Mortalidad obrera en alza

Las condiciones precarias de trabajo se cobran cada vez más víctimas

 

Un contratado de 23 años de edad fue atrapado por los rodillos de una máquina en la provincia de Buenos Aires. A un operario de otra contratista para YPF se le cayó encima una válvula de maniobras en Neuquén.

Brian Emanuel Cantero, de Berazategui, soñaba con ser periodista. Fue noticia a partir de su trabajo en la papelera Sein S.A., de Ranelagh.

Según El Cohete pudo saber a través de Sergio Insaurralde, cercano a la familia del joven: “Cobraba 600 pesos por 12 horas. Estaba a cargo de ‘Archi’, uno que subcontrata personal para determinados trabajos, no inscribe ‘en blanco’ a los empleados. Jugando con la necesidad, le endulzaron el oído con que lo pasarían a planta permanente si aprendía a engrasar la máquina”.

Florencia, pareja de Brian, sumó: “Lo mandaron a hacer algo que no sabía, sin protección, sobre un aparato en funcionamiento cuando él no era engrasador. La máquina lo atrapó y lo mató”.

Al día siguiente, sus compañeros se negaron a continuar en esas condiciones, pero fueron presionados por las autoridades de Sein. Cedieron, aunque sin dejar de comentar: “La empresa quiso limpiar la escena del crimen”.

En la papelera se negaron a dar información sobre “el accidente”.

En el Sindicato quilmeño respondieron al diario local Perspectiva Sur que “ni siquiera estaban enterados”. El caso trascendió por un comunicado de la opositora Lista Gris del gremio, el 31 de octubre, que amplió los antecedentes.

 

La papelera de Berazategui que se tragó una vida.

 

Esto se suma a la penosa historia de muertes obreras en Papeleros: dos en Massuh y un tercerizado en Smurfit Kappa fueron el resultado de la inexistencia de comités que exijan entrenamiento en trabajo seguro. No existen inspecciones, ni relevamientos de riesgos por parte del Ministerio de Trabajo, que se limita a multas irrisorias”.

Todo ello contribuye a la dificultad de hallar testigos, por lo que la familia de Brian exige ver las imágenes captadas por las cámaras de seguridad; en tanto, sus amigos explicaron que la empresa se dio por desentendida, y que “días antes, otro pibe tuvo un accidente, aunque llegaron a salvarlo”.

Compañeros de trabajo ligados a la izquierda política plantearon que “la Comisión Interna de Kimberly Clark junto a trabajadores de esta planta y de Smurfit Kappa que nos agrupamos en la Gris, reclamamos asamblea general al Sindicato Papelero de Bernal, para imponer comités fabriles mixtos de seguridad e higiene. Se hace necesario un paro de 24 horas en rechazo a las políticas anti obreras del Estado y las patronales que llevaron a la muerte del compañero”.

 

Brian Cantero, una de las víctimas. Quería ser periodista.

 

En el mismo sentido, Florencia lamenta: “A mi Bra lo mató el Estado y una fábrica vieja sin mantenimiento, que se lleva la vida de pibes pobres que sueñan con ser alguien, y no les queda otra que trabajar por dos mangos, sin saber. Ese lugar que les dio el mango los asesina”.

 

Otras víctimas en este año

Marcial, de 38 años, trabajaba con un soplete cuando le explotó encima un envase de alcohol de 200 litros. “Sus compañeros le apagaron el fuego del cuerpo con la arena del piso, que no tiene baldosas”, relató Facundo Villa, delegado sindical en el Parque Industrial Quilmes. “Fue dejado por el dueño de la fábrica en un UPA” (Unidad sanitaria de Pronta Atención) a la vuelta del Parque. Seis días después de ese 23 de marzo, falleció. “Para que no hubiera denuncia, el dueño le ofreció a la viuda seguir pagándole el ‘sueldo’ de Marcial, de quien, al no estar registrado, en la UOM no teníamos ni el apellido”, declaró al sitio Infobaires24, y agregó que, tras las denuncias sindicales en 2016 por tener personal no registrado, esa Acería Quilmes había cerrado para, meses después, reabrir como Acernox; con ocho trabajadores en blanco, quienes afirman que habría otros diez no legalizados.

 

El poste podrido de Edesur, que aplastó a un compañero.

 

Cerca de allí, en la obra para el Metrobús de Bernal, el 12 de septiembre cayó otra víctima de una tercerizada. En este caso por Edesur, multinacional que –al menos– emitió un comunicado: “Un operario de la empresa Rowing estaba retirando líneas aéreas en desuso debido a la obra para ensanchar la avenida Calchaquí. El deceso habría ocurrido por la caída en altura”. Más explícito fue el Sindicato de Luz y Fuerza local: “La columna sobre la que trabajaba estaba quebrada en su base”, le dijo el delegado Rubén Carbone al programa radial El Termómetro.

También en ese caso apuntaron a la falta de capacitación por parte de la contratista.

Tampoco en ese caso trascendió el nombre del obrero.

En Bahía Blanca, Defensa Civil no reveló la identidad del trabajador de 30 años que, según le informó a Télam, murió al caer desde ocho metros cuando realizaba mantenimientos en el techo de una cancha el 16 de abril.

En otras provincias, la precarización cobra víctimas:

  • Por aquel mes, Hugo Adrián Baldovino, con 44 años, del gremio de la Construcción, armaba una vereda en el frente de unos departamentos en Río Grande cuando se descompensó y murió sin haber recibido más ayuda que la de un médico vecino.
  • Darío Ponce, entrerriano de 32 años, trabajaba para la tercerizada de la Cooperativa Eléctrica de Concordia, frente al Cementerio Parque en Ayuí, cuando una descarga eléctrica le provocó la muerte en agosto.
  • Durante ese mes, en la planta Ternium de Techint (foto principal), en Ensenada, una grúa le partió la cabeza a Rubén Insaurralde. Sus compañeros, que venían advirtiendo sobre la inseguridad laboral, llamaron a una asamblea para reclamar mejores condiciones. “Te exterminan en nombre de la producción”, manifestaron. Mientras, la Corriente Metalúrgica Independiente denunció a la patronal de Paolo Rocca por “el triste récord de un muerto por año sólo en esa planta; no es culpa de los trabajadores por no cumplir con las reglas de seguridad, como dijo el directivo del gremio; la responsable es la empresa que aumenta incesantemente los ritmos de producción”.
  • En La Pampa, un trabajador rural falleció el 17 de ese mes en un campo de Mirasol cuando el impacto de una máquina ‘chimango’ lo mató en el acto.
  • En octubre, Ricardo Chasampi, de 39 años, estaba “angustiado” por el despido de Alpargatas, en Catamarca, donde había trabajado la mitad de su vida. Dejó de existir tras un paro cardíaco.

 

Petroleros

Al cierre de esta edición trascendió que en la madrugada del 1º de noviembre, a Mauricio Segura se le cayó encima una “válvula de maniobras”. En un comunicado, sin dar nombres, YPF lamentó “el fallecimiento de un operario de la contratista Venver mientras cumplía tareas en un pozo inyector, en Plaza Huincul”.

Se suma así a otros “accidentes”, la mayoría en Neuquén.

  • El 14 enero murió un operario al que las crónicas se refirieron como "un hombre de 40 años", aún un mes después de que fuera noticias por la explosión de una cisterna de YPF que se aprestaba a soldar, cuando el estallido lo lanzó a cinco metros y debieron amputarle los brazos. Trabajaba para la empresa ENA S.A.
  • En Río Negro, el 14 de febrero, falleció “un operario” que hacía tareas de perforación para la contratista Ensign, en Aguada Salada, cerca de Catriel.
  • El 21 mayo, mientras era manipulada una grúa de gran porte, se desprendió una roca que aplastó a “un mendocino de 35 años” en un yacimiento de Rincón del Mangrullo. Trabajaba para una subcontratista de Pampa Energía.
  • El 23 de julio, Daniel Torres, de 26 años, murió en un incendio en Cutral Co; según fuentes gremiales, “porque no hay suficientes medidas de seguridad en las piletas que provee Rakiduam a YPF”. La familia aún reclama que “la empresa no se hace responsable”.
  • Miguel Ángel Chocala Fernández, de 35 años, pertenecía a la empresa Vidal, prestataria de Nabors, cuando el 16 de agosto, en el yacimiento Médanos de la Mora, reparaba una marroqueadora a nueve metros de altura. Se cortó una eslinga de hierro y sus 400 kilos le cayeron encima. El titular del gremio, Guillermo Pereyra, denunció que "llevaba nueve días en el campo, cuando lo lógico sería que no superase los cuatro en su rotación; la mayor parte de los accidentes se producen a partir del sexto día de trabajo contínuo".

 

Los pozos petroleros esconden muertes.

 

Según distintos gremios, son muchos más los trabajadores que se enferman y llegan a morir por las condiciones de empleo que consumen sus vidas de manera menos evidente (ACV, cáncer, depresión, infartos, suicidios).

Si viviera, Eduardo Galeano recordaría que quienes “no son seres humanos sino recursos humanos; que no tienen cara sino brazos; que no figuran en la historia universal sino en la crónica roja de la prensa local”, son Nadies.

 

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