El decálogo de los fondos de inversión
A la arbitrariedad hay que domarla con la unidad de los sectores populares
Nuestro país se encuentra inmerso en una dura batalla por dos flancos. Por un lado la renegociación de la deuda externa y por el otro lado la defensa de los intereses de los más vulnerables. Los fondos de inversión están en los dos flancos, quieren definir la renegociación de la deuda, ser ellos quienes impongan las reglas de juego en la política de seguridad social. Por ello, todos los medios de comunicación hablan de los dos temas a la vez. Creo que eso es lo peor que puede hacerse, porque el objetivo de los fondos de inversión no pasa por la cuantía del gasto como algunos nos quieren hacer creer, sino que el objetivo es siempre que el sistema de reparto no brinde satisfacción a los intereses del conjunto de la población por lo que paulatinamente vaya tomando cuerpo la alternativa de privatizarlo. ¿O acaso alguien vio a algún fondo de inversión o a alguno de los voceros de esos fondos rasgarse las vestiduras en contra de las jubilaciones de privilegio? Es más, cuantos más privilegios existan es mejor para ellos porque éstos desmerecen la lógica de un sistema de reparto solidario como el nuestro.
Los fondos de inversión aplican una metodología muy simple, que genera cuantiosos dividendos. Han creado un proceso lógico que seduce a propios y extraños, con conceptos que se repiten sin siquiera razonarlos, como que “los sistemas de seguridad social son insustentables” o que “el gasto social es el generador del déficit fiscal” o que “es imprescindible ejecutar una buena gobernanza de los fondos”.
En primer lugar, es falso afirmar que el sistema de seguridad social es insustentable, y esta falsedad es fácil de demostrar: hasta 2015 la ejecución presupuestaria finalizó con excedentes financieros que redundaron en una mejora del FGS. En segundo lugar, también es mentira que el gasto social genere déficit, mas bien todo lo contrario: las prestaciones de la seguridad social permiten redistribuir el gasto en procura de hacerlo mas equitativo. Finalmente, también es un gran engaño el concepto de la “buena gobernanza”, que siempre se asocia al mito de que el sector privado administra mejor que el sector público, aunque las peores tasas de sustitución del continente las ostentan México y Chile, cuyos sistemas previsionales son administrados por el sector privado. Sin embargo, uno asiste a discursos –en ocasiones bien intencionados— que repiten estos conceptos como un mantra. Por ello la batalla es fundamentalmente cultural.
Pero conviene repasar punto por punto la metodología de acción de los grandes fondos inversión, para ver lo simple y eficiente que puede ser:
- Primero le prestan en demasía a los países, siempre en complicidad con los inescrupulosos de adentro;
- Abruptamente dejan de prestarle, lo que genera una gran crisis económica y financiera;
- Luego llega el apriete, y para cumplir con el pago de estos prestamos le exigen a los países aplicar ajustes y más ajustes, y siempre eligen que empiece por el gasto social;
- Aquí aparece una interminable lista de comunicadores domésticos que le explican a la población que el problema es que hay mucho gasto social y que ello no permite el despegue de la economía;
- Posteriormente se incorporan a la discusión de la crisis organismos internacionales como el FMI, el BM y la OCDE, quienes ya en forma descarada exigen el ajuste del ajuste y explicitan que las pensiones son las primeras que deben ser ajustadas;
- Cuando el país hace el ajuste vuelven a la carga con un nuevo ajuste y así sucesivamente hasta que logran quebrar la resistencia de la sociedad, haciendo valer sus habilidades de extorsionadores profesionales ;
- Cuando la opción es el abismo proponen la solución mágica: un régimen de capitalización individual que los mismos fondos que endeudaron al país se encargarán de administrar;
- Cuando logran quebrar la voluntad política del país, se quedan con el ahorro de los trabajadores;
- Con esos ahorros endeudarán a otro país y la rueda empezará nuevamente a girar, en un interminable circulo vicioso de explotación hambre y miseria;
- En paralelo, con las ganancias de sus inversiones van comprando empresas valiosas de estos países en crisis a precios reducidos capitalizando y fortaleciendo aún más al fondo.
Por ello, cuando más arrecian los extorsionadores de adentro y de afuera, más debe reforzarse la opción por defender a los que menos tienen. A la arbitrariedad hay que domarla con la unidad de los sectores populares. Unidad aunque duela, esa es la única salida.
Lo paradójico del accionar de los fondos de inversión es que los recursos con los que se nutren provienen de aquellos más pobres de cada país. En las redes sociales puede verse una entrevista efectuada a Samantha Ricciardi por Milenium Noticias de México. Samantha Ricciardi es la encargada en México del fondo de inversión BlackRock , que es más grande del mundo. Con total descaro pero en tono coloquial, explica cómo operan estos fondos, que la inversión para Latinoamérica alcanza 170.000 millones de dólares y que sólo en México tiene 60.000 millones de dólares de inversión. También cuenta que a BlackRock le es indistinto que el gobierno mexicano tenga una tendencia progresista o neoliberal, ya que la empresa que ella representa lo único que hace es administrar fondos de terceros. Esos fondos de terceros están compuestos en sus dos terceras partes por fondos de pensión, y en México el 70% de la inversión que BlackRock hace es en fondos de pensión. A continuación, luego de deslumbrarnos con las potencialidades de la economía mexicana, relata que la tasa de sustitución de los jubilados mexicanos araña el 26%, por lo que se hace necesario tomar dos medidas urgentes: aumentar la edad jubilatoria en 5 ó 10 años y subir los aportes del 6,5 al 18%. Es decir, recomienda triplicar los aportes para que su fondo tenga más fondos para invertir y con ello comprarse lo que se les ocurra de México. Cualquier coincidencia con lo que nos recomiendan los comunicadores del neoliberalismo y la prensa canalla y dominante en la Argentina, no es mera casualidad.
Si el mal de muchos consuela a alguien, conviene recordar que este mismo fondo es actualmente el blanco de las críticas por el cambio del régimen de jubilaciones en Francia. Los famosos chalecos amarillos organizan sus manifestaciones frente a las oficinas de BlackRock, ubicadas en el edificio Le Centorial de la coqueta Île de la Cité de Paris. Los trabajadores franceses afirman que BlackRock ha tratado de influir y se beneficiará de la revisión del sistema de pensiones del país por parte del Presidente Macron. Todos los dardos apuntan al gigante norteamericano y su relación promiscua con el gobierno francés.
En nuestro país, cinco fondos de inversión conforman los llamados Top5, ellos son Ashmore, Pimco, Templeton, el inefable BlackRock y Fidelity. (Este último fue el que bloqueó la negociación que llevaba adelante Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires). Estos fondos poseen más de 25.000 millones de dólares en bonos de deuda de nuestro país. Estos cinco magníficos son quienes se endurecen o se ablandan en la negociación si ven que pueden acceder a la joya más preciada, los fondos de jubilaciones y pensiones, ya que el tema de las jubilaciones y pensiones esta siempre sobre la mesa de negociación. La inefable BlackRock —que maneja más de 6.000.000 de millones de dólares en el mundo— ya es dueña del 5,2% de Pampa Energía, la empresa de Marcelo Midlin, y a través de MSCI, una subsidiaria ya tiene suculentas inversiones en Globant, YPF, el Grupo Galicia y Telecom entre otras, todo ello con la plata de los trabajadores proveniente de los fondos de pensión.
En la Argentina estamos presenciando la ejecución de esa estrategia simple que he descripto en esta nota: se presiona para ajustar todo lo posible al sistema previsional y se intenta inducir a pensar que el régimen de reparto no brinda soluciones satisfactorias a las necesidades de la población. Estos fondos dejan heridos por doquier para que divulguen las malas noticias y magnifiquen los problemas a través de los grandes medios, además de introducir debates secundarios como el aumento de la edad o de la tasa de sustitución. Usan los poderes fácticos de nuestro país y tratan de doblegar al Poder Judicial. El espectáculo de un canal de televisión instando a la población a firmar en la Defensoría del Pueblo una demanda contra el sistema previsional público es un inimaginable, pero posible hoy en día.
La lucha por la seguridad social en la Argentina tiene ribetes excepcionales, desde que nuestro país afrontó la reestatización de los fondos de pensión. Allí empezó la guerra, primero contra el autor intelectual de semejante medida, Amado Boudou, para que quien le siga escarmiente y no se le ocurra afectar sus intereses. No se privaron de nada, con la complicidad del gobierno macrista, con lo peor de la administración de Justicia de nuestro país y en alianza con los poderes fácticos, lograron a través de un vergonzante juicio el encarcelamiento del rebelde. No importó si hubo que comprar testigos, ya que en esta guerra todo vale. También fueron contra quien se animó a tomar la decisión de re-estatizar el sistema, Cristina Fernández de Kirchner, víctima de la más feroz persecución mediática y judicial que se haya conocido. Pero como nada de eso les alcanzó, hoy intentan implosionar el sistema previsional. Vienen por ello, lo vengo advirtiendo hace rato, porque tienen dos objetivos: el primero es que todos los países que hoy se encuentran en crisis no intenten una solución “a la Argentina”, léase Chile, Colombia o México, y la segunda cuestión pasa por ver si “de paso” se quedan con el negocio de las pensiones.
Por ello creo que tenemos que ser muy cuidadosos con cada medida que se toma en materia de seguridad social. Una muestra de ello es que el gobierno en menos de tres meses avanzó en tres planos: suspendió los incrementos de tarifas públicas, tomó la extraordinaria medida de entregar los medicamentos gratis a todos los beneficiarios del PAMI y una movilidad diferenciada beneficiando a los que menos ganan, y sin embargo los titulares de Clarín y La Nación del día domingo hacían pensar que en la Argentina se había producido un brutal ajuste. Lo increíble es que los mismos medios que alabaron con bombos y platillos el ajuste de Macri, ahora se horrorizaban porque el 25% de los beneficiarios, en el tramo superior, recibirán un poco menos que lo previsto. Respecto de los medicamentos gratis, como en la canción de Sabina, el diario no hablaba de ti ni de mí, sino que estaba ocupado protegiendo los intereses de BlackRock y sus amigos.
En el último viaje de la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a Cuba, donde hizo la presentación de Sinceramente en la feria del libro de la Habana, planteó un debate que viene muy a cuento de lo que está pasando con los fondos de inversión en el mundo. Allí habló de la insuficiencia regulatoria de los poderes fácticos, entre ellos estos fondos que tienen el bien ganado nombre de buitres. Así como luego de las atrocidades de la Segunda Guerra y de los genocidios racistas del Siglo XX fue necesaria una regulación ética como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entiendo que en esta sórdida lucha de las pensiones a la que asistimos impávidos es necesario imponer normas de regulación ética y jurídica de cumplimiento obligatorio, porque si eso no se hace las consecuencias serán devastadoras y esta guerra de pensiones condenará al hambre y la desolación a miles de millones de personas.
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