Nihilismo anti-científico
Desfinanciamiento, destrucción institucional y paralización de proyectos estratégicos en Ciencia y Tecnología
El primer secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología (ICT) de la era libertaria, Alejandro Cosentino, un fantasma enfocado en la subejecución y los despidos, renunció el 6 de junio último. Fue reemplazado por otro fantasma, Darío Genua. Un poco más hablador, Genua anunció el 14 de noviembre por algunas redes sociales un Plan Estratégico 2024-2025. Copiado con letra chica pero legible, cabe en una servilleta. El contenido son tonterías genéricas de alguien que ignora todo. Cuando se le recordó por las mismas redes que había un Plan Nacional de CTI 2030, respondió: “El Plan 2030 es desastroso”. ¿Sabría que hablaba de la Ley 27.730, un producto colectivo que incluye la participación de las 23 provincias, gremios, asociaciones empresarias, entre muchos otros actores colectivos?
El pozo de ignorancia, jactancia y desidia es todavía más profundo. En la primera y única reunión del año del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT), el 27 de noviembre, el mismo autor del Plan Servilleta dijo:
“No vinimos a hacer lo mismo que quienes estuvieron anteriormente en nuestro lugar. Por eso, estamos reorientando la gestión en ciencia y tecnología: vamos a premiar la eficiencia, fomentar la innovación y la aplicación de los descubrimientos y desarrollos en función del crecimiento del país”.
La distancia entre esta afirmación y el 0,002% de ejecución de los fondos para programas federales en 2024 desborda los límites de la cordura (CIICTI, 2024c). La ejecución anual total del presupuesto 2024 de la Secretaría de ICT –miserable desde el inicio, dado que repite en términos nominales el presupuesto 2023– fue menor al 4%. Hoy, el parloteo de Genua tiene menos sentido que el ruido que hace un llavero al sacudirlo.
Recién a mediados de marzo se nombró a Alicia Caballero como presidenta del Directorio de la Agencia de I+D+i, principal organismo de financiamiento de las actividades de ciencia y tecnología (CyT) a escala nacional. El organismo no llegó a ponerse en marcha por la renuncia del resto de los miembros del Directorio el 12 de abril. Sin volver a conformar un Directorio, Caballero renunció a menos de siete meses de haber asumido sin realizar ninguna convocatoria de proyectos de sus tres fondos –FONCyT, FONTAR y FONARSEC–, situación inédita que supone que cientos de proyectos de todo el país se encuentran sin financiamiento desde diciembre de 2023.
Al momento de su renuncia, Caballero sostuvo que el gobierno retenía, sin explicitar los motivos, poco más de 53 millones de dólares provenientes de organismos internacionales –BID y Banco Mundial– para el financiamiento de proyectos. En una entrevista para la LN+, cuando la periodista le pregunta por la renuncia, dice Caballero: “Yo me fui porque básicamente no me siento bien no haciendo na…”. La periodista le completa la frase: “No haciendo nada” (ver minuto 3.40).
La nueva presidenta del Directorio de la Agencia de I+D+i, Natalia Avedaño, termina 2024 sin Directorio y con un colapso de la ejecución del 68% relativa a 2023.
El CONICET, nave nodriza de la ciencia y la tecnología nacionales, finaliza 2024 con 850 ingresos concursados para la carrera de investigador/a y 400 para la carrera de personal de apoyo congelados, despidos en el personal de gestión, y una caída del presupuesto de 23,3% relativa a 2023.
El presidente libertario de CONICET, Daniel Salamone, cada vez que asoma la nariz recibe alguna esquirla de la implosión acelerada que está infligiendo a la institución que conduce. El último episodio ocurrió el 10 de diciembre en la Embajada de Francia, donde la investigadora Valeria Edelsztein recibió el premio franco-argentino Científicas Que Cuentan Christiane Dosne Pasqualini. “La ciencia argentina está siendo destruida y uno de los responsables está acá con nosotros”, sostuvo Edelsztein, mientras Salamone no se animó a responder “viva la libertad carajo”.
La ciencia y la tecnología son el Estado. Como los nihilistas de Los Demonios, de Dostoievski, esta troupe de caras de granito funge de mano ejecutora de la destrucción del Estado desde adentro.
Resetear los sectores estratégicos
Como explican Basualdo y Manzanelli [1], la figura del nuevo Presidente es “el mascarón de proa de una profunda revancha social en contra del movimiento popular por parte de los sectores dominantes”. Los autores explican que el poder económico interpreta que este gobierno “puede ser una oportunidad para consagrar su ansiada redefinición de la matriz económica, política y social, y subordinar definitivamente el trabajo al capital removiendo todas sus conquistas históricas y volviendo esa nueva situación irreversible”. En esta dirección, Paolo Rocca afirmaba en diciembre de 2023: “Cuando leo los puntos mencionados por el Presidente veo la posibilidad de un reset de la Argentina […]” (Tejero, 2023).
Con el marco del mega DNU 70/2023, la Ley Bases y el RIGI, este reseteo está ocurriendo en el sector de CyT. En ediciones anteriores vimos la saga tragicómica de los falsos anuncios nucleares. Veamos otros dos ejemplos concretos: la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
La CONAE durante el macrismo fue la institución más desfinanciada del sector (68% entre 2015 y 2019). Parte de la explicación se encuentra en la proporción proyectos/salarios de su estructura presupuestaria: comparativamente con otras instituciones, tiene un alto porcentaje de su presupuesto asignado a proyectos, que se puede recortar sin afectar la partida salarial. Esta estrategia se propone minimizar el costo político y de conflictividad de los recortes. A fines de 2024, la CONAE vuelve a ser la institución de CyT con mayor desfinanciamiento: el 49,5% de caída relativa a 2023, contra el 30,5% de caída promedio del sector de CyT [2].
Como consecuencia, la CONAE hoy se encuentra cerca del umbral de operatividad, padeciendo desgranamiento del personal, deterioro de la infraestructura, incapacidad de planificación, paralización del proyecto de acceso al espacio y desfinanciamiento –ralentización o paralización– de los proyectos satelitales y los servicios.
Por ejemplo, la Argentina invirtió tres décadas en el desarrollo de capacidades de tecnología satelital de radar, incluidos el diseño, desarrollo y la puesta en órbita de los satélites SAOCOM 1A y 1B –únicos a escala global–, junto con la gestión de la comercialización de imágenes. Estos satélites tienen una vida útil estimada en 5,5 años [3]. Mientras el SAOCOM 1A superó su vida útil –lleva más de seis años en órbita–, el SAOCOM 1B lleva más de cuatro años y cuatro meses. Al haber paralizado las misiones de reemplazo, se perderán todos los aprendizajes en servicios, comercialización y compromisos con la economía nacional relacionados con mapas de humedad del suelo, máscaras de agua, manejo de riesgo en emergencias hidrológicas, etcétera.
Eso sí, la Argentina no tiene misión de reemplazo de los satélites SAOCOM para 2025, pero tiene flamante calendario con sus imágenes.
🌎 A partir de 1.444 imágenes satelitales captadas por los satélites SAOCOM 1A y 1B, cada mes se ilustra con una imagen que refleja la riqueza del territorio nacional: desde los cultivos en la región pampeana hasta los reservorios hídricos altoandinos.
— CONAE (@CONAE_Oficial) December 27, 2024
En el caso del INTA, el recorte presupuestario relativo a 2023 fue de 18,4% [4]. Además, se implementó un programa de retiros voluntarios, con plazo original de vencimiento para el 7 de octubre, al que se presentaron 250 trabajadorxs cuando la expectativa era de 1.500. El 14 de octubre presentó la renuncia el presidente libertario del INTA, Juan Cruz Molina Hafford, quien sostuvo días después en una entrevista que la renuncia estuvo motivada por el pedido de reducción de personal y gestión de patrimonio.
Al frente del INTA quedó Nicolás Bronzovich, que impulsa un plan de acción 2024-2027 catastrófico, que incluye poner “a disponibilidad” de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) un total de 27.000 hectáreas de tierras productivas ubicadas en 22 Estaciones Experimentales del INTA en todo el país. Esta iniciativa se expresa en el decreto 950/24 de “Enajenación de inmuebles del Estado Nacional”, del 24 de octubre, de la AABE, donde se afirma: “Que mantener ociosos los inmuebles objeto de las normas mencionadas, a los que oportunamente se consideró innecesarias para la gestión del Estado Nacional, genera costos y gastos que deben evitarse, por lo que corresponde impulsar los procedimientos para su enajenación”.
Un indicio del desmadre es el edificio de Cerviño 3101 en la ciudad de Buenos Aires, donde la situación de inmuebles “ociosos” e “innecesarios para la gestión del Estado Nacional” no coincide con la realidad. Allí trabajan 130 agentes y funcionan diversas áreas del INTA como la Dirección Nacional Asistente de Vinculación Tecnológica, la Dirección Nacional Asistente de Relaciones Institucionales y Cooperación Internacional, el Centro de Investigación en Economía y Prospectiva, además de la Fundación ArgenINTA y de INTEA SA [5].
Otro rasgo del plan de acción es priorizar los proyectos orientados a la producción intensiva y descartar los enfocados en la agricultura familiar. Esta tendencia se inició con la última dictadura genocida, que concentró buena parte del terrorismo de Estado sobre el “INTA extensionista” [6]. En esta misma dirección, los gobiernos de Menem y Macri se dedicaron a desmantelar todo lo relacionado con la agricultura familiar y los pequeños productores, enfoque que replica el gobierno de LLA con la clausura, en marzo de 2024, del Instituto Nacional de Agricultura Familiar y la reciente clausura de los programas Cambio Rural y ProHuerta.
Salarios y cientificidio
Si las magnitudes del desfinanciamiento, la destrucción institucional y la paralización de los proyectos estratégicos son inéditas, el núcleo más acuciante del problema, que pone a la Argentina en el inicio de un ciclo de pérdida irreversible de talentos y capacidades son los salarios y las becas. El CIICTI (Centro Iberoamericano de Investigación en CTI) publicó el 13 de diciembre el “Informe de evolución de sueldos CyT – Noviembre 2024”, donde se puede ver la magnitud del estrago.
A modo de ejemplo, puede verse en el gráfico la evolución de los ingresos enfocados en CyT tanto en Universidades Nacionales (UUNN) como en las instituciones regidas por el Sistema Nacional de Empleo Público (SINEP) y el CONICET (Carrera de Investigador, CIC, y Carrera de Personal de Apoyo, CPA). Se observa una caída persistente de los salarios en promedios anuales (tomando 2015 como año de base) del 33,4% en UUNN, 48,4% en SINEP, y 23,4% en CONICET. Este informe explica: “Los salarios de los empleados públicos perdieron la mitad de su poder adquisitivo en nueve años, los universitarios un tercio y los empleados del CONICET casi un cuarto”.
Evaluar lo que está ocurriendo como destrucción sistémica no supone ideologías o interpretaciones, como lo demuestran los persistentes reclamos internacionales desde distintos foros o a través de cartas a funcionarios y artículos en las principales revistas científicas internacionales, como la estadounidense Science o la británica Nature, incesantes a lo largo de 2024.
El más llamativo fue la carta de 68 premios Nobel –de química, medicina, física, uno de economía– al Presidente, a su jefe de Gabinete y al presidente del CONICET, el 6 de marzo pasado, donde expresan: “El sistema argentino de ciencia y tecnología se acerca a un peligroso precipicio y nos desesperamos ante las consecuencias que esta situación podría tener tanto para el pueblo argentino como para el mundo”.
Desde el ámbito académico se dimensiona la escala de los ataques al sector de CyT con la noción de “cientificidio” [7]. Como demuestra esta nota, no es una expresión exagerada, es precisa, descriptiva y hoy despliega su cuarto ciclo, luego de la era de Martínez de Hoz, los años ‘90 y los cuatro años de macrismo. Junto con la destrucción de la industria y la educación, la obliteración de la ciencia y la tecnología es la garantía del “reseteo” irreversible que reclaman los herederos de los beneficios del trauma y la derrota que infligió el genocidio al campo popular.
[1] Basualdo, E. y Manzanelli, P., “La teoría del ciclo del eterno retorno. Los desafíos que enfrentan los sectores populares en la etapa actual”. Flacso Argentina - CIFRA CTA, Documento de Trabajo Nº 30 de enero de 2024.
[2] Este promedio incluye a las instituciones de CTI, a las Universidades Nacionales, a la Secretaría de ICT y la Agencia I+D+i. En: CIICTI. “Análisis Presupuestario del SNCTI - Noviembre 2024”, 6 de diciembre de 2024.
[3] INVAP. s/f. “The SAOCOM mision”.
[4] CIICTI. “Análisis Presupuestario del SNCTI - Noviembre 2024”, 6 de diciembre de 2024.
[5] Longoni, M., “Inmobiliaria INTA: El gobierno de Milei quiere vender 27.000 hectáreas productivas ubicadas en 22 campos experimentales del instituto tecnológico”, Bichos de campo, 20 de noviembre de 2024. Fitz Patrick, M., “El Gobierno avanza con el ajuste en el INTA: qué inmuebles están buscando vender y el recorte en 1.700 puestos de trabajo”, Infobae, 25 de noviembre de 2024.
[6] Gargano, C. 2014. “Ciencia y terrorismo de Estado. Producción de conocimiento e intervención militar en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (1976-1983)”, Tesis de Doctorado, Departamento de Historia, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
[7] Liaudat, S. y Bilmes, G. 2024. “El concepto de cientificidio”, Ciencia, Tecnología y Política, año 7, núm. 13, pp. 45-58.
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