“El periodista digno de ese nombre debe poner una curiosidad permanente por todo cuanto ocurre en su país y en el mundo, y debe sentir al mismo tiempo, íntimamente, la necesidad de comunicar, de difundir aquello que constituye el fruto de su avidez cada vez mayor de conocimientos”. Pues el oficio se hace con “95 por ciento de esfuerzo, 5 por ciento de talento; leer al menos un diario por día, una revista por semana, un libro por mes; leer, siempre leer”. Dado que para “influir y abrir ventanas hay que trabajar duro, día a día, con el entusiasmo de construir una frase que estás seguro nadie podrá cuestionar como falsa. En el buen periodismo la capacidad de relacionar hechos, datos y referencias es clave”.
Por humildad reacio a las máximas y consejos, algunos contundentes criterios en torno al oficio del trabajador de prensa forman parte del inmenso legado de Gregorio Selser (Buenos Aires, 1922- México DF, 1991), cuya escritura como práctica política permanece por sobre una transmisión oral que recién ejerció hacia el final de su vida. Más reconocido en el exterior que en su propio país, ejerció un periodismo militante latinoamericanista en el convencimiento de que la democratización de la información resulta una indispensable herramienta de combate contra la opresión ejercida por el imperialismo en general, y el de los EE.UU. y las multinacionales en particular. Sus contemporáneos y quienes se reconocen herederos de tamaña tradición no vacilan en reconocerlo Maestro. Mientras que el mismo Selser hacía lo propio con su contemporáneo Rodolfo Walsh.
Asociación apropiada dado que tanto uno como otro dedicaron su existencia al riesgoso oficio, haciendo de la investigación profunda, rigurosa, el sustento de la denuncia. Como Rodolfo, Selser hallaba la información necesaria en diarios y revistas, desperdigada, aquí y allá, entremezclada en otras noticias, asociada a distintos tópicos. Sólo había que encontrarla; ambos lo hicieron. Si bien hay un lenguaje de época, asombra cierto paralelismo en la estructura lógica de ciertos pasajes. Al referirse a la violencia del comienzo de los años '70, Gregorio escribe: “Seis años de falta de diálogo franco y amistoso, cuatro años y medio de proscripción, hoy levantada, de los partidos políticos, la ausencia de los canales tradicionales de expresión ciudadana, la represión abierta o solapada, son también causa eficiente del encono, la desconfianza y la desesperación”.
Trayectoria relevada por Julio Ferrer (Buenos Aires, 1976), investigador especializado en la historia del periodismo, en un voluminoso relevamiento tanto de la vida personal de quien considera “una leyenda del periodismo latinoamericano” como de su producción que abarca medio centenar de libros, 7.000 artículos periodísticos y un archivo de más de dos millones y medios de documentos, recortes y revistas, hoy salvaguardados en la Universidad Autónoma de México. Con privilegio de los testimonios de quienes trabajaron con él por sobre sus textos, el voluminoso libro editado por la facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad de La Plata traza (no obstante la reiteración elogiosa de los testimoniantes) una biografía del personaje a través de su monumental producción. Recorrido en que se describen las marcas que van de la infancia en el orfanato judío, atraviesa la experiencia juvenil como ayudante del primer diputado socialista, Alfredo Palacios, las iniciáticas armas en el periodismo político, las dos décadas en la confortable sección Obras Públicas del matutino La Prensa desde donde Selser podía enfrascarse en los pormenores de la política internacional, su especial interés. De allí la publicación de infinidad de artículos en cuanto medio fuera accesible, sin excluir agencias internacionales o diarios masivos que le merecieron el afecto de los sectores populares y la amenaza de los fascistas. En la mira de la Triple A, debió exiliarse de la Argentina en 1975.
Trayectoria ideológica e intelectual que replica la de libros como Sandino, general de hombre libres (1955) con prólogo del premio Nobel Miguel Ángel Asturias, o El pequeño ejército loco: Operación México-Nicaragua (1958), hoy en día textos canónicos que se imparten en escuelas y universidades de toda la América hispana, menos en la Argentina, desde ya. Investigaciones originalmente periodísticas que se tornan parte de la Historia relatada en tiempo real, no sólo por el tiempo verbal en que se hallan enunciadas sino por la vigencia de un relato que se torna actual al tiempo que otorga contenido ideológico en la secuencia, en la construcción y en el tan difícil ajuste del adjetivo en el lugar preciso.
Comprometido con la causa libertaria latinoamericana, la obra de Gregorio Selser es personal y a la vez colectiva. No sólo por la activa participación de Marta Ventura, su esposa; las tres hijas que continuaron la senda, Claudia, Gabriela e Irene, sino por la multitud de espontáneos colaboradores que con discreción acercaban al Maestro pequeños datos que incorporaba a su descomunal archivo y, llegada la oportunidad, plasmaba en análisis y denuncias. “Goyo el papirófago”, como recuerda la corresponsal de guerra Blanche Petrich que le llamaba su colega Gerardo Arreola: esa figura que trasegaba las calles munido a un inmenso portafolios rebosante de papeles, con varios ejemplares de diarios bajo el brazo y papelitos manuscritos emanando de sus bolsillos, resulta un personaje clave en la historia del periodismo americano que recién, con la avanzada de Julio Ferrer, comienza a ser reivindicado.
ALGUNOS LIBROS
Archivo Gregorio y Marta SElser: https://selser.uacm.edu.mx/
Cronología: http://frentenorte.net/archivos/cronologia.iso
FICHA TÉCNICA
Gregorio Selser – Una leyenda del periodismo latinoamericano
Julio Ferrer
La Plata, 2018
462 págs.
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