En reiteradas ocasiones el próximo gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, planteó que el único bonaerense que defiende el gobierno de María Eugenia Vidal es Mauricio Macri. De hecho, una de las conclusiones que se desprende del libro Radiografía de la provincia de Buenos Aires, crisis de un territorio en disputa es que la provincia constituye el epicentro de la profunda crisis desencadenada por el actual gobierno de la alianza Cambiemos en tanto sus actividades de mayor incidencia en la producción nacional (la industria y la construcción) son centrales en la caída libre de la economía provincial en su conjunto. Sin embargo la gobernación actual no recurrió a ninguna medida para paliar o incluso contrarrestar los efectos de esta profunda recesión de la economía real. Por el contrario, replicó el ajuste y el proceso de endeudamiento que se desplegó a nivel nacional.
Prueba de ello es que el stock de deuda de la provincia de Buenos Aires se incrementó de 9.362 a 12.584 millones de dólares entre 2015 y 2018. En términos del producto bruto provincial se trata de un incremento del 5,9% al 9,7%, equivaliendo a la mitad del presupuesto en 2018. En lo que va de 2019 la situación no es muy distinta: el monto de la deuda se redujo a poco menos de 12.000 millones de dólares.
Cabe mencionar que el entonces ministro de economía de la provincia de Buenos Aires, Hernán Lacunza, que actualmente se desempeña como ministro de Hacienda de la Nación, había afirmado en el medio de la campaña por las elecciones primarias que el endeudamiento externo que se había generado en la gobernación provincial fue el que permitió financiar la inversión pública y que, en consecuencia, sin contraer esas obligaciones no se hubieran podido realizar las obras de infraestructura por parte del gobierno provincial.
Sin embargo, al confrontar los gastos de la administración provincial entre 2015 y 2018 con el incremento de la deuda pública se constata que la deuda se incrementó en 3.222 millones de dólares entre dichos años mientras que los gastos de capital lo hicieron en 330 millones de dólares, representando sólo el 10,2% del incremento del endeudamiento público.
Lamentablemente no se puede hacer esta comparación para el año en curso, ya que a pesar de la autoproclamada transparencia institucional de Cambiemos, a la fecha no hay datos publicados de la ejecución de gastos e ingresos de 2019.
De todos modos, en el análisis de los primeros tres años de gobierno se puede aseverar que del endeudamiento público no se derivaron los principales recursos para el aumento de la inversión pública sino que los mismos se obtuvieron mediante un acentuado ajuste en los gastos corrientes. Estos se redujeron en 7.015 millones de dólares entre 2015 y 2018, lo cual implica una reducción del 22,8%. Especialmente dentro de ellos se destaca la elevada reducción de los gastos en personal y en bienes y servicios que alcanzaron a nada menos que 5.461 millones de dólares, representando el 77,8% de la reducción de los gastos corrientes.
Este diagnóstico difiere de lo planteado por el entonces ministro de Economía bonaerense, quien señaló que se gastaron 7.070 millones de dólares en inversión de capital entre 2015 y marzo de 2019. Se trata de un artilugio metodológico, ya que para justificar el fuerte incremento de la deuda pública provincial deja de lado que los gastos de capital son un flujo de la estructura de gastos e ingresos de la provincia. Al ser un flujo en lugar de un stock, se podría plantear que los gastos de capital se financiaron cómodamente con el ajuste de los gastos corrientes y que la deuda tendió a financiar la caída en la recaudación de los años recesivos (2016 y 2018) y a solventar el incremento de los intereses derivados de la propia deuda provincial que crecieron un 40% en dólares entre 2015 y 2018.
Sin embargo, dada la elevada magnitud del incremento del endeudamiento, no se puede descartar como hipótesis de trabajo que una parte de la misma haya sido destinada a la adquisición de bonos y títulos de la deuda pública nacional en moneda extranjera. Si bien no se poseen evidencias al respecto, es indiscutible que la deuda provincial tuvo como finalidad proveerle divisas al gobierno nacional ya que se basó casi exclusivamente en la colocación de deuda en moneda extranjera, la cual se incrementó en 4.676 millones entre 2015 y 2018, y con tenedores internacionales (cuyo peso en la deuda aumentó del 48% al 69% entre 2015 y 2018). De lo contrario no es simple de justificar el endeudamiento provincial en moneda extranjera toda vez que las tasas de interés de esas colocaciones no fueron para nada atractivas como puede observarse:
Ahora bien, tanto la elevada magnitud de la deuda pública emitida durante la gestión de Vidal como las altas tasas de interés de los créditos mayoritariamente en dólares, generaron una pesada carga de vencimientos para el próximo gobierno. A tal punto que los vencimientos de capital e intereses de la deuda pública total de la provincia ascienden a poco menos de 10.000 millones de dólares en el período 2020-2023.
Este monto es similar a la deuda recibida por la administración Vidal en diciembre de 2015. En efecto, las evidencias parecen confirmar dichos de Kicillof: Vidal no cuidó a los bonaerenses, cuidó el modelo de valorización financiera de Macri.
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