Con el objetivo de poner en valor a la palabra, de convertir al pensamiento en reflexión y de transmitir saberes específicos en libertad, el productor de espectáculos, gestor cultural y manager de artistas Pablo Enríquez y el periodista, sociólogo, doctor en Ciencias Económicas y docente universitario Jorge Elbaum pusieron en marcha Madera Noble, un encuentro de tres especialistas en torno a una temática específica. El Cohete a la luna asistió al del martes 15 pasado en el teatro Payró, donde Stella Calloni y Sandra Russo (estuvo ausente María Seoane, por enfermedad de último momento), reflexionaron sobre periodismo y cambios en el sistema comunicacional en una época de neoliberalismo.
Los organizadores denominan a estas charlas abiertas Conversatorio. Enríquez define el concepto del siguiente modo: “Conversar, tomarse un tiempo para hacerse escuchar y escucharse; para pensar y decir sin miedo lo que un determinado tema nos dispare: una conversación fluida y sin restricciones”. Por su lado, Elbaum aporta: “Es la idea de recuperar espacios de intercambio en la lógica del viejo café. El público mira a otros conversar. Y no es casual que lo hayamos empezado ahora, que parece cercana una nueva etapa política en el país".
La idea del Conversatorio no admite preguntas del público. ¿Podría haberse llamado Escuchatorio? Enríquez responde: “Tiene el formato de un espectáculo teatral, incluida la cuarta pared. Tiene una duración de una hora y media y en ese tiempo el libreto lo van escribiendo los participantes. Como todo espectáculo tiene un principio, un desarrollo y un final y el propósito es que cada participante se lleve su propia vivencia”. Arriba del escenario de este teatro independiente con tanta historia acumulada, bajo iluminación teatral, con la sala a oscuras y en silencio, la charla adquiere proporciones de ceremonia escénica clásica. En cualquier caso, la función se inicia con un poema grabado por la actriz Cecilia Rosetto (ese día se escuchó uno de Jorge Boccanera) y termina con un tema musical interpretado en vivo por Nicolás Pita. Debajo del escenario tres cámaras registran el diálogo que, más adelante, servirá como disparador de nuevas exposiciones es y discusiones en diversos lugares o se reconvertirá en programas de televisión o radio e incluso en un libro. Los conversadores están sentados frente a frente, alrededor de una mesa. “Invitamos a gente que piensa y que no repite mandatos ideológicos”, apunta Elbaum y advierte: “Esto también es importante: asumimos que no somos neutrales”.
Está por empezar la quinta reunión del ciclo iniciado el 17 de septiembre con tres representantes de la agrupación Justicia Legítima (Cristina Camaño, Jorge Auat, Matilde Bruera). Las siguientes fueron: “Del feminismo a la utopía” (Liliana Hendel, Adriana Carrasco, Noemí Frenkel), “Del personaje a la libertad “(Osmar Nuñez, Alejandra Darín, Edgardo Nieva) y “De la producción al trabajo” (Carlos Rottemberg, Roberto Bisogno, Sebastián Blutrach).
Dar la palabra
“El secuestro de la palabra y la deformación del lenguaje, que se notan tanto en la televisión como en los jóvenes, son parte de una nueva guerra psicológica. Los daños que esa guerra provoca son muchos, empezando por la banalización en la manera de mirar el mundo”, dispara Stella Calloni, con más de 80 años de activa periodista, cronista de muchas guerras, especialista en política latinoamericana. Quien retoma la palabra es, Sandra Russo, periodista y escritora, conductora de radio y televisión, columnista de gráfica. Para reafirmar los dichos de Calloni, se vale de un artículo que George Orwell escribió en la década del '50 sobre la decadencia del idioma inglés. En ese texto, el autor de Rebelión en la granja reconocía como principal enemigo de ese momento al lugar común. “Aquí también existe ese flagelo, tan serio, tan dañino como la crisis económica. Mucha gente repite lo que escuchó miles de veces en los medios y lo termina creyendo como verdad”.
Calloni, militante anti imperialista de antigua data, reconoce la gravedad de la situación, expresada en el hecho de que una parte demasiado importante de la información proviene de los Estados Unidos. A ese dramático reduccionismo ella lo denomina “campos de concentración del pensamiento, porque en ellos queda encerrada la capacidad de crear”. Sin embargo, manifiesta alegría por la existencia de un periodismo independiente y alternativo en América Latina.
Elbaum pregunta qué queda para no desfallecer en el intento, cuáles son los posibles intersticios desde los que los trabajadores pueden desafiar a los silencios impuestos desde la concentración mediática. Sandra Russo explica que, a pesar de sus cuatro décadas de trayectoria en los medios, está sin trabajo desde hace cuatro años, como integrante de “una lista negra del macrismo”, originada entre otras cosas por la censura oficial y privada a quienes participaron en programas como 678. Sandra reivindica la tarea de aquel ciclo, ya que se anticipó diez años a desmontar lo que ahora se conoce como noticias falsas y en denunciar la cartelización de la información. “Ese es mi lugar de enunciación actual, desde ahí hablo. Sobreviví dando talleres de escritura allí donde me llamen, publico dos columnas al mes en Página 12 y sí, soy muy activa desde mi portal, en donde mezclo periodismo y militancia”, explica la autora de libros biográficos sobre Cristina Fernández y Milagro Sala. Según Calloni, la televisión origina una “colonización encubierta. Gente permanentemente expuesta a la televisión de aire con programas como Gran Hermano, Bailando por un sueño, como los de chismes de la tarde o en el cable con películas de violencia, termina zombificada, repitiendo que ¡se robaron todo!’. Aún así hay lugares no contaminados. Aprendí y sigo aprendiendo tanto de los pueblos originarios en México y Panamá, de las etnias amazónicas, de los indígenas del Ecuador, de los mapuches: cualquiera de ellos sabe más y habla mejor que tantos con un lugar en los medios. Y no olvidemos a las Madres de Plaza de Mayo o la energía de los miles de mujeres que el fin de semana pasado llenaron la ciudad de La Plata. Esos nuevos empoderamientos dicen mucho. No los desaprovechemos: las mujeres somos las únicas que podemos parar las guerras”. Y agregó: “Y por favor, no se olviden de las radios, que llegan a todos lados”. Para ilustrar la manera en que el modelo neoliberal influye sobre los medios, Sandra Russo apela a una figura inquietante. “El capitalismo es una fábrica de aparatos, con un lenguaje inhumano, equivalente al de las máquinas que responden automáticamente cuando llamamos a un banco o a una empresa de servicios. Eso que conocimos como civilización se ha terminado y lo máximo que es capaz de ofrecernos es la fetichización del dinero”.
El tiempo de la charla se va terminando. Las dos expositoras le pusieron –dice Elbaum— “arte, conocimiento y sensibilidad” a temas de enorme actualidad. Mientras se retira, el público es convocado a contribuir con lo que su presupuesto disponga y sea capaz. Se pasa la gorra para recaudar algo para los técnicos. Mientras las luces del escenario se apagan, la sala se vacía. Jorge Enríquez confía: “Cada uno de nuestros invitados son nuestras ‘maderas nobles’. Es decir, son los que se mantienen firmes, los que no se dejan doblegar por las adversidades, los que perduran, esos en los que podemos apoyarnos sin miedo, porque nos sostienen”. Jorge Elbaum aprovecha para dar a conocer los siguientes Conversatorios. El martes 22 de octubre los especialistas Luis Lázzaro, Nora Mazziotti y Diego Llumá abordarán la temática “De la Academia a la militancia” y el 29 de octubre será el momento de Pedro Cahn, Valeria Salac y Daniel Gollán sobre “De la salud a la ciencia y la tecnología”. Este primer ciclo culminará el martes 26 y durante ese mes los tópicos convocantes serán Música, Artes Escénicas, Diversidad y Derechos Humanos. El equipo de Enríquez, integrado por más de diez especialistas, planea un Conversatorio especial para antes de fin de año: un encuentro con Milagro Sala en su casa de Jujuy.
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