El pueblo feminista tiene memoria

El 34º Encuentro contó con la presencia de la revolución de las HIJAS

 

Los rostros de las desaparecidas durante la última dictadura cívico-eclesiástica-militar de la ciudad de La Plata estuvieron presentes durante los tres días que duró el 34º Encuentro. Sus fotos en blanco y negro fueron intervenidas con pañuelos verdes y violetas, parte del paisaje de una ciudad copada por feministas. Además, el domingo las H.I.J.A.S. se hicieron presentes marchando con su clásica bandera, esta vez intervenida la O de violeta para la ocasión. Todas juntas y con glitter, reconociéndose como una pieza más de la marea que hace temblar al mundo.“Pensar en relación a las desaparecidas de la ciudad nos significó también preguntarnos si nuestras madres hubiesen sido hoy feministas de no haber existido el terrorismo de Estado”, dice Lucía García Itzigsohn, hija y periodista feminista platense, sobre la intervención callejera. Para ella este encuentro fue particularmente conmovedor.

El momento más especial para toda la organización fue durante la tarde del sábado lluvioso. Al finalizar los talleres, realizaron un Conversatorio sobre Derechos Humanos y Género en la Caja del Colegio de Psicólogxs. Con un salón colmado, las H.I.J.A.S. de distintas localidades del país se iban pasando el micrófono para presentarse. Ponían en palabras el dolor vivido como acto de resistencia. Pero también recurrieron al humor más sarcástico como posibilidad de seguir haciendo habitable ese pasado. La palabra fue enunciada varias veces como recurso para la reparación colectiva. Todo eso en un puñado de horas, mientras en La Plata sucedían múltiples actividades y talleres. “Fue la posibilidad de resignificarnos en el marco de un movimiento tan fuerte como el feminismo. Desde lo personal es político llevado al acto por las madres y las abuelas, hasta nuestras madres corriéndose de los roles tradicionales. El Ni Una Menos, la marea verde y el feminismo popular son parte del linaje de lucha inscripto. Por eso el conversatorio fue conmovedor, escuchar a mis compañeras hablar sobre este cruce fue revelador para mí”, dijo Lucía ante sus compañeras. Se la escuchaba expectante por la nueva oportunidad de entrelazar sus militancias, la feminista con la de Derechos Humanos.“Si ellas estuvieran vivas no tengo dudas de que el Ni Una Menos hubiese llegado antes”. Esa fue la síntesis perfecta del encuentro que arrojó una estudiante de psicología. Los testimonios fueron hilvanando una genealogía de mujeres que pusieron el cuerpo frente al terrorismo de Estado hasta la actualidad. Desde las militantes señaladas como malas madres hasta las que tuvieron que socializar los cuidados que quedaban desprovistos frente a las ausencias. Desde las locas de la Plaza rompiendo silencio en plena dictadura hasta las hijas escrachando genocidas para que haya juicio y castigo. Todas malas feministas: porque sobran muestras de solidaridad entre mujeres cada vez que una ex detenida brinda testimonio sobre lo construido entre ellas en los centros clandestinos de detención.

 

 

Las nietas de todas las brujas que no vamos a olvidar

Mora tiene 10 años y es la hija de Lucía. Su intervención en el Conversatorio conquistó a todo el auditorio. Recordó cómo a sus cinco años terminó convenciendo a la directora de su jardín para que el SUM llevará el nombre de su abuela desaparecida. Matilde Itzigsohn era delegada gremial del Astillero Río Santiago de Ensenada. Su nieta cada año exige que los 24 de marzo se hable en su colegio sobre “lo que pasó”, poniendo a disposición su historia familiar para que nunca más esa fecha pase desapercibida. “Hola, yo soy nieta y quería saber si hay otras acá. Nos estamos organizando”,  dijo Florencia Bellingeri, adolescente. Otra chica levantó la mano como respuesta. Al finalizar el Conversatorio eran un grupo de pibas que iban sumando contactos a un grupo de WhatsApp y se sacaban selfies celebratorias del encuentro. De la organización de las H.I.J.A.S. a la organización de las nietas. Las pibas son parte del linaje que parece seguir fortaleciéndose intergeneracional y políticamente. Porque si hay algo que nos enseñaron los organismos de Derechos Humanos es que la justicia es construcción persistente y parte de la memoria viva de nuestro pueblo.

 

Conversatorio sobre Derechos Humanos y Género, a cargo de H.I.J.A.S, integrantes de las regionales de H.I.J.O.S de todo el país.,

 

 

 

El sabor del Encuentro

Claudia Bellingeri fue otra de las H.I.J.A.S. anfitrionas del Encuentro en territorio querandí. Ella trabaja en la Comisión Provincial de la Memoria. Tanto la institución como su casa estuvieron con las puertas abiertas esos días para sus compañeras, donde “pudimos disfrutar estando juntas, compartiendo esas discusiones que se dan también en los espacios informales, donde se construye sororidad”. Viajar como agrupación al encuentro fue un punto de inflexión para ellas, parte del compromiso con esa agenda de género que definieron en el encuentro en Chaco. Pero también sellaron juntas un pacto feminista para el futuro. El próximo paso será confeccionar un Protocolo Interno. Según Claudia Bellingeri, es importante “trabajar sobre una herramienta que nos permita denunciar las violencias machistas vividas en nuestra organización, para revisar nuestras prácticas”. La marea feminista ya habitaba en la vida de muchas de ellas hace tiempo. Lo relevante fue colectivizarlo. “Esa voluntad feminista que veníamos llevando adelante en nuestras vidas la pusimos en común. Así pudimos darle continuidad a esa generación de revolucionarias que no podrían estar fuera de esta lucha feminista”, concluye Claudia Bellingeri. El pueblo feminista tiene memoria y se reconoce parte de la genealogía, que transcurre desde el pañuelo blanco de las Madres hasta el pañuelo verde de las pibas.

 

 

* Fotos: Luis Iramain (portada) y Julieta Colomer ( Conversatorio)
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