los autores de la fórmula que ahora se repondrá. El gobierno podría hacerlo, no ahora sino al salir de la pandemia, con compensaciones adicionales para ir recuperando el 20% perdido. El problema que la sociedad y por lo tanto el gobierno enfrenta con las jubilaciones es (como en tantos otros temas) el paso de Macrì por el gobierno, añade el especialista.
El esquema de Macrì, a mediano plazo desataría una carrera entre todas las variables nominales de la economía, con desemboque en devaluaciones e hiperinflación o en “anclas” monetarias, donde pierden quienes reciben ingresos fijos, como ocurrió con Martínez de Hoz, inspirado en Milton Friedman; con Sourrouille-Machinea, Cavallo I y II (con Sturzenegger padre, Patricia Bullrich, Gerardo Morales y el entonces joven Dujovne) y con Macrì (versión De Prat Gay, Sturzenegger hijo, Toto Caputo y el homeless Dujovne). La fórmula de actualización previsional es una pieza importante pero no puede ser la base de toda la macroeconomía. Si la política salarial es mala o si se reducen los impuestos por una percepción errónea del rol del Estado en la economía y la sociedad, esto repercutiría en las jubilaciones. La discontinuidad del IFE y los ATP no es la mejor noticia al respecto, y la CTA pidió que no se eliminara con una decisión administrativa de un día para otra. En cualquier caso, el problema no está en la fórmula.
Morales, durante cuya gestión en el Ministerio de Desarrollo Social se redujeron 13% los haberes jubilatorios no está siguiendo el tema con demasiada atención. El carcelero de Milagro Sala usó el avión sanitario de Jujuy para viajar a Pinamar con su pareja, Doña Tulia S. de Morales. Hay que cuidar el bronceado.
La posición del Fondo
La práctica mostró las ventajas de la fórmula de 2009 a 2017, que ahora vuelve. La teoría tampoco avala la hipótesis de un guiño al FMI. En un informe sobre la Argentina de noviembre de 2016, el organismo la cuestiona y promueve la reforma que Macrì aplicaría un año más tarde. Este es el facsímil del documento.
Traducido al castellano dice:
“Reformas propuestas. Corregir este desequilibrio requeriría una reforma del actual sistema previsional argentino. Esta podría incluir alguna de las siguientes medidas:
Cambio en la fórmula de indexación. La indexación de los beneficios (y la actualización de los salarios) solo a la inflación pasada aún permitiría a los jubilados preservar el valor real de sus haberes, pero reduciría el aumento del gasto en pensiones en aproximadamente un 20 por ciento del PIB en términos de Valor Presente Neto debido a dos efectos: los haberes aumentarían más lentamente y los haberes iniciales serían levemente menores”.
Es decir que para el Fondo, la fórmula vigente durante el kirchnerismo, que se reprondrá ahora, era deficitaria, y la reforma propuesta implicaba un ajuste del 20% tal como ocurrió. Hubiera sido peor si el peronismo no hubiera conseguido colar los salarios al menos en un 30% de la fórmula.
Fiscalismo o expansión
Desde el gobierno se afirma que ya está acordado con el FMI que entre las condiciones para el acuerdo que permita diferir los pagos de la deuda contraída por Macrì hasta el siguiente mandato presidencial, no habrá exigencias de ajuste de jubilaciones ni de tarifas de servicios públicos. El anuncio de la nueva fórmula previsional se hizo en coincidencia con la llegada de la misión de Julie Kozack y Luis Cubbedu con esa finalidad, pero partidos y medios de oposición forzaron la interpretación contraria.
¿Si las condiciones no son las de siempre, por qué el propio ministro Martín Guzmán reitera que la negociación será dura, se niega a incurrir en comentarios frívolos sobre su relación con Kristalina Georgieva, al estilo de los que Macrì y La Calamidad realizaban sobre su predecesora Christine Lagarde, como si se tratara de una cuestión de simpatía personal, y remite el análisis a los intereses de los países que tienen la capacidad de decisión en el directorio del FMI?
Tal vez porque en la razón de ser del FMI está la generación de excedentes con que los países puedan hacer frente a sus compromisos. Cómo los consiga y cuál sea su influencia sobre los actores internos es otra historia. El Poder Ejecutivo explica la planeada substitución del IFE por otros programas de asistencia seis veces más modestos (de 90.000 a 15.000 millones de pesos) en el gradual regreso de la actividad, a medida que se flexibilizan las medidas de aislamiento: bajó la asistencia a los comedores y la demanda de comida en los barrios, mucha gente retomó sus changas, desde agosto vuelve a crecer la industria. Los ATP se mantendrán para los sectores que aún no pueden reabrir la actividad, y permanecerán la doble indemnización y la prohibición de despidos. Sólo con el adelgazamiento del IFE el déficit disminuiría en 3 puntos del producto. Las reducciones adicionales se lograrían no de golpe sino a lo largo de tres años, y no se deberían sólo a merma de erogaciones sino también al esperado crecimiento. La misma suma de déficit es porcentualmente menor si crece el producto. Citan en ese sentido el billón doscientos mil millones de pesos presupuestados para obra pública, que reactivará el empleo.
El descongelamiento de las tarifas no comenzará antes de marzo y el gobierno confía en que esta vez sí podrá aplicar la pregonada sintonía fina, con una precisión que no se conseguía tipificando por barrios (por la disparidad al interior de cada uno) ni por niveles de consumo (dado que quienes no tienen red de gas y se calientan con electricidad acusan alto consumo aunque sean muy pobres). Paradójicamente esta mayor precisión se obtuvo gracias a la pandemia. “Ahora sabemos quién es quién, qué tiene cada uno y qué le falta, mediante el registro de los instrumentos utilizados en el último semestre: salarios, IFE, ATP, créditos blandos, AUH. Cruzando las bases de la AFIP y la ANSES podemos conocer la situación de cada persona”, afirma Alberto Fernández. Esto permitiría segmentar las tarifas en tres:
- Social, sin aumentos, para aquellos en la peor situación;
- Media, actualizada por índice salarial y/o Índice de Precios al consumidor, que pagarían aquellos en condiciones de hacerlo, y
- Premium, con todos los ajustes necesarios, destinada al ejemplo clásico de quienes calefaccionan la piscina o iluminan a giorno una mansión.
Del telefonazo al Chino
El gobierno consiguió frenar la escalada del dólar bolsa y del dólar contado con liqui, pero se le retobó el ilegal o blue, que cayó 50 pesos en tres semanas y recuperó casi la mitad en tres días. Estos movimientos convulsivos indican que no es un mercado sino un escenario de operaciones políticas y psicológicas. Con muy poco dinero es posible llevar la cotización hacia arriba o hacia abajo. Fuentes oficiales que se negaron a suministrar más detalles sostienen que el rebote de los últimos días de la semana se debió a la compra de 500.000 dólares por parte de un pool de supermercados chinos, que los remiten a la madre patria. En cambio, la cotización del CCL y el MEP se mantuvo bajo el control que Adrián Cosentino ejerce desde la Comisión Nacional de Valores a telefonazo limpio, reclamando a las sociedades de bolsa que no operen en esos mercados. La brecha en estos casos oscila entre 77 y 84%, lo cual desalienta las presiones devaluacionistas.
Pero la trifecta mediática está saturada de artículos sobre supuestas reyertas dentro del gobierno, agotamiento de reservas e inminentes reemplazos en el gabinete, que mantienen el clima de incertidumbre y contribuyen al alza de precios de artículos de consumo de primera necesidad, que erosionan los ingresos populares y generan malestar. Marcelo Bonelli escribió en Clarín que el Ministro de Economía Martín Guzmán reclamó al Presidente la renuncia de Miguel Pesce en el Banco Central y que Alberto podría hacerlo en diciembre cuando concluya la misión del Fondo. En Infoemba, Roman Lejtman sostuvo que el tratamiento en el recinto de la Cámara de Diputados de la contribución extraordinaria sobre las 9.000 mayores fortunas personales del país el martes 17, día de la militancia, que será escenario de movilizaciones sindicales en caravanas de vehículos, tomó de sorpresa a Fernández y a Sergio Massa porque “hace ruido en el FMI, en Wall Street, en los inversores locales y en los propietarios de las principales empresas del país”.
Son expresiones de deseos de los autores y de sus representados, sin asidero en la realidad (salvo la molestia de quienes deberán pagar la contribución), dirigidas a influir a quienes observan desde muy lejos esos escenarios, que son los principales consumidores de tales panfletos, y poner así a circular noticias falsas que en forma indirecta puedan terminar incidiendo sobre la conducta de los actores.
Es notorio que en los encuentros del equipo económico y con otros sectores del gobierno, Guzmán tiene la postura más restrictiva. Cuando se estudiaba la fórmula previsional, prefería atarla sólo a los salarios, mientras Fernanda Raverta planteaba el mix con la recaudación y además proponía un fondo de reserva para compensar los atrasos. El punto de acuerdo fue RIPTE+Recaudación pero sin fondo de reserva. También es quien postula ir prescindiendo de los instrumentos de la emergencia como el IFE y los ATP y reducir todo lo posible el déficit. Otros sectores del gobierno no acuerdan con estos planteos que llaman fiscalistas, cuando los apuros propios de la pandemia distan de haber concluido. Lo ejemplifican con lo que sucede en otros países. Por ejemplo, el déficit en Estados Unidos alcanza este año al 15,2% del Producto Interno Bruto, triplica el de 2019, es el quinto año consecutivo que crece y el mayor desde 1945. Alemania, donde el equilibrio es una religión, tiene déficit por primera vez en una década y se dispone a incrementarlo en 2021. “Este es año para impulsar la demanda desde abajo, para reactivar rápido, y al mismo tiempo controlar precios”, resume un dirigente de ese sector oficial.
Lo real extraordinario
La larga disputa en torno a la contribución extraordinaria no se centra en la magnitud del aporte (unos 310.000 millones de pesos, equivalentes a tres IFEs y medio) sino en el precedente. Tanto quienes la impulsan como aquellos que la resisten saben que es un primer paso hacia una reforma impositiva integral, de la que Guzmán viene hablando en términos generales, como algo que debería ocurrir luego de la sanción del presupuesto, es decir ya. El propio FMI ha señalado la necesidad de que se incrementen los aportes de los más acomodados. Su palabra es santa en la Argentina si recomienda ajuste, pero sería rechazada de apoyar una reforma impositiva progresista. Algún sentido oculto le encontrarían a la inicial del nombre de su directora gerente. Puede atenuar los pataleos de la cúpula, pero no substituye la decisión necesaria para pegar un salto recaudatorio serio, más a lo Néstor que a lo Lavagna. Los críticos internos también observan un presunto error conceptual de Alberto en el discurso en la frontera, cuando elogió a Evo, porque hizo una política popular con equilibrios monetarios y fiscales. Antes de la prolija gestión que tanto elogió la ortodoxia, el gobierno de Evo, cuyo ministro de economía era el actual Presidente Luis Arce, capturó la renta petrolera y minera en forma permanente, no como un aporte extraordinario, lo que le dio espaldas financieras para incrementar el gasto público en favor del pueblo. ¿Hay que recordar que movilizó al Ejército hacia los yacimientos?
Cuando sea grande y recuerde estos años, Martín Guzmán podrá contarle a sus nietos que vivió día a día bajo observación. Hasta ahora no le ha ido mal al Lobito.
La música que escuché mientras escribía
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