Gershwin y Pantaleón
La musica que escuché mientras escribía
Los Piazzolla venían de Trani, en la Puglia italiana, y se instalaron en Mar del Plata, donde en 1921 nació Pantaleón. En 1925 se mudaron a Nueva York. Muy cerca de su primera casa, en el Low East Side, que el slang rebautizó Losaida, vivieron otros inmigrantes, estos llegados de Rusia, los Gershwin, aunque no coincidieron en el barrio al mismo tiempo.
Cuando Asunta, Vicente y Astor Pantaleón Piazzolla se instalaron allí, sonaban todo el tiempo las canciones escritas por los hermanos Ira y George Gershwin, que se popularizaron en los musicales de Broadway, como Lady Be Good.
Pese a su enorme popularidad, George Gershwin aspiraba a componer una música más elevada, y en 1924 estrenó su Rapsodia en blue, con él mismo al piano y una verdadera orquesta dirigida por Paul Whiteman, que era el conductor más apreciado de música ligera. Al cumplirse 95 años de su estreno e ingresados los derechos al dominio público de acuerdo con la ley de su país, aquella versión original fue remasterizada con la técnica actual, lo cual permite una experiencia sonora que vale la pena.
Después vendrían Un americano en París, Concierto en Fa y Porgy and Bess, que junto con las canciones que siguió escribiendo con su hermano lo hicieron rico y famoso, en esa ciudad que Thomas Wolfe describió como nadie en su novela You Can't Go Home Again. Buena parte de la acción transcurre durante una fiesta suntuosa en casa de un financista de Wall Street, pagado de su fortuna, de su refinamiento, de la belleza de su esposa, de su cultura, de sus ideas progresistas, pocos días antes de que ese mundo eterno estallara con el crack de la bolsa de 1929.
Wolfe es uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo pasado. Faulkner lo llamó "el mejor de todos nosotros" y la crítica lo comparó con Dickens y Dostoievsky. Su vida terminó en forma tan abrupta como las fantasías de crecimiento continuo del capitalismo de las primeras décadas del siglo XX, cuando contrajo una tuberculosis miliar que acabó con él un mes antes de cumplir 38 años. Fue contemporáneo de Roberto Arlt y padecía de su misma, furiosa prepotencia de trabajo. Un día de estos te voy a traducir algunas páginas de esa novela desmesurada de más de 700 páginas (que yo sepa no está publicada en castellano), porque además de gran literatura es un testimonio de época único.
Estuve escuchando esa versión de la Rapsodia en blue mientras releía con deleite y espanto aquella novela de un autor que descubrí en la adolescencia, y seguí con el mismo fondo mientras escribía y editaba las notas del Cohete. De paso te cuento que voy a reunir buena parte de esas notas en un libro, que irá acompañado por una playlist en Spotify.
A lo que iba es a la infancia de Pantaleón en Manhattan, de rodillas raspadas por las peleas callejeras de las barras de pibes. Vivió allí hasta el año de la muerte prematura de Gershwin, que tampoco pasó de los 38 años. En 1937 los Piazzolla volvieron a la Argentina, Astor se mudó a Buenos Aires y comenzó a escribir arreglos y tocar el bandoneón en la orquesta de Aníbal Troilo, para convertirse en el que ya sabés.
Gershwin era un intuitivo y un autodidacta pero se empecinó en estudiar con los grandes maestros del siglo. Se le atribuyen diálogos cuya autenticidad no me consta con Stravinsky y Ravel, pero se sabe que estudió con Nadia Boulanger, que dos décadas después sería también la maestra de Piazzolla. Cuando Woody Allen rindió su mayor homenaje a Manhattan, no encontró mejor acompañamiento musical que la Rapsodia en blue de Gershwin, así como es difícil encontrar algo más representativo de Buenos Aires que la música de Pantaleón. Son dos ciudades de un ritmo y una intensidad que sólo podían interpretar dos genios de esa dimensión.
Escuchá las Cuatro Estaciones Porteñas y decime si no es así.
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