La línea de Arribas
La AFI quiere declarar
La Agencia Federal de Inteligencia parece estar preocupada. Pablo Pinamonti se presentó a comienzos de junio en la causa de Dolores. Pidió declarar en el expediente del espía D'Alessio. Tiene motivos. El 30 de enero Daniel Santoro se sentaba en Sarkis a entrevistar al coaccionado empresario Gonzalo Brusa Dovat de PDVESA. Frente a él, Marcelo D'Alessio intercambiaba frenéticos mensajes de chat con una de sus terminales: el comisario retirado Ricardo Bogoliuk. Reincorporado a los servicios secretos con el cambio de gobierno, Bogoliuk condujo la agencia descentralizada de Ezeiza de la AFI, el AMBA de Ezeiza, bajo la dirección de Pablo Pinamonti. En esos frenéticos mensajes, los espías hablan de Pablo.
—Empezó la entrevista. Lo contuve, entró en pánico, ya está hablando —dice D'Alessio.
—Bien —responde Bogoliuk.
D'Alessio envía un video con la entrevista.
—¡Genio! —dice Bogoliuk.
—Decile a Pablo que sólo quiero mi puta portación. Ja, ja, ja.
—Sí, me decía recién: tengo una deuda tremenda con Marcelo.
Y agrega:
—Va todo muy bien.
—Va todo muy bien acá, muy.
—Buenísimo.
A esta altura, varios elementos de la causa señalan que ese Pablo es Pablo Pinamonti. D'Alessio esperaba una designación formal en la AFI, de acuerdo a lo que viene diciendo desde el verano. El nombre de Pinamonti no sólo está en esos diálogos. Los espías procesados y detenidos en Dolores lo fueron señalando, de a poco, como la persona que los encaminó detrás de la extorsión de Pedro Etchebest. Lo hizo Rolando Barreiro, luego el ex comisario Bogoliuk. Y días atrás D'Alessio prendió el ventilador. Citado en Comodoro Py, mencionó a Pablo con nombre, apellido y cargo de director en la AFI. Tanto dijo que en un momento su abogado lo frenó para decirle: de momento, hasta acá.
Dijo el espía que le dijo Bogoliuk:
—Vas vas a tener que lograr determinadas conductas de parte (de Etchebest) para que nos lleve hasta la mesa (de dinero ...). Mirá que ya está el ok de Pablo.
D'Alessio declaró sentado frente a la fiscal Alejandra Mángano y el juez Julián Ercolini en una causa que tironea su jurisdicción con Dolores. Fue impulsada por Carlos Stornelli para defenderse, y tirar del expediente para dejarlo en el edificio de Retiro. D'Alessio sólo habló del caso Etchebest. Despegó a Stornelli y blandió la excusa del complot contra los cuadernos, pero lo sorprendente es que dijo que quien lo puso a trabajar en el caso fue el director de la AFI con quien, explicó, se habría encontrado "por lo menos cuatro veces" entre enero y noviembre de 2018 en el hotel NH de la Calle Bolívar, para darle "investigaciones periodísticas", de las que Pablo quedó muy conforme. Según D'Alessio, Bogoliuk y Degastaldi se lo presentaron. Y al cabo del tiempo, el vínculo generó una promesa de ascenso. La promesa llegó mientras estaba de vacaciones en México. La Casa detrás de ese acuerdo.
—Está lo de tu nombramiento como Director de Investigaciones Complejas de la AFI , pero piden antes que hagas un trabajo ad-referendum de tu nombramiento —dice que le dijo Bogoliuk.
El trabajo era Etchebest. También dijo que cuando se dio cuenta de que algo raro estaba pasando, y que lo filmaban, llamó a Bogoliuk para correrse. Pero el ex comisario no lo dejó: No te olvides que Pablo Pinamonti tiene trato directo con Majdalini y Arribas, amedrentó.
La línea
Se sabe que D'Alessio no empezó a extorsionar personas con Etchebest. Tiene denuncias por lo menos desde 2016. Pero la intervención orgánica de la AFI en su banda aún es uno de los interrogantes de Dolores. Ramos Padilla dijo en sus procesamientos que la banda del falso abogado obtenía información a través de distintos mecanismos ilegales: extorsión, aprietes y, en palabras del espía: ablandes, puestas en pánico, carpetazos y falsas denuncias. Todo con fines económicos y políticos. Los servicios nutrían a una amplia gama de clientes: fiscales, ministros de alto nivel, diputados, políticos y periodistas. Uno de las lecturas más interesantes de Alejo Ramos Padilla es la explicación sobre el blanqueo de la información. Dice que así como sucede con el blanqueo de dinero, la banda usaba mecanismos para introducir la información ilegal al circuito legal. Para eso usaba a la prensa, fiscales que iniciaban una supuesta investigación de oficio o diputadas como Elisa Carrió que misteriosamente aparecían con una carpeta, audios o un arrepentido. Esos usuarios podían saber o no saber qué es lo que estaban haciendo. Hasta ahora, la AFI desconoció oficialmente el contacto con D'Alessio. Pero reconoció el vínculo con Bogoliuk durante el período del AMBA. Los chats entre D'Alessio y Bogoliuk aluden a una relación extendida en el tiempo, instrucciones que todo el tiempo llegan desde el lado de arriba y todo tipo de intereses.
Los chats están en la causa, a disposición de las querellas. Se hicieron entre el 29 de enero y el 6 de febrero de 2019. El juzgado se los leyó a Bogoliuk antes de una ampliación de indagatoria. Las decenas de conversaciones se abrieron ante la presencia del perito de parte, integrantes de la fiscalía y peritos de la DATIP de la Procuración General de la Nación. Es decir, no están contaminadas. Y dan cuenta de un raid afiebrado.
Mientras llevan y traen a Brusa Dovat de la fiscalía, al restorán o la tele, planean aprietes sobre Etchebest y coordinan hasta una entrevista con dos integrantes de Inteligencia del Ejército para colocarlos en la Aduana de Rosario, a pedido de Elisa Carrió. Evitan taquerías y hablan directo con los jefes departamentales de la Provincia. Y en minutos consiguen un antecedente penal de una banda colombiana sólo a partir de una patente. Pablo aparece en forma directa, pero también referido con un nosotros que no incluye a D'Alessio. O un "ellos" de los que ambos esperan instrucciones. Una suerte de hombre de atrás.
En una ocasión, D'Alessio parece desmoralizado porque no consigue dinero de Etchebest.
—Tema viejo, va a cumplir —lo consuela Bogoliuk—. Ya no la va a poder estirar más, volví a escuchar (los audios) y son sus formas. Respecto a lo otro, más tarde terminamos de hablarlo para quedar cubiertos.
—Me gustaría verte para ver cómo avanzamos con Pablo —dice D'Alessio.
—Estoy tratando de armar la reunión, Marce. ¿Estás en Baires?
—En Capital.
—Yo tengo que ir a un par de bancos acá cerca, ¿querés que almorcemos? O hago los contactos yo y nos vemos mañana.
—Dale, si te parece sí. Me voy a mi casa —dice el espía—: tengo un mal humor que voy a decir pelotudeces, pensar pelotudeces y no voy a estar creativo. Me saca, el viejo este. Te juro que me saca, me imagino que a vos también. Fijate si mañana nos podemos juntar en NH o lo que sea y ver si podemos realmente avanzar, creo que hicimos una muy buena muestra esta vez. Lo que sea, a disposición. Te mando abrazo grandote, grandote y nos hablamos a la tarde.
Y sigue:
—Avísame si querés que vaya con el Chispa —dice sobre uno de los dos custodias que llevó a Comodoro Py a Brusa Dovat, hoy procesado—. También tenía algo muy interesante para empezar con algo muy importante, la verdad.
—Dale, no te des manija —relaja Bogoliuk—. Ya lo escuché tres veces el audio, es el viejo. Lo que tiene que entender cuando hables con él, es que está jugando con tu credibilidad, meterle la culpa por ese lado más que de la plata. Este la va a poner, va a cumplir, va a cumplir, es un chanta, no cambia más, pasan los años y peor. Pero andá a a la pileta, despejate un poco, yo voy a ver qué hago acá y después coordinamos.
El hombre de atrás
Según se desprende de los diálogos, Brusa Dovat fue uno de los casos que siguieron de cerca desde arriba. Destinado a levantar otra vez el fantasma del chavismo. D'Alessio pide instrucciones. Y espera un guión para repetir ante los medios. Bogoliuk consulta. Y le dice que debe destacar la actuación de los servicios argentinos y uruguayos.
—Me decían que es muy importante destacar la actividad de los servicios en la Argentina y el tema Tabaré que justificaría el apoyo de Uruguay —dice Bogoliuk.
—Ok —dice D'Alessio—. Mañana lo va a destacar Rodrigo Alegre en TN Central y Telenoche también y lo voy a llevar al horario central de América de Eduardo Feinmann. Diré que es un trabajo de un conjunto de profesionales que trabajan en temas complejos.
Y pregunta:
—¿Te parece bien?
—Está buenísimo, es la gente justa. Fíjate si pueden destacar, aparte de las maniobras, cómo dejaban actuar libremente a los servicios venezolanos en Argentina y el tema la relación con Uruguay.
—Perfecto, Ri —dice D'Alessio.
La extorsión, lado reverso.
Durante el verano, las grabaciones de Etchebest mostraron un lado de D'Alessio: la loca lengua del espía hablando sobre el mundo de los otros. Estos diálogos muestran el making of. El otro lado. El detrás de escena. Mientras hace aprietes, manda una foto con su padre. Celebra un auto antiguo. Y Bogoliuk le responde con fotos de un pariente en Dubai. Cuando se acerca el día de la publicación de Santoro en Clarín con la historia de Brusa Dovat, se los ve exultantes. Pautan entrevistas, las embargan, coordinan el coche, balizas policiales, custodios, traslado y hasta los horarios con el fiscal de los cuadernos.
—Te cuento novedades —dice D'Alessio—. Hoy a las 19 van para Canal 13, Rodrigo Alegre y no sé si Geuna. Lo graban y lo largan una vez que nosotros lo entregamos. Va a haber cámaras de televisión y todo, esperándonos. El día lunes a la mañana (lo presentan) como el Centeno de PDVESA. A la noche lo ponen en Telenoche Central, lo tienen embargado, esperan que salga el domingo con Dani (Santoro). Y el lunes tiran la entrevista que le hicieron hoy.
—Excelente. Qué hermoso quilombo. Jaja —dice Bogoliuk—. Qué bueno, la verdad, que va a estar. Bárbaro.
Y agrega:
—Gracias, así los pongo en vivo a estos muchachos. Una vez que te juntes con el otro hombre, chiflá.
Probablemente ya están hablando de Etchebest.
—Por eso te escribo —dice D'Alessio—. Lo acabo de ver, hace media hora me lo acabo de sacar de encima y no te escribí antes porque me habías dicho que estabas complicado (...), por eso te paso esto: para que siempre sepas el reporte de lo que vamos a hacer.
—Está buenísimo.
Se ríen del miedo de Brusa Dovat. Se preguntan si se animará a subir hasta el despacho de Stornelli. Bogoliuk continúa dando instrucciones. D'Alessio, que aparece como el operativo, le dice:
—Ahí le voy a pedir a Stornelli que para el lunes me deje entrar con la camioneta y con el Toyota con las balizas prendidas a la explanada y los periodistas lo van a estar esperando —dice D'Alessio—. Eso es lo que no sabe él (el empresario): que van a estar de América, del 13, del 11, de este y del otro. A lo cual nosotros somos el dueño del quilombito. Me dijo que no le contó nada su abogado. Le dije que no le dijera, que lo dejara así porque los abogados te van a filtrar. El quilombo en el que se va a meter el lunes este pibe...
Línea de arriba
Pablo Gonzalo Pinamonti es Pablo a secas entre quienes lo conocen. Entró en la vieja Secretaria de Inteligencia del Estado durante la Alianza. Luego trabajó con Guillermo Marijuan en la UFISES (Unidad Fiscal de Investigaciones de la Seguridad Social) cuando el pocero de la Patagonia no investigaba ni poder ni AFJP, sino a un tendal del pobrerío de punteros y planes sociales. Pablo estuvo hasta que Marijuán lo corrió. En 2007 y 2008 se fue a trabajar con Stornelli, entonces ministro de Seguridad de la Provincia. Stornelli ya era parte del mundo Boca. Integraba la Comisión Directiva y reemplazaba al Fino Palacios en el área de Seguridad. Cuando él dejó la Provincia, Pinamonti encontró conchabo en el Ministerio de Justicia y Seguridad pero de la Ciudad de Buenos Aires. En 2011 aparece designado como responsable de la caja chica del área de comunicaciones de la Policía Metropolitana. Un área sensible de dinero y comunicaciones.
Finalmente volvió a la ex Side con el cambio de diciembre de 2015. Dirigió el proyecto AMBA, que consistió en la creación de subunidades de inteligencia en el conurbano bonaerense y se canceló por enfrentamientos con el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, como recordó el director de este Cohete. En la AFI, depende del director jurídico Sebastián Destéfano, uno de los Angelici Boys.
En el AMBA, reclutó policías bonaerenses y federales exonerados o retirados de la fuerza. Bogoliuk fue uno de ellos. Estaba técnicamente retirado, pero volvió para dirigir La Casa de Ezeiza con un contrato. El contrato terminó en diciembre de 2017, le dijo al juez, pero le pagaron hasta marzo de 2018. Etchebest comenzó a recibir los llamados varios meses más tarde. Hay algo que no cierra.
El 6 de febrero, el juez de Dolores allanó la casa del espía en el country de Saint Thomas. D'Alessio estaba desatado. El juez, no.
—¿Usted trabaja con el Hezbollah, doctor? No, ¿no? —dijo D´Alessio.
—No voy a debatir con usted. Así que si usted quiere decir algo.
Y lo dijo.
—Yo quiero hablar con la Ministro, nada más. Si usted me lo niega, yo quiero hablar con Arribas, o con la Ministro o con el señor Presidente, para que me diga a ver usted, qué puede hacer.
—En este momento, no puede hablar con nadie —dijo Ramos Padilla.
—Espero que usted sepa lo que está haciendo.
Minutos más tarde, D'Alessio insistió.
—Hay cosas que no entiendo si las pueden ver. Entonces quiero llamar al Presidente o quiero llamar a Patricia o Arribas.
—Entendí perfectamente —dijo el juez.
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