Rechazar la domiciliaria de Etchecolatz no significa no valorar la Justicia
La construcción que hizo nuestra sociedad durante los últimos años sobre los crímenes aberrantes fue enorme. Pero no se puede suponer que una sociedad que ha sido eficazmente aterrorizada y traumatizada por estos genocidas enmarcados dentro del terror impartido desde el Estado, no sostenga una idea distinta a la que considera la Justicia con una decisión como la domiciliaria.
Aquí interviene fuertemente la vertiente de lo humano, que no se cruza con la Justicia y en este país menos de lo que esperamos. Si la Justicia dice lo que dice, dice un montón de cosas con la que los sujetos no estamos de acuerdo.
Esos discursos que validan y sostienen sólo esta vertiente intentan obturar otros niveles de análisis. La Justicia no piensa desde el dolor, mas no por ello se le puede pedir a una sociedad profundamente dolorida por los estragos llevados a cabo por el Estado, sostenerse en razones jurídicas. Configuración mortífera, pues hay también en juego razones éticas y sobre todo humanas; ambas son el vislumbre de lo que hoy se confronta con su más crudo cariz, al ver caer al vacío los cobijos con los que esta sociedad se cubrió para seguir adelante bajo el potente significante del NUNCA MAS, construcción inédita y reparatoria, reaseguro que algunas vez impartió la justicia que hoy se desliza hasta la más insondable oscuridad, perdiendo todos los cuidadanos esta protección que el Estado debe proporcionarnos.
Rechazar la domiciliaria de Etchecolatz no quiere decir no valorar la Justicia.
Rechazar la domiciliaria de Etchecolatz quiere decir que se rozan a contrapelo lo traumático y el horror que sabemos son siempre actuales, siempre vigentes.
En este sentido son JUSTAMENTE necesarias las movilizaciones y acciones que, en un espectro más amplio de lo imaginable, lleva a cabo desde lo más íntimo el sujeto social que ha atravesado ese dolor. O que así como Etchecolatz tiene su domiciliaria, es JUSTAMENTE necesario dejar a los actores sociales también buscar qué hacer con "eso".
Acá no hay un grupo de locos sueltos queriendo escrachar a alguien. No son 'algunas' personas. Estamos hablando de una sociedad que piensa otra cosa. Y 'eso' tiene que ver con lo que ocurre: denunciar y poder no estar de acuerdo porque si la Justicia fuese justa, a lo mejor la reacción del sujeto social sería otra.
Una vez más la justicia se volvió injusticia.
Mariana es ex hija de Etchecolatz e integrante del colectivo Hijxs y ex Hijxs de genocidas.
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