La pestilencia de la Impunidad

Si sólo se hubiera ido su gobierno...

 

Esta semana el país tuvo la bendita oportunidad de atisbar los estados emocionales de Mauricio Macri. A través de un video casero nos enteramos de las angustias que sufrió el ex Presidente en los últimos tiempos de su gobierno: “Sabía que no podíamos tomar deuda eternamente... que un día los mercados no te dan más plata y te vas a la mierda… ¡No! Tranquilo, hay que seguir, me decían…” (lavoz.com 25 1 20202). Y por arte de magia el país se endeudó hasta las orejas y en condiciones de pago imposibles de afrontar. ¡Pobre Macri! La angustia, sin embargo, no le duró mucho. Dos días después, un Twitt nos comunicaba su alegría por haber sido elegido Presidente de la Fundación FIFA. Ahora, al mando de miles de millones de dólares poco o nada auditados, podrá generar “un cambio social positivo a través del futbol y la educación”, ese cambio que tanto se preocupó por dinamitar durante toda su gestión publica (twitter.com 28 1 2020).

Estas vueltas de la vida de Macri descarnan la esencia del relato del poder en un país al borde del abismo: la impunidad. Este es el aroma que se desprende de los dichos y actos de un Macri convencido de que tiene el derecho adquirido de esquilmar a la mayoría de la población y trampear al infinito. Es también la resina oculta que perpetúa la usura y el saqueo, objetivos principales del experimento guionado desde tiempo atrás por el FMI: dolarizar, endeudar sin limites y fugar la riqueza del país. Así, casi imperceptiblemente y en una clave empapada de un magma de emociones desconectadas de la realidad objetiva, Macri intentó esta semana naturalizar la pestilencia de la impunidad.

Sus dichos provocaron una reacción negativa que todavía perdura: desde las organizaciones de fútbol local enfrentadas a la FIFA por no haber sido consultadas, hasta sus aliados de Juntos por el Cambio llamándolo a silencio y a “hacerse cargo”. Más allá de estos ruidos momentáneos y funcionales a una lucha por el control de la conducción política de la oposición, Macri encontró un nicho que le permitirá brillar en los corrillos de los grandes negociados y del poder sin limites. Podrá así amasar montañas de dólares y posicionarse políticamente para derrumbar al populismo que lo desplazó. Mientras tanto, el gobierno sufre la embestida de los acreedores privados y de un FMI que ahora pretende “no estar demandando nada a la Argentina”. Sin embargo, con solapadas recomendaciones lo apura a presentar rápidamente un plan capaz de convencer a los mercados sobre su buena voluntad de pago (ámbito.com 30 1 2020).

 

 

 

Poder de decisión

El gobierno ha enviado al Congreso la Ley para la Sostenibilidad de la Deuda Pública que declara prioritario para el interés del país la reestructuración de la deuda y pide al Congreso que otorgue a Martín Guzmán, Ministro de Economía, mayor poder de decisión para negociar con los acreedores. Entre otros puntos, la ley disminuye a la mitad las comisiones a cobrar por los bancos y dispone la prórroga de jurisdicción a favor de tribunales extranjeros. De este modo, los títulos que se reestructuren seguirán estando bajo legislación extranjera, tal como en los contratos originales. Al mismo tiempo, y para evitar controversias futuras respecto al posible embargo de bienes del Estado nacional, la ley establece que quedarán excluidos “los bienes protegidos por cualquier ley de inmunidad soberana que resulte aplicable” (perfil.com, 21 1 2020). Este proyecto fue aprobado casi por unanimidad en Diputados y será tratado en el Senado la semana que viene. De acuerdo con el plan del gobierno, hacia fines de marzo la reestructuración de la deuda habrá terminado.

Se viven momentos muy difíciles. El gobierno se encuentra embretado y sometido al torbellino de presiones cruzadas que operan contrarreloj buscando imponer intereses contrarios al nacional. Hoy todos los involucrados en este drama saben que la deuda es insostenible. Saben además que Macri y el FMI han colocado al país en un callejón sin salida donde sobrevuela la amenaza de implosión social. En esta situación, los acreedores quieren sacar una tajada mayor del negocio en disputa. Al mismo tiempo, pueden perder todo si se concreta el default.

Descontando la posibilidad de un imprevisto, el default explotará irremediablemente a partir del cuarto trimestre cuando la acumulación de vencimientos choque con el colapso de las reservas. En ausencia de los desembolsos del FMI, el cepo no alcanza para que el BCRA capture el superávit necesario para pagar vencimientos de deuda e intereses. Más aun, el descalabro estructural es de tal magnitud que los expertos del mercado empiezan a poner en cuestión la posibilidad de que el país salga de la recesión y genere en un futuro cercano los dólares necesarios para enfrentar los pagos de su deuda externa. En estas circunstancias, se vislumbra que si no hay una modificación sustancial de algunos de los factores que hacen al endeudamiento: capital, intereses y plazos de pago, el reperfilamiento de la deuda conducirá en el corto plazo a otro default (ámbito.com 29 1 2020).

Esta semana una voz repercutió en el escenario financiero internacional arrojando algo de luz sobre la impunidad que ha hecho posible el endeudamiento argentino. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y mentor de Guzmán, responsabilizó a los bancos y acreedores internacionales “de haber seguido ciegamente los discursos de Macri” sin evidencia alguna sobre sus promesas de inversión. Stiglitz apuntó a la responsabilidad de los mercados de capitales que “no hicieron préstamos prudentes…. en retrospectiva, ¿fue culpa de la Argentina? Yo culpo a los mercados de capitales, no a la Argentina” (pagina12.com 30 1 2020).

La deuda externa fue contraída por el gobierno de Macri violando la Constitución y la legislación pertinente del país. El préstamo del FMI al gobierno de Macri se concretó en contra de los estatutos de la propia institución que le prohíben financiar la fuga de capitales. Es pues un endeudamiento que desde sus orígenes esta viciado de ilegitimidad. En diversas ocasiones, el Presidente Alberto Fernández ha reclamado al FMI por la irresponsabilidad incurrida en el otorgamiento del crédito. Embretado ahora en una situación sin salida, el gobierno debe reestructurar la deuda para evitar el default y una mayor ruptura del tejido social. Sin embargo, esto no alcanza para salir de la debacle que dejó Macri. La investigación sobre el origen de esta deuda; su destino; la responsabilidad de los funcionarios que la contrajeron y la puesta en acción de las sanciones que correspondan son hitos imprescindibles en el proceso de poner fin a la impunidad de relaciones de poder que condenan al país a la exclusión social, la inestabilidad política, la pobreza y la indigencia. Sólo así podremos encaminarnos hacia un proyecto de inclusión social.

 

 

 

La formación de precios

El fenómeno de la impunidad transpira por todos los poros de las relaciones de poder, en todos los ámbitos de la vida. Así por ejemplo, es parte constitutiva de la formación de precios en áreas estratégicas de la economía.

Hace pocos días el Presidente Fernández tildó de irresponsables a los empresarios de la industria de alimentos que “juegan” con los precios de la canasta básica. Afirmó que desde el gobierno van a dar pelea a los precios, “de cualquier modo”. Ocurre que, pese al congelamiento de los combustibles y de las tarifas y al cepo cambiario, la inflación de enero volverá a superar el 3%. Se estima que los precios de los alimentos crecerán más del 4%. Ante esto el Ministerio de Desarrollo Productivo anunció que comenzará a trabajar en las cadenas de valor de distintos sectores económicos para entender cuáles son las variables que provocan aumentos de precios: si los insumos, la logística o la concentración. También anunció que reforzará el control del programa de Precios Cuidados y ampliará el numero de comercios adheridos al mismo. Sin embargo, al analizar la evolución de los precios en enero, se constata que los de la yerba, la harina y los lácteos —alimentos de fuerte incidencia en el consumo popular— son los que más han aumentado. Las cadenas de valor en el procesamiento de estos alimentos son simples y muy concentradas. La evolución de estos precios expone el control monopólico ejercido por unas pocas empresas sobre estos mercados.

La formación de precios en mercados estratégicos es un problema que el país padece desde hace décadas. Históricamente constituye uno de los lazos del nudo gordiano que impide el desarrollo económico y reproduce la inestabilidad política. Hoy la formación monopólica de precios atenta directamente al corazón del proyecto oficial y a sus objetivos explícitos. Al provocar una inflación desmadrada, impide terminar con el hambre, “tranquilizar a la economía” y “poner un piso a la recesión”. También bloquea la posibilidad de “crecimiento económico para lograr las divisas que el país necesita para enfrentar la deuda externa”. Más aun, dilapida la credibilidad del gobierno y puede erosionar su legitimidad política.

De ahí la importancia de desarticular rápidamente la impunidad de estas maniobras. El país tiene las leyes que se necesitan para sancionar estos comportamientos y el gobierno tiene la posibilidad de convocar a los ciudadanos de a pie a controlar en forma organizada  los precios en las cadenas de valor y en los territorios: desde la fábrica y los barrios, a los municipios, las provincias y la Nación. Esta semana tanto sectores de la CGT como un movimiento social, Barrios de Pie, han anunciado la posibilidad de movilizar a sus militantes para reforzar el control de precios (infobae.com 29 1 2020). Esta participación activa y organizada de los ciudadanos fortalecerá la capacidad del gobierno para sancionar estas maniobras fraudulentas. Este control social organizado también multiplicará la legitimidad de las políticas y la capacidad de negociación del gobierno ante los acreedores internacionales.

 

 

 

Bancos y ganancias financieras

La impunidad de la actual estructura de relaciones de poder amenaza a la propia política monetaria y cambiaria del gobierno. Este se ha propuesto sustituir la especulación financiera por el crecimiento de la producción e intenta disminuir gradualmente las tasas de interés para facilitar el crédito en pesos y revertir la dolarización de la economía. La tasa de interés de referencia del BCRA ha disminuido un 13% desde que asumió el gobierno. Sin embargo no ha logrado que los bancos bajen las tasas de interés de los créditos personales y para la producción. Paralelamente el dólar bolsa (MEP) y el contado con liqui (CCL) acumularon alzas superiores al 12% en enero, cuatro veces más que la tasa mensualizada de plazos fijos en pesos (bae.com 28 1 2020). Esto indica que la dolarización continúa al galope.

En los últimos tiempos el gobierno ha intentado aumentar los plazos de la deuda remunerada (LELIQs y pases pasivos) y de disminuir sus costos bajando drásticamente los intereses de los pases pasivos. Estas medidas no contribuyeron a la disminución de las tasas de interés para créditos ni al aumento de su volumen, como esperaba el gobierno. En su lugar, los bancos abandonaron el negocio de los pases pasivos y acumularon más LELIQs, cuyas tasas siguen siendo del 50%. Así, estas letras del BCRA han pasado de representar el 67% de la base monetaria cuando el gobierno asumió, a constituir ahora el 85% de la misma. El año pasado el BCRA pagó a los bancos $693.000 millones en concepto de intereses de LELIQs (ámbito.com 30 1 2020). Esto explica la voracidad de los bancos por este negocio.

Esta semana el Presidente del BCRA visitó a los dirigentes de bancos nacionales nucleados en ADEBA y les reiteró los objetivos de la política oficial y la necesidad de disminuir la brecha muy significativa existente entre las tasas activas y pasivas. Ante esto los banqueros se quejaron de sus costos directos e indirectos que, según ellos, imponen un ritmo de disminución de sus tasas de interés menor al de las tasas de referencia del BCRA. Al mismo tiempo, aseguraron que es necesario “trabajar para ver cómo se pueden lograr acuerdos consensuados, ya que no sería bueno que haya regulaciones” (cronista.com, 29 1 2020). El mensaje fue claro: no se acepta la intromisión de la autoridad monetaria en el negocio de los bancos.

La pérdida del 20% de la capacidad prestable del Banco Nación en la debacle financiera de Vicentin, una de las empresas agroexportadoras más importantes del país y principal contribuyente de la campaña electoral de Macri, descarna el reinado de la impunidad. La reciente revelación de audios que vinculan a esta empresa con la subfacturación de exportaciones, el narcotráfico, y el caso D'Alessio investigado por el juez Ramos Padilla en Dolores, abre una ventana al corazón de la actual estructura de poder y al andamiaje que reproduce la impunidad.

 

 

 

Coronavirus, recesión mundial y deuda externa

La reciente aparicion del coronavirus en China y la declaración de emergencia sanitaria internacional por la Organización Mundial de la Salud han impactado negativamente sobre el mercado financiero internacional (zerohedge.com, 30 1 2020). El coronavirus amenaza convertirse en el factor impredecible (el temido cisne negro) que puede detonar a muy corto plazo una recesión mundial de consecuencias impredecibles (project-syndicate.org 27 1 2020; zerohedge.com 28 1 2020).

La economía global está seriamente endeudada. El crecimiento económico y el comercio internacional están decayendo y las tasas de interés negativas o cercanas a cero limitan la capacidad de los bancos centrales para enfrentar la recesión global. Diversos indicadores muestran que el mundo atraviesa por la mayor caída del comercio internacional desde la crisis de 2008 (CPB World Trade Monitor, november 2019; zerohedge.com, 20 1 2020).

 

 

 

 

 

China es uno de los principales motores del crecimiento mundial. Si por cualquier motivo la producción industrial y la demanda de consumo chinos disminuyen, esto afectará inmediatamente a la economía global. Hoy decenas de ciudades chinas están paralizadas y millones de personas permanecen encerradas en sus casas en prevención del contagio con el virus. Paralelamente, el precio del cobre —termómetro del estado de la economía mundial utilizado en las inversiones financieras— ha caído más del 10% desde la aparición del coronavirus en China (zerohedge.com 28 1 2020).

Estas circunstancias iluminan con un fogonazo la precariedad del contexto económico y financiero internacional que enmarca la reestructuración de la deuda externa argentina. Muestran además que el impacto de la crisis económica internacional sobre nuestra capacidad de exportar puede ser muy grande y a muy corto plazo. Si esto sucede: ¿qué ocurrirá con nuestra deuda externa? ¿Estarán los tiempos de “vivir con lo nuestro” agazapados a la vuelta de la esquina?

 

 

 

 

 

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