Gramsci lo sabía
La conquista del poder cultural precede a la del poder político
Está clara, por un lado, la situación económica de verdadero desastre, porque el gobierno liberal bombardeó la usina de crecimiento del país que es su mercado interno. Por otra parte, un sector de ese mercado interno votaría a Macri para su reelección.
Y no sólo es la clase media a la que ridiculizó Jaureche cuando dijo que votaba mal cuando estaba bien y votaba bien cuando estaba mal, porque ahora está peor que nunca, con signos de deterioro que en muchos casos son terminales y aun así apoyan la reelección del gobierno.
Pero también importantes empresarios e inversionistas sufren la situación general, que una de las calificadoras de riesgo internacional, Moody's Latin America Agente de Calificación de Riesgo S.A., determinó como B2: "no prime", lo que indica que su repago no es seguro para los títulos públicos argentinos, nacionales y provinciales. Pero también bajó la calificación de Arcor SA (de los Pagani, principales operadores de la UIA, con serios problemas de deuda y fuerte disminución de sus ventas); Camuzzi Gas Pampeana SA; Distribuidora de gas Cuyana SA; Naturgy Ban SA; Metrogas SA; Empresa Distribuidora Norte SA; Empresa Distribuidora de Electricidad Salta; Empresa provincia de Energía de Córdoba; Grupo Mirgor (fundado por Mauricio Macri y Nicolás Caputo, hoy aparece solo Nicolás Caputo); Grupo Albanesi - Generación Mediterránea [1]; Transportadora de Gas del Sur (de Pampa Energía de Marcelo Mindlin [2] y Joseph Lewis y de las familias Sielecki y Werthein); Telecom SA y Hocim SA (grupo Lafarge Holcim de España), entre otras.
Por no hablar de las industrias automotrices que crecían en producción y venta llegando a superar el millón de unidades de vehículos por año en el kirchnerismo, y ahora producen y venden menos de la mitad [3].
Es cierto que en las grandes corporaciones el deterioro de la firma y de los negocios no implican pérdidas de sus dueños, dado que son los principales operadores y beneficiarios del carry trade y de cuanta maniobra especulativa se hace con la combinación de tasas de interés y retraso cambiario, para pasarse a dólar en el momento indicado. De este modo pierden el control de organizaciones centrales en la estructura productiva del país, que durante las décadas anteriores les confirieron posiciones de liderazgo en el campo empresarial y político, pero se benefician en lo personal y se pasan a dólares a la espera del nuevo salto de acumulación.
Esto explica la fuerte reconversión, reestructuración y readaptación de los empresarios del país (tanto nacionales como extranjeros) a la competencia abierta que les obligan los gobiernos liberales en la Argentina, subordinándolos a la lógica del capital financiero.
De allí, por ejemplo, que el grupo Macri aparezca perdiendo en inversiones físicas, pero eso no significa que no estén posicionados en divisas e inversiones en el exterior. Lo realizado por la familia presidencial, incluida su familia política, los Awada, es en menor o mayor medida a lo que se dedican con el gobierno de Cambiemos y los empresarios en la Argentina. Por eso si tienen que acordar con la Unión Europea, con los EE.UU. o con quien sea y en las condiciones que se les imponga, tienen como reaseguro su mercado cautivo y el posicionamiento en divisas. Hasta el FMI financia su fuga.
Eso sí, la idea es que en lo que resta del mercado cautivo local les queden las menores obligaciones legales laborales y previsionales posibles. Por eso hacen hablar a personajes menores de “la necesidad de los empresarios de poder despedir trabajadores sin indemnización, para lograr equilibrar las finanzas de las compañías” y a otro afirmar: "Queremos que haya mayor flexibilización. Que sea más fácil despedir y contratar gente" y, por último, un tercero que sostiene: “El que no tiene trabajo tienen que hacerlo en cualquier condición, pero es más fácil recibir un plan, el argentino no quiere trabajar, es vago. Porque el que quiere hacerlo lo hace desde donde sea” [4], cuando todos ellos dependen del mercado interno y crecieron y se desarrollaron gracias a que los trabajadores supieron tener buenos salarios.
Ciegos aunque se les llene la vista de luz [5]
Nuestra clase dominante ha usado la más burda y torpe política del engaño y, cuando un sector la enfrentó, no trepidó en la más cobarde y aberrante represión, dándole validez al enunciado de Hegel: el esclavo obedece porque teme su muerte y el amo manda porque es capaz de matar. De este modo, va a decir Hegel, surge una forma de conciencia en el dominado. “Esta conciencia es la de aquel que reconoce a otro como amo y se reconoce a sí mismo como esclavo de este. Por lo tanto, no logra conformar una autoconciencia como tal, sino que se asume a sí mismo a partir de una lógica en la que impera la mirada del amo”.
Por eso mismo, el Informe que realiza el FMI de revisión de las cuentas públicas y de las perspectivas del gobierno de Cambiemos para otorgarle en este mes de julio un nuevo tramo por 5.421 millones de dólares, prevé para 2019 una desocupación abierta de dos dígitos, descenso del salario de 1,2% del PIB, descenso de las jubilaciones y pensiones del 0,8% del PIB, una inflación del 40% anual, mientras se incrementa el pago de los intereses de la deuda en un 1,6% del PIB (para pasar a ser del 5,5%) y hasta reconoce que la deuda externa que era del 52,6% del PIB en el año 2015 y es del 81% en junio de 2019, puede llegar a alcanzar un 160% del PIB en caso de un escenario macro-fiscal adverso (corrida cambiaria). Es más, para cumplir la meta de superávit primario de $ 30.000 millones al primer semestre 2019, vendieron las centrales térmicas Ensenada-Barragán y Brigadier Estanislao López [6] y para septiembre de 2019 la meta es de $ 70.000 millones. Sin embargo, no solo no se difunde este informe, sino que los que lo conocen lo toman como algo inevitable, como si no hubiera habido causas y culpables de que arribáramos otra vez a esta situación.
Nuestro pueblo tiene una vasta experiencia en lo que pronostica el FMI, con lo sucedido en 1982, en 1989, en 1995, en 2001 y 2002. El déficit fiscal se acrecienta por los mayores intereses ante una deuda que representa más del 80% del PIB [7] y pesa sobre el déficit de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos [8], con lo cual los bancos acreedores solo renuevan la deuda vieja por deuda nueva a cada vez más altas tasas. Sumado a la crisis en la producción y en el trabajo (por la política de ajuste permanente que significa menores salarios y menores jubilaciones y pensiones, reduciendo sistemáticamente el mercado interno, base principal de nuestra economía), esto generará en algún punto (por supuesto van a tratar que sea después de las elecciones) una corrida cambiaria; y los que compraron y compran divisas y la fugan, van a adquirir por la mitad lo que vale el doble.
Todo el déficit fiscal de la administración nacional y de varias provincias (autorizadas por el Poder Ejecutivo Nacional) se financiaron y financian con deuda externa. Los Estados (Nacional y provinciales) pagan en pesos a sus proveedores, contratistas, trabajadores, jubilados y pensionados, por ende los dólares tomados en deuda se los dan al BCRA, que a cambio emite pesos y con esos pesos pagan los Estados. Pero el BCRA es banco de bancos, por lo que en un marco donde el 75% de las operaciones del mercado único y libre de cambio (MULC) de la Argentina lo realizan diez bancos (JP Morgan, HSBC, Río, Francés, Galicia, Macro, ICBC, Patagonia, Provincia de Buenos Aires y de la Nación Argentina), se garantiza a esas grandes entidades y a su clientes VIP la compra de divisas, que en gran parte después fugan.
Déficit fiscal y déficit comercial, empleo del carry trade y endeudamiento directo para que ingresen divisas y financiar dichos déficit, al solo efecto de que cuando llegue la hora de pagar, se vuelvan a emplear activos valiosos del Estado como son los yacimientos de Vaca Muerta, las acciones de empresas privadas en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS, reservas de Litio y otros minerales, de agua potable, etc. etc., que es como pretenden cobrar sus acreencias.
Es un modelo de endeudamiento y beneficios para pocos que obliga al pueblo argentino a un sacrificio sin par y a la Nación a privatizar sus mejores activos. Se consumen y se producen menos bienes y servicios, se reduce el mercado interno porque se expulsa a trabajadores, se ahoga a las economías regionales y a las pequeñas y medianas empresas por las altas y confiscatorias tasas de interés, la suba persistente de las tarifas de energía y combustible, de los bienes de uso difundido (cemento, acero, aluminio, etc.), sectores altamente concentrados que conforman el mercado cautivo y rentístico que los caracteriza y define; todo esto se suma al sistemático atraso cambiario que obliga a competir en forma desigual, generando una sustitución inversa (se importa en lugar de producir en el país).
La verdad que no se dice, envenena. Se podrán discutir y criticar muchos aspectos de la administración de los Kirchner, pero lo que es inobjetable es el fin último, lograr que la Argentina se recuperara de la crisis terminal de 2001 a que lo llevó el liberalismo más abyecto, que es el mismo que hoy en forma más refinada y sutil, con más marketing y mejor presentación en los medios, administra el país para volver a repetir el ciclo perverso de endeudamiento que a su vez financia la fuga de capitales con un Estado bobo garante de esa deuda. A su vez, por la regresiva legislación y política tributaria se debe pagar religiosamente con el “hambre, sudor y lágrima de los argentinos” (que trabajan).
Debemos tomar conciencia de la situación. Es la principal obligación de los referentes políticos, la de llevar adelante una contracultura contra el embrutecimiento de los medios y por la vida de privaciones que obligan a nuestro pueblo, que hace que se repita sin internalizar lo que los sectores dominantes quieren que se piense. El domingo pasado se conmemoró un nuevo aniversario de la Revolución Francesa, pero su primer proclama nos la dio la Enciclopedia y dice: “Una sociedad culta que piensa por sí misma es la mejor manera de asegurar el fin del antiguo régimen".
Decirnos la verdad es el primer paso para que pensemos por nosotros mismos.
[1] El Presidente del grupo, Armando Loson, fue el primer preso de la causa de las fotocopias de un cuaderno que habría hecho el chofer Oscar Centeno, que se sumó rápidamente a la lista de "imputados colaboradores o arrepentidos”.
[2] Quien teóricamente le comprara la Constructora IECSA al grupo Macri
[3] Según la cámara que los agrupa ADEFA en el año 2018 produjeron solamente 466.649 unidades y en la primera mitad de este año 2019, 161.182, esto es 81.473 unidades menos que en igual lapso del año pasado, lo que significa una caída del 33,6%, sobre la mitad que en el kirchnerismo.
[4] El presidente de la Cámara de la Construcción, Julio Crivelli; el empresario cafetero Martín Cabrales; y Raúl Fioretti de la Cámara de Comercio de Tucumán; respectivamente.
[5] Atahualpa Yupanqui “El Forastero”.
[6] ) Central Térmica Ensenada-Barragán, la compraron Pampa Energía e YPF y fue por U$s 533.418.500 y se compone de un desembolso en efectivo por parte del consorcio de U$s 229.429.500 -pagado el miércoles 26 de junio y la asunción de una deuda de U$s 303.989.000. Central Térmica Brigadier López, la compraron Central Puerto SA (cuyo principal accionista es Nicolás Caputo) e IEASA (Integración Energética Argentina que era la ex ENARSA) el 14 de junio 2019 en U$S 165 millones y se hacen cargo de una deuda de U$S 161 millones (por ende fue por U$S 326 millones).
[7] Y al ser básicamente en moneda extranjera puede ser incluso mucho mayor en caso de un derrape cambiario, como sucedió en el año 2002 y llegar a ser el 160% del PIN como dice el FMI
[8] Si bien fruto del menor nivel de actividad se frenan las importaciones de mercaderías, los servicios reales (patentes, seguros, fletes, comunicación, turismo) y sobre todo los servicios financieros (pago de los intereses de la deuda pública y privada y, el giro de utilidades de las casas extranjeras a sus casas matrices) tornan el resultado final en negativo. Por ejemplo, en la carta de intención firmada con el FMI pronostican un déficit en la cuenta corrientes de la Balanza de Pagos del 2% del PIB en el año 2019 (unos 8.700 millones de dólares) y del 2,5% en los años subsiguientes, pero para que eso sea posible la Argentina debe acceder al financiamiento externo y a la inversión extranjera en la magnitud estimada para cubrir las necesidades de sus cuentas en dólares y, ponderar un incremento de las exportaciones no sólo superior al promedio mundial de los años recientes, sino que también deberían ubicarse en una dinámica que ha estado ausente en la economía argentina de Cambiemos, como lo demuestran los últimos datos disponibles que son los del primer semestre de 2019, en que el crecimiento de las exportaciones es negativo con respecto al año pasado.
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