Chau prejuicio

La música que escuché mientras escribía

 

En la mañana del domingo pasado, después de una última mirada a la edición de El Cohete, me puse a boludear por YouTube. Así me topé con algunas de las partitas y sonatas de Bach para violín solo. Creo que alguna vez te dije que mis grabaciones preferidas son las de Jascha Heifetz, que fue un intérprete tan asombroso que lo llamaban El violinista de dios.

 

 

El domingo escuché una versión de Hilary Hahn. Tenía 16 años cuando la grabó y una cara de niña buena que daba ganas de salir corriendo. Pensaba que una adolescente estadounidense no podía captar la profundidad de sentimientos que Bach expresa, sobre todo en estas obras para un instrumento que no fue pensado como solista. La escuché sin gran expectativa, pero me sorprendí. Además de una exactitud técnica absoluta, percibí una intensidad que me hizo pensar en los prejuicios, en este caso respecto de ls adolescentes.

Si te ponés a pensarlo, lo que a veces tienen es dificultad para comunicar todo lo que sienten, que no suele ser trivial ni escaso. Nunca es tarde para corregir la ignorancia y ampliar el radio de las cosas que proporcionan placer.

 

 

Hoy tiene 40 años y ha seguido tocando esas piezas maravillosas que llegan de más de tres siglos atrás. A ver qué te parecen.

 

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