Gobernar es tener un norte

Llevar adelante el plan requiere la fuerza social, el entramado político y la dirección que lo conduzca

“Quien no enfrenta el futuro planificadamente, otros planificarán por él”. Carlos Matus

 

Un gobierno debe tener objetivos y plantear caminos para llegar a esos objetivos.

Se necesita una mediación entre el futuro y el presente: destacándose la necesidad de prever las posibilidades del mañana para diseñar con anticipación lo que se debe hacer hoy. Se necesita una mediación entre el conocimiento y la acción: el plan debe, en ese sentido, ser el cálculo, la estimación, que precede y que preside la acción.

Para llevar adelante ese plan se debe contar con la fuerza social, con el entramado político y la dirección que lo conduzca.

Nuestro país tiene una vasta experiencia con éxitos y fracasos, podemos considerar exitosos los primeros dos gobiernos de Juan Perón, también la gestión de Arturo Illia, la gestión de  José Gelbard al frente del ministerio de economía en 1973 y 1974 y, el gobierno de los Kirchner. Todos ellos partieron desde el trabajo y defendieron el mercado interno y, con sus aciertos y errores, lograron crecimiento sostenido y mejoraron la distribución del ingreso. Todos ellos se plantearon una Nación independiente y soberana, pero antes prepararon equipos que discutieron ideas y propuestas, recorrieron el país. Planificaron primero y luego ejecutaron.

Tenemos enfrente un bloque hegemónico que siempre estuvo dividido pero que se presentaba como uno solo, dado que eran más las compatibilidades y las conveniencias que las diferencias, pero ahora, tras la gestión de Mauricio Macri y de su gobierno y, tras la intromisión de los representantes de los EE.UU. en el FMI, ese bloque se rompe inexorablemente, porque los grandes empresarios locales toman conciencia de que esta vez vienen por sus principales activos.

La división hace que los grandes empresarios locales y estamos hablando de Techint, de Arcor, de las empresas automotrices, textiles, alimenticias, mineras, químicas, etc., nucleadas mayoritariamente en la UIA (Unión Industrial Argentina); como las empresas socias de la Cámara Argentina de la Construcción; de la Cámara Argentina de Comercio; y otras menores, tomen distancia y propongan su propio plan, que es el de los 14 puntos presentados en julio del año pasado y que fuera dirigido por Roberto Lavagna y Aldo Pignanelli.

Ese plan se presentó tras el derrape del tipo de cambio desde fines de abril 2018 en que los grandes prestamistas de los primeros 27 meses de gestión de Cambiemos decidieron irse en manada. Aprovechando la sideral suba del valor del dólar que dicha fuga ocasionó y su efecto en la disminución de los salarios medidos en esa moneda, los empresarios locales se ofrecían como reemplazo de Macri. La respuesta fue el total apoyo de los representantes de los EE.UU. en el FMI al gobierno de Cambiemos, con la oportuna aparición de unas fotocopias de un cuaderno del chofer Oscar Centeno.

Obviamente es una “guerra de posiciones” entre los grupos empresarios productivos locales y el FMI y sus súbditos, donde cada uno trata de llevar agua para su molino y, por otra parte, de que la rotura real concreta de intereses no se manifieste explosivamente y, teóricamente de ese modo, hacer menos drástica la situación.

El FMI y sus súbditos se benefician porque pueden seguir con sus planes y hasta juegan, contra toda lógica, con la posibilidad de su continuación, y los otros, porque se saben débiles ante un enemigo tan poderoso y esperan que el tiempo decante las aguas y poder sumar nuevos sectores productivos y a sectores productores y comercializadores del campo y hasta de las finanzas del país.

 

La verdadera oposición no tiene quien le escriba

Ver a los hermanos Daer junto a Carlos Acuña de Estaciones de Servicio (y hombre de Luis Barrionuevo, reconvertido en operador de Lavagna), junto a delegados gremiales, trabajadores, desocupados y representantes de las pymes, marchando en silencio para no convocar a un paro general y por tiempo indeterminado[1], si bien es una clara muestra de descontento, no logra decir como hace falta: "Acá estamos, somos lo que realmente trabajamos y producimos y queremos ser artífices de la Argentina presente y la que está por venir. Esto es, no somos representados ni por el Plan de 14 puntos de la UIA y menos por el FMI, es más, históricamente, estamos enfrentados a ambas fracciones del bloque dominante".

Igual sucede con las bancadas opositoras del Frente Renovador y del Peronismo Federal que el mismo día jueves 4 de abril lograron, junto con el Frente para la Victoria, el número para sesionar. Hoy tratan de decir y sostener aquello que callaron en todo el gobierno de Macri e incluso, votaron todas las leyes del macrismo, desde los presupuestos todos los años, el pago a los fondos buitre y la reforma previsional.

Este reposicionamiento para prepararse como reemplazo del gobierno de Cambiemos,  ¿para qué? ¿En beneficio de quién o de quiénes?

Por supuesto es menos malo el Plan de 14 puntos, pero a salarios reducidos y los que están desocupados, las pymes cerradas y los eslabones de la cadena productiva perdidos, no son ni van a ser recuperados.  Cuando Roberto Lavagna era Ministro de Economía, le dijo a Néstor Kirchner: “Hay signos que la economía se está recalentando[2], debemos frenar la demanda”.  La respuesta del Presidente fue: “Tengo 2.000.000 de personas con problemas de empleo. ¿Les digo que tienen que esperar otro gobierno? Seguí tirando de la demanda y que tus amigos los empresarios inviertan”.

 

No está todo definido

El apoyo de los representantes de los EE.UU. en el FMI encabezados por su subdirector gerente, David Lipton, es total pero no incondicional. Bajo la presidencia de Luis “Toto” Caputo, en sólo tres meses el BCRA vendió reservas internacionales por 14.297 millones de dólares y, sin embargo el dólar continuó su marcha de $ 28,43 a $ 38,17.  Ante estas acciones del BCRA conducido por Caputo, la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, exigió: “Claridad, transparencia, información adecuada y debida para los operadores del mercado y una mejor comunicación”.

Ahora ante el otorgamiento de un nuevo tramo, el FMI ve con preocupación la merma en el nivel de ingresos fiscales producto de la recesión.  Y, con razón fundada, observa que la recesión se profundiza por las tasas reales extremadamente positivas, insostenibles en el tiempo.

Y acá esta la paradoja, el gobierno debe pagar tasas altas de interés en LELIQs (letras de liquidez del BCRA por 7 –siete— días que se colocan en los bancos y estos lo usan como encaje y perciben una tasa del 67,98% anual al 1 de abril de 2019), a su vez los bancos le pagan la tasa Badlar para depósitos de más de un millón de pesos a 30 días del 46,13% anual, el objetivo es que no se pasen los depósitos a plazo fijo a dólares. Ganan los bancos pero pierden las empresas y los particulares que a su vez deben pagar tasas cercanas al 90% anual por descubiertos en cuenta corriente y saldos impagos de la tarjeta de crédito.  Y estamos a comienzos de abril, faltan varios meses para llegar a las elecciones nacionales.

La recesión económica afecta a la recaudación tributaria porque el grueso se basa en el consumo y en la actividad (IVA, Impuesto a los Combustibles, Impuestos Internos, Débito y Crédito Bancario, aportes previsionales, etc.). Esto explica que la recaudación del primer trimestre del año 2019 comparada con igual lapso del año pasado, solo se incrementara en un 38,9% contra una inflación medida por IPC del INDEC de un 54%. El proceso recesivo se agrava ante el incumplimiento de los pagos por la caída del nivel de actividad y, la pérdida en 2018 de 191.300 puestos registrados y el descenso del poder adquisitivo del salario, como informó el Ministerio de Producción y Trabajo.

La menor recaudación en términos reales del primer trimestre y la demora de los productores y comercializadores de granos de liquidar las exportaciones, ponen en riesgo las expectativas oficiales de contar con los ingresos necesarios para cubrir los gastos primarios, que a su vez reducen todo lo que pueden, resintiendo los servicios de salud, educación y de obra pública.

Esto no significa que el FMI le va a soltar la mano como hizo con Alfonsín y con De la Rúa, pero sí que le va a exigir el cumplimiento de lo acordado y como es seguro que pierde las elecciones, verán la forma de condicionar al gobierno que venga para que se le subordine como el de Macri. Educación presidencial, que le dicen.

Obviamente que la situación está planteada, pero ninguna de las dos alternativas presentadas, ni la del FMI ni el Plan de 14 puntos de Lavagna [3] dan debida respuesta a una población que está pasándola muy mal, pero que tiene la capacidad de resurgir de las cenizas para volver a los años de crecimiento económico y sostenido, aunque ello lleve su tiempo.

 

 

 

[1] No hubo oradores ni palco para que no les griten “pone la fecha la puta que te parió”
[2] Es como denominan a la inflación de demanda.  Ante la mayor demanda generada por el gobierno de Néstor Kirchner, los empresarios utilizaron la capacidad instalada no usada, cuando estaban cerca del límite de utilización de la misma, subieron los precios
[3] Incluso perjudicado por la “presión” del FMI
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