Un adiós para Roberto Bergalli
Murió en Barcelona a los 84 años
Hace pocos días falleció en Barcelona Roberto Bergalli, uno de los más grandes criminólogos que dio nuestro país. Residía en Europa hacía varias décadas, tras el exilio de la última dictadura militar, donde fue catedrático de Derecho Penal y criminología de la Universidad de Barcelona, pero donde también ejerció una intensa trayectoria vinculada a la cultura y a la defensa de los derechos humanos; sin perder nunca de vista su país, pero también la realidad de Latinoamérica en general (podríamos sostener que fue un pionero de la historia de la criminología latinoamericana).
Roberto Bergalli nació el 23 de enero de 1936 en Argentina, cursó estudios de Derecho en la UBA entre 1955 y 1962. Se licenció en 1963 y presentó sus primeras investigaciones, que trascendían ya entonces los límites de las ciencias penales, en el Centro de Estudios José Ingenieros y en el Instituto Italiano di Cultura.
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Se exilió tres veces. La primera a partir del golpe de Onganía, a Inglaterra y Roma con una beca del British Council y otra que obtuvo gracias a las gestiones de uno de sus maestros, Luis Jiménez de Azúa. Más tarde regresó al país en 1972 y participó como funcionario de Héctor J. Campora, junto a sus amigos Esteban Bebe Righi y Leopoldo Polo Schiffrin, con quienes emprendió la difícil tarea de diseñar la amnistía de presos políticos y clausurar el famoso “Camarón”.
La muerte de Perón y el terror iniciado por la Triple A motivaron su segundo exilio a Alemania en 1975. Allí fue recibido en la cátedra de Enrique Bacigalupo, donde más tarde recalarían otros juristas exiliados. Retornó a la Argentina en enero de 1976, epílogo de un doloroso proceso de secuestro y detención clandestina, posterior legalización a disposición del PEN, con un total de veintidós meses que culminaron con su expulsión del país en 1978.
Es decir, Roberto Bergalli sufrió en carne propia las acciones criminales implantadas por el Estado genocida, y esas marcas –como víctima, exiliado y extranjero (2)- también lo posicionaran política e intelectualmente vinculándolo al análisis del poder y el control social, como a la defensa irrestricta de los derechos humanos y de las personas más débiles frente a los mecanismos de la crueldad estatales (la creación del Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos de la Universidad de Barcelona, es un claro ejemplo de ese compromiso).
Profesor emérito, invitado en universidades de todo el mundo, autor de una vasta cantidad de libros y publicaciones en el orden de la sociología jurídica y política, teoría y filosofía del derecho, y criminología y derecho penal. Amigo personal de criminólogos de la talla de Luigi Ferrajoli, Alessadro Baratta y Massimo Pavarini, a quienes introdujo en el habla hispana con traducciones, epílogos y prólogos de su autoría.
Bergalli fue uno de esos pensadores que conformaron una autentica Escuela generacional: “… Aprendimos de él que no resulta posible entender el derecho sin tener presente las transformaciones económicas, culturales y políticas de las sociedades en las que actúa como poder punitivo. Todo ello sin olvidar su papel como una instancia reproductora de la hegemonía del capital y de todas las injusticias que este provoca”, en palabras de su amigo y discípulo, Iñaki Rivera Beiras (3), y quien es hoy su continuador y quien –desde hace unos años— lo sucede en la cátedra de la Universidad y mantiene la vigencia del Observatorio en Barcelona. La Escuela Bergalli tiene ramificaciones en varios países, pero en nuestro país dio discípulos como Gabriel Ganón, Iñaki Anitúa, Ignacio Tedesco, Máximo Sozzo, Juan Tapia, Augusto Montero, Gabriel Bombini y tantos otros, como el periodista Horacio Cecchi.
El currículum de Roberto Bergalli no se agotaba en el derecho. Gran amigo del editor Jorge Herralde (Anagrama), de escritores como Claudio Magris y Eduardo Galeano (este último le dedicó su famoso El mundo patas arriba). Ex deportista fanático del remo y el rugby. Con el jazz en la sangre (su hermano Gustavo Bergalli es un famoso trompetista argentino). Apasionado de los libros y en especial del catálogo que supo armar la exquisita editorial Minúscula, capitaneada por su hija Valeria Bergalli, quien siempre fue su orgullo.
En pocas palabras, además de renombrado académico, era bastante multifacético: curioso, humorista, gran conversador y tipo entrañable. Pero por sobre todas las cosas, un maestro comprometido. La proyección de Roberto Bergalli es una luz que no se extingue. Lo vamos a extrañar
En pocas palabras, Bergalli además de renombrado académico era multifacético: curioso, humorista, gran conversador, entrañable (para muchos) y medio cascarrabias (cariñosamente, para otros). Pero por sobre todas las cosas, un maestro comprometido. Lo vamos a extrañar.
La memoria del largo exilio de Roberto Bergalli se encuentra contada en la tesis doctoral de Silvia Inés Jensen, “Suspendidos de la historia/exiliados de la memoria”, en la Pág. 294/296, véase: https://www.archivochile.com/tesis/12_al/12al0004.pdf
Roberto Bergalli “exiliado, expatriado y extranjero”, véase Iñaki Anitúa, Homenaje a Roberto Bergalli, Contornos y pliegues del derecho: https://www.estudiocriminal.eu/wp-content/uploads/2017/03/El-exiliado-expatriado-y-extranjero-como-punto-de-partida-para-la-vision-limitadora-de-la-violencia-belica-y-penal.pdf
“Roberto Bergalli, pensador crítico con el sistema penal”, diario El Pais, 6/5/2020: Véase: https://elpais.com/cultura/2020-05-05/roberto-bergalli-pensador-critico-con-el-sistema-penal.html
* Escritor y abogado
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