El juez de Dolores Alejo Ramos Padilla dio por probada la relación de Marcelo D'Alessio con algunos periodistas pero no dijo que esos periodistas supiesen a qué estaban jugando. Sí dijo que esas relaciones le servían al extorsionador como parte de su plan. Pero fue muy respetuoso de la libertad de prensa y muy cuidadoso a la hora de establecer vínculos orgánicos. Una y otra vez deja claro que ellos pudieran no saber. Lo dice incluso sobre Daniel Santoro cuando procesó a D'Alessio. Pero, en cambio, le atribuyó al periodista del Grupo Clarín por lo menos el hecho de haber realizado los informes de inteligencia sobre sus compañeros del programa de Animales Sueltos, de acuerdo a lo que surge de la indagatoria a Ricardo Bogoliuk, uno de los dos policías detenidos.
Según el juez, Bogoliuk que es un retirado de la Bonaerense y activo en la AFI ex Side hasta 2017, aparece no sólo como la persona a la que D’Alessio le reportaba las operaciones de espionaje, sino con quien "conversaban, planificaban y acordaban el modo que esas operaciones se llevarían adelante". Según el juez, los reportes de D'Alessio no sólo se circunscribían a esas operaciones entre las que menciona el caso Etchebest, Pdvsa y el ablande a Gonzalo Brusa Dovat para que declare ante Stornelli. También "abarcaban otras áreas, como por ejemplo, los informes de inteligencia que realizó sobre los periodistas del programa Animales Sueltos. Y cuya fuente de información fue el periodista Santoro, a quien D'Alessio señala en sus reportes de inteligencia como su 'amigo' y que también le era reportada al -entonces- agente de la AFI Bogoliuk".
Ahí termina el tema Santoro. Pero a Ramos Padilla le permite explicar la amplia gama de objetivos de la organización. Esta información, dice, "en torno al reporte que D'Alessio hacía a Ricardo Bogoliuk, da cuenta también de la permanencia de la organización delictiva y de los diferentes planes ilícitos que se desarrollaban".
Santoro que hasta entonces decía que lo que se iba conociendo sobre su vínculo con D'Alessio era una operación, dio un paso al costado en el programa. Y en un twitter dijo que iba a iniciar acciones legales contra quienes estaban detrás de esa supuesta operación.
He decidido pedir una licencia en el programa "Animales Sueltos" para preparar una denuncia ante la Justicia contra la campaña montada en mi contra. Gracias Fantino y gracias Grupo América por su apoyo ante estos ataques.
— daniel santoro (@dsantoro59) February 28, 2019
Hay una causa vieja del año 2016 a la que conviene volver en este momento. Es una causa civil iniciada por el periodista de Clarín contra un periodista de Tiempo Argentino que lo describió como un sicario de la palabra. Santoro perdió ese juicio en el que hasta discutió una y otra vez el significado de la palabra sicario. Pero lo interesante es lo que dice el juez sobre Santoro, sus fortalezas, su trabajo y el modo de mirar los problemas en este mundo.
Luego de encuadrar el problema como parte de las saludables reglas de juego del oficio en una sociedad democrática y pluralista abierta a un amplio, robusto y desinhibido debate sobre los asuntos de interés público, el juez José Luis Bournissen dice: "De ahí que resulta sorprendente y paradójico que un periodista experimentado de la talla de Santoro, que desde 25 años trabaja para el grupo Clarín y que en los últimos años se ha destacado por su férrea e implacable oposición al gobierno de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner, vertiendo contra ellos y contra varios de su funcionarios y colaboradores ácidas críticas y virulentos juicios de valor, se muestre ahora tan susceptible e intolerante frente a la crítica de otro colega que trabaja en un medio con una ideología y una línea editorial opuesta a Clarín". En buena medida, dice, el exhaustivo y minucioso peritaje psicológico explica el porqué de tanta susceptibilidad o hipersensibilidad.
Durante la entrevista semidirigida, en la que el entrevistado hizo un breve resumen de su historia autobiográfica, Santoro le contó a la perito que en la escuela primaria fue un “alumno muy bueno”, “fue abanderado”, y en cuanto a la secundaria recalcó: “tuve promedio ocho, no fui brillante, salvo en literatura e historia”. En relación a la carrera de periodismo, que cursó en la Universidad de La Plata, dijo: “fui un excelente alumno”. Agregó que ya en el segundo año comenzó a dar clases como ayudante. Sostuvo que él “era el héroe” en la Universidad de La Plata y que su investigación que le valió el premio Rey de España, es como el caso Waterloo, tras lo cual señaló que “es el primer egresado de la facultad en ganar un premio”.
Explicó con orgullo tener en su haber diferentes premios nacionales e internacionales. Los enumeró: entre otros el premio Rey de España, Caballero de la Orden del Mérito de la República de Italia, Premio Konex de Platino a la Investigación, etc. Habló de la vasta actividad docente y académica, dijo ser profesor de la Fundación de García Márquez Nuevo Periodismo Latinoamericano con sede en Cartagena de Indias, Colombia. Y luego de haber destacado que es miembro de la comisión directiva de FOPEA (Foro de Periodismo Argentino), que él mismo fundó en 2003, señaló que su especialidad son los casos de corrupción en la Argentina. Y al referirse a su libro “Técnicas de Investigación. Nuevo Periodismo Latinoamericano”, refirió que “es el más leído en el rubro”, tras lo cual manifestó que tiene en proceso su octavo libro periodístico.
Esto fue en el año 2016. La psicóloga Sivolella Papa informó que Santoro se caracteriza por una minuciosidad exagerada que denota un funcionamiento intelectual rígido y controlado, como también falta de plasticidad y una tendencia a la perfección, características que le ocasionarían conflictos de análisis del mundo exterior. En el test HTP, los dibujos evidenciaron orgullo, vanidad, ambición, su afán de señalar la importancia del poder intelectual y el dominio social, como así también la necesidad de mostrarse y ser reconocido.
Otras técnicas hablan de libido narcisista en exceso y poca tolerancia a la frustración. Según la perito, el sujeto peritado siente que ha sido tratado desconsideradamente, juzga su situación intolerable mientras sus exigencias no sean cumplidas y se considera a sí mismo como una víctima. El informe sigue. Y en resumidas cuentas, a criterio de la experta, “se trata de una persona con una estructura de personalidad de base neurótica, con características en exceso narcisistas y obsesivas, que evidencia un funcionamiento intelectual rígido y con falta de plasticidad, y que tiene baja o poca tolerancia a la frustración”.
Todo ello permite comprender por qué razón Daniel Pedro Santoro no ha podido aceptar, tolerar y resolver psíquicamente la mordaz crítica que le hizo su colega Víctor Ego, dice el juez, quien no lo juzgó o criticó por cuestiones relativas a su vida privada, sino por la forma en que aquél ejerce la práctica del periodismo.
Para Bournissen, se supone que un avezado y experimentado comunicador social, que conoce en profundidad el manejo de los medios y que está seguro de su rigurosidad profesional y de su rectitud ética, cuenta con la solidez y el aplomo suficientes para aceptar la crítica y aún los insultos o agravios. Como se dice en mi terruño entrerriano, “tiene el cuero más duro”. Está de vuelta en la vida y en el ejercicio de la profesión. Está más allá del bien y sobre todo del mal. Se supone que ha logrado elevarse lo suficiente como para que los dardos críticos no lo alcancen.
Parece que no.
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