Bullrich hace pie en la OEA
Patricia Bullrich deja el gobierno pero se queda en el poder
Patricia Bullrich deja el gobierno pero se queda en el poder.
Con la agilidad que la caracteriza, la ministra alcanzó a colocar a Gastón Schulmeister, su director de Cooperación Internacional, en la estratégica dirección de Lucha contra el Crimen Organizado Trasnacional de la OEA.
En espejo con la maniobra puesta en marcha para dejar sembrado el ministerio de Seguridad con militantes, amigos y parientes (y amigos de parientes), acordó con la línea fiel a Luis Almagro asegurarse una posición de vigía y refuerzo de la política del Departamento de Estado, Comando Sur y la DEA en la región.
La virtual “toma candado” diplomática contra el próximo gobierno le debe mucho también a la preocupación estadounidense por el arribo al gobierno, nuevamente, de los peronists.
Por eso el acuerdo con la OEA se cerró en el propio despacho de la ministra el 9 de mayo de este año.
Las terminales del Norte enviaron a tal efecto a la Secretaria de Seguridad Multidimensional del organismo, la abogada panameña Farah Diva Urrutia, una vigorosa activista pro línea dura de la gestión Trump. Schulmeister pasará a desempeñarse en su órbita.
Pero antes de cerrar el acuerdo había que resolver algunos obstáculos.
El principal es que Schulmeister había postulado a ese cargo en dos oportunidades. En ambos casos había sido rechazado. La última vez fue en diciembre de 2018.
Sus colaboradoras recuerdan que regresó del viaje a Washington con una rabia que le duró varios días. Sus malos modos son rutina, reconocen, pero esta vez su bronca le había ganado a la discreción.
Estaba enojado con Bullrich. Estimaba que ella no había hecho suficiente para neutralizar la resistencia de la embajadora argentina ante OEA, Paula Bertol, que impulsaba otro nombre.
Por otra parte, el funcionario contaba con resistencias dentro del propio gabinete de Bullrich. Uno de sus antagonistas era el jefe de gabinete, Pablo Noceti.
Este funcionario implicado en la represión que terminó con la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, aprovechó uno de los cortocircuitos internos para arrebatar a Schulmeister la gestión de las comisiones al exterior de las cuatro fuerzas de seguridad y policiales federales. Incluida la más codiciada, el enlace permanente con el Comando Sur en Key West, Miami, Florida, que había impulsado el propio Schulmeister.
A pesar de los reparos, la perspectiva de un revés electoral cambió el ánimo pasivo de la jefa. Así fue que, ante Urrutia, Bullrich hizo pesar con éxito sus credenciales cultivadas en el ejercicio persistente de la servidumbre.
Por cierto, el candidato a ocupar el puesto de OEA tenía sus papeles en regla.
Había llegado a Seguridad de la mano de dos amigos suyos: Eugenio Burzaco, secretario de Seguridad, y Alejandro Itzcovich Griot, director de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).
Los tres se conocían de la gestión macrista en CABA. El nuevo funcionario de OEA se desempeñaba en el área de Suministros de la desaparecida Policía Metropolitana, antecedente laboral previo a su proyección internacional.
Durante los cuatro años que condujo el área internacional de la cartera descolló en seguidismo pro norteamericano. Por ejemplo, supo dar impulso a la estrategia regional de la DEA a través la integración de la Gendarmería Nacional y la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) de Paraguay.
El hombre esperaba entonces que sus mandantes no lo abandonaran durante el naufragio de Cambiemos, a pesar de las internas.
Hace poco menos de un mes le confirmaron el cargo en Estados Unidos.
Entonces Schulmeister canceló su agenda oficial, presentó la renuncia e incluso se hizo una fiesta de despedida a sí mismo en el bar Oh No! Lulu de Palermo.
Entre copas (sin alcohol, porque el funcionario se entregó hace seis meses a una dieta estricta en base a pechuga de pollo con arroz blanco y gimnasio intensivo, recomendado por un asesor de imagen y protocolo que contrató en previsión de que saliera su nombramiento) contó que el contrato en OEA es sólo por un año, pero que espera quedarse y hacer carrera en el organismo.
El aperó tuvo lugar al regreso de un viaje relámpago a Chile adonde fue con la excusa de la asamblea general de Interpol a llevar personalmente el mensaje de respaldo de su jefa a Sebastián Piñera.
De esta forma Bullrich deja en OEA a un acólito. Uno al que ella le debe una prolífica agenda de relaciones públicas. “Mucho ruido y pocas nueces” dice un uniformado que lo trató durante estos años. Schulmeister se dedicó más a la “rosca” que a la gestión pública, según esta visión. Recepciones en embajadas, viajes de favor y mucho reunionismo fuera del ministerio.
En la dirección de Cooperación Internacional, las empleadas (hubo poca tradición de varones en la gestión de Schulmeister; discriminación positiva, quizás) sostienen que parte de esa agenda la desarrollaba en los hoteles Faena, Madero y en el bar del Malba.
Tomaba entrevistas de trabajo en la cafetería del Four Seasons. Quizás por su proximidad a la embajada de Francia, una de las que más frecuentaba, junto a la de Estados Unidos, Reino Unido, Israel y China.
Un repaso de sus redes sociales da cuenta de una nutrida agenda de viajes al exterior. Frecuentemente acompañado de su colaboradora Yamila Etulain, a quien finalmente acomodó en Cancillería como Coordinadora de Cooperación Internacional en Materia Penal.
Este magister de Estudios Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella, que jamás perdió oportunidad de fotografiarse con una bandera estadounidense detrás o cargando un fusil de asalto de las fuerzas de defensa israelíes, se encontrará nuevamente con su ex jefa la semana próxima en Washington.
Entre el 29 de octubre y el 5 de noviembre Bullrich visitará a Ecuador para reforzar el apoyo del agónico gobierno macrista a su aliado, Lenin Moreno. Con la excusa de asistir a la reunión de Ministros de Seguridad Pública e Interior de la OEA (MISPA), la ministra hará una escala en Quito antes de seguir viaje hacia el norte.
En la capital de Estados Unidos, Bullrich visitará el Colegio Interamericano de Defensa y a su director, el mayor general James Taylor, con quien Schulmeister y ella se reunieron este año en Buenos Aires.
El último destino exterior de la gestión debía ser Israel. En Cooperación Internacional creen que ese viaje previsto para el 2 de diciembre se cancelaría. El jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia, ya les informó que no será de la partida.
La derecha argentina desplazada del gobierno hace pie en un órgano que actúa como prótesis diplomática de Trump en la región. Es un capítulo importante de la cartografía minada que legarán a la próxima administración nacional.
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