El deterioro de la situación económica nacional, que se vive con especial crudeza en la provincia de la Provincia de Buenos Aires, sumada a la negativa de Mauricio Macri a desdoblar las elecciones, tensaron las relaciones entre Macri y Vidal. Ese chirrido que intenta ser disimulado se expresa con total transparencia entre los grupos que forman parte de la mesa chica del hada buena. El primero de estos sectores, a quienes denominan amarillos puros, siguen en forma estricta las directrices de Marcos Peña, el gurú ecuatoriano y la ortodoxia del FMI. Los segundos son quienes propusieron un año atrás el Plan B, consistente en desdoblar las elecciones provinciales y municipales respecto de las nacionales.
El referente del primer grupo es Carlos Federico Salvai, que desde el 10 de noviembre de 2016 ocupa el cargo de Jefe de Gabinete de Ministros de la Provincia y que reporta en forma directa a Peña. Su oponente, al interior de la mesa chica, es Joaquín de la Torre, el ex intendente de San Miguel y conspicuo massista de la primera hora. En la última semana le advirtió a Vidal que se estaban inmolando. Y que se estaba sacrificando a quienes la habían acompañado con lealtad en su gobierno, incluso sin provenir de las entrañas del macrismo.
En las afiebradas reuniones de la última semana ya todos conocían que el índice de inflación correspondiente al mes de marzo superaría el 4 %. Y que la difusión de ese guarismo empujaría a más bonaerenses al desastre de la pobreza y la indigencia. Varios asesores que colaboran con Salvai se hicieron eco de los sombríos pronósticos de quien practica con mayor asiduidad el diálogo con los intendentes (de la Torre). Pero fue el Secretario General de la Gobernación, Fabián Perechodnik, el encargado de poner paños fríos antes de que la reunión de la mesa chica trascendiera como una crisis institucional. Sin embargo, el tembladeral en las segundas líneas se expandió y alcanzó los oídos de legisladores de la oposición, que detectaron el cambio de semblante de quienes meses atrás se autopercibían como inexpugnables por contar con la varita mágica electoral, de exclusiva propiedad de la hada buena.
Uno de los ejes de la tensión se puso en evidencia al término de la reunión, el jueves 11, en la que se debatió el proyecto de Ley de Góndolas provincial, promovido por quienes acusan a Nicolás Dujovne y Marcos Peña de hacer la plancha en aguas turbulentas donde se empieza a forjar un tsunami. En el primer capítulo de esa conflagración, Dante Sica, de forma coincidente a las demandas estipuladas por Joaquín de la Torre, propuso medidas de incentivo fiscal para que las empresas pudieran sostener los precios y evitar la continuidad del desmadre inflacionario. La ortodoxia de Dujovne se impuso y Sica presentó su renuncia. La gracia no le fue concedida pero advirtió a sus amigos de La Plata de los peligros por venir. El viernes por la mañana, luego de que el Ministro de la Producción y el Trabajo fuese derrotado por el representante de Lagarde, De la Torre fue explícito con varios de sus colaboradores: con la clara intencionalidad de que sus palabras sean escuchadas en los territorios habitados por la oposición, deslizó: “Quieren salvar la Casa Rosada a costa nuestra y vamos a perder las dos”.
El rictus de Vidal es el estremecimiento de un barco que cruje en el casco, el sector que se pensaba más macizo. Luego de más de tres años de gobierno en los que quebrantaron un pacto social tácito, sustentado en la centralidad de un Estado encargado de moderar los desequilibrios económicos y sociales, se empieza a buscar recetas que siempre consideraron repudiables, como el control, el congelamiento, el acuerdo de precios. El modelo macrista se sustentó en una crítica a toda regulación capaz de beneficiar a las mayorías. Y dado que el incendio tiene uno de sus centros en el conurbano, Vidal titubea sobre cómo hacer para diferenciarse de la empinada debacle en la que puede observarse a su Presidente, otrora distribuidor de globos y bailecitos.
De la Torre y todos los intendentes asociados a él que soñaron (con previsible picardía) desdoblar las elecciones municipales y provinciales, han recurrido al famoso apotegma peronista de que el que avisa no traiciona: las buenas formas y los acuerdos que meses atrás encontraban en La Plata un territorio fértil de negociación política, empiezan a resquebrajarse. Un funcionario cercano a Vidal lo enunció el último viernes: “Ahora se nos animan todos. Intentan no salir en ninguna foto porque el barco de Macri se lleva puesto incluso al bote salvavidas de Vidal”.
Los precios cuidados no son lo nuestro
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La pírrica tabla de salvación concedida a Vidal desde la Casa Rosada para evitar la candidatura unificada del peronismo, lejos de frustrar la convergencia de las oposiciones dispersas, parece haberla impulsado aún más. Su manotazo de ahogado fue interpretado por los medios de comunicación provinciales y por la oposición como una indudable evidencia de debilidad. El hecho de que se haya gestionado con desesperación en tiempos de cóctel inflacionario, sumado al persistente deterioro de la imagen genérica de Cambiemos, profundizó la encrespada disputa interna. En forma análoga se produjo una convocatoria desesperada a cerrar filas entre los amarillos puros, que hacen pactos de devoción devota con la ortodoxia lagardiana.
Agua en el cuarto de máquinas
Tres meses atrás, según una de las consultoras que produce guarismos de imagen para Peña, a Vidal la situaban en un piso superior al de Macri, cuantificado en un 10 o 15 % por encima del Presidente. Este escenario los protegía, en última instancia, de una posible derrota en la Provincia, a la vez que los reposicionaba como los jefes de la oposición ante un futuro gobierno populista a nivel nacional. Pero según los nuevos datos, el hundimiento se ha extendido a la imagen del hada buena. En la actualidad, los guarismos que maneja Salvai le dan a Vidal sólo un 7 % por encima de Macri. Con estos porcentajes, afirman los encargados de hacer los focus groups contratados por la gobernación, se pierde con cualquiera candidato unificado de la oposición, incluso aunque no existan colectoras.
Otra de las cuentas que empiezan a facturarle a Macri desde La Plata es el derrotero sinuoso planteado en relación a los históricos aliados. Las afiebradas reuniones de la última semana mostraron al radicalismo como asociado a Larreta y Vidal, ambos sentados en la vereda opuesta a los seguidores del gurú ecuatoriano, quien insiste en forma persistente y reiterada que los de afuera son de palo dado que el macrismo se postula como una refundación institucional, con la obligación de dejar atrás el pasado. Marcos Peña continúa siendo el vocero explícito de la doctrina duranbarbiana. Según deslizó luego de la reunión a varios periodistas acólitos, existe la necesidad de profundizar la especificidad republicana, imprescindible “para dejar atrás las antiguas lógicas partidocráticas”. En el mismo periodo en que Peña volvía una y otra vez sobre su teoría refundacional, Macri citaba en la cena de CIPPEC, como antecedentes meritorios a Perón, Frondizi y Alfonsín.
Lo paradójico de la situación, empiezan a balbucear los dialoguistas ligados a la mesa chica de Vidal, es que Dujovne, Frigerio y Peña vivan con asombro y sorpresa las consecuencias de su política económico-social. En medio de la sigilosa tarea orientada a desmarcarse de la troupe de los amarillos puros, de la Torre empieza a reconocer en off (como un gran hallazgo) que el estrangulamiento de la economía, el privilegio de la especulación financiera, la apertura externa indiscriminada, la prolongación explosiva de la fuga de capitales, el endeudamiento y la imposición de paritarias con saldo negativo para lxs trabajadorxs, no ha contado –en ningún país del mundo— con ningún antecedente virtuoso.
El backstage del hada buena
Mientras tanto, la gestión cotidiana del gobierno provincial empieza a descascararse. La mise-en-scène exhibe a la gobernadora candorosa en inauguraciones de líneas de Metrobús y periódicas aperturas de delegaciones del SAME. Todas sus apariciones se suceden bajo el más estricto cerco de medios de comunicación afines y con el control garantizado de lejanía de vecinos enfurecidos. Sin embargo, algunos sucesos no logran ser maquillados con la pureza angelical. En el área de la Dirección General de Cultura y Educación (nombre que asume el Ministerio de Educación de esa provincia) se suceden las denuncias, curiosamente difundidas por funcionarios opuestos a los amarillos puros. En el año 2017, cuando Gabriel Sánchez Zinny se desempeñaba como director ejecutivo del INET, firmó un convenio con la Fundación Enseñá por Argentina por un monto de $ 4.840.000, destinado a la contratación de co-docentes, sin aclarar qué función tendrían dichos profesionales y cuál sería su rol. Meses después Oscar Ghillione, el director de la Fundación Enseñá por Argentina, es nombrado como Director Ejecutivo del INET, la dependencia encargada de evaluar y monitorear el convenio. En síntesis: un mostrador con la misma persona de los dos lados.
Luego de su designación en el INET, Ghillione nombró un sustituto en su Fundación, Pablo Princz. Y para ser más eficiente el circuito, Ghillione fue nombrado en noviembre de 2018 como Secretario de Gestión Educativa del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación. Esto le permitió renovar el convenio con la Fundación Enseñá por la Argentina, cosa que logró sin mucho esfuerzo tanto en 2018 como en 2019.
El mismo área del que proviene el actual ministro nacional, Alejandro Finocchiaro (la Dirección provincial de Educación y Cultura), es la caja de resonancia de otro escándalo cuyas reverberaciones llegan a las inmediaciones de la Rosada, en tiempos que empiezan a escucharse los cascoteos mutuos desde La Plata a Buenos Aires y viceversa. A principios de 2018, en el marco de una contratación directa, se le adjudicó a la firma Metalúrgica Bonano la provisión de 6 aulas móviles por un valor de $ 30.802.817. Lo llamativo de la concesión es que el artículo 4 de la adjudicación señala que: “La gestión que se aprueba queda bajo la exclusiva responsabilidad del funcionario que la propicia, la que se hace extensiva a la razonabilidad de los precios a pagar”. Quien propició la adquisición de las aulas es el Secretario Ejecutivo del Consejo Provincial de Educación y Trabajo, COPRET, Gustavo Álvarez, ligado a Sánchez Zinny.
Según un prominente legislador del oficialismo bonaerense, gran parte de los movimientos, trascendidos y denuncias en la provincia se deben a que la gobernadora ha perdido en los dos últimos meses las dotes mágicas que la diferenciaban (aparentemente) de Macri. Para entender en profundidad qué está sucediendo quizás sea necesario volver a leer al lúcido Gilbert Keith Chesterton: “Los cuentos de hadas superan la realidad, no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que pueden ser vencidos.”.
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